El 15 de marzo de 1878, en el lugar conocido como Mangos de Baraguá, Santiago de Cuba, el General Antonio Maceo rechazó un acuerdo que le ofrecía el máximo representante de España en esta Isla por no contener las dos banderas por las que llevaban una década de lucha armada los cubanos: la independencia del […]
El 15 de marzo de 1878, en el lugar conocido como Mangos de Baraguá, Santiago de Cuba, el General Antonio Maceo rechazó un acuerdo que le ofrecía el máximo representante de España en esta Isla por no contener las dos banderas por las que llevaban una década de lucha armada los cubanos: la independencia del país y la abolición de la esclavitud. El imperio español había logrado la división de los patriotas cubanos con el llamado Pacto del Zanjón pero no pudo sumar a su estrategia a quien se había convertido en el más admirado de los combatientes surgidos de la clases populares que se unieron a la Revolución de 1868 y que no se cansó de luchar por los objetivos revolucionarios.
Aquel acto de Maceo es venerado en Cuba, de los contemporáneos que lo atacaron por no pactar una paz sin independencia no se acuerda nadie. El 19 de febrero del 2000 en la misma arboleda de Baraguá, en medio de la lucha por el regreso del niño Elián González a Cuba, se hizo el Juramento de Baraguá, cuyo principal inspirador fue el Comandante Fidel Castro. Poco después Elián regresó a Cuba y comenzó la batalla por el retorno de los cinco héroes antiterroristas que este 17 de diciembre volvieron a su país, como preconizara Fidel el 13 de junio de ese mismo año.
Como dijo el escritor cubano Francisco López Sacha: «Se impuso el sentido común, y en las negociaciones pesó la solidaridad mundial, sin que Cuba hiciera ni una sola concesión de principios». Baraguá se impuso una vez más al Zanjón.
En los grandes medios de comunicación llueven los análisis equidistantes entre Cuba y Estados Unidos. Igualando agresores y agredidos, algunos han logrado escribir sobre lo sucedido el 17 de diciembre sin mencionar el júbilo de los cubanos por el regreso de los héroes antiterroristas presos en EE.UU ., para ellos, ese es el periodismo veraz y objetivo con el que debemos solucionar las deficiencias de la prensa cubana para estar a la altura de los desafíos que se avecinan. Otros, anuncian el fin de una lucha de ideas que sólo avanza hacia una etapa más aguda. A todos, les haría bien leer tres fragmentos muy actuales del Juramento de Baraguá:
«¡La Ley de Ajuste Cubano debe cesar!
«¡La Ley Helms-Burton debe cesar!
«¡La Ley Torricelli debe cesar!
«¡Las enmiendas introducidas de contrabando en muchas leyes del Congreso de Estados Unidos para agravar los sufrimientos de nuestro pueblo, deben cesar!
«¡El bloqueo en su conjunto y la criminal guerra económica contra Cuba deben cesar!
«¡Las amenazas, las campañas subversivas, los planes de desestabilización, deben cesar!
«Y a su debido tiempo, ya que no constituye objetivo prioritario en este instante aunque sí justísimo e irrenunciable derecho de nuestro pueblo, ¡el territorio ilegalmente ocupado de Guantánamo debe ser devuelto a Cuba!
«(…)
«…la formación y profundización de la más sólida conciencia revolucionaria, y el esfuerzo por alcanzar los más elevados conocimientos y la más amplia e integral cultura, son actividades que en nuestra Patria no se detendrán jamás mientras haya injusticia por reparar, mientras exista el sistema imperialista, y aun cuando deje de existir, porque siempre será necesario luchar por un mundo más solidario y más humano.
«(…)
«Algunos se impacientan y desean medidas más drásticas de las más variadas categorías, incluso violentas, para salvar al niño y librarlo de sus sufrimientos. Los pretextos para un conflicto armado entre Estados Unidos y Cuba es lo que más desean los traidores anexionistas. Esa superpotencia solo es poderosa en el campo de las armas. En el de las ideas es huérfana y está indefensa. Con inteligencia y con ideas lograremos nuestros objetivos.
