Sin atender la orden de cese de hostilidades pactado en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), las autoridades militares y civiles de Israel confirmaron hoy el inicio de operaciones encubiertas para hacer la guerra al brazo armado del movimiento chiíta Hezbollah, Resistencia Islámica, con el argumento de que es necesario […]
Sin atender la orden de cese de hostilidades pactado en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), las autoridades militares y civiles de Israel confirmaron hoy el inicio de operaciones encubiertas para hacer la guerra al brazo armado del movimiento chiíta Hezbollah, Resistencia Islámica, con el argumento de que es necesario impedir el suministro de armas procedentes de Siria, Irán y Rusia.
Un día después de que un comando israelí se internó en el valle de Bekaa -este de Líbano-, el Ministerio de Defensa de Israel envió nuevamente a la aviación a sobrevolar esa región y las áreas fronterizas con Siria, y anunció que no permitirá al ejército libanés establecerse en la frontera común hasta que no cuente con el apoyo de una fuerza multinacional.
La operación del sábado, según la versión israelí, tuvo el objetivo de impedir una «entrega de municiones» a las milicias chiítas, pero en Líbano, se cree que la intención fue asesinar a un alto dirigente del movimiento islámico residente en esa región. El ingreso de tropas israelíes constituyó la segunda violación a la tregua ordenada apenas el lunes pasado.
El gabinete del primer ministro israelí, Ehud Olmert, en su habitual sesión de los domingos, se reservó el derecho de repetir operaciones de comando como la realizada el sábado en las proximidades del pueblo de Budai, unos 30 kilómetros al este de la ciudad de Baalbek, mientras no existan mecanismos para controlar la transferencia de armas y pertrechos a las milicias chiítas.
«Debemos frustrar todos los intentos para enviar armas desde Siria a Hezbollah», dijo el ministro de Comercio, Eliahu Ishai, quien agregó: «Por cada una de estas acciones debe haber una represalia».
«Mientras no se desplieguen el ejército libanés o las fuerzas internacionales, el ejército israelí proseguirá con sus vuelos en la región para impedir los suministros de armas procedentes de Siria, lo que ya hizo y lo hizo bien», afirmó a su vez Gideon Ezra, ministro de Medio Ambiente y hombre cercano al primer ministro israelí, Ehud Olmert.
Pero además, de acuerdo con la prensa conservadora de Israel, que cita fuentes militares israelíes, este es el inicio de una nueva etapa en la guerra contra Hezbollah.
Yediot Aharonot describió las acciones como una «guerra encubierta de los servicios», mientras que Maariv señaló que las fuerzas armadas están «en camino hacia la próxima ronda de combates».
Según la información difundida por estos periódicos -reproducida por la agencia Dpa-, los militares israelíes aseguran que la operación del fin de semana permitió recoger datos sobre el aprovisionamiento de armas a Hezbollah y apuntan que las piezas provienen de Rusia, que transfiere legalmente armas a Siria, pero la cual, a su vez las desvía hacia Resistencia Islámica.
Más aún, el ministro de Defensa, Amir Peretz, afirmó que las fuerzas armadas estudiarán las fallas cometidas en la ofensiva de 34 días sobre Líbano y advirtió que «pondremos todo sobre la mesa, porque nuestro deber es prepararnos para un segundo asalto».
Peretz ordenó la formación de una comisión que estudie la actuación de las fuerzas armadas israelíes en el Líbano, presidida por el ex jefe de Estado Mayor, Amnon Shahak, que podría estar lista en tres semanas.
Desde Líbano, el primer ministro libanés, Fouad Siniora, acusó a Israel de haber perpetrado «un crimen contra la humanidad» durante la escalada militar contra su país.
«Es un acto criminal que refleja el rencor de Israel y su voluntad de destruir al Líbano y su unidad», declaró Siniora a periodistas, mientras recorría, acompañado por el presidente del Parlamento Nabih Berri, un suburbio de mayoría chiíta al sur de Beirut, convertido en ruinas.
En este contexto, el enviado de la ONU en Líbano, Terje Roed Larsen, denunció hoy nuevamente que, a pesar del retiro paulatino de las tropas israelíes de la franja sur de Líbano, Tel Aviv mantiene un bloque aéreo, marítimo y terrestre sobre este país.
No obstante, el ministro de Defensa de Líbano, Elias Murr, pidió a la población que eviten violaciones a la tregua y dijo que cualquier acción en ese sentido será considerada «una traición» al país.
El ministro israelí de Justicia, Haim Ramon, presentó oficialmente este domingo su dimisión después de que la justicia anunciara que llevará a cabo acciones contra él por acusaciones de acoso sexual.
Ramon está acusado de haber besado a una soldado israelí en contra de su voluntad durante una fiesta celebrada a principios de la ofensiva contra la milicia de Hezbollah en Líbano.