ELA se ha reunido en Madrid con diferentes Grupos Parlamentarios (PSOE, PDECat, ERC, Unidos-Podemos y EH Bildu) y con la Ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. En el caso del PNV la reunión se ha celebrado en Bilbao con tres miembros del EBB. El objeto de esas reuniones, solicitadas por ELA, era explicar las graves consecuencias […]
ELA se ha reunido en Madrid con diferentes Grupos Parlamentarios (PSOE, PDECat, ERC, Unidos-Podemos y EH Bildu) y con la Ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. En el caso del PNV la reunión se ha celebrado en Bilbao con tres miembros del EBB. El objeto de esas reuniones, solicitadas por ELA, era explicar las graves consecuencias que han supuesto las reformas laborales para que esos Grupos tomen iniciativas de para revocarlas. Al fin y al cabo, ese fue el compromiso de varios de esos Grupos. ELA ha querido dar centralidad, entre otras cosas, al efecto de la «estatalización» de la negociación colectiva en la caída salarial.
¿En qué consiste la estatalización? En la posibilidad que da la ley para que, por medio de convenios colectivos estatales, se pueda impedir o limitar el derecho a negociar colectivamente en nuestro país. Esa posibilidad, abierta por la reforma laboral de Zapatero, está siendo utilizada por CCOO, UGT y la patronal española. Impedir o limitar la capacidad de negociar tiene efectos muy duros en las condiciones de trabajo. Nadie discute que los convenios vascos son mucho mejores que los estatales. Un ejemplo para explicar de qué estamos hablando: si a las mujeres de las colectividades se les aplicase el convenio de restauración estatal en vez de los convenios vascos de Hostelería -es lo que quieren CCOO, UGT y la patronal española- pasarían a cobrar un 50% menos de salario y trabajarían alrededor de 60 horas más al año.
En su propuesta, ELA no niega a CCOO, UGT y la patronal la posibilidad de acordar convenios estatales para aquellas provincias en las que no exista la opción de articular una negociación entre sindicatos y patronal. A lo que nos negamos es a que esos convenios, sectoriales o de empresa en el ámbito estatal, impidan negociar mejores condiciones de trabajo en cualquier ámbito geográfico o funcional. Esa es, no tenemos duda, una estrategia para empobrecer a las trabajadoras.
ELA ha advertido sobre los graves efectos que conlleva perder la capacidad de negociación colectiva; de que podamos decidir dónde y sobre qué negociamos. Afecta a los salarios, que caen; al resto de las condiciones de trabajo; a la recaudación vía impuestos, a la cohesión social… La caída salarial afecta a todo, también a los beneficios de las empresas que, explotando a nuestra gente (ver la lucha de mujeres contra la externalización de limpieza de habitaciones en hoteles), baten récords. Por todo eso pensamos que debemos hacer lo imposible para cambiar esa injusta ley; injusta porque empeora las condiciones de trabajo e injusta, también, porque para lograrlo se desprecia la representación sindical democráticamente elegida en nuestro país. A quienes firman esos convenios estatales les da igual que quienes firmamos los convenios vascos, como por ejemplo los de hostelería, tengamos hasta un 80% de representación. No dudan en impugnarlos para que sean declarados nulos.
Pues bien, en las reuniones en Madrid y Bilbao ningún Grupo Parlamentario, y tampoco la Ministra Magdalena Valerio, se oponen a nuestra reclamación. Por ejemplo, el PSOE dijo expresamente dos cosas: que «nos habíamos explicado bien» y que, en el fondo, «se trataba de mejorar la vida de la gente». Es verdad, de eso se trata. En la reunión que celebramos con la Ministra un portavoz del Ministerio nos dijo que nuestra posición era «comprensible y razonable». ¿Quiere eso decir que el tema está resuelto? No, ni mucho menos. Somos conscientes de las fuertes presiones patronales y sindicales que existen en el ámbito del Estado para que esta estructura injusta y antidemocrática no se modifique.
Fue el Banco de España el que, entre otros, planteó al inicio de esta crisis que la negociación de los convenios debía desarrollarse en dos ámbitos. En la empresa, para la que plantearon la prioridad aplicativa del convenio de empresa, y en el Estado, haciendo desaparecer los convenios de sector territoriales (los comúnmente conocidos como provinciales). El Banco de España defendía esa posición con un argumento: en ninguno de los dos habrá oposición sindical. Al no haber fuerza sindical, dice el Banco de España, las empresas podrán utilizar los dos ámbitos para hacer lo que les viniera en gana. Lo cierto es que la ultima huelga en apoyo la negociación en un sector estatal se convocó cuando Franco llevaba pantalón corto.
Llegados a este momento hay que recordar que el PSOE no tiene mayoría en el Parlamento español y que necesita de otros Grupos para revisar, aunque sea parcialmente como ellos dicen, «los aspectos más lesivos de la reforma laboral». Lo cierto es que no todo el PSOE dice lo mismo sobre esto. Nadia Calviño, Ministra de Economía del PSOE, estuvo hace unos días en la City londinense y se pronunció a favor de mantener lo más duro de la reforma de Rajoy. No faltan razones para dudar de la voluntad del Gobierno en echar atrás lo más duro de la reforma laboral de Rajoy (ultraactividad de los convenios, prioridad aplicativa del convenio de empresa…). Lo que ELA advierte en este momento es que la posición del resto de Grupos Parlamentarios va a ser determinante para que las cosas se muevan en un sentido positivo.
Por eso hemos estado con ellos. Unidos-Podemos nos dijo que defiende una estructura de la negociación colectiva donde el convenio de ámbito inferior sólo sirva para mejorar lo que se establece en el superior. Estamos de acuerdo. EH Bildu nos dijo que nuestra iniciativa «estaba bien planteada» y que era el «momento idóneo» para que prosperara. ERC compartía el fondo de nuestra oposición a las reformas realizadas y el derecho de las mayorías representativas a elegir el ámbito en el que se negocia. El PDECat compartía que la realidad sindical vasca, con mayorías representativas distintas a las del Estado, debe ser respetada. Y el PNV nos ha dicho que «intentará abrir puertas con el Gobierno español». ELA quiere recordar que en 1994 la colaboración con el PNV fue posible en una situación muy similar a la actual con el objetivo de salvaguardar la negociación colectiva vasca. Ahora también debería serlo.
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