Traducido del árabe por Jamal Halawa
Con la marcha del Dr. George Habash se cierra definitivamente el telón sobre una serie de jinetes de esta nación, los cuales reavivaron su esperanza y preservaron sus principios nacionales, aspirando a que tuviera un lugar distinguido entre las demás naciones.
Hasta los últimos momentos de su vida, Habash permaneció optimista sobre la capacidad de esta nación para levantarse de su letargo, creyendo en la ineludibilidad de su unificación, apoyando sus causas e inclinándose por los débiles frente a los fuertes. Construyó una fundación académica cuyo principio es la humildad, el auto-respeto, la limpieza de la palabra y de la mano, el alejamiento de toda exageración y la defrensa de la honestidad, preservando la firmeza y la coherencia entre las posiciones teóricas y las acciones. Vivió una vida humilde en uno de los barrios de Amman, la capital de Jordania, recibiendo un salario mensual del Frente Popular para la Liberación de Palestina de 300 $, sin que se registre dentro de las cuentas del FPLP que haya pedido nunca nada personal para él o para su familia. A mi personalmente, me consta que no tenía suficiente dinero para preparar sus memorias y poder apoyarse en investigadores para ayudarle a elaborarlas y publicarlas adecuadamente y clasificar los documentos relacionados con las mismas.
El Dr. George Habash pasará a la historia árabe, no como fundador del Movimiento de los Nacionalistas Árabes y de su brazo armado, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, sino como un líder que se apeó del liderazgo para abrir las puertas a las nuevas generaciones a fin de que asumieran su papel y sus responsabilidades. Mucho antes del año 200 había querido dimitir numerosas veces, dimisión que solicitaba a sus camaradas en todos los congresos del FPLP en los diez años anteriores, pero sus requerimientos fueron rechazados. Él marcó un antecedente y un ejemplo en el trabajo revolucionario y de partido que permanecerán como su huella más propia y que aseguran su excepcionalidad frente a sus semejantes.
No se entendía con los regimenes árabes, sobre todo, con los represivos, apartando su movimiento de las designaciones y de los golpes de estado, prefiriendo que este fuera un movimiento nacionalista y combativo, basado en un enorme saldo de valores y principios éticos, lejos de lo material y los atractivos del poder.
Tal vez algunos argumenten que fue un romántico y un soñador, que su movimiento fue idealista y elitista y que no sabía leer las ecuaciones regionales de un modo correcto, razón por la cual no pudo arraigar en lo profundo de las masas populares ni en lo hondo de las sociedades árabes, al contrario que el movimiento Naserista, por ejemplo. Es posible que esta critica contenga algo de razón, pero la pregunta es: ¿si los regimenes regionales le permitieron desarrollarse o le pusieron más bien alambradas de espino para impedirle llegar a sus bases, encarcelando a muchos hijos del movimiento en las prisiones y financiando a movimientos para sabotear la acción fedayin palestina, dispersándola y desviándola de sus objetivos?
Y a pesar de que el Dr. Habash no haya querido entrar en el campo de las conspiraciones y los golpes de estado, al contrario que otros movimientos nacionalistas, no pudo evitar ser victima de las conspiraciones y los ataques de estos regimenes que habían infiltrado a sus hombres dentro de su movimiento y dentro del FPLP, consiguiendo escisiones en sus filas y distintas clonaciones que se alejaban del original y de sus principios. Lo curioso es que todas estas conspiraciones llegaron desde los regimenes que enarbolaban la banderola del nacionalismo árabe y lo adoptaban en sus eslóganes populares.
Discutió el Dr. Habash en diversas ocasiones con su camarada y adversario Yaser Arafat, siendo el Consejo Nacional Palestino un apasionado ruedo de enfrentamientos entre ambos hombres. Arafat representa, como es bien sabido, la cara conciliadora con los regimenes y aplicaba la lectura pragmática de las ecuaciones internacionales. Habash era, por el contrario, el director de una escuela combativa que no mercadea con los derechos, inflexible con los enemigos e incapaz de renunciar a los principios, ni siquiera a una parte de los mismos y ni siquiera por razones tácticas.
Esta diferencia entre los dos hombres fue la que preservó el equilibrio en el escenario palestino, alargó la vida de la OLP, fortaleció su solidez y guardó su vitalidad y dinamismo en la acción palestina. Fue un ejemplo de la convivencia bajo el techo de la legitimidad de la lucha en un confuso océano árabe, y frente a un enemigo, que es posiblemente el más arduo en la historia del colonialismo sedentario.
No acusó George Habash a su adversario Yaser Arafat de traidor, sintetizando, con la famosa frase que le dirigió en el Consejo Nacional Palestino celebrado en Argel en 1988, la naturaleza de su relación con él: «ya lo veré de ti y ya lo verás de mi». En su adversidad, como en su cercanía, sentaba cátedra y era grande, porque para él la adversidad constituía una lección de ética y era, realmente, un ejemplo.
Hay tres estaciones principales que no se pueden ignorar en el currículo del Dr. Habash: la primera, su dura oposición a los acuerdos de Camp David firmados por el difunto Anwar El Sadat. La segunda, su oposición, más dura aún, a los acuerdos de Oslo firmados por el difunto Yaser Arafat en 1993. La tercera, su oposición a la guerra de EEUU contra Iraq en sus dos capítulos.
Su brújula marcaba siempre hacia los intereses de la nación, instalándose en la misma trinchera contra sus enemigos, particularmente, contra las administraciones norteamericanas aliadas del enemigo sionista. Su brújula no se equivocaba nunca, ya que Camp David despedazó las filas árabes. Y los acuerdos de Oslo, registraron el antecedente de reconocer a Israel gratuitamente, lo que condujo, y lo sigue haciendo, hacia unos incalculables desastres. Y las guerras norteamericanas en la zona han destruido a Iraq, roto su unidad nacional y asesinado a millones de sus hijos entre el embargo y la ocupación; y está a punto está de difuminar su identidad árabe.
Descanse en paz Dr. George Habash, Hakim* de la nación árabe, nacido de la matriz del sufrimiento palestino, del cual quiso hacer la base de su lucha para alcanzar el objetivo más noble: la unificación árabe integral sobre la base de la dignidad nacional y la tolerancia.
El Hakim se alineó siempre con los pobres para quienes abrió, junto al compañero de su vida Wadei Haddad, una clínica en los campamentos de refugiados en Amman (Jordania) para atenderles gratuitamente. Hoy, les acompañará y estará junto a ellos en el cementerio de los mártires, camaradas de su larga marcha llena de luchas.
* Al-Hakim, «el sabio» en árabe, era el sobrenombre con que era conocido George Habash
El autor es director del diario palestino Alquds Alaraby.