La Corte de Asise de Apelación de Nápoles (segunda sección) ha confirmado la condena a tres años y medio impuesta en primera instancia al empresario suizo Stephan Ernest Schmidheiny por el homicidio imprudente de Antonio Balestrieri, uno de los trabajadores de la planta Eternit de Bagnoli, en Nápoles, fallecido a causa de una exposición prolongada al amianto. Lo ha anunciado el Observatorio Nacional del Amianto en un comunicado.
«La sentencia nos reconforta un poco, después de la decepción de la primera instancia, cuyas solicitudes de los Fiscales fueron en gran parte desatendidas», comentó el abogado Ezio Bonanni, presidente del Observatorio Nacional del Amianto. «Confiamos en que la Corte de Casación pueda confirmar esta condena, – añadió Bonanni – y así hacer justicia a las víctimas y a sus familias».
También se confirmó la validez de la solicitud de indemnización por daños del Observatorio, que se constituyó como parte civil con la abogada Flora Abate.
«El proceso – explica la nota del Observatorio – ha evidenciado cómo el uso del amianto era sin precauciones, sin confinamiento y con los trabajadores ignorantes y sin medios de protección. Tanto dentro de la planta como fuera había amianto en sacos de yute sin cierre hermético descargados de los barcos sin que los trabajadores fueran conscientes del riesgo. Los obreros enfermaban de asbestosis, porque tenían los pulmones llenos de polvo, que se llenaban de líquido pleural, el del mesotelioma. Y así, día tras día, los obituarios en la entrada de la planta, y en las zonas circundantes del barrio Bagnoli, en Pozzuoli y en Vomero. Así uno a uno, los obreros murieron todos, y luego también sus familiares, porque lavaban los trajes, o porque respiraban el polvo del cabello y de la piel».