El activista Bahar Kimyongür es el autor de muchos textos sobre el conflicto sirio desde hace más de dos años. Invitado a dar una conferencia en un acto paralelo al Consejo de derechos humanos de la ONU, Kimyongür se ha convertido en el mejor especialista belga de una Siria azotada por el fuego y la […]
El activista Bahar Kimyongür es el autor de muchos textos sobre el conflicto sirio desde hace más de dos años. Invitado a dar una conferencia en un acto paralelo al Consejo de derechos humanos de la ONU, Kimyongür se ha convertido en el mejor especialista belga de una Siria azotada por el fuego y la muerte. Sus convicciones antiimperialistas y sus orígenes alauíes siguen haciendo de él «un sospechoso» en opinión de los medios obedientes o de los partidarios de aventuras bélicas. A pesar de ello, este historiador de formación ofrece incontestablemente una mirada densa, pertinente y critica sobre un dossier complejo. Bahar Kimyongür también es el portavoz del Comité contra la injerencia en Siria (CIS). «Syriana, la conquista continua» es su última obra.
-¿Piensas que puede ser confirmada la utilización de armas químicas contra su población por parte del régimen sirio?
-La utilización de armas químicas, sí. Los investigadores de la ONU lo han confirmado claramente. Por el régimen sirio, no. Afirmarlo es demasiado precipitado.
Primero, ningún investigador ha sido capaz de determinar los lugares exactos de los disparos ni de comunicar el número exacto de las victimas de gas sarín. La presunción de culpabilidad es la norma absoluta cada vez que ocurre una masacre no identificada en Siria, por lo cual podemos dudar con razón de la versión franco-americana de la masacre química del 21 de agosto. Sin tan siquiera haber estado en el terreno, Human Rights Watch incrimina a la brigada 104 de la guardia republicana apostada en el Monte Qassioune.
La ONG estadounidense también dice que en el aspecto tecnológico, los rebeldes están de entrada excluidos del banco de los acusados, porque serian incapaces de fabricar gas sarín y de utilizarlo tan masivamente. Simple deducción, si la pequeña secta Aoum, marginal y torpe, pudo servirse de gas sarín y matar a 12 personas en un metro de Tokyo, no veo por qué una rebelión siria superpoblada y muy bien equipada militarmente no puede matar de 20 a 100 veces mas…
Mas aún cuando los principales grupos rebeldes sirios disponen de armas sofisticadas confiscadas en los almacenes del ejército gubernamental: baterías de misiles tierra-tierra, tanques, cañones, lanzamisiles múltiples, etc.
Hace unos días, el Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), grupo terrorista vinculado a Al Qaeda, confisco varias baterías de misiles antiaéreos S-125 Neva en la base 66 de la región de Hama. Eso demuestra hasta qué punto esos combatientes pueden ser eficaces…
Recordemos por otra parte que varios grupos rebeldes exhiben desde hace un año su intención de gasear a las fuerzas lealistas. Además, el número de expertos que dudan de la versión oficial del Eliseo y de la Casa Blanca no es despreciable. Citando fuentes rusas, el periodista británico Robert Fisk afirma que los proyectiles que habrían servido para diseminar los gases tóxicos el 21 de agosto, podrían proceder de los almacenes de armas libios, egipcios o yemeníes. Y las milicias libias que derrocaron y asesinaron a Gadafi no son precisamente tacañas en lo que respecta al envío de armas hacia Siria.
En lo que concierne al periodista italiano Domenico Quirico y a su compañero de infortunio belga Pierre Piccinin, los dos rehenes de la rebelión siria durante cinco meses, son categóricos (sobre el dossier de las armas químicas): unos dirigentes rebeldes reivindicaron el ataque lamentando a su vez el número elevado de víctimas. Los indicios que abruman a los rebeldes son demasiado numerosos como para ser ignorados…
-¿Cómo valoras el lugar y la importancia real de los grupos islamistas radicales en el seno de las fuerzas rebeldes?
-El islamismo no es el término mas adecuado para calificar a esos grupos, por la sencilla razón de que no tienen el monopolio del Islam. Se trata más bien de sectas que practican el takfir, es decir la guerra contra las herejías musulmanas.
Esos grupos afirman defender el sunismo. Ahora bien, los suníes sirios también son el blanco de su ideología excluyente. En las zonas controladas por esos grupos, se obliga a la población a someterse a las imposiciones de un emir, o de una choura de predicadores cuyo discurso es incompatible con el modo de vida de los suníes sirios.
Si el Islam suní sirio es moderado, es en parte porque el Estado sirio ha garantizado la equidad entre los cultos y el derecho a la diferencia. Si una franja del Islam suní, sin embargo, se ha radicalizado, es también porque el régimen fue despiadado hacia las corrientes islámicas que escapaban de su control. Dicho esto, sin el marco normativo del Estado sirio, los musulmanes y las minorías no musulmanas de Siria habrían estado desde hace tiempo a la merced de usurpadores apoyados por las teocracias del Golfo y por la corriente takfiri siria, que estos últimos años se ha atrevido a dar el paso gracias al éxito fulgurante del yihadismo internacional.
