Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
La ex Secretaria de Estado Madeleine Albright estaría tan contenta: Otra campaña de sanciones y embargos estadounidense que va a empezar a matar niños, pero esta vez en Irán.
Albright, cuando era Secretaria de Estado de Bill Clinton, fue entrevistada por el programa-revista de noticias de la CBS «60 Minutes» allá por el año 2000, y la periodista Lesley Stahl le preguntó sobre las informaciones que aseguraban que las sanciones de EEUU contra Iraq habían provocado la muerte de alrededor de 500.000 niños iraquíes debido a la carencia de medicinas y de productos como el cloro para tratar el abastecimiento de agua. Stahl le preguntó a Albright si ese horrendo número de víctimas había «merecido la pena». Albright, como todo el mundo sabe, contestó: «Creo que fue una decisión dura, pero el precio mereció la pena».
Albright debe estar feliz de nuevo porque, al parecer, el mismo tipo de lógica despiadada está funcionando una vez más, pero en esta ocasión orquestada por la administración Obama y la actual Secretaria de Estado, la autora de «It Takes a Village« y supuesta defensora de la infancia, Hillary Clinton.
Según una carta enviada al Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon por la directora de la Fundación Benéfica para Enfermedades Especiales de Irán, la actual campaña de sanciones que EEUU promueve contra las instituciones financieras iraníes, así como sus esfuerzos para impedir que los bancos occidentales puedan hacer negocios con Irán, han hecho prácticamente imposible que los doctores y hospitales iraníes pueden conseguir medicinas del extranjero para enfermedades relativamente raras pero graves como la hemofilia, la esclerosis múltiple, diversos tipos de cáncer, la insuficiencia renal y la talasemia.
El endurecimiento del cerco internacional sobre las transacciones financieras iraníes ha creado también una dura situación para los fabricantes internos de algunas de esas medicinas en Irán a la hora de conseguir las materias primas necesarias para fabricar localmente las tan imprescindibles medicinas, según se explica en la carta.
Fatemeh Hashemi Rafsanyani, la autora de la carta, pedía al Secretario General que actuara para impedir que la campaña de sanciones pueda perjudicar a alrededor de seis millones de iraníes que sufren las mencionadas enfermedades. Decía en ella que las sanciones habían «afectado directamente ya las vidas y bienestar de miles de pacientes».
La campaña promovida por EEUU para aplastar económicamente a Irán es un esfuerzo para presionar al pueblo iraní para que obliguen a los dirigentes de su país a abandonar el programa doméstico de enriquecimiento de combustible nuclear. Se está impidiendo que los iraníes que padecen cáncer, esclerosis múltiple, insuficiencia renal u otras enfermedades -muchos de ellos niños- puedan conseguir las necesitadas medicinas debido al temor de Israel y su patrocinador, EEUU, de que el programa nuclear iraní pudiera llevar a que en el futuro Irán desarrollara la capacidad para construir una bomba nuclear, convirtiéndose así en la segunda nación nuclear en Oriente Medio, poniendo de esa forma fin al monopolio nuclear de Israel. Aunque los servicios de inteligencia estadounidenses conceden que no hay pruebas de que Irán esté en estos momentos intentando desarrollar una bomba nuclear, la posibilidad de que esto pueda suceder en el futuro es al parecer justificación suficiente para amenazar las vidas de los enfermos graves iraníes.
La sanciones estadounidenses contra Irán crearán también, sin duda, problemas para las víctimas del reciente desastre padecido por Irán: un par de terremotos, de magnitud 6,4 y 6,3 en la Escala de Richter, que asolaron la región noroccidental del país el pasado sábado, matando a varios cientos de personas y dejando sin hogar a otras 16.000. Se informa que los hospitales, algunos de ellos dañados por el terremoto, están atestados y luchando para conseguir medicinas. EEUU, a través de su programa USAID, envió a Teherán un avión cargado de suministros -agua embotellada, mantas, «kits de higiene personal»- que Washington ha valorado en 350.000 dólares, y ha enviado asimismo otros 50.000 dólares a través de las Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, pero esa ayuda es una miseria comparado con los suministros que están siendo deliberadamente bloqueados por las restricciones de las sanciones sobre los pagos internacionales iraníes.
Nadie debería sorprenderse de esta implacable victimización de los niños y de los enfermos emprendida por Washington en nombre de la realpolitik. En Cuba, tras el colapso de la Unión Soviética a principios de la década de 1990, hubo una epidemia de ceguera y daños en la visión entre los niños debido a los problemas de Cuba, sujeto del embargo comercial estadounidense desde hace varias décadas, para conseguir los alimentos necesarios y, especialmente, vitamina A.
La Secretaria Albright probablemente piense que este desastre también «merecía la pena».
Dave Lindorff es fundador del colectivo «This Can’t Be Happening» [«Esto no puede estar sucediendo»] y ha participado en el libro «Hopeless: Barack Obama ante the Politics of Illusion» publicado por AK. Vive en Filadelfia.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/08/13/killing-irans-children/