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La teoría del “entorno” en versión israelí

Cuando la caridad termina en casa

Fuentes: Haaretz

Traducido para Rebelión por LB

Han bajado los hornos y los han escondido. Los dos obradores de rosquillas y repostería ya están cerrados por orden del ejército israelí. Éste confiscó los hornos de uno de ellos, pero los empleados de la otra panadería consiguieron rescatar y ocultar los suyos. La popular tienda de ropa Pretty Woman, situada en el corazón del bullicioso centro comercial de Hebrón, así como su establecimiento vecino, Mama Care, una selecta tienda de ropa infantil, están a punto de cerrar. Lo mismo le ocurre al nuevo y espacioso supermercado, al moderno instituto de fisioterapia, al salón de belleza, a la barbería y a la librería. Todos ellos tienen que cerrarse por orden del Comandante en Jefe del Comando Central Israelí de Ocupación. La semana pasada el ejército israelí vació también varios almacenes locales de alimentos y ropa que contenían un stock cuyo valor se eleva a los 135.000 euros y cuyo destino final eran los impresionantes orfanatos del Movimiento de Caridad Islámico. Los israelíes cargaron los bienes en camiones y los confiscaron.

En el bien cuidado orfanato que visitamos esta semana los cientos de niños acogidos solo tenía para comer majadera (un plato de arroz y lentejas) y yogur. No hay carne, ni pollo ni pescado. Los israelíes se lo han llevado todo. Los soldados israelíes también soldaron a cal y canto las puertas de la nueva escuela del movimiento, un elegante edificio de piedra diseñado para acoger a 1.200 alumnos.

El ejército israelí ha declarado la guerra al Movimiento de Caridad Islámico de Hebrón en el contexto de su guerra con Hamas y de la guerra contra el terror. Tras vaciar hace algunas semanas las oficinas de los cambistas de la ciudad de sus reservas de dinero en metálico, el siguiente objetivo estratégico son las panaderías y tiendas privadas de la ciudad, cuyos propietarios simplemente alquilan sus establecimientos al propietario del edificio: el Movimiento de Caridad Islámico.

Cuán patético resulta un ejército de ocupación que vacías los almacenes de alimentos y ropa destinados a niños huérfanos; cuán absurdo es el mayor general Gadi Shamni, del Comando Central de Ocupación, que firma órdenes de cierre de salones de belleza y boutiques de ropa; cuán obscena la confiscación de los refrigeradores industriales que mantienen frescos los alimentos para los niños; cuán cruel un régimen militar que cierra las bibliotecas que utilizan los jóvenes; cuán ridículos los pretextos de que el cierre de las panaderías ayuda en la guerra contra el terror; cuán desquiciada la batalla contra las lecherías cuyos productos están destinados a esos niños; y cuán difícil es la situación de la ocupación israelí en los territorios [palestinos ocupados] si tienen que recurrir a semejantes despreciables acciones para restablecer su status.

El Movimiento de Caridad Islámico de Hebrón fue fundado en 1962, muchos años antes del nacimiento de Hamas y cinco años antes del comienzo de la ocupación israelí. Desde entonces la organización ha puesto en pie toda una red de instituciones educativas y asistenciales y ha adquirido una gran cantidad de propiedad inmobiliaria por toda la ciudad con el propósito declarado de proporcionar asistencia a los necesitados, principalmente a huérfanos locales y a vástagos de familias pobres. El asesor jurídico del movimiento, el abogado Abd al-Karim Farah, un individuo joven y lleno de energía enfundado en un traje elegante que exhibe una cuidadísima barba, que no duda en estrechar la mano a las mujeres y que estudia hebreo en una escuela de idiomas local, dice que en los primeros tiempos de la ocupación la Administración Militar israelí cooperaba con e impulsaba la actividad del movimiento de caridad. Él mismo es el producto de sus instituciones.

