.En días muy recientes tuve la oportunidad de leer un amplísimo escrito sobre las diferentes aristas de un conflicto archiconocido: el colombiano. No es menos cierto que cada palabra que se imprime sobre el papel o se teclea en el ordenador lleva el sentimiento de quien la escribe si es verdadero, pero en ocasiones esos […]
.En días muy recientes tuve la oportunidad de leer un amplísimo escrito sobre las diferentes aristas de un conflicto archiconocido: el colombiano.
No es menos cierto que cada palabra que se imprime sobre el papel o se teclea en el ordenador lleva el sentimiento de quien la escribe si es verdadero, pero en ocasiones esos sentimientos nos llevan más allá de la realidad y no nos dejan ver con claridad algunas vertientes de los análisis que hacemos.
No es mi intención ni mucho menos entrar en debate con el autor de «Colombia y Cuba, FARC y ELN» pero si veo la imperiosa necesidad de discrepar de algunos de sus puntos de vista.
Primero que todo creo que no es justo, como muchas veces se hace, poner a Cuba en el medio de una discusión como la del ELN y el Gobierno colombiano, cuando los cubanos solo están poniendo un territorio que sirve de sede a las conversaciones, por demás con la anuencia de las dos partes involucradas y a solicitud de ellos. Cuba no puede imponer ni las negociaciones ni el lugar donde se desarrollen.
En el artículo se trata de evidenciar supuestas ganancias del gobierno cubano al permitir estas negociaciones en su territorio. ERROR craso: los cubanos no suelen, y eso parece no saberlo quien escribió el artículo de referencia, sacar ventajas de los problemas ajenos, más bien se han ganado muchas dificultades por la defensa de los principios y la justeza de los hermanos colombianos y de otras partes del mundo. No pocas enemistades se han granjeado por hacer suyas las luchas y demandas de otros.
Es muy sencillo, casi salta a la vista, vincular las relaciones de dos estados como el cubano y el colombiano con las negociaciones del ELN y el Gobierno de Colombia por ser los mismos actores los que están presentes en uno y otro. Solo que la forma en que se presenta en este caso es un poco forzado y sin tener en cuenta algunos antecedentes importantes, por no decir que roza lo mal intencionado al dar una imagen tan equivocada de la revolución cubana y del pueblo que la lleva sobre hombros.
Cuba desde hace más de 45 años está luchando por lograr una verdadera integración de los pueblos latinoamericanos y las relaciones con Colombia no son ajenas a esos nobles ideales, lo cual no quiere decir que el Gobierno Cubano esté usando a los compañeros del ELN como moneda de cambio. Eso más que irracional es un insulto a los hombres y mujeres más solidarios que hoy existen sobre la faz de la tierra.
Creo que sería más prudente preguntar directamente a los propios miembros de ELN porqué están negociando y porqué lo hacen en Cuba en vez de acusar a los cubanos de algo tan injusto y mezquino como aprovecharse de las circunstancias en beneficio propio.
Sinceramente, pienso que el único beneficio que pudiera salir de un acercamiento entre Colombia y Cuba sería la posibilidad de que los más pobres de las tierras colombianas pudieran, como miles de otros latinoamericanos, recuperar su visión en operaciones que gratuitamente se hacen a diario en Cuba, o que cientos de jóvenes sin recursos puedan graduarse como médicos en la Escuela Latinoamericana de Medicina, donde estudian sin costo alguno más de 2000 jóvenes de nuestros países.
En fin, es legítimo que volquemos sobre el papel o la computadora los sentimientos que por dentro llevamos sobre algún que otro particular, pero siempre debemos mantener la vista en alto y mirar lejos sin perder los antecedentes para no torcer el camino o perder la objetividad. Cuba jamás abandona a sus hermanos de América ni del mundo, por eso hoy hay más de 30 mil médicos cubanos en países de África, Asia y nuestra América, llevando la salud a los lugares donde nunca ha habido ni siquiera un curandero.
Con mucho respeto me he tomado el atrevimiento de retomar el artículo en cuestión porque como latinoamericano me pareció una agresión al hermano pueblo cubano.