Este septiembre comienza en Marsella el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN (ONU) que tiene como objetivo el demarcar nuevas zonas de protección natural. Previo a esa conferencia organizaciones de derechos humanos, indígenas, de solidaridad y ecologistas se han reunido en otro congreso impulsado principalmente por Survival International, denominado “Nuestra tierra, nuestra naturaleza”. Este buscaba “descolonizar la conservación de la naturaleza” y poner “fin a la conservación fortaleza” garantizando “el pleno reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas”. Este congreso alternativo ha contado con un amplio elenco de expertos y personas afectadas de distintos países (¡imposible incluirles a todas aquí!) que han corroborado los generalizados despropósitos de este modelo, terminado con la conclusión de que hay que “poner a las personas en el centro de la conservación”. (Ver conclusión de las jornadas)
La conferencia y la reacción de los movimientos sociales viene provocada por la propuesta denominada “30 x 30”, que se corresponde a un objetivo de proteger el 30% de la tierra y el agua del planeta para 2030. Ello supone más protección adicional: el doble. La responsable del Minority Rights Group, Lara Domínguez que trabaja con comunidades afectadas por este modelo introdujo cual ha sido el proceso. El plan se incluye en el Plan Biodiversidad 2050 de la Convención de Biodiversidad Biológica de la Organización de Naciones Unidas. Publicaron un primer documento este pasado julio que ahora se discutirá en la 15ª Cumbre de biodiversidad de octubre, y se continuará en una 2ª parte en 2022. Como Domínguez añadió, hay tiempo pues para incidir y revertir este planteamiento. Debemos recordar que hace unos días el propio el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente publicó un contundente informe de políticas en el que planteaba “un cambio drástico de la ‘conservación de siempre’”.
Lo que a simple vista parece una gran idea, llega en un momento de hartazgo de muchas organizaciones y sobre todo de comunidades locales e indígenas. Porque muchas de esas zonas demarcadas coinciden con territorios habitados y vitales para esas comunidades. Sin embargo, se entiende como proteccionismo colonial, porque las personas, incluidas las comunidades locales, se entienden como un problema en esos ecosistemas y se excluyen de ellos o se impide el realizar actividades que son vitales en su superveniencia.
Sin duda la mayor razón para justificar una propuesta así es la reducción acelerada de la biodiversidad. Sin embargo, el abogado ambientalista congoleño Blaise Mudodosi explica que el sistema de reservas naturales como lo conocemos ahora se comenzó en la década de 1920, y desde entonces no se percibe ninguna mejora en la conservación de la biodiversidad. Mudodosi se refiere a informes de la WWF que estiman la disminución de la biodiversidad mundial en un 68%.
¿Conservando la biodiversidad perpetuando la violencia?
El ponente Joe Eisen de Rainforest Foundation explicó uno de los temas más candentes y controvertidos de la conversación como es el de la violencia ejercida por los mismos guardas de las reservas y que incluso ha provocado la muerte de personas. Este especialista ha trabajado sobre todo en la cuenca del río Congo en África. Habló del Salonga National Park de Unesco, la mayor selva protegida del mundo, donde trabaja. Denunció 11 casos de asesinatos por guarda-parques, y también 9 de violación y 23 entrevistadas sobre tortura. Aclaró que eso es lo conocido porque “trabajamos con 11 comunidades, pero las comunidades afectadas en ese parque son 6.000, por lo que puede haber miles de afectados”.
Esta situación contrasta con la percepción de que los guardas son los afectados, como en muchos casos es, pues la historia del proteccionismo está salpicada de guardas asesinados por bandas de cazadores furtivos en la protección de gorilas y otras especies (ver “Caíd@s por el Planeta”: el último fue el 29 de julio 2020, Lorenzo Wampagkit Yamil en la Amazonía peruana). El hecho es que en muchos casos muchas personas locales integran las guardas como forma de garantizar un sustento pero también para proteger sus ecosistemas, y en mucho casos lo hacen hasta la última consecuencia.
Pero en la conferencia se demostró que esto es más la excepción y que los guardaparques son en su mayoría los encargados de implementar las políticas contra las comunidades en la zona a proteger.
