El Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País se convirtió en los últimos 40 años en uno de los hospitales más grandes e importantes de su especialidad en el mundo por la infraestructura que lo soporta y donde se han atendido decenas de miles de cubanos y extranjeros. Cuando en noviembre de 1968 el entonces Ministro […]
El Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País se convirtió en los últimos 40 años en uno de los hospitales más grandes e importantes de su especialidad en el mundo por la infraestructura que lo soporta y donde se han atendido decenas de miles de cubanos y extranjeros.
Cuando en noviembre de 1968 el entonces Ministro de Salud Pública le dio la tarea al Doctor Rodrigo Álvarez Cambras de dirigir el hospital, esa instalación que había pertenecido a la mujer del dictador Fulgencio Batista, era conocida como ONRI y en donde para ingresar era necesario una carta de la esposa del Dictador; este centro contaba con 110 camas, tres salones de operaciones, un departamento de rayos X, un mínimo de personal.
Los antecedentes de la historia comienzan cuando Álvarez Cambras, regresa a Cuba tras cumplir como médico combatiente una misión internacionalista en el Congo Brazzaville donde integró la Columna Dos, Patricio Lumumba, retaguardia de la Columna Uno dirigida por el Guerrillero Ernesto Che Guevara en el Congo Leopolville,
Después de un mes de vacaciones, fue a ver al ex ministro de Salud Dr. José Ramón Machado Ventura, (había pasado a la dirección del Partido de La Habana) y le preguntó qué nueva tarea se le asignaría. Machado le informó que había una decisión de Gobierno y del compañero Fidel para que perfeccionara sus estudios de ortopedia.
Al preguntarle dónde podría ser mejor, Rodrigo le propuso que como él había aprendido francés en el Congo, lo mejor sería Francia donde existía una buena calidad ortopédica.
Se consiguieron becas en esa nación europea y junto con un grupo de médicos entre los que se hallaban Fidel Ilisastegui, Olimpo Moreno, Rodríguez Gavalda, Lianne Borbolla y su esposo, Enzo Dueñas y Nodarse, salieron hacia París.
Se albergaron en la Casa Cuba y Rodrigo comenzó a estudiar en la Universidad de París y en el Hospital Universitario Cochin, que era el más importante de la capital. Como jefe de Servicio fungía el profesor Merle D´Aubiqne, uno de los más conocidos de Francia y que laboraba en el Pabellón Ollier, de ortopedia y traumatología.
El profesor D´Aubigne lo acogió y le dio muchas oportunidades para aprender y desarrollarse en la especialidad. Estuvo alrededor de 20 meses. En tiempos libres iba al hospital Poincare donde estaba otro profesor de gran prestigio, el Dr. Robert Judet que daba los cursos de veranos.
También desde allí fue a Suiza donde ejercía el profesor Taillard e hizo otro curso con él en el hospital Cantonial de Ginebra por un mes. Ya con la preparación necesaria, volvió a Cuba.
A su regreso, lo recibió el Dr. Martínez Junco, Ministro de Salud Pública y más tarde el Comandante Fidel le dijo que la misión sería desarrollar la ortopedia y lo designan director del Frank País. La instalación tenía un gran terreno a su alrededor e inmediatamente comenzó a soñar con hacer un hospital de alto nivel científico y asistencial como necesitaba el pueblo de Cuba.
Rodrigo rememora que Celia Sánchez fue el alma inspiradora del Frank País y que el Comandante en Jefe, Fidel Castro, puso todo su empeño en su reconstrucción porque desde el primer momento avizoró lo que podía llegar a ser este servicio ortopédico para la población.
«Comienza su construcción en 1969 y paso a paso el hospital fue creciendo y se convirtió en un gran Centro y en el inicio del turismo de salud en Cuba», puntualiza Cambras.
El profesor recuerda que los extranjeros llegaban al aeropuerto, sobre todo de América del Sur, y decían, voy para el Frank País donde se les atendía gratis. Ya por esa época él había operado al ex presidente peruano Juan Velasco Alvarado.
Un día, durante una recepción en la embajada del Perú, en la cual Fidel participó y se hallaban más de 40 peruanos que habían venido a atenderse en el hospital, conversó con el Comandante en Jefe y acordaron que se debía cobrar algo, pues no se podía seguir trabajando de esa forma. Se creó entonces un turismo de salud en Cuba que después se continuó desarrollando hacia otras instituciones.
En los subsiguientes años el hospital continuó creciendo y hoy cuenta con 750 camas, 24 salones de operaciones, un hotel con 226 camas para enfermos de otros países, un hotel de 100 camas para extranjeros que vienen a estudiar en Cuba distintas especialidades y una residencia con 100 camas para los cubanos que vienen a reciclarse o a congresos y otras actividades.
En ese centro han recibido atención unos dos millones de cubanos y también extranjeros procedentes de 39 países, aquejados por deformidades de la columna vertebral y hernias discales; parálisis de la médula espinal de origen traumático, congénito o adquirido, y de los nervios periféricos; tumores óseos y de partes blandas; fracturas y secuelas de fracturas; deformidades de pies y manos; cirugía reconstructiva de las lesiones en manos; alargamientos de huesos por acortamientos congénitos o adquiridos; revascularización e injertos de médula espinal; y sustituciones protésicas de las articulaciones, informó el eminente profesor.
Además tiene un banco de huesos y tejidos que ofrece servicios a todo el país; se crearon dos fábricas, una de aparatos ortopédicos y de corset y otra de instrumental clínico y fijadores externos. Se construyó un policlínico de atención externa, y el Centro de Traumatología Deportiva ORTOFORZA pues se habían perdido para el deporte varios atletas que necesitaban atención especializada.
«Esta idea, añadió, surgió cuando Fidel y Celia me dijeron en una reunión con García Bango, entonces presidente del INDER, que averiguara qué se estaba haciendo en traumatología del deporte en el mundo.
«Salí con Cambo, vicepresidente del INDER, el arquitecto Quintana que hizo el Palacio de las Convenciones y tres arquitectos más. La gira comenzó por México y concluyó en España. Visitamos todos los países donde había efectuado olimpiadas o las estaban preparando.»
Más tarde se creó el Centro de Traumatología del Deporte en el Frank País que se unió al Instituto de Medicina Deportiva desde el punto de vista del trabajo.
Sin detenerse, el hospital siguió creciendo: se erigieron el centro de salud física, el ORTOFORZA.
De esa forma, señala se introdujeron las tecnologías más avanzadas, se desarrollaron los fijadores externos, los clavos de cadera, otras prácticas nuevas en traumatología deportiva y el hospital fue adquiriendo fama y prestigio extraordinarios.
«Fue un sueño que tuve un día y se logró gracias a que hubo una revolución socialista en Cuba. Durante este tiempo han recibido atención diversa, por nuestro equipo de trabajo, 13 dirigentes de diferentes estados.»
Una de las últimas condecoraciones que le entregaron al Dr. Rodrigo Álvarez Cambras fue la Orden del Honor y la amistad impuesta por el presidente ruso Vladimir Putin cuando visitó a Cuba en diciembre del 2001.
«Al imponérseme la Orden, indicó Rodrigo, Putin dijo que era un reconocimiento a lo que hicimos por el ejército soviético en la época en que sus tropas se encontraban en Afganistán. En aquella oportunidad atendimos a más de 400 soldados y oficiales, a muchos de los cuales los salvamos de amputárseles una pierna o un brazo.
El Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País es ejemplo de lo que la Revolución cubana ha hecho en favor de la atención al pueblo y del cual se han beneficiado también numerosas personas del mundo para mejorar su calidad de vida.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.