Al día de hoy el Movimiento de Caridad Islámico atiende a 7.000 huérfanos y menores necesitados de Hebrón y de las poblaciones vecinas. En sus internados estudian 350 muchachos y 1,200 alumnos son educados en las tres escuelas que tiene en la ciudad. Además, cuenta con otras seis en otras ciudades. Los niños han perdido a uno o a ambos progenitores o provienen de familias severamente traumatizadas. Solo un pequeño porcentaje son hijos de caídos. Las instituciones del movimiento emplean a 550 personas, auxiliadas por centenares de voluntarios. Su presupuesto mensual asciende a 400,000 dinares jordanos, más de 360.000 €. El abogado Farah dice que todo es supervisado por contables y por los ministerios de Bienestar y Educación de la Autoridad Nacional Palestina. Asimismo, los currícula de las instituciones educativas del movimiento son idénticas a las de las instituciones de la ANP, según Farah, quien subraya que «todo es legal«.

La mayor parte de su presupuesto lo obtienen de donaciones del extranjero (países árabes y agencias europeas y americanas), pero la organización caritativa posee asimismo de diversas fuentes de ingresos independientes: varios edificios y modernos centros comerciales diseminados por todo Hebrón que posee en propiedad y que arrienda a particulares y empresarios, dos panaderías, un taller de costura y una lechería cuyos productos se destinan a los niños de las instituciones así como para su venta en el mercado. El movimiento cuenta con un equipo directivo elegido bianualmente que encabezaba el doctor Adnan Maswadi, un otorrinolaringólogo recientemente liberado de prisión en Israel y al que los israelíes obligaron a dimitir. Cerca de 30 empleados más se encuentran actualmente presos en cárceles israelíes por pertenecer a la organización.

«Me gustaría subrayar«, explica Farah, «que nuestro movimiento no tiene ninguna conexión orgánica con Hamas. Es posible que algunos de nuestros empleados pertenezcan a Hamas, como ocurre en otras instituciones como los municipios, pero no hay vínculo orgánico. Tampoco hay traspaso de fondos hacia Hamas, como denuncia Israel. Nuestras cuentas son abiertas y transparentes. No somos en absoluto la infraestructura de Hamas

Desde el 2002 el ejército israelí ha irrumpido repetidamente en las oficinas del movimiento, confiscando un ordenador aquí y llevándose expedientes allá, arrestando a los empleados para interrogarlos, dictando órdenes de cierre. Pero lo que ha ocurrido estos últimos días no tiene precedentes. El 26 de febrero el ejército israelí ejecutó una razzia y dictó siete órdenes de cierre contra instituciones asociadas con el movimiento. El viernes pasado los soldados israelíes irrumpieron también en su almacén de ropa y alimentos de 500 metros cuadrados de superficie. Dictaron órdenes de cierre contra todas las tiendas y centros comerciales propiedad del movimiento.

El abogado Farah dice que le habría gustado que el ejército israelí hubiera explicado las medidas que adoptó y que le dijera qué es legal y qué no en lo que se refiere a su organización. El movimiento ya ha contratado los servicios del abogado israelí Jawad Bulus, que apelará ante el fiscal general y tratará de anular el perverso decreto. El investigador Musa Abu-Hashhash ha redactado un informe en nombre de la organización de derechos humanos B’Tselem.

Mientras tanto, damos una vuelta por Hebrón acompañados por Farah, para comprobar las consecuencias de la guerra desatada contra Hamas por el Comando Central Israelí de Ocupación.

La primera parada la hacemos en la Panadería Mercy, un obrador y tienda que elabora deliciosos dulces. Sobre el escaparate vemos un papel anunciando en hebreo «Orden de confiscación y cierre», firmado por el Comandante General Shamni. «En uso de mis atribuciones…», etc. Todavía hay algunas rosquillas en venta. Los israelíes informaron al personal de la panadería de que hasta el 1 de abril podían seguir vendiéndolas, aunque la orden de Shamni entró en vigor en febrero por un período de tres años. ¿Por qué tres años? Tal vez en ese lapso de tiempo el movimiento se enmiende. Tres años con educación pero sin comida. En previsión de lo que pudiera suceder los panaderos se llevaron a tiempo los hornos prohibidos. Dos sacos de harina donados por el Programa Mundial de Alimentos y la Unión Europea siguen varados en las instalaciones vacías.