Recordemos que el movimiento social sirio fue contaminado desde el inicio del conflicto por la ideología takfiri, de una violencia inaudita hacia los supuestos «apóstatas», en especial los alauíes y los chiíes.
En nuestros medios, no hay una sola palabra sobre los objetivos de esos grupos, sobre su rechazo de la ciudadanía siria, es decir la idea de que musulmanes, alter- o no-musulmanes, estén en igualdad de condiciones. Mucho antes de la militarización del conflicto, los grupos sectarios querían imponer la oración en el seno del ejército, destruir la base ideológica sobre la cual se construye la Siria plural, practicar el apartheid confesional y forzar a las minorías a convertirse a un Islam estrictamente inspirado por la sunna.
A este respecto, los medios occidentales han hecho oídos sordos, bien haciéndonos creer que el takfirismo no existía en Siria, bien contándonos que era el régimen quien lo favorecía para sabotear el movimiento democrático sirio. Los complotistas titulados de Le Monde, Libération y France 24 se han abstenido de señalar el odio anti-chií inoculado por las cadenas satélites del Golfo. Esta aversión profunda se deriva de la frustración wahabita de ver como una formación chií como el Hezbollah, fue capaz de humillar a Israel, liberando el Sur del Libano el 25 de mayo del 2000, y luego forzando a batirse en retirada a Tsahal durante la agresión de julio del 2006.
Cuando en febrero de 2010, es decir un año antes de la revuelta siria, el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y el presidente iraní en esa época, Mahmoud Ahmadinejad, se exhibieron junto al presidente sirio en Damasco, los reyezuelos del Golfo sintieron la tierra hundirse bajo sus pies.
Necesitaban agitar el fantasma del complot chií-alauí y provocar un sobresalto de repliegue identitario construido sobre el sunismo victimista, para debilitar a su enemigo iraní. Gracias a una formidable campaña de desinformación, en parte por las televisiones Al-Arabiya et Al-Jazeera, su plan ha tenido éxito. La hostilidad anti-iraní fabricada en Doha y en Riad ha sido uno de los catalizadores de la revuelta anti-régimen de marzo de 2011.
Pero aquí, se hace como si nada… Se nos ha ocultado los verdaderos nombres y objetivos de la multitud de grupos armados activos en el seno del llamado Ejército sirio libre o a su lado. Además, en Siria el takfir no es una exclusividad de Al Qaeda.
Recordad al terrorista que arranco las vísceras de un soldado sirio y que hacía como si estuviese comiendo su corazón, amenazando de un genocidio a todos los alauíes: formaba parte de una sucursal del Ejército sirio libre (ESL) y no de Al Qaeda.
Resumiendo, claro que hay rebeldes laicos que combaten al régimen sirio, pero movimientos rebeldes laicos en Siria, eso no existe. El pasado 25 de septiembre, los románticos revolucionarios del Eliseo y de la oposición siria en el exilio pasaron por una amarga experiencia cuando los 13 principales grupos rebeldes llamados «moderados», declararon que querían imponer la charia a la sociedad siria.
-¿Por qué Occidente debería intervenir en Siria y no en otra parte (en la República Democrática del Congo, en el Tíbet, en Palestina, etc.)?
-Occidente no tiene vocación de sembrar «el bien en la tierra». Nadie le ha otorgado ese derecho. Por otro lado, tenemos que acabar con esa propaganda que hace creer que Occidente se ha mantenido pasivo en el conflicto sirio. Es precisamente la injerencia a ultranza de Occidente, la que ha corrompido a la oposición siria y ha radicalizado el régimen de Damasco. El único papel saludable que todavía puede jugar Occidente es de tipo diplomático. Cuanto antes se callen Hollande y Obama, más rápidamente se recuperará Siria.
-¿Cuál es la legitimidad de Occidente (EEUU +UE) y de sus aliados árabes (Catar, Arabia Saudí) para intervenir militarmente en el mundo?
-Ninguna. La no-injerencia es una regla de oro en el derecho internacional. Pero ese principio se viola sistemáticamente por los responsables estadounidenses y europeos… La pregunta central que habría que plantear es: «¿Para quién y por qué razón habría que intervenir en Siria?». A pesar de la potencia militar del ejército sirio, cerca de la mitad de las victimas de esa guerra son lealistas, civiles o militares. Se nos ha dicho que «el dictador asesina a su pueblo», pero la rebelión siria hace tres cuartos de lo mismo… Por consiguiente, si dejamos de entregar misiles Milan o Red Arrows a los rebeldes por intermedio de Arabia Saudí; si cerramos el paso a los yihadistas que afluyen desde Turquía, el Líbano o Jordania hacia Siria, el pueblo sirio estará a salvo, los refugiados sirios podrán volver a sus hogares, y los beligerantes podrán sentarse y negociar.
La ecuación es sencilla… pero no conviene a Paris ni a Washington, que apuestan más bien por una guerra de usura, a falta de tener un aliado sólido e inquebrantable en el conflicto.
-¿Asistimos desde hace dos años a una depuración étnica de los cristianos de Siria?
-No exactamente. Algunos grupos rebeldes han intentado tranquilizar a los cristianos, garantizarles la libertad de culto y la protección de sus bienes en una Siria post-baasista.
La ventaja de los cristianos a corto plazo es disponer de una religión y de un libro que les son propios. Esa singularidad les pone a salvo provisionalmente de la Inquisición takfiri. Lo que no es el caso de los alauíes, los drusos o los chiíes, culpables según los batallones yihadistas de hacer referencia al Islam sin retomar la totalidad del dogma islámico, lo cual les hace más detestables que las otras comunidades sirias.
Al contrario de las minorías musulmanas heterodoxas, los cristianos tienen la opción entre su conversión al Islam y a la sunna, el pago de un impuesto llamado «dhimmi» o la muerte… Sin embargo, en 30 meses de conflicto, los cristianos han sufrido muchos ataques terroristas. Varias decenas de iglesias han sido profanadas deliberadamente, algunos hombres de las iglesias han sido ejecutados o secuestrados por una recompensa, a las mujeres cristianas se les ha obligado a llevar el velo y se ha informado en muchas partes de tentativas de conversión forzadas. Si se comparan con la suerte corrida por los «musulmanes heréticos», las atrocidades anti-cristianas siguen siendo relativamente limitadas. Estas tienen por objetivo expulsar a los cristianos antes que exterminarlos. Los takfiries nos habían prevenido: «los alauíes a la tumba, los cristianos a Beirut», era su grito de guerra durante las manifestaciones anti-régimen…
-¿Cómo analizas la propuesta rusa de situar el arsenal químico sirio bajo vigilancia internacional? ¿Etapa saludable hacia una solución política o respiro provisional antes de la reanudación de la guerra?
-El ministro sirio de la reconciliación Ali Haidar ha recordado muy oportunamente que las armas químicas son las armas nucleares del pobre.
Sabemos de fuente fiable que el presidente sirio ha obtenido compromisos de Rusia para la protección de Siria frente al expansionismo israelí como condición previa al desmantelamiento de su arsenal químico.
Esa propuesta es un golpe maestro de la diplomacia rusa. Ha permitido evitarle a la humanidad una escalada regional o incluso una guerra nuclear, guardar las apariencias de Obama y Hollande tras sus amenazas de expediciones punitivas de consecuencias imprevistas, y lanzar de nuevo el proceso de negociaciones llamado Ginebra 2.
-¿Cuál es la principal pista de resolución del conflicto que la comunidad internacional debería defender a día de hoy?
-El régimen sirio es una dictadura paradójica que ofrece muchas ventajas a la población: libertad de culto, protección de las minorías y del patrimonio histórico, promoción del arte y la cultura, sistema médico eficaz, soberanía alimentaria, enseñanza de calidad, seguridad social, etc.
La otra cara de la moneda consiste en un clima de sospecha y de violencias insoportables: torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, amenazas e intimidaciones contra los opositores, impunidad, censura.
La oposición siria tenía razón de rebelarse. Pero la escalada militar ha eclipsado cualquier perspectiva de democratización del país. Ni la salida o incluso el asesinato del presidente sirio cambiarían la situación, por la sencilla razón de que Bachar Al-Assad está apoyado por millones de sirios que lucharán para sobrevivir.
Además, de ahora en adelante, los beligerantes están enfrentados a un enemigo común: Al Qaeda y sus numerosos satélites sirios. Como en Iraq, los grupos rebeldes sirios podrán verse obligados a crear, conjuntamente con el ejército sirio, «sahwas». Es decir, unidades de combate anti-terroristas. Las sahwa aparecieron en Iraq como consecuencia de las masacres cometidas por Al Qaeda contra la población. Pero el defecto de las sahwas iraquíes fue que su dirección estuvo a cargo del ocupante americano, el mismo que favoreció la emergencia de Al Qaeda en el país…
En el plano militar y de resolución del conflicto sirio, un frente patriótico anti-terroristas, reuniendo a lealistas y a rebeldes tránsfugas, podría allanar el camino a la reconciliación y la transición política.
En el plano diplomático, la conferencia de Ginebra 2, ampliada a Irán, parece ser la única salida realista para el conflicto. Sin embargo, una iniciativa Sur-Sur bajo la forma de una conferencia internacional apadrinada por los Brics ( Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), los gobiernos progresistas de América Latina reunidos en el Alba (Alianza bolivariana para las Américas), el Africa Forum y los Estados árabes no alineados como Argelia o el Líbano, sin duda habrían sido mas eficaces …
De todas formas, aislando a Washington y a Paris en el expediente sirio, la comunidad internacional ha hecho saber claramente que deseaba privilegiar la paz y la diplomacia.
Fuente: Michelcollon.info (Investig’Action)
Traduccion : Colectivo Investig’Action