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Debemos derrocar a la entidad racista que se está apoderando de Israel

Fuentes: Haaretz

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

Las atrocidades cometidas en Libia enviaron un mensaje inequívoco al mundo: el patriotismo se encuentra al lado de la democracia, no en el régimen.

La miseria de la ley en el rostro del rabino Dov Lior tiene muchos significados, y su rechazo a que le interroguen sobre su apoyo a «El Rey de la Torá -Las Leyes para matar gentiles»- sólo marginalmente consigue llegar al centro de la cuestión.

Hace treinta años la organización terrorista conocida como «Clandestinidad judía» se creó con el propósito de matar árabes. El líder del grupo de operaciones, Menajem Livni -que fue declarado culpable de múltiples cargos de asesinato antes de ser perdonado por el régimen- declaró en ese momento que el espíritu de vida, el iniciador, el instructor religioso y el coordinador de los asesinatos fue Lior.

Esto fue verdadero en el caso de los asesinatos que el grupo de los clandestinos llevó a cabo, y también fue cierto por la presión que se puso sobre los asesinos para hacer volar los autobuses y sus pasajeros. La ley establece que alguien que se encarga de asesinatos debe recibir múltiples penas de cadena perpetua, además del tiempo adicional por haber organizado el crimen. Sin embargo, gracias instrucciones recibidas de instancias superiores, Lior nunca fue encarcelado, tampoco sometido a juicio y ni siquiera interrogado correctamente.

Y así continuó Baruch Goldstein, que asesinó a 29 musulmanes en oración en Hebrón en 1994, teniendo como su rabino y consejero a Lior. Después de la masacre de la Tumba de los Patriarcas, Lior manifestó que «Baruch Goldstein fue más santo que los santos del Holocausto». El espíritu de vida detrás de los edictos religiosos contra el primer ministro Yitzhak Rabin, que condujeron a su asesinato en 1995, fue también, según testimonios, obra inspiradora de Lior. El asesino de Rabin frecuentaba Hebrón, donde solía ver a Lior.

El rabino Lior no está en la cárcel. Actualmente se desempeña como rabino municipal, encabeza un tribunal judío y es el decano de una gran escuela talmúdica del ejército. También encabeza el comité de los rabinos de Judea y Samaria. Miles están adheridos a sus órdenes, cientos de miles instruidos en su ideología, decenas de miles de shekels de los contribuyentes israelíes se le abonan mensualmente.

Esta aberración absoluta no es un accidente. El régimen optó por Lior. Tel Aviv es un mundo de ensueño. La realidad imperante actualmente en Israel es Lior. Bajo el reinado de Lior, Israel ha construido un mundo donde los judíos son ciudadanos y los árabes no lo son, tanto en los territorios ocupados como en Jerusalén, donde un judío es un ciudadano y su vecino árabe no lo es. La mayoría de los judíos de escuela primaria asisten a las escuelas ultraortodoxas y religiosas. La mayoría de ellos son educados en la línea de «El Rey de la Torá» Un judío es humano. Alguien que no es judío, no es humano. El «no matarás» no se aplica a los no judíos. Y esto no se entiende como una incitación, sino que es una simple declaración de hecho. Tan simple como llamar silla a una silla.

No hay situaciones condicionantes, un y o un pero que valga. O estás con Lior o estás contra él. Los rabinos que eligieron a Lior, son sus pares. El ministro de Educación -que visitó la Tumba de los Patriarcas junto con el terrorista condenado Livni, a quien espera poner a cargo de educar a los niños que serán llevados a Hebrón- es Lior. El primer ministro, que esclaviza a Israel a la ideología racista de los asentamientos es Lior.

Las atrocidades en Libia enviaron un mensaje inequívoco al mundo: El patriotismo está presente en la democracia, no en el régimen. Los ciudadanos pueden luchar contra un gobierno arbitrario y racista. Setenta años después de las atrocidades en Europa, Oriente Medio está enviando un claro mensaje sobre la necesidad moral de una intervención internacional para promover la democracia y los derechos civiles, y combatir el racismo y la opresión.

Israel, debido a la historia de la violencia contra los judíos, debería haber liderado ese camino, pero el oficialismo israelí, en cambio, eligió la dirección opuesta, la del rabino Lior.

Frente a la estupidez y la injusticia del régimen, todos los ciudadanos israelíes y todos los amigos de Israel fuera de sus fronteras -ya sean judíos o no- deberían apoyar un Israel democrático, en consonancia con las promesas de la Declaración de la Independencia, dentro de sus fronteras declaradas en esa ocasión, conocidas hoy en día como las fronteras de 1967. Hay que resistir frente a la entidad racista que se está apoderando de Israel. Y también hay que derrocar a este régimen.

Fuente: http://www.haaretz.com/print-edition/opinion/the-racist-entity-that-is-taking-over-israel-must-be-toppled-1.345929