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Cuando crezcan se harán fuertes

Fuentes: Quilombo

 Existe una continuidad policial entre la intensa represión que disparó las revoluciones árabes y la gestión relativamente más suave que se aplica en Europa, que a su vez financia aquélla. Ambas son modalidades de la «lucha contra el terrorismo» y la «gestión de los flujos migratorios», políticas que con frecuencia se confunden. La ministra dimisionaria […]

 Existe una continuidad policial entre la intensa represión que disparó las revoluciones árabes y la gestión relativamente más suave que se aplica en Europa, que a su vez financia aquélla. Ambas son modalidades de la «lucha contra el terrorismo» y la «gestión de los flujos migratorios», políticas que con frecuencia se confunden. La ministra dimisionaria francesa de Asuntos Exteriores Mariot Alliot-Marie lo expresó muy bien en la Asamblea Francesa en un arrebato de sinceridad, cuando ofreció su apoyo a Ben Ali. Como recuerdan los diez encausados por el caso Tarnac, «las doctrinas contrainsurgentes  – el arte de aplastar los levantamientos – constituyen hoy la doctrina oficial de los ejércitos occidentales, se apliquen en los suburbios o en los centros de las ciudades, en Afganistán o en la plaza Bellecour en Lyon.«

En este desdibujamiento de los comportamientos que teóricamente deberían distinguir nuestras «democracias» de las «dictaduras», el Estado de Israel se sitúa en una intersección especial. Sus formas liberales de estilo europeo incorporan los métodos policiales de las peores dictaduras árabes y los métodos militares de los ejércitos coloniales cuando se trata del otro árabe-palestino.

El periodista Joseph Dana comprobó en los últimos dos meses cómo el ejército israelí cataloga y detiene niños palestinos para romper la resistencia popular a la ocupación en aldeas cisjordanas como Nabi Saleh. «El método específico de represión que se ha desarrollado durante los últimos ocho años no sólo está diseñado para romper las manifestaciones sino para dejar daños psicológicos permanentes en la próxima generación de vecinos de Nabi Saleh. En resumen, los niños se usan para inculpar a los líderes del Comité Popular por incitarles a manifestarse, proporcionando pruebas que permiten su prolongada encarcelación.» En su sitio web ha colgado varios vídeos en los que se muestra cómo el ejército irrumpió en los hogares de familias palestinas una madrugada de enero (hacia las tres de la mañana), para tomar fotografías y datos de los niños. Todas las casas de la aldea fueron registradas de la misma manera a lo largo de la noche. No hay espectacularidad alguna en las imágenes, tampoco violencia física directa. Sólo una humillante rutina cotidiana.

Inside the Israeli Military Repression of Nabi Saleh: Night RaidsJoseph Dana.

El chico de 14 años que aparece arriba se llama Islam Tamimi: lo detuvieron esa noche, lo trasladaron a un lugar desconocido y en torno a las nueve de la mañana del día siguiente lo llevaron ante agentes del Shin Bet. Ese día sus abogados no pudieron contactarle durante cinco horas, tiempo en el que los agentes obtuvieron, mediante coerción, la confesión de que había lanzado piedras a los soldados durante una manifestación. El 14 de febrero compareció ante un tribunal militar y hasta que no se resuelva el proceso, de aquí a un par de meses quizás, continuará encerrado en una prisión para adultos, una estancia habitual para los palestinos mayores de doce años. Para presionarle, dos días después de aquella incursión nocturna la policía detuvo a su hermano Karim, de once años, liberado poco después.

Esta brutal instrumentalización que comenta Dana indica otra cosa: cuánto teme el Estado israelí a los niños palestinos. Como los gobiernos árabes temen a los jóvenes de sus países. Saben perfectamente que la ocupación produce eso que en Europa llaman «radicalización», que no es otra cosa que resistencia. Por eso necesitan fotografiarlos, ficharlos, clasificarlos y seguir su evolución. Como explicaba el capo Don Ciccio al principio de la película El Padrino II:

«Don Ciccio: No son sus palabras las que temo.

Madre de Vito: Es débil, no puede herir a nadie.

Don Ciccio: Pero cuando crezca, se hará fuerte.

Madre de Vito: No se preocupe, este niño pequeño no puede hacerle nada.

Don Ciccio [se yergue]: Cuando sea un hombre volverá para vengarse. «

Fuente: http://www.javierortiz.net/voz/samuel/cuando-crezcan-se-haran-fuertes