«Vamos a pulverizar su asquerosa hipocresía, sus groseras mentiras, sus repugnantes y egoístas doctrinas imperiales, con las que pretenden gobernar el mundo. No les quedará ni la mínima credibilidad necesaria para engañar a alguien en este país o en el resto del planeta.
«Y en medio de esa lucha pacífica de ideas, nuestra vida seguirá adelante, continuaremos nuestro épico esfuerzo por vencer las dificultades, por el desarrollo económico y social de nuestra Patria, excepto que se pretenda un día la imposible y loca tarea de destruirnos por la fuerza, interrumpiendo la vida normal de nuestro país. En ese caso, no habrá para los agresores un día de tregua ni de calma, y nada volvería a ser normal para ellos.
«A nuestros niños y adolescentes no les faltarán los espacios de recreación sana y alegre, a la vez que enriquecedora de sus inteligencias y sus vidas. Todo nuestro pueblo tendrá igual derecho y espacio para la alegría y a la vez el constante incremento de sus valores morales y espirituales, con los cuales sabremos garantizar el indispensable bienestar material que podemos conquistar con nuestra inteligencia y nuestro trabajo.
«¡Nadie se rendirá! Y cansarse en esta lucha sería, para un patriota y revolucionario cubano, más bochornoso que rendirse. ¡Veremos quién tiene más razón, más motivación, más voluntad de luchar!
«¡Veremos quién se cansa primero!
«¡Veremos quién resiste más!»
Ya sabemos quién resistió más y quién se cansó primero, pero -como ha recordado el Presidente Raúl Castro– aún están en pie los instrumentos de agresión contra nuestro país, a pesar de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha reconocido el fracaso del bloqueo y ha declarado que trabajará por ponerle fin.
Los Cinco son héroes para los cubanos porque, lejos de pactar y reconocerse culpables como les propuso E.E.U.U., prefirieron el desafío al pacto sin honor.
Es cierto que Washington ha proclamado un nuevo comienzo en sus relaciones con La Habana pero, a juzgar por recientes noticias, insiste en crear nuevos líderes en Cuba a fuerza de dinero, olvidando que con su obstinación por castigarnos ya los creó a base de injusticias y arbitrariedades: Los Cinco. Sólo los que hicieron la Revolución de 1959 tienen una autoridad moral similar a ellos en Cuba. Para los cubanos, son los Antonio Maceo del siglo XXI porque, como él, nunca mendigaron nada y sólo se deben a su pueblo. Pueden suscribir lo que el hombre de Baraguá escribió al Coronel Federico Pérez Carbó:
«…mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos. Tampoco espero nada de los americanos; todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer sin su ayuda que contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso»
Irónicamente, lo único que debemos a EE.UU . los cubanos de hoy es habernos demostrado que hijos del pueblo de Cuba -puestos a elegir- siguen siendo capaces de asumir la conducta de Antonio Maceo.
El gobierno cubano, que supo llevar esta negociación con firmeza e inteligencia ejemplares estuvo a la altura de su pueblo, el que nunca habría aceptado la liberación del «contratista» estadounidense preso en Cuba sin que eso implicara el regreso de Los Cinco. Es el mismo pueblo que no perdonaría jamás a quien entregara su emblemática Plaza de la Revolución, aunque fuera un solo minuto, a personas pagadas por Estados Unidos para ante la prensa mundial denostar su Revolución, provocar una respuesta que sería documentada y manipulada como intolerancia y entrar en una peligrosa espiral ante la resistencia de los zanjoneros -apoyada en vivo por el aparato mediático transnacional- a abandonar un espacio tan sagrado como Baraguá.
Un gobierno cubano que acepatara eso caería, no porque lo tumbara la contrarrevolución sino porque perdería el apoyo popular.
