La expansión del Estado Islámico de Irak y del Levante (Daech, según su acrónimo árabe) en Siria y en Irak levanta grandes interrogantes sobre el futuro del Machrek árabe. Se puede temer que la región se convierta en el escaparate mundial de la quiebra de los estados, las sociedades e incluso de la religión. El […]
La expansión del Estado Islámico de Irak y del Levante (Daech, según su acrónimo árabe) en Siria y en Irak levanta grandes interrogantes sobre el futuro del Machrek árabe. Se puede temer que la región se convierta en el escaparate mundial de la quiebra de los estados, las sociedades e incluso de la religión. El apresuramiento de las tribus locales por enarbolar el estandarte del «estado islámico» sostenido por yihadistas venidos de los cuatro puntos del mundo no amenaza solo al desmantelamiento sangriento de las entidades nacionales formadas tras la caída del imperio otomano, sino que puede sobre todo comprometer toda forma de sociedad, de civilización y de creencia en nuestros países.
Se diga lo que se diga de las fuerzas regionales o internacionales que se beneficiarían de los acontecimientos en Irak o en Siria o de las tentativas de servirse de la situación para agendas estratégicas, en particular una nueva alianza entre occidentales e iraníes en detrimento de los pueblos de la región, consideramos el auge creciente de los partidarios de la religiosidad yihadista y la ambición de establecer un poder fundado en la charia religiosa en su visón rigorista más estrecha como un peligro inminente para los pueblos del Machrek árabe y para sus derechos a la libertad, a la justicia y a la paz.
Este poder religioso constituye en su esencia una trituradora de los seres humanos, una máquina de servidumbre al margen del mundo del trabajo y de la producción. Establece las bases de una autoridad racista elitista, fascista hacia las poblaciones, que intenta concentrar los poderes y las riquezas en manos de un puñado de dirigentes protegidos por lo sagrado. Esta entidad combate ostensiblemente y por principio la libertad, las mujeres, la belleza y la educación moderna e impone el simplismo económico y la agresión interior y exterior. Quiere fundar un sistema esclavista de posesión de los habitantes, de la tierra y de las riquezas y no se contenta con reinar sino que quiere imponer por la fuerza su visión extranjera a las poblaciones locales que deben someterse o ser asesinadas.
Este movimiento esclavista no habría podido extenderse en amplias partes de Irak y de Siria sin la larga experiencia de erradicación social y cultural operada primero por los dos regímenes baasistas, y luego por el que reemplazó a Saddam Hussein desde 2003, creando un vacío político y moral y luego imponiendo la segregación y la represión a los pueblos gobernados. En Siria, el régimen esclavista se comporta como propietario del país y de sus habitantes, transmitidos como herencia, y se obstina en matar a los ciudadanos rebelados y en destruir su medio ambiente desde hace 40 meses, ante los ojos del mundo entero. En Irak, el régimen se dedica a imitar el instinto monopolizador y dominador del régimen sirio.
Más que un gran revés contrario a la civilización, se hace frente a la prosecución de una ofensiva contra todas las poblaciones de nuestra región, privadas de libertad y de justicia. Quienes imponen su dominación hoy sobre las regiones que van de Al-Anbar hasta los alrededores de Alepo, pasando por Mosul y el desierto de Siria, amenazan con invadir más territorio para desplegar su estandarte negro. Representan el nuevo rostro del despotismo que intenta aplastar las fuerzas del progreso, de la renovación y de la libertad en nuestras sociedades.
Al lado de Daech, del Frente Al-Nusra y otras como Al-Qaeda, se encuentran las brigadas de Abu Fadl Al-Abbas o de Hezbolá que han venido a participar en la masacre para darle una dimensión histórica y mitológica que nos acompañará durante generaciones. Así se conjugan las fuerzas para atacar a las revoluciones populares que demandan la libertad, la justicia y la igualdad así como a los demás pequeños grupos sin defensa y a los principios del estado y del bien público llevándoles a una guerra tribal y étnica sin fin y sin reglas.
Daech aparece como la gran victoria de la «resistencia» que considera implícitamente que las sociedades no merecen ni libertad, ni justicia, ni igualdad, ni siquiera piedad. Proporciona además pretextos al expansionista régimen iraní para extenderse por la región, elevando muros para protegerle más allá de las fronteras de Irán, iniciando una guerra confesional destructora para la región y para las promesas de las revoluciones árabes. Ofrece al mismo tiempo una legitimidad suplementaria a Israel, ya servido por los dos regímenes baasistas, reduciendo la lucha palestina a más aislamiento y menos legitimidad.
El peligroso juego con la religión utilizada para establecer un poder esclavista sin otro horizonte que el nihilismo y el oscurantismo, excluyendo la economía, la educación, la cultura, el arte, la reunión, la alegría de vivir, la dignidad humana y el respeto entre las personas, sin hablar de las libertades públicas e individuales, constituye una amenaza para todo lo que los árabes ilustrados han intentado promover en el curso de los últimos 150 años para alcanzar la liberación y participar en la construcción del mundo de hoy.
Quienes abajo firmamos, escritores, periodistas, universitarios, artistas e intelectuales, defensores de todos los valores humanos modernos, ponemos en guardia contra el precipicio al que el movimiento político y religioso reaccionario quiere arrastrar a nuestras sociedades y nuestros pueblos. Llamamos en primer lugar a nuestros ciudadanos que creen en la libertad humana y en la igualdad de los hombres en cualquier lugar, a participar en nuestro combate contra los antiguos y los nuevos asesinos y trabajar por la libertad, la justicia y la igualdad en nuestros países, en nuestra región y en el mundo.
Entre las primeras firmas:
Yassin Hajj Saleh (escritor sirio), Zouheir Al-Jazairi (escritor iraquí), Hyam Yared (novelista libanesa), Sadek Al-Azm (escritor sirio), Gilbert Achcar (escritor-universitario libanés), Oussama Mohamad (cineasta sirio), Paul Chaoul (poeta libanés), Assem Al-Bacha (escultor sirio), Chaker Al-Anbari (novelista iraquí), Bakr Sedqi (escritor sirio), Hassan Daoud (novelista libanés), Farouk Mardam Bey (escritor y editor sirio), Hala Omrane (actriz siria), Khaled Suleiman Al-Nasseri (poeta palestino), Maha Hassan (novelista siria), Khaled Suleiman (escritor kurdo-iraquí), Dima Wannous (escritora siria), Zyad Majed (universitario libanés), Walid Al-Binni (guionista sirio), Zakarya Tamer (novelista sirio), Salam Kawakibi (investigador sirio), Awad Nasser (poeta iraquí), Faraj Bayraqdar (poeta sirio), Majed Kayyali (escritor palestino), Mohamad Ali Atassi (realizador y documentalista sirio), Joseph Bahout (investigador libanés), Noma Omrane (cantante siria), Hala Mohamad (poetisa y realizadora siria)…
Traducido de la versión francesa publicada en: http://www.avanti4.be/actualite/article/des-centaines-d-intellectuels-syriens-irakiens
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR