El tema de la violencia en el fútbol, escogido por integrantes de la Red Iberoafricana de Masculinidades para una tertulia, fue solo un pretexto. En la realidad, ese espacio sirvió para debatir sobre un asunto por años solapado y que apenas asoma: la violencia que se extiende en la sociedad, desde el deporte hasta el […]
El tema de la violencia en el fútbol, escogido por integrantes de la Red Iberoafricana de Masculinidades para una tertulia, fue solo un pretexto. En la realidad, ese espacio sirvió para debatir sobre un asunto por años solapado y que apenas asoma: la violencia que se extiende en la sociedad, desde el deporte hasta el interior de los hogares y las familias.
La Casa de Beneficencia de Cataluña en La Habana se convirtió el 20 de marzo en espacio de reflexión y contó con la presencia de jóvenes universitarios de diferentes facultades de la Universidad de La Habana, adultos mayores descendientes de catalanes radicados en la isla y personas relacionadas con las ciencias sociales y la pedagogía.
El historiador Julio César González Pagés, al frente de la red, la presentó en esta ocasión como iberoafricana por la adhesión de varios países de África, y explicó a SEMlac su provocación.
«Por un lado, el fútbol español atrae enormemente a la juventud cubana y trabajamos un programa de prevención en este segmento. Por otro, pensamos que acudirían muchas personas de la tercera edad y nos pareció que podría producirse un intercambio intergeneracional sobre un asunto universal», destacó.
La relación entre masculinidad y violencia no es siempre entendida. Sin embargo, son los hombres, generalmente educados en patrones patriarcales y machistas, quienes ejercen violencia contra las mujeres. En otros casos, cuando ellas llegan a puestos de poder, pueden también adoptar esquemas masculinos de dirección en una relación desigual de poder, aclaró el estudioso.
Tanto en el mundo como en Cuba las actitudes violentas invaden los diferentes ámbitos de la vida incluido el deporte, un espacio donde debe primar un ambiente sano. Sin embargo, tanto en el profesional como el aficionado hay riñas y reyertas.
De acuerdo con la anfitriona de la tertulia, la profesora Carmen Almodóvar, las conductas violentas en el deporte no son nuevas y en el béisbol, considerado el pasatiempo nacional, datan de décadas.
«Hace unos 50 años, los simpatizantes de los equipos rivales se lanzaban miradas que eran puñales y, a la salida del estadio, no pocas veces se iban a las manos», recordó nítidamente Almodóvar.
Los espacios donde se manifiestan las actitudes violentas son diversos. Según Pagés, a veces se piensa en el «bulling» (del inglés), que significa violencia entre pares, reproducido por teléfonos celulares. Es un fenómeno de otros países, sin embargo, ha llegado a Cuba, incluidas algunas escuelas.
Ana Isabel Peñate, del Centro de Estudios de la Juventud, destacó que «por más cosas que se han hecho para visibilizar la violencia, entronizada en la sociedad, todavía falta mucho por recorrer» toda vez que las personas «siguen reconociendo como principal y única forma de violencia la física».
Según reveló, las investigaciones arrojan que este fenómeno sigue invisibilizado tanto en la juventud y la adultez como en la infancia, pues no se reconocen como expresiones de violencia, por ejemplo, las palabras obscenas y los zarandeos de familiares cercanos.
«El niño va reproduciendo los patrones de violencia con sus propios familiares, esos adultos y sus pares, y va creciendo en esa dinámica que es muy difícil romper. Seguimos conviviendo con estilos violentos, lo que está naturalizado desde la familia y la escuela», alertó.
Con encuentros de esta naturaleza, Pagés cumple con la palabra empeñada de no destinar el tema solo a la jornada por la no violencia que se realiza cada noviembre y llevarlo a espacios donde genere reflexión, como una puerta abierta al cambio.
En el encuentro fueron presentados cortos que promueven la no violencia en el deporte, con textos como «el terreno de fútbol no es un campo de batallas», «lesión no es herida de guerra» o «los futbolistas deben ser ejemplos de juego limpio», dirigidos a las nuevas generaciones, más afines al lenguaje audiovisual.
«Esto denota que las nuevas tecnologías y formas de comunicarnos pueden ser provechosas si las utilizamos bien», consideró.
En otros países, opina Pagés, la violencia ha estado en la agenda durante muchos años. «Para nosotros es un tema emergente, hay que discutirlo y en cualquier lugar donde hablo de otros asuntos inserto el de la violencia porque, si quieres prevenirla, tienes que hablar de ella y hacer algo por evitarla», sostuvo.