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Control corporativo de la agricultura frente a soberanía alimentaria

Fuentes: Rebelión

En el actual sistema agroalimentario, la alimentación es vista como un negocio y no como un derecho humano, pues la forma de cómo se organiza dicho sistema no ha sido capaz de satisfacer las necesidades alimentarias de los seres humanos, además, ha sido incompatible con el cuido de la naturaleza. La racionalidad capitalista se ha […]

En el actual sistema agroalimentario, la alimentación es vista como un negocio y no como un derecho humano, pues la forma de cómo se organiza dicho sistema no ha sido capaz de satisfacer las necesidades alimentarias de los seres humanos, además, ha sido incompatible con el cuido de la naturaleza. La racionalidad capitalista se ha impuesto en la forma de cómo se producen, distribuyen y consumen los alimentos.

En el mundo, existen más de 868 millones de personas que pasan hambre (12.5% de la población mundial)i, el 26% de los niños y niñas padecen retraso en el crecimientoii, y en América Latina existen 66 millones de indigentesiii. Si bien la producción de alimentos en el mundo es suficiente para alimentar a toda la población, gran parte de la población no tiene acceso físico ni económico a esos alimentos, es decir, debido a los elevados precios de los alimentos, la falta de medios de producción y recursos productivos como el agua, la tierra y las semillas por parte de la pequeña agricultura familiar, la posibilidad de satisfacer el derecho a una alimentación adecuada se ve frenada. Por tanto, se puede decir que el actual sistema agroalimentario, es caracterizado por generar hambre.

Según estudios, la producción de cereales a nivel mundial se ha triplicado en los últimos 50 años, mientras que la población sólo se ha duplicadoiv. Sin duda el aumento del precio de los alimentos hace imposible el acceso al mismo, por ejemplo, en 2013 el precio de los alimentos aumentó en un 5.8%v con respecto a 2008, este último, en que se desató la crisis alimentaria. Es importante señalar que muchos países pobres, destinan hasta el 80% de sus ingresos a la compra de comidavi.

Entonces, el argumento de que el acelerado crecimiento de la población hace que los alimentos cada vez sean insuficientes para satisfacer sus necesidades, es fácilmente rebatido. El hambre en el mundo es el resultado de la injusta concentración de la cadena agroalimentaria en pocas manos, como señala Holt-Giménez y Peabody «el hambre es el resultado de la sistemática destrucción de los sistemas alimentarios de los países del sur a través de una serie de proyectos de desarrollo impuestos por los países del norte «vii.

En el actual sistema agroalimentario se favorece la apropiación de las distintas etapas de la cadena alimentaria, las cuales son: semillas, insumos, financiamiento, tecnología, transporte, producción, almacenamiento, publicidad, procesamiento y comercialización en manos de grandes transnacionales; lo que provoca un quiebre y debilitamiento de la pequeña producción campesina. Por esta razón se afirma que el sistema agroalimentario mundial es un sistema inequitativo e injusto.

Por ejemplo, según un estudio de Silvia Ribeiroviii, 10 empresas transnacionales controlan el 67% del mercado mundial de semillas. Y únicamente, tres grandes empresas, Monsanto, DuPon, Syngenta, concentran el 47% del mercado mundial de semillas que se encuentra bajo propiedad intelectual. Hay que decir también, que estás mismas empresas que controlan el mercado mundial de semillas, controlan a su vez el mercado de la industria agroquímica, 10 empresas controlan el 89% de dicho mercado.

Según el mismo estudio señala que Monsanto controla el 23% del mercado de semillas de maíz, soya, caña de azúcar, algodón y muchas hortalizas; asimismo controla el 86% de los cultivos transgénicos sembrados a nivel mundial. En 2008, compró en nuestro país la empresa productora de semillas CristianiBurkard, empresa que se favorecía de las políticas agrícolas alimentarias impulsados por el gobierno en turno, con la entrega de los paquetes agrícolas.

En cuanto a la industria de procesamiento de alimentos y bebidas, 10 empresas transnacionales controlan el 26% del mercado global de comestibles, entre los primeros lugares se encuentra Nestlé, KraftFoods y PepsiCo. La industria global de distribución de alimentos la encabeza Wal-Mart, concentrado un 10.4% de los ingresos de las empresas en el comercio mundial de alimentos. A esto hay que añadir las exorbitantes ganancias que estas trasnacionales han obtenido en los últimos años (ver tabla 1)

Tabla 1: Ganancias de las principales transnacionales que controlan la cadena agroalimentaria

Compañía

Valor por ventas(2007) (Millones de dólares)

Valor por ventas (2009) (Millones de dólares)

Tasa

Monsanto

(Mercado de semillas)

$4,476.00

$7,297.00

63%

Syngenta (Mercado Agroquímicos)

