Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Había una vez algunas personas que querían destruir la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén. Así que la mezquita pidió a sus amigos: «¿Quieres ayudar a salvar al-Aqsa?» Tengo más de mil años y necesito tu ayuda.
«Nosotros no», dijeron los palestinos que aún viven en Jerusalén. «Estamos tratando de mantener nuestras propias casas y nuestras tierras».
«Nosotros no», dijeron los palestinos con ciudadanía israelí. «Ya somos una minoría perseguida en Israel».
Nosotros no», dijeron los palestinos de Cisjordania. «Estamos tratando de salvar lo que nos queda».
«Nosotros no», dijeron los residentes de Gaza. «No queremos otro pogromo israelí».
«Nosotros no», dijeron los palestinos musulmanes. «No queremos que nos llamen terroristas».
«Nosotros no», dijeron los palestinos cristianos. «Las mismas personas atacan y queman nuestras iglesias. Tenemos nuestros propios problemas».
«Nosotros no», dijeron las ONG. «Sólo proporcionamos servicios sociales».
«Nosotros no», dijeron los palestinos de la diáspora. «Tenemos suficientes dificultades tratando de que la gente se dé cuenta de que somos palestinos».
«Nosotros no», dijeron los liberales occidentales. «Estamos más preocupados por mantener a los antisemitas fuera del movimiento».
«Nosotros no», dijeron las iglesias occidentales. «Tenemos que mantener buenas relaciones con nuestros hermanos y hermanas judíos».
«Nosotros no», dijeron los árabes. «Estamos muy ocupados con nuestros propios movimientos de liberación».
«Nosotros no,» dijeron las comunidades musulmanas en países no musulmanes. «Queremos que nuestros países nos consideren buenos ciudadanos».
«Nosotros no», dijeron los musulmanes en países musulmanes. «Vamos a denunciar a sus perseguidores, pero seguiremos siendo buenos musulmanes por el ayuno, la oración, la peregrinación, dando a los pobres y declarando nuestra fe, no por defenderte a ti».
«Nosotros no», dijo el resto del mundo. «Tenemos que expiar el Holocausto».
Así que al-Aqsa esperó a que sucediera algo. Y sucedió.
En primer lugar, Israel expulsó a más de la mitad de los habitantes de Palestina y Jerusalén. Luego Israel ocupó el resto de Palestina y Jerusalén. Después Israel comenzó a expulsar a más palestinos musulmanes y cristianos. Entonces empezó a impedir que los palestinos que quedaban llegasen a Jerusalén.
Rápidamente, cada vez menos musulmanes palestinos pudieron llegar a al-Aqsa y un menor número de palestinos cristianos a la Iglesia del Santo Sepulcro. E Israel envió a los judíos para que empezase a utilizar al-Aqsa como propia.
Finalmente Israel dijo: «La mezquita de al-Aqsa está vacía y ahora esta es una comunidad judía gracias a nuestro programa de judaización. Nosotros no necesitamos una mezquita, así que vamos a demoler al-Aqsa y a sustituirla por un hermoso templo judío. No queremos hacerte ningún daño, así que por favor empaca tus cosas y vete ahora, junto con el resto de los palestinos.
Y así es como al-Aqsa se convirtió en una refugiada como otros palestinos.
Paul Larudee es uno de los fundadores del movimiento Free Gaza y Palestina Libre y uno de los organizadores del Movimiento de Solidaridad Internacional.
Fuente original: http://dissidentvoice.org/2012/10/how-al-aqsa-mosque-became-a-refugee-from-jerusalem/