En París, cuna de los Derechos del hombre según la Democracia al estilo occidental, los autores de la provocación del día 30 de diciembre pasado no estarían en libertad. La Prefectura de Policía de París exige que la petición de autorización para concentraciones en lugares públicos se haga «al menos un mes antes de la fecha de la manifestación». Además, «este plazo será de tres meses como mínimo si el evento proyectado agrupará a mucha gente», «cada petición debe comportar toda la información útil sobre el organizador (persona física o moral) y sobre la manifestación (naturaleza, fecha, lugar, horario, número de participantes…)». Los organizadores tienen la obligación de «suscribir una póliza de seguros que garantice en el plano de la responsabilidad civil todos los riesgos relativos a la manifestación proyectada (participantes, público y obras públicas). La póliza de seguros debe comportar la garantía máxima […] calculada en función del evento asegurado, respecto a los siguientes riesgos: daños corporales, materiales e inmateriales». La Prefectura de Policía insiste en este punto: «El organizador debe asumir la tarea de la seguridad general en el sitio dedicado a la manifestación. En caso de daños por imprudencia o negligencia, la responsabilidad civil, incluso penal, del organizador puede evocarse sobre la base de los artículos 1382 y siguientes del Código Civil y de los artículos 121-1, 121-2, 223-1 y 223-2 del Código Penal».
Se conoce que la Prefectura de Policía de París rechaza decenas de peticiones todas las semanas por «no respetar el plazo para hacer la petición; marcha susceptible de causar problemas de seguridad, de orden público o de tránsito; rechazo del organizador a aceptar las obligaciones o prescripciones que presenta la Prefectura de Policía; opinión desfavorable de la alcaldía de París o de un servicio consultado; incompatibilidad entre la marcha prevista y el lugar escogido; organizador que no respetó sus obligaciones en una petición anterior o que ignoró las prescripciones de la Prefectura de París, etc.». (http://www.google.com/url?q=http%3A%2F%2Fwww.prefecturedepolice.interieur.gouv.fr%2FDemarches%2FProfessionnel%2FSecurite-et-accessibilite-des-batiments%2FManifestation-sur-la-voie-publique-ou-tout-espace-ouvert-au-public&sa=D&sntz=1&usg=AFQjCNEZRrbhmOWWzFJSglTe6Sxep0M1xg)
Lo que no se conoce es que el gobierno de una potencia extranjera lleve decenios y cientos de millones dólares tratando de provocar este tipo de situaciones en París. Como recordé en un comentario la actuación salvaje de la Prefectura de París la hemos visto bastante a menudo pero ni The New York Times, ni El País, ni el Departmento de Estado la consideran violación de Derechos Humanos.
Hay quien sugiere que las autoridades cubanas debían haberse convertido en cómplices de la farsa y movilizar personas que sólo aportarían legitimidad a una provocación urdida desde el extranjero. En vez del relato de la retención temporal de un pequeño grupo de personas en instalaciones que por las mismas descripciones de los detenidos parecen más albergues de Escuelas en el campo (Ver en Diario de Cuba el texto titulado «Performance en el Vivac«) que una mazmorra de las que gestiona Estados Unidos en Guantánamo, tendríamos entonces en la pantallas del mundo las imágenes de un enfrentamiento violento en el corazón político-administrativo del país.
¿O alguien cree seriamente que los cuatro gatos convocados desde Miami para gritar sus resentimientos y sabotear los acuerdos entre Cuba y EE.UU . se iban a retirar tranquilamente una vez consumido su minuto de celebridad mientras tenían toda la prensa del planeta a su disposición y el despliegue previo de mensajería spam de todo tipo que hicieron convocando a su «performance»? ¿Hay que cerrar los ojos ante el surgimiento y evolución de las guarimbas antichavistas en Venezuela y el Maidán ucraniano? Demasiada responsabilidad pero también experiencia tienen las autoridades cubanas para pecar de ingenuas cuando La Habana está mucho más cerca de EE.UU . que Caracas y Kiev.
Una pregunta que considero muy pertinente en esta hora: ¿Con quién dialogó Maceo, con los ralladiyos -cubanos antiindependentistas pagados por el imperio español- o con el Gobernador General de España en Cuba?
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2015/01/07/cuba-una-pregunta-pertinente/