La decisión de la presidenta de Panamá, una semana antes de que concluya su mandato, de indultar a cuatro terroristas de origen cubano condenados por el intento de atentado contra Fidel Castro en la Universidad de ese país en la Cumbre Iberoamericana del año 2000, es un brutal insulto al pueblo cubano y al pueblo […]
La decisión de la presidenta de Panamá, una semana antes de que concluya su mandato, de indultar a cuatro terroristas de origen cubano condenados por el intento de atentado contra Fidel Castro en la Universidad de ese país en la Cumbre Iberoamericana del año 2000, es un brutal insulto al pueblo cubano y al pueblo panameño. Uno de ellos, Luis Posada Carriles, probablemente ocupe el primer lugar entre los criminales que más asesinatos y atentados haya perpetrado en América Latina y desde luego contra Cuba. Los cuatro fueron detenidos por la policía panameña, alertada por los servicios secretos de la isla, cuando planificaban el asesinato del Jefe del Estado cubano en medio de lo que hubiera sido una carnicería en el Paraninfo de la Universidad.
En plena cruzada antiterrorista a escala planetaria, cuando la UE ha sacrificado la seguridad jurídica en aras de la eficacia de la lucha contraterrorista, ningún gobierno europeo, ni – por supuesto – el flamante míster PESC, han alzado su voz contra contra la puesta en libertad de convictos autores de la voladura de aviones, de asesinatos, de la colocación de bombas en embajadas, en representaciones diplomáticas ante la ONU, en hoteles y prófugos de la justicia en varios países. Ningún país europeo ha acusado al gobierno pañameño de violación del Derecho Internacional y de su propia Constitución al considerar «delito político» la planificación de una matanza. ¿Por qué? Los crímenes van dirigidos contra el pueblo cubano, su revolución y sus dirigentes.
El doble rasero en las relaciones internacionales conoce otra edición que alcanza nuevas cotas de cinismo. Mientras cinco cubanos, encargados de investigar grupos terroristas de Miami para prevenir crímenes contra su país como el que se intentó en Panamá, hacen frente interminables condenas en cárceles de EE.UU., quienes los perpetran están libres «por razones humanitarias». ¿Pensaba en algo así Edvard Munch cuando pintó El grito ? Difícilmente los pueblos del mundo tolerarían tamaño atentado al más elemental sentimiento de justicia, si no fuera por la utilización sistemática de la manipulación informativa como arma de anestesia masiva de conciencias.
La vinculación política y ecomómica de Mireya Moscoso con la extrema derecha cubana de Miami no agota sin embargo la explicación de las causas por las cuales la presidenta de un pueblo, que ha votado masivamente en contra suya y elegido a Martín Torrijos, representante de la izquierda antiimperialista, acepta cargar sobre sí semejante oprobio. La presión del gobierno Bush, ejercida nada menos que mediante la visita de Colin Powell, ha sido decisiva y representa una peligrosa escalada en la agresión a Cuba a dos meses de las elecciones presidenciales. No es un hecho aislado. La semana pasada se emitió la primera señal de la radio y la televisión Martí utilizando como plataforma de transmisión un avión Hércules C-130 de las Fuerzas Aéreas de los EE.UU.
Estremece pensar en lo que puede ser capaz de hacer un gobierno que ha comprobado que ninguna gran potencia se atreve a tomar medida alguna que altere su impunidad, que ve peligrar su reelección y que depende del apoyo económico y electoral de la mafia más feroz del mundo. En Venezuela el intento de revocar a Chavez se ha saldado con un rotundo fracaso. Un profundo desconcierto reina entre los grupos de oposición; han comprobado por octava vez que electoralmente no tiene nada que hacer.
En el objetivo de la extrema derecha americana aparece una vez más la presa más codiciada. La revolución cubana ha sobrevivido entre otras razones porque el pueblo cubano conoce bien a sus enemigos. Ahora, menos que nunca, en Cuba no se descarta ninguna hipótesis. Los pueblos del mundo y sus organizaciones antiimperialistas tampoco debemos hacerlo. El comunicado de la Alianza de Intelectuales Antiimperialistas «CON CUBA, CONTRA EL IMPERIO», publicado el 26 de julio de 2003 alertaba: «Cuba ha estado siempre y está hoy más que nunca en el punto de mira del brutal imperialismo estadounidensa. Y hoy más que nunca necesita nuestra solidaridad, del mismo modo que nosotros, hoy más que nunca, necesitamos el ejemplo del heroico pueblo cubano». La vigencia de estas palabras es mayor cada día que pasa. La revolución cubana es también patrimonio de la humanidad y defenderla un objetivo civilizatorio prioritario.