Las organizaciones participantes, representantes de un amplio espectro de Organizaciones No Gubernamentales y asociaciones, reunidos en el Encuentro «La Sociedad Civil en defensa de la soberanía y los derechos humanos en Cuba», Conscientes del hondo significado político que entraña la lucha por preservar las más sagradas conquistas de nuestro pueblo; Dispuestas a enfrentar hasta las […]
Las organizaciones participantes, representantes de un amplio espectro de Organizaciones No Gubernamentales y asociaciones, reunidos en el Encuentro «La Sociedad Civil en defensa de la soberanía y los derechos humanos en Cuba»,
Conscientes del hondo significado político que entraña la lucha por preservar las más sagradas conquistas de nuestro pueblo;
Dispuestas a enfrentar hasta las últimas consecuencias los intentos del Imperio de aniquilar la Nación Cubana,
Acuerdan realizar la Declaración siguiente:
1. El triunfo de una Revolución verdadera en Cuba, de hondas raíces humanistas y profunda inspiración independentista, es el acontecimiento de mayor trascendencia en nuestra historia nacional. La conquista y ejercicio del poder por el propio pueblo definió desde el inicio de la Revolución las esencias democráticas del ordenamiento social cubano. La construcción de un Estado de justicia social otorgó por vez primera la condición de ciudadanos genuinos a millones de hombres y mujeres que pudieron ejercitar derechos negados ancestralmente por el orden social neocolonial, impuesto en Cuba por el imperialismo estadounidense.
2. El proceso revolucionario cubano ha colocado en el más alto nivel, sagrados y universales principios de las relaciones entre naciones civilizadas: el respeto a la soberanía, la independencia nacional y la autodeterminación de los pueblos. De dichos valores dependen el desarrollo, ejercicio y disfrute de todos los derechos por los seres humanos, consagrados en nuestra Constitución socialista y garantizados por el Gobierno Revolucionario cubano.
3. La sociedad civil cubana es hoy parte indisoluble de la Nación, actúa en la conformación y enriquecimiento continuos de la identidad nacional y los valores patrios, participa plenamente en los procesos de desarrollo de nuestra entidad cultural, