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¿Cuándo va a aceptar la izquierda israelí que la ocupación se inició en el 48 y no en el 67?

Fuentes: 972mag

Traducido del inglés para Rebelión por J.M.

 Sólo cuando la izquierda israelí acepte que la ocupación comenzó en 1948 -y sigue siendo una herida abierta para los palestinos- podrán realmente árabes y judíos dejar de ser enemigos.

Una de las características negativas de «izquierda» israelí es cómo denomina al régimen militar de Cisjordania y la Franja de Gaza: «la ocupación». Incluso acusa a los palestinos que afirman que no hay diferencia entre Petah Tikva y Ariel de ser como la derecha, porque «eso es lo que afirma la derecha israelí». Sin embargo, para la mayoría palestinos, esta exagerada y orwelliana cháchara acerca de «la ocupación» difumina la verdadera vergüenza de Israel y el esqueleto enterrado profundamente en el armario: la ocupación brutal y criminal de 1948.

La limpieza étnica y la expropiación masiva de tierras y luego la ocupación de esa tierra, son la madre de todas las desgracias, incluso si los israelíes se niegan a reconocerlo como tal en público, e incluso si tratan forzadamente de hacer caso omiso de lo que la mayoría de los árabes están diciendo. Con la designación de la ocupación del 67 como «la ocupación», los israelíes pretenden, entre otras cosas, tanto oscurecer como evitar cualquier compromiso con la Nakba. La mayoría de la supuesta izquierda israelí se compone realmente de quienes niegan la Nakba.

Una de las afirmaciones más gastadas utilizadas para evitar referirse a los crímenes del 48 como una «ocupación», es que la Nakba o la «Guerra de Independencia» -para usar la lavada expresión sionista- eran necesarias para el proyecto nacional de establecer un Estado para el pueblo judío después de la Segunda Guerra Mundial.

Otra pretensión, presentada en su mayoría por la derecha israelí, es que los palestinos rechazaron el plan de partición de la ONU de 1947. Esta afirmación siempre me ha parecido vacía de cualquier fundamento o lógica básica y por lo tanto no vale la pena abordar. Vamos a ver si los que apoyan esta afirmación están de acuerdo en compartir sus hogares y tierras con personas que han llegado del extranjero para despojarlos y luego podemos hablar de ello.

¿Un proyecto nacional?

El argumento de que era necesario establecer un Estado a expensas de la población nativa, que justifican debido a la persecución sufrida por los ocupantes, es patética en el mejor de los casos. Muchas buenas personas ya han hablado de la cínica explotación del sionismo de la memoria de las víctimas del Holocausto. Pero para los oídos de los palestinos, estas autojustificaciones junto con la exagerada verborragia sobre «la ocupación», como si no hubiera ningún otro desastre que dejó una herida abierta, suena más que patético.

Estas declaraciones están destinadas a difuminar la responsabilidad de los israelíes por esos hechos de sangre. Es importante para los corazones sangrantes de los sionistas izquierdistas que proclaman que los árabes y los judíos no necesitan ser enemigos, escuchar y entender a los palestinos cuán traumático es todavía lo ocurrido en el 48 – y cuánto impacta hasta hoy- incluso para la tercera generación después de la Nakba.

No es sólo la diáspora de millones de refugiados de la Nakba cuya mayoría vive en condiciones precarias en los campamentos. Es también la falta de reconocimiento de la injusticia más grande jamás hecha al pueblo palestino. Cuando tú no reconoces tu responsabilidad directa de la catástrofe de otro, ¿cómo se puede esperar que vivan contigo en paz o crea en tus consignas de convivencia?

Vivir en el pasado

Por lejos, son demasiados los israelíes que tratan de eximirse de los reclamos de los palestinos del no reconocimiento de los hechos del 48, que sigue siendo una herida abierta, y se sienten a gusto predicando a los palestinos que deben «dejar de lado el pasado». Y este discurso viene de las personas que se conducen con el regreso a la tierra de sus antepasados ​​de hace miles de años. La hipocresía no tiene límites.

 

Miles de israelíes asisten a una manifestación de la izquierda pidiendo una solución de dos estados para el conflicto palestino-israelí, Plaza Rabin en Tel Aviv, 27 de mayo de 2017. (Flash90)

Ignorar y olvidar el pasado es otra característica negativa de la «izquierda israelí». Los israelíes hacen uso constantemente de su derecho bíblico sobre Palestina y continuamente recuerdan al mundo su persecución en el pasado, así que son precisamente los izquierdistas de quienes se habría esperado que comprendan la insistencia de los palestinos en recordar los crímenes de su pasado. Especialmente cuando esas mismas personas perseguidas son los que causaron estas injusticias.

Mientras no se encuentre una solución al sufrimiento de los palestinos -que todavía está en curso con el consecuente sufrimiento- la Nakba nunca va a desaparecer del discurso palestino. Los árabes todavía están siendo expulsados ​​de sus hogares para entregárselos a los colonos y no sólo más allá de la Línea Verde (véase, por ejemplo, Umm al-Hiran y cómo las ciudades mixtas están siendo judaizadas).

La triste verdad es que el reconocimiento de la Nakba requiere el reconocimiento de la ocupación original de 1948 y los israelíes tienen miedo de enfrentarse a ello. Pueden gritar consignas de paz eternamente, pero en tanto en cuanto se ignoran los derechos de los refugiados de 1948 a regresar a su tierra a expensas de los colonos en Ein Hod, por ejemplo, esas palabras no tienen sentido.

¿Quieres colaborar con los palestinos como iguales? ¿Quieres insistir en que te niegas a verlos como enemigos? ¿Quieres fortalecer los valores reales de la izquierda? Entonces comienza a repetir: la ocupación lleva 69 años, no 50. Cuando más israelíes se unan en torno a esta línea de pensamiento y dejen de negar la Nakba, tal vez entonces más y más palestinos comenzarán a negarse a verlos como enemigos.

Este artículo fue originalmente publicado en hebreo en Local Call.

Fuente: https://972mag.com/when-will-the-israeli-left-accept-the-occupation-started-in-48-not-67/127911/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.