En el centro del problema, se encuentran grandes organizaciones como WWF. Otro de los panelistas fue el prestigioso y veterano periodista ambiental de The Guardian, John Vidal. El explicó como en sus primeros años de periodista visitó distintos proyectos en África de WWF, pero como recientemente, tras las expulsiones de hasta 5 pueblos, denegaron comunicarse con él. Vidal fue certero también al acusar a lo que él llamó la “Industria de la Conservación” de un gran negocio que vive de “caridad, ayudas, pero es una corporación de miles de millones de dólares”. Solo en 2017, WWF recaudó más de 767 millones de euros, de los cuales más de la mitad procedieron de los ciudadanos1, y trabaja en unos 100 países.
WWF ha sido acusada de distintas malas prácticas, como su actividad junto a transnacionales consideradas inmorales (Coca Cola, Monsanto, Ikea etc), pero sin duda, la crítica que mas nos incumbe es la asociada a este problema, a las malas prácticas y violencia en su gestión de reservas naturales con la población local. En marzo 2020 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó un informe en que recogía el caso de violencia por parte de los guardaparques, quema de comunidades y limitación de acceso al territorio contra la comunidad nativa baka en Messok Dja, en la cuenca del Congo. Entonces WWF también fue investigada por la Comisión de Caridad del Reino Unido por los abusos de sus guardas. Igualmente, se han recogido abusos de WWF hacia el pueblo okiek de la selva de Mau en Kenia.
En Nepal WWF también ha sido acusada de la muerte de personas locales, después de palizas y tortura, sin tener evidencia de su participación en caza furtiva, ni mucho menos, sin haber sido contrastado o juzgadas por ello. Pero además, el hecho de que WWF luego presionara a los tribunales para que retiraran los cargos, y su celebración cuando esto sucedió, confirma su conocimiento y su aceptación de estos métodos. En 2017, guardas de WWF torturaron a un niño de 11 años en frente de sus padres.
Desde Yellowstone se perpetúa un modelo colonialista
Todo indica que los principios colonialistas y eurocentristas en los que se sustentó la creación del Parque Nacional de Yellowstone en 1872, el origen del conservacionismo, siguen vigentes. Entonces también, el pueblo nativo que lo habitaba, el pueblo Shoshone, fue forzado a abandonar sus tierras.
Igualmente ocurre ahora2: igual que el pueblo baka que están siendo recluidos a zonas cada vez más pequeñas en la cuenca del Congo, el pueblo maasai fue expulsado del cráter del Ngorongoro en Tanzania por WWF, como lo fueron decenas de miles de indígenas para crear el parque nacional de Chitwan en 1967 en Nepal3. En 2008, Uganda desalojó a más de 4.000 personas de las comunidades indígenas Benet y Ndorobo para crear el Parque Nacional del Monte Elgon4. (Ver más casos)
El historiador ambiental Guillaume Blanc estima en 40 millones las personas desplazadas por la implementación de estas reservas.
Organizaciones como WWF y Wildlife Conservation Society (WCS) consiguieron que los gobiernos asumieran la contratación de los ecoguardias y así distanciarse de su comportamiento. Gobiernos como el de Tanzania incluso han establecido por ley la posibilidad de disparar contra quien se crea sea un cazador furtivo. Pero las ONG conservacionistas europeas continuaron entrenándolos y organizándolos, aunque perdiendo la forma de disciplinarlos. En muchos casos los han armado también convirtiéndose en fuerzas para-militares.
Mientras, como denunciaron las conferenciantes, las organizaciones conservacionistas como WWF repiten el discurso de respetar las comunidades y los derechos humanos. Finalmente, en febrero 2020 WWF publicó una declaración sobre sus esfuerzos en Messok Dja para con el pueblo baka.
En ella afirmaba que “sabemos que las personas y la naturaleza van de la mano y que las comunidades locales e indígenas deben ser la piedra angular de los esfuerzos de conservación”, algo que se les sigue criticando.
Para el ecólogo africano Mordecai Ogada sin embargo, ese es el problema, que WWF es parte de la estructura y que es esa estructura la que hay que cambiar. Ogada es autor junto a John Mbaria de “La gran mentira de la conservación”5 en la que, como africano, denuncia el sesgo colonialista de ésta. Se centra en la experiencia propia, la keniana, concluyendo que la conservación en África ha estado dominada por occidente (blancos y ricos), excluyendo las voces y las necesidades nativas. Argumenta que esta dominación se fundamenta en unos nombres, personas que se han erigido en referencias y sobre las que se ha creado un mito histórico que ensalza algo que los nativos africanos han hecho durante siglos: vivir junto a la vida salvaje y protegerla.
Guillaume Blanc introduce otros mitos sobre los que se fundamenta el conservacionismo como es el del buen cazador y el de la selva vacía. El buen cazador es la imagen colonial que ensalza una caza como moderna, como sofisticada y aceptable, frente a otra salvaje, inaceptable. La europea se justifica, y así los europeos lucen sus trofeos. Blanc muestra a Theodore Roosvelt con un leopardo abatido, pero podían ser los rinocerontes que asesinó. O podía ser el rey emérito Juan Carlos con su elefante o sus bisontes.
La otra es la imagen de hábitats no habitados por personas como selvas de África o Latin América, propagadas por el cine o reportajes de National Geograpic, cuando no es verdad. Y si ahora lo son es porque se han deshumanizado, porque sus habitantes han sido expulsados. En cambio ahora se abren a los turistas, que es otro aspecto colonialista y mercantilista de muchas de estas iniciativas.
Un modelo excluyente y anti-democrático
Pero si bien la violación de esos derechos humanos es flagrante, tampoco lo son menos otros derechos de esas comunidades que se conculcan. Mudodosi se refiere al derecho a la participación, a ser incluidos. “No hay un marco de involucración de las comunidades” ni en los gobiernos, ni en las organizaciones ni internacionalmente.
Este aspecto fue corroborado por Kipchumba Rotich indígena segwer de Kenya desalojado de su territorio primero por colonos y luego por la demarcación de conservación. Rotich denuncia que su pueblo no fue consultado en la elaboración de la nueva Ley sobre Selvas Nacionales. Las comunidades expulsadas viven alrededor de la demarcación sin poder acceder a esas zonas. Mientras, los ecosistemas han sido saqueados, por lo que denuncia que están produciendo el efecto contrario. También acusó a WWF de ser la escusa para los desplazamientos. En 2018 un compañero suyo fue asesinado.
La misma situación se encuentra en Asia: India es el país del mundo con más territorio protegido con 900 reservas, pero también pasillos ecológicos. Pese a ello las poblaciones no cuentan con ningún derecho. Entre 2000 y 2004, 300.000 familias que habitaban en zonas declaradas protegidas y otras 300.000 que vivían en la zona circundante fueron expulsadas, y otras 10.000 familias en 2007, en situaciones muy desfavorables. La investigadora de vida salvaje Neemar Pathak Broome percibe la destrucción acompañada a la conservación a añadir a la de megaproyectos, plantas energéticas e hidroeléctricas, a la que añade también lo que denomina “agricultura fortaleza”. Neemar recuerda que “India tiene una gran historia de conservación comunitaria, con muchas iniciativas”. Los movimientos de resistencia se están multiplicando, pero al mismo tiempo estos legitiman al estado a usar la violencia y la militarización de los guardaparques. Ella ironizó con la pregunta de que hará falta reservas para aquellas personas perseguidos y expulsados de los parques naturales.
La conferencia contó con la participación del también indio Pranab Doley, perseguido por su activismo: es secretario dela organización campesina JKSS y defensor de los derechos humanos e indígenas. El junto a Soneswar Narah fueron detenidos por sus declaraciones en un documental de la BBC sobre los excesos del parque natural de Kaziranga. En él denunciaban la impunidad de la que gozan los guardias del parque, que además han ejercido un el acoso policial contra ellos continuo. Doley habla de que Kaziranga es el modelo mas exitoso de conservación, con un aumento de población de rinocerontes. Pero él se lo acredita a la población autóctona que los han sabido conservar.
Obviamente, como expuso el activista Ashish Kothari, esto se corresponde también con las estructuras de poder, con cómo están constituidos los estados, con el “poder en manos privadas y no queda espacio a los indígenas” y con un concepto de democracia que se reduce a posibilitarte ejercer tu derecho al voto cada cuatro años. Kothari recordó que el 30% de la Tierra, corresponde con territorios indígenas y los reivindicó como Territorios de Vida.
El antropólogo Jerome Lewis que trabaja con el pueblo baka en Camerún apuesta por “proyectos que promueven la conservación desde abajo”, que denomina “ciencia ciudadana extrema”. Esta se basa en la población local entendida como la que mejor conserva las zonas que habita y la que más interés tiene en hacerlo bien. Su proyecto se basa en apoyarlos y capacitarlos.
Más expolio del territorio indígena con la escusa climática
Otro aspecto actual asociado a la conservación al que se refirió Joe Eisen, también impulsado por la ONU, son las medidas para paliar la emergencia climática como las compensaciones de créditos de carbono o esquemas como REDD+. Explicó que grandes empresas petroleras como “Shell paga un 26% con estas soluciones basadas en la naturaleza” para compensar por los gases de efecto invernadero producido por el petróleo y gas que vende.
En 2009, Survival ya publicó su informe titulado en alusión a la obra referencial de la emergencia climática, el libro/película de Al Gore, “La verdad más incómoda de todas – el cambio climático y los pueblos indígenas”. En él cargaba con soluciones que se propusieron entonces pero que desde entonces también se han ido implementando y cuyos impactos en los pueblos indígenas (y en el medio ambiente) han quedado más que probados. Esas propuestas incluían por ejemplo la producción de agrocombustibles, la producción de energía hidroeléctrica, la conservación de los bosques y la compensación de las emisiones de carbono.
REED+, es un plan impulsado por la ONU desde 2008 para presuntamente, como su nombre indica, promover la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación. Busca por tanto reducir las emisiones de empresas y países contaminantes a partir de compensaciones a los países del Sur, a cambio de que estos preserven o reproduzcan sus bosques. Es pues una llamada medida compensatoria, por la que no se reducen emisiones sino que se paga por ellas6. En realidad, lo que consigue es crear un nuevo mercado en el que empresas se hacen con bosques y selvas, o con territorio para plantar monocultivos forestales, muchas veces asociados a otras industrias como pastera/papelera o maderera. WWF también participa en este esquema con su plan REDD+ Indígena Amazónico.
Pronto los impactos eran visibles y pueblos indígenas y otras comunidades se organizaron en una plataforma internacional, Alianza Mundial en contra de REDD. Para ellas el acrónimo significaba Rápido enriquecimiento con Desalojos, usurpación de la tierra y Destrucción de la biodiversidad. Actualmente, REDD+ se suma al expolio de territorio indígena a añadir a las reservas naturales.
A modo de conclusión
Como denunció Pranab Doley “los tigres mueren sobre todo por la industria, no por las comunidades”, que es el mismo punto que hizo Neemar Pathak Broome. Podría ser parte de la solución el preservar biodiversidad de lugares implementando fórmulas para ello, siempre con aquellas comunidades y personas que las han respetado y que han garantizado su continuación hasta el presente en el centro. Pero lo que está claro es que mientras este capitalismo desaforado, este extractivismo que busca más y más recursos, y para ello cavar, talar, inundar, ocupar y destruir más territorio, sobre todo territorio de otras personas, en otros países, en otras comunidades, continúe así, contaminando más y aumentando el calentamiento global, el futuro de la biodiversidad continuará siendo muy oscuro.
Esas mismas comunidades que sufren los efectos del avance extractivista son las que sufren también los efectos de la emergencia climática (entre otros) y las que sufren también las supuestas soluciones tanto a la crisis de la biodiversidad como a la climática: sumideros de carbono, parques naturales, centrales y plantaciones para supuesta energía limpia. Mientras que las verdaderas soluciones son consumir y producir menos, localmente, de acuerdo a nuestras posibilidades, soluciones que irónicamente son ellas también, los pueblos indígenas y las pequeñas comunidades, las que mejor llevan a cabo y las que nos lo muestran constantemente.
Basta ya de pseudosoluciones, basta ya de hacer negocio con todo, basta ya de 30×30 – respeto a los pueblos indígenas y a la vida YA!
Notas:
1WWF’s Secret WarWWF Funds Guards Who Have Tortured And Killed People www.buzzfeednews.com/article/tomwarren/wwf-world-wide-fund-nature-parks-torture-death
2La web World Heritage Site provee una lista de varios parques que conllevaron el desplazamiento de sus habitantes originales. La reproducimos a continuación.
3WWF’s Secret WarWWF Funds Guards Who Have Tortured And Killed People https://www.buzzfeednews.com/article/tomwarren/wwf-world-wide-fund-nature-parks-torture-death
.4https://fsc-watch.com/2008/07/01/thousands-of-indigenous-people-evicted-from-fsc-certified-mount-elgon-national-park-uganda
.5https://www.nhbs.com/the-big-conservation-lie-book
6 ver también la charla de Lolita Chávez “Biodiversidad, salud y resistencias” | Agora K2050 |
Fuente: https://aplaneta.org/2021/09/05/contra-este-conservacionismo-colonial-no-al-30-x-30/