A la tienda contigua, un moderno y lujoso supermercado, no le falta de nada. Su propietario alquiló el local al Movimiento de Caridad Islámico y, en consecuencia, ha sido condenado al cierre. «Orden de confiscación y cierre. Desde el 1 de abril toda actividad realizada con equipo hallado en los locales de este establecimiento quedará prohibida y el comandante militar actuará para advertir la propiedad y confiscar dicho equipo». Todo ello expresado en la habitual caótica jerga del ejército israelí.

El propietario del supermercado, Mujahid al-Atrash, abrió su enorme establecimiento hace solo tres meses tras invertir en él 90.000 euros. «¿Que si tengo algo que decir sobre esto?«, pregunta. «¿Adónde voy a ir?». Agua mineral Ein Gedi, crema Tnuva, latas de Red Bull, pañales Huggies, champú Head & Shoulders, galletitas de mantequilla Osem, helados Strauss. La tienda contigua, la barbería de Ayman, exhibe una orden de cierre en su escaparate. Lo mismo ocurre con todos los establecimientos a lo largo de la calle Nimara Street, la «calle del tigre».

En la calle King Faisal, réplica hebronita de Dizengoff (1), los establecimientos Pretty Woman y Mama Care rebosan de clientes. Tiendas espaciosas, dos plantas, docenas de mujeres tocadas con pañuelos. La propietaria de Pretty Woman, Lina Karaki, abrió esta tienda hace nueve años y dice que hace un año invirtió otros 180.000 euros más para ampliarlo y remozarlo. El establecimiento es decididamente elegante, con su piso de mármol y sus candelabros. «No pertenezco a ninguna organización o partido. No tengo nada que ver con todo esto. ¿Qué tiene de ilegal mi tienda? Los israelíes nos han dado un mes para salir. ¿A dónde vamos a ir? Esto no es un puesto callejero que se pueda desmontar en un mes«, declara Karaki.

En el segundo piso se halla el departamento de vestidos de fiesta, el mejor de todo Hebrón, a 500 euros por vestido. En la tienda trabajan 18 empleados, que se exponen a perder su puesto de trabajo. La campaña de ventas de fin de temporada se encuentra en pleno auge, pero Karaki subraya que no tiene nada que ver con la orden de cierre. Tan solo ocurre que se acaba el invierno y comienza la temporada de moda de verano. Aún confía en que la orden de cierre sea anulada.

Nos adentramos en las profundidades del centro comercial sobre el que pende la orden de cierre dictada por el general israelí. ¿Y qué es lo que encontramos en este bastión de Hamas? Una tienda de cosméticos, dos tiendas de ropa, The Gap y Calvin Klein en los escaparates. Hay una orden de cierre en la clínica dental del Dr. Rima Kawasmeh, situada en el segundo piso, y otra en la puerta de instituto privado de fisioterapia y fitness del Dr. Mohammed Amaru, firmada esta vez por el coronel Yehuda Fuchs, comandante de brigada de Hebrón. A lo que se ve, Shamni y Fuchs se han repartido las tareas: Shamni firma las órdenes de cierre de las panaderías y Fuchs las de los club de fitness. Con la colaboración de su esposa, una doctora ucraniana, Amaru abrió su establecimiento en 1988 y lo equipó con los mejores aparatos de fitness y rehabilitación. Hace un mes concluyó otra reforma del lujoso instituto: sofisticadas camas de tratamiento, un Jacuzzi, máquinas de ejercicios, sistema silencioso de aire acondicionado, piscina terapéutica e incluso una «máquina de belleza» diseñada para personas que sufren parálisis facial. Amaru nos cuenta que desde que el ejército israelí irrumpió en el establecimiento hace un mes los pacientes tienen miedo de venir: «No hay en el mundo ley que pueda hacerme esto. No pertenezco a ningún grupo, no estoy relacionado con nadie. Lo único que hago es pagar el alquiler del local«.

En el piso de arriba se encuentra la oficina de relaciones públicas del Movimiento de Caridad Islámico: los israelíes vaciaron por completo las habitaciones, exceptuando dos calentadores que debieron de parecerles demasiado pesados a los mozos del ejército israelí. Farah dice que en la oficina de enlace del ejército israelí debe de haber aún contenedores enteros repletos de material sustraido a su organización. Su biblioteca pública para jóvenes, situada en la tercera planta del centro comercial, se supone que también deberá cerrarse. Contiene 18.800 libros catalogados y clasificados sobre ciencia y religión, amén de ordenadores e incluso cintas para aprender hebreo. Todo eso se cerrará en breve por orden de la autoridad competente.

Respuesta del portavoz del ejército israelí: «Durante las últimas semanas efectivos del ejército, el Shin Bet y la Administración Civil han desarrollado varios operativos destinados a golpear al entramado de instituciones del Movimiento de Caridad Islámico, que pertenece a la organización terrorista Hamas y que trabaja para ampliar el apoyo social a la organización, propagar sus ideas, encontrar y reclutar a activistas y transferir fondos para financiar la actividad terrorista.

«La actividad de Hamas se desarrolla bajo una cobertura civil de apoyo a la población y a las actividades caritativas, pero el objetivo real del movimiento es reforzar el poder y control de la organización terrorista Hamas, como parte de una estrategia de expansión de la actividad terrorista contra el Estado de Israel y de incremento de su poder en Judea y Samaria [Cisjordania].

«En el contexto de las actividades y protestas del Movimiento Islámico de Caridad de Hebrón, el movimiento ha transferido dinero a terroristas y sus familias, ha educado a jóvenes en el espíritu de la Jihad, ha brindado apoyo a los familiares de shaheeds [mártires] y prisioneros, y ha trabajado para difundir los principios de Hamas en el seno de la sociedad palestina. Mediante tales actividades la organización terrorista Hamas ha explotado a la población palestina y a sus elementos más débiles a fin de incorporarlos a la red terrorista.

«En el marco de su actividad, el ejército israelí ha desarrollado operativos contra diversos bienes del Movimiento Islámico de Caridad de Hebrón, ordenando su clausura y la confiscación de parte de sus propiedades. Estos bienes constituían una fuente de ingresos para la organización terrorista Hamas, que recibía de ellos cuantiosas sumas para financiar su actividad terrorista. El ejército israelí continuará adoptando todas las medidas a su disposición contra las organizaciones terroristas y contra quienes las apoyan, y especialmente contra Hamas, a fin de garantizar la seguridad de los habitantes del Estado de Israel».

El orfanato está situado en un agradable barrio asentado en las laderas occidentales de la ciudad, al borde de un viñedo. Todo está tan limpio y cuidado: el comedor, los aseos, los dormitorios y las aulas donde estudian 150 niños. Es difícil de creer que aquí, en estos edificios, vive una docena de jóvenes con problemas de ansiedad. Ahora están en el patio, a punto de entrar al comedor para almorzar. La disciplina es estricta y el orden ejemplar. En la pared hay colgado un mensaje de agradecimiento por la comida. Los niños están bien vestidos; en las paredes de sus dormitorios hay pósters de aves nativas. Mohammed perdió a su padre y Mahmoud a su madre. Todos los niños con los que hablé provienen de ambientes sociales muy deprimidos. Fuera hay un jardín y un rincón umbrío para sentarse, amplios campos de deportes y junto a ellos una mezquita. Distribuidos en las habitaciones en grupos de seis duermen sobre lindas camas de madera cubiertas con mantas floreadas. Cada ala residencial cuenta con una enorme sala de invitados con butacas y televisor, «para que los niños se sientan como en casa».

Es dudoso que nunca antes hayan vivido en semejantes condiciones. También es dudoso que puedan continuar viviendo así si el ejército israelí continúa confiscando, cerrando y destruyendo.

Nota del T.:

(1) Céntrica calle comercial de Tel Aviv.

Fuente: http://www.haaretz.com/hasen/objects/pages/PrintArticleEn.jhtml?itemNo=964067