Traducido del ingles para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Hoy [9 de julio] se conmemora el quinto aniversario de la opinión consultiva emitida por el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) sobre la legalidad de los 724 kilómetros de muro que Israel sigue construyendo a través de Cisjordania. El fallo del TIJ fue claro e inequívoco: la construcción del muro es ilegal; Israel debe parar inmediatamente su construcción, desmantelar las secciones ya construidas y devolver las propiedades confiscadas; y se debe compensar a los palestinos afectados por el muro. El Tribunal también declaró que todos los Estados tienen la obligación de no reconocer la situación ilegal resultante de la construcción del muro o de no proporcionar ayuda o asistencia para mantener la situación creada por esta construcción.
El fallo del TIJ debería haber sido una victoria para las fuerzas que exigen el respeto del derecho internacional y su implementación. En vez de ello se ha convertido en un símbolo de la falta de respeto de Israel por el derecho internacional y del fracaso de la comunidad internacional en hacer a Israel responsable de sus crímenes a pesar de las devastadoras consecuencias que esta impunidad tiene en las vidas de los palestinos que continúan siendo desplazados de su patria.
El muro ha creado definitivamente seis ghettos por todos los territorios palestinos ocupados que contienen 98 enclaves en los que viven 312.810 palestinos rodeados de alambre de espino, muros y torres de control. Al menos 14.364 personas han sido desplazadas en las 145 localidades por las que pasa el muro y hay unos 90.000 palestinos directamente amenazados de desplazamiento mientras se completa la construcción del muro.
Al no haberse recurrido a un mecanismo adecuado y no partidista para implementar el fallo del TIJ, se ha dejado a los palestinos pocas opciones para defender sus derechos y resistir al desplazamiento. Mientras que continúan las protestas semanales en pueblos como Bil’in, Ni’lin y Ma’sara cuyas tierras continúan siendo robadas, hasta el momento [a sus habitantes] les ha faltado la suficiente fuerza para resistir el fuerte poderío militar de Israel y a la impunidad que va unida a él proporcionada por la comunidad internacional.
En este contexto, nada puede sustituir las ventajas de la amplia e internacional lucha de la sociedad civil por el boicot, la desinversión y las sanciones a Israel tal como pide la sociedad civil palestina desde 2005. Esta campaña tiene la autoridad moral y el poder de contrarrestar el equilibrio de fuerzas que sustenta al apartheid israelí. Quienes pagan impuestos a gobiernos que apoyan a Israel, quienes comercian con productos israelíes ya sea como vendedores o como consumidores y quienes participan en foros internacionales académicos, culturales y deportivos que normalizan el regimen de ocupación, colonialismo y apartheid de Israel tienen todos ellos en sus manos el poder de detener la maquinaria que hace políticamente viable y económicamente beneficioso el apartheid israelí.
Para más información, véase: http://www.badil.org