Trascendió que se reitera la propiedad estatal o social de los medios, con formas de gestión diferentes
Con una nueva política de comunicación y en un contexto de carencias materiales, éxodo de profesionales, salarios por debajo de la media nacional y secretismo de las fuentes de información, el gremio periodístico cubano celebró un congreso que deja retos profesionales, tecnológicos y creativos.
Al clausurar el X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), el 14 de julio, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel consideró que la nueva política de comunicación social aprobada en el país permitirá un mejor funcionamiento de los medios y el sistema de prensa nacional.
El mandatario destacó que el documento «define por fin como un derecho ciudadano y un bien público el acceso a la información, la comunicación y el conocimiento».
La política, recalcó, también otorga la mayor autoridad a los directivos de la prensa, establece obligaciones para instituciones, organismos y autoridades, defiende los valores y los símbolos de la nación y ordena el respeto a la diversidad.
La política declara a la comunicación como un recurso estratégico de la dirección del Estado y del Gobierno, define el carácter público de los servicios de radio difusión y comunicación, y reconoce solo dos tipos de propiedad para los medios de difusión
masiva: la estatal y la social.
Díaz-Canel expresó su apoyo a la nueva dirección de la organización y reconoció el ejercicio del periodismo en las más severas carencias materiales y las infaltables incomprensiones de algunas de nuestras propias fuentes.
A su juicio, el documento genera entusiasmo en el sector por las puertas que abre para la solución de preocupaciones históricas y recientes, como los sistemas de gestión, la mayor autonomía de los medios y su renovación tecnológica.
El presidente cubano se refirió a las fuertes demandas de tipo salarial y las relacionadas con las condiciones precarias en las que los periodistas realizan su labor hechas en el congreso.
Y comentó que, en algunas provincias, las necesidades de periodistas y han sido tomadas en cuenta en el empleo del uno por ciento de la contribución territorial a las arcas de los gobiernos locales.
Criterios sólidos
Con delegaciones de las 15 provincias del país y el municipio especial Isla de la Juventud, e invitados, el congreso debatió, el 13 y 14 de julio, acerca del modelo de prensa que sueñan los profesionales del sector y necesita la población cubana, además de las maneras de hacer un periodismo diferente y más parecido a la sociedad cubana.
Según Ariel Terrero, director del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se aspira a un modelo «a imagen y semejanza de nuestras propias concepciones y necesidades, y de acuerdo con la dinámica de un socialismo también en renovación que nunca ha cerrado los ojos a la experiencia internacional».
«La Política de Comunicación recientemente aprobada ofrece claves de cómo hacerlo frente a la compleja trama de cambios económicos, políticos, jurídicos y sociales que están en plena ejecución en el país», dijo.
El cambio en la prensa en el país, precisó, «no puede abrirse paso aisladamente, sino en el entorno de un perfeccionamiento integral y de raíz endógena, ordenado e inteligente, de nuestro sistema social».
Ese cambio, apuntó, debe convertir a los profesionales en agentes de esa transformación y reconocerlos como tales para que sus contribuciones sean fértiles y efectivas.
«Mientras más canales, soportes y lenguajes tengamos para darle voz a la gente, más evidente se hace la necesidad de dotar a la comunicación de una visión estratégica. Para eso llega esta política, pero ¿cómo hacer para convertirla en un movimiento vivo? ¿qué desafíos tenemos por delante?», remarcó Raúl Garcés, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
A su juicio, entre los principales desafíos se imponen la gestión, la institucionalidad, la innovación y la credibilidad y «el futuro de la Revolución cubana se juega en los terrenos económico y político, pero también y con mucha fuerza, o incluso especialmente, en el campo simbólico».
«No escatimemos tiempo para hacer lo que haya que hacer para generar símbolos fuertes, unificadores de la nación, atractivos para las generaciones más jóvenes», dijo el periodista Yosley Carrero, del sistema informativo de la televisión.
Y aportó un criterio en el que coinciden periodistas y audiencias: «no puede existir un tema medular de este país que no esté en los medios, porque también en la esquina se está debatiendo diariamente. Hay que fomentar la cultura del debate».
Por su parte, la periodista radial Ana Teresa Badía indicó que «nada de lo que ocurre en la prensa se puede ver desarticulado de lo que ocurre en la sociedad cubana» y consideró la inmediatez como el primer gran desafío de la prensa cubana.
A su vez, llamó a «dar color a las noticias, hacer los mensajes más humanos», a la vez que los medios tendrán que observar los mecanismos de regulación, desde renovar las cartas de estilos y los códigos de ética y dar participación en la confección de las agendas a las audiencias.
El congreso analizó modificaciones a los estatutos de la Upec y a su Código de Ética y eligió a la nueva presidencia de la organización, que estará encabezada por Ricardo Ronquillo, quien se desempeñaba como subdirector del diario Juventud Rebelde.
Más sobre la nueva política
La Redacción IPS Cuba resume algunos de los aspectos que trascendieron sobre la nueva política de comunicación.
-La radio, la televisión, la prensa impresa y otros medios de comunicación masiva, así como sus plataformas tecnológicas son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada.
-Los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones tienen un carácter público y se asumen por el Estado en beneficio de toda la ciudadanía.
-Los medios de comunicación masiva, en cualquier formato o soporte tecnológico, constituyen un bien y un servicio público, mientras que la información, la comunicación y el conocimiento son, además, un derecho ciudadano.
-Los medios se financiarán fundamentalmente por el presupuesto del Estado. En algunos casos, se considerarán los ingresos por venta de servicios y espacios de publicidad, la comercialización dentro y fuera del país de su producción y patrimonio comunicativos, el patrocinio, donaciones y la cooperación nacional e internacional.