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De cómo Israel intenta expulsar a los palestinos de Gaza

Fuentes: Middle East Eye

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Según consta, las autoridades israelíes han declarado que el Estado está dispuesto a ayudar a los palestinos a abandonar Gaza, siempre y cuando no vuelvan jamás.  

En un campo de refugiados del sur de la Franja de Gaza, 24 de junio de 2018 (AFP)

Las autoridades israelíes admitieron recientemente el objetivo real del asedio inhumano de trece años sobre Gaza.

El bloqueo no se ha impuesto por razones de seguridad o para castigar a una facción palestina específica. Forma parte más bien del proceso continuo de «más tierra, menos árabes» iniciado por las bandas sionistas para expulsar y desplazar a los pueblos indígenas de Palestina.

Según un informe publicado la semana pasada en Ynet News, una fuente del gobierno reconoció que Israel ha tratado de presionar a los palestinos para que abandonen Gaza, y señaló que «se han hecho diversos intentos» para persuadir a «determinadas naciones» para que los aceptaran, pero que dichos intentos habían fracasado.

Organizando vuelos  

La fuente reveló que el gobierno israelí estaba incluso dispuesto a «organizar el transporte» de los palestinos que desearan abandonar la Franja de Gaza, «al menos hasta uno de los aeropuertos en el Negev».

Según varios informes, Gilad Erdan, ministro de seguridad pública de Israel, confirmó estas declaraciones y señaló que el gobierno israelí había estado debatiendo cómo alentar a los palestinos de Gaza a abandonar el enclave costero.

En una entrevista en la radio del ejército, la política israelí Ayelet Shaked criticó las medidas tomadas por el gobierno y el ejército israelíes para negar a la población de Gaza una salida del territorio bloqueado, y subrayó que ella apoyaba su partida. Shaked señaló que Gaza ha experimentado una explosión demográfica y hacinamiento extremos, y que era hora ya de que Israel les permitiera abandonar el país.

Estas declaraciones de repentina empatía por la trágica realidad de Gaza ignoran varios hechos: que alrededor de dos tercios de los palestinos de Gaza son refugiados, cuyos abuelos fueron expulsados por Israel de sus aldeas en 1948, y que la superpoblación de Gaza habría sido mucho menos penosa si Israel no ocupara además un tercio de ese territorio con la llamada «zona de seguridad».

Las declaraciones también ignoran el hecho de que la crisis humanitaria de Gaza es el resultado de la decisión de Israel de cerrar los cruces de Gaza, restringir el movimiento de personas y bienes e impedir un desarrollo económico real en el territorio.

Objetivo explícito  

En lugar de ser algo implícito, el objetivo estratégico de Israel de vaciar Palestina de su población indígena se ha vuelto demasiado explícito.

En 1948, cuando Israel estableció su Estado, las bandas sionistas perpetraron más de 70 masacres contra los palestinos, destruyeron más de 530 pueblos y ciudades y mataron al menos a 15.000 palestinos. Más de 750.000 palestinos se vieron obligados a huir, lo que permitió que Israel controlara el 78% de las tierras palestinas.

El deseo de Israel de tener más y más tierras no se ha contenido nunca, y ha seguido expandiéndose a medida que ocupaba Cisjordania, la Franja de Gaza, el Sinaí egipcio y los Altos del Golán sirios en 1967. Posteriormente, en 1982, Israel se apoderó del control del sur del Líbano.

Manifestación palestina ante el cruce de Erez, Gaza, 3 octubre 2019 (AFP)

Si bien Israel se vio finalmente obligado a retirarse del Sinaí y del sur del Líbano, continúa ocupando los Altos del Golán y Cisjordania y mantiene a Gaza bajo bloqueo. Según los datos de B’Tselem, entre 1967 y 2017, Israel estableció más de 200 asentamientos ilegales en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, ubicando allí a 620.000 colonos.

En marzo pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una declaración reconociendo la anexión por Israel de los Altos del Golán de Siria. Al expresar su gratitud por el sesgo de Estados Unidos hacia Israel, el primer ministro Benjamin Netanyahu puso el nombre de «Altos de Trump» a un asentamiento situado en los Altos del Golán.

«Amenaza demográfica»

Israel ha revelado sus intenciones de anexarse el Área C, que comprende el 60% de Cisjordania. Al mismo tiempo, está trabajando para deshacerse de tantos palestinos como sea posible, incluso a través de la Ley de Propiedades de Ausentes, que transfiere al Estado las viviendas que son propiedad de los refugiados palestinos, para entregárselas después a los inmigrantes judíos.

«Amenaza demográfica» es uno de los términos más utilizados en el espacio académico y político de Israel, lo que refleja la percepción de Israel de los palestinos como una amenaza a su carácter de Estado judío. En este contexto podemos entender la negativa de Israel a retirarse del Valle del Jordán, ya que esto les daría a los palestinos contacto físico directo con Jordania, lo que podría permitir que miles de refugiados regresaran a Cisjordania y perturbaran la presencia colonial de los colonos de Israel.

El objetivo estratégico de Israel en Gaza se justifica por la lógica de la «amenaza demográfica», según la cual los palestinos son considerados como una «bomba de relojería». Esta percepción habla del racismo y la discriminación profundamente arraigados en Israel hacia los palestinos.

La admisión por parte de funcionarios israelíes de su objetivo de obligar a los palestinos a abandonar Gaza solo agrava los crímenes de Israel contra los dos millones de civiles palestinos que viven allí. El primer delito es el castigo colectivo que llevan más de una década soportando; el segundo es la intención de Israel de desplazarlos una vez más.

Ahmed Abu Artema es un periodista palestino y activista por la paz. Nació en Rafah en 1984. Su familia de refugiados procedía del pueblo de Al Ramla. Es autor del libro «Organized Chaos».

Fuente: https://www.middleeasteye.net/opinion/how-israel-trying-expel-palestinians-gaza

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.