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Debates alrededor de las candidaturas unitarias

Fuentes: Rebelión

El 22 de julio de 2015 se presentó en Bilbao un «Llamamiento para candidaturas unitarias» de izquierda de cara a las próximas Elecciones Generales promovido por 26 personas del mundo académico de la UPV-EHU y de movimientos sociales tales como el feminismo, ecologismo, cooperación, internacionalismo, euskalgintza -movimiento por la promoción del euskera-, economía alternativa… tanto […]

El 22 de julio de 2015 se presentó en Bilbao un «Llamamiento para candidaturas unitarias» de izquierda de cara a las próximas Elecciones Generales promovido por 26 personas del mundo académico de la UPV-EHU y de movimientos sociales tales como el feminismo, ecologismo, cooperación, internacionalismo, euskalgintza -movimiento por la promoción del euskera-, economía alternativa… tanto de la Comunidad Autónoma de Euskadi (CAE) como de la Comunidad Foral de Navarra. En la CAE se dirigía específicamente a EHBildu, Podemos y Ezker Anitza, entendiendo que si se articulara electoralmente ese espacio sociopolítico podría llegar a ser la fuerza mayoritaria. Es común a esas fuerzas su compromiso con las luchas sociales.

Se proponía un programa de mínimos articulado desde tres ideas fuertes de respuesta al periodo: un cambio social profundo en políticas públicas, un proceso constituyente vasco desde el eje del derecho de decisión y, desde el rechazo a todas las violencias, el impulso del proceso de paz y la normalización política.

El balance de las gestiones con las tres corrientes es agridulce. Por un lado no hay mimbres para dicha candidatura unitaria para las próximas elecciones pero, en opinión de las tres, queda abierta la posibilidad para el futuro. Es un avance. La cercanía electoral hacía muy difícil hacer girar los enfoques preelectorales de Podemos y Ezker Anitza y se constatan las distantes relaciones entre aparatos. En cambio, tanto las bases como la estructura de EHBildu -la fuerza mayoritaria consultada- sí ha dado respaldo a la iniciativa, lo que no es poca cosa. Por otra parte se ha podido constatar que es posible un programa así, que ha sido útil una mediación desde la sociedad civil y que ha contado, además, con el apoyo de una parte de las bases de Podemos y Ezker Anitza.

Con todo se han suscitado algunos dilemas en unos encuentros que han mostrado visiones esquemáticas y cortoplacistas en algunos temas.

En unas elecciones, y no solo por la regla d’Hondt, es más efectiva una alianza ex ante como polo de atracción de siglas que se complementan, que ex post por la suma resultante de escaños de varias siglas en competencia. La presencia de EHBildu en una tal alianza electoral le habría dado espesor de alternativa y un colchón de partida. No olvidemos que es la segunda fuerza en la CAE. Es difícil pensar en un cambio sin la participación de la izquierda abertzale.

Los procesos de alianza electoral pueden verse favorecidos por trayectorias compartidas por la base, pero ese es un requisito más para fusiones de partidos -que no es el caso- que para una alianza electoral cuyos fundamentos se deberían guiar solo por el programa tasado, el compromiso de lealtad y los requerimientos del cambio.

En este terreno el proceso vasco es distinto del catalán que se ha polarizado alrededor de independencia sí o no. Aquí se tenía la oportunidad de un polo de izquierda con un punto intermedio, que defienda el derecho a decidir como paso estratégico para un proceso constituyente vasco que vaya más allá de la mera reforma constitucional en España y de la reforma estatutaria en la CAE.

La defensa del derecho a decidir no consiste, en todo caso, en enunciarlo y luego no promoverlo, sino en centrarlo como horizonte de democratización y que mediante referendos por mayorías -a la escocesa, quebequesa o catalana- tenga la virtud de pacificar los espíritus y la convivencia porque las urnas -las mayorías- han decidido y todos aceptan el resultado, sea cual sea. A estas alturas pensar que un referéndum divide a una sociedad que ya es plural es lo mismo que evitar elecciones para contabilizar los apoyos ciudadanos. Un referéndum al respecto no es para elucidar la identidad nacional de los electores (queda en su fuero personal) sino para solventar un dilema colectivo sobre el modelo relacional con el Estado por la vía más democrática y transparente.

De todos modos hay un debate a hacer sobre la cuestión nacional. La cuestión de la articulación política de las naciones sin Estados no es una pretensión de las «burguesías nacionales» locales sino de la comunidad como un todo, incluidas clases trabajadoras y capas populares. Además del sujeto individuo, clase, género.. existe el sujeto comunidad con sus derivadas de construcción cultural y social. No es así un tema ajeno a las clases trabajadoras sino un tema político propio pudiendo éstas disputar incluso la conducción del modelo de construcción nacional desde una perspectiva social. No es así solo una «reivindicación democrática», sino que por su centralidad, sería también una parte del proyecto emancipador que puede, además, ampliar cualitativamente el espacio de la izquierda con alianzas sociales por abajo. En sentido inverso, la postura contraria legitima la adscripción nacional forzosa al estado anfitrión y sus valores, así como su negativa a reconocer los hechos nacionales.