$7,285.00

$8,491.00

17%

Nestlé (Procesamiento de alimentos)

$83,600.00

$91,560.00

10%

Wall-Mart (Comercio de alimentos)

$180,621.00

$191,711.00

6%

Fuente: Elaboración propia en base a Ribeiro, Silvia, Soberanía alimentaria   y nuevas tecnologías, Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC), 2009 y en base al documento ¿Quién controlará la economía verde?, Grupo ETC, 2012


Esther Vivasix caracteriza el actual sistema agroalimentario por ser un modelo «kilométrico», es decir, los alimentos recorren grandes distancias entre países para poder llegar hasta la mesa de los hogares, cuando en realidad se podrían producir a nivel nacional, y garantizar así la soberanía alimentaria. Esto provoca la quiebra de la pequeña agricultura familiar, a través del dumpingx que se practica en el comercio internacional entre países desiguales.

De igual manera se privilegia los monocultivos en detrimento de la agrodiversidad, es decir, se le da mayor importancia a los requerimientos del mercado capitalista y no así a la nutrición y salud de las personas, y tampoco al cuido del medio ambiente. Además, los agronegocios del monocultivo provocan desplazamientos de los territorios por parte de las y los campesinos, e implica a su vez una sobreexplotación de la fuerza de trabajo, especialmente de las mujeres. Estudios señalanxi que los desplazamientos de las comunidades campesinas implican no sólo defender el derecho a la tierra, sino que esta defensa también implica defender la propia identidad, el patrimonio natural, las diversas agriculturas, la propia historia, y las formas culturales de vida y de producción.

En el aspecto cultural, las empresas transnacionales tratan de imponer la comida rápida o comida «chatarra», la cual ocasiona graves impactos nutricionales en la salud de las personas, además, provoca que las personas dejen de consumir alimentos sanos los cuales forman parte de la cultura de los pueblos y regiones.

En síntesis, el actual sistema agroalimentario es un sistema que genera inseguridad alimentaria, lo cual trae como consecuencias enfermedades y distorsiones nutricionales como lo son la desnutrición, sobrepeso y obesidad. Dicho sistema también provoca enfermedades por el uso de pesticidas y por el uso de transgénicos; tal como señala Esther Vivas «el actual sistema agroalimentario es negativo tanto para la naturaleza, el campesinado, y para las y los consumidores«.

Los alimentos deben de dejar de ser vistos como mercancías, para los fines de especular y acumular; deben de considerarse como un derecho humano fundamental que sirva para satisfacer las necesidades humanas y proteger a su vez la naturaleza. La soberanía alimentaria de los países está siendo amenazada por los intereses de las empresas capitalistas que controlan las cadenas alimentarias a nivel mundial.

Notas:

i FAO (2013), Estado mundial de la alimentación 2013, Sistemas Alimentarios para una mejor nutrición.

ii Ibíd.

iii CEPAL (2012) «Panorama social América Latina 2012», en: http://www.cepal.org/publicaciones/xml/5/48455/PanoramaSocial2012DocI.pdf

iv GRAIN (2008), El negocio de matar de hambre en: http://www.grain.org/articles/?id=40

v Ver: FAO, Índice de los precios de los alimentos, actualizado 08.08.2013, en: http://www.fao.org/worldfoodsituation/wfs-home/foodpricesindex/es/

vi  Esther Vivas (2012), Soberanía Alimentaria, una perspectiva feminista, disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144380

vii Eric Holt-Giménez y Loren Peabody (2008), «De las revueltas del hambre a la soberanía alimentaria: Un llamado urgente para reconstruir el sistema alimentario», en Introducción a la Crisis Alimentaria Global, p.8 disponible en: http://www.noetmengiselmon.org/IMG/pdf/Introduccion_Crisis_Alimentaria_Global.pdf

viii Silvia Ribeiro (2009), Soberanía alimentaria  y nuevas tecnologías, Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC).

ix Esther Vivas (2013), «El sistema agroalimentario está enfermo», disponible en: http://esthervivas.com/2013/04/18/el-sistema-agroalimentario-esta-enfermo/

x Se conoce como «dumping» a la práctica desleal, del comercio internacional, de subsidiar casi el costo total de los productos agrícolas y luego venderlo a los demás países a precios bajísimos, lo que ocasiona desplazamiento de la pequeña producción campesina.

xi Lidia Senra, Irene León, et. Al. (2009) Las mujeres alimentan al mundo. Soberanía Alimentaria en defensa de la vida y el planeta, Entre Pueblos.

Evelyn P. Martínez/ Blanca Calixto. Investigadoras en políticas agrícolas, forman parte de la Mesa por la Soberanía Alimentaria de El Salvador

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.