No nos corresponde juzgar las coherencias de unos u otros con sus estrategias del pasado. Sin duda todas las fuerzas deben saldar sus cuentas tanto por una aproximación ética como por salud política para el nuevo tiempo en el que ya vivimos. Los diagnósticos críticos de luces y sombras del pasado nos hacen más libres. Pero queda al libre albedrío de cada corriente gestionar su mirada conforme a sus propios procesos internos, siendo poco sensato que ninguna fuerza exija condiciones al respecto a otros, más allá de los compromisos del presente. Lo que había que preguntarse ahora era cual era el tipo de alianza que correspondía en el marco de una regresión económico-social de las clases populares, de taponamiento del derecho soberano a decidir y de la normalización política en Euskal Herria. Esa era y es la cuestión!

Respuesta de Roberto Uriarte

Carta abierta a Ramón Zallo, impulsor de la iniciativa por una candidatura unitaria

Roberto Uriarte, Secretario Podemos Euskadi

Desde Podemos Euskadi os dijimos que creemos que no se dan las condiciones, que es al fin y al cabo la valoración que también tú has hecho, tras las consultas.

publicado en: http://www.naiz.eus

Querido Ramón: veo que has dado por cerrada la iniciativa que pusiste en marcha con otros amigos y amigas comunes de la Universidad a favor de la confluencia entre partidos de la CAV y de Nafarroa.

La razón que alegas es que no existen los mimbres necesarios para continuar con ella. Parece ser que ninguna de las fuerzas convocadas es partidaria de confluir con Bildu de cara a las próximas elecciones. Geroa Bai ha rechazado claramente la propuesta y opta por concurrir con sus siglas. Podemos Navarra, Ezkerra-Batzarre, Ezker Anitza y Equo la han ignorado. Desde Podemos Euskadi os dijimos que creemos que no se dan las condiciones, que es al fin y al cabo la valoración que también tú has hecho, tras las consultas.

Ciñéndonos al ámbito de la CAV, sabes que nuestras relaciones son buenas con Equo y Ezker Anitza. En algunos municipios, miembros de Podemos han conformado alianzas electorales con dichas fuerzas. Es más, en el caso concreto de Equo, la relación es excelente, ya que se trata de dos proyectos a los que no sólo nos une un programa muy parecido, sino también y esto es muy importante, unas formas de trabajar y unos procesos de decisión similares y que pretenden introducir una nueva forma de hacer política. Es muy probable que lleguemos incluso a concurrir juntos a las generales de diciembre.

En cuanto a Bildu, ya te comenté, Ramón, que nuestra relación es cordial y respetuosa. Al margen de las diferentes dinámicas y formas de trabajar de ambas organizaciones, conviene constatar que existen importantes coincidencias en materia socioeconómica. Existen también y no vamos a obviarlas, algunas divergencias importantes en cuestiones identitarias y relativas a la normalización política. En todo caso, prefiero fijarme en los elementos positivos y personalmente considero que en los últimos tiempos se están dando algunos pasos por parte de Bildu que podrían ir limando esas diferencias. En este sentido, quisiera señalar dos hechos recientes.

Uno de ellos es relativo al derecho a decidir, que en las últimas elaboraciones de Bildu se pone menos en manos del Pueblo Vasco en abstracto y más en manos de las ciudadanas y ciudadanos concretos que lo habitan y no se trata, como bien sabes, de una cuestión meramente nominal.

El segundo de estos elementos positivos lo constituye el llamamiento «Bakea, Erabakia», que contiene un diagnóstico en relación al proceso de normalización y convivencia menos alejado que los tradicionales de la izquierda abertzale de los que, en nuestra humilde opinión, son los mayoritarios entre la ciudadanía vasca. Otra señal positiva ha sido la mano que le ha tendido Bildu al PP para superar viejas trincheras.

En resumen, Ramón, creo que hay motivos para no ser pesimista sobre las relaciones entre los grupos a los que se dirigía tu llamamiento. Por lo que respecta a Podemos Euskadi, a día de hoy, nuestra relación con Equo es magnífica, con Ezker Anitza es también muy buena y con Bildu estoy convencido de que irá mejorando poco a poco.

Recibe un fuerte abrazo. Nos seguimos viendo en la facultad.

Ramón Zallo es profesor de la UPV-EHU.

Artículo publicado en El Correo 9-10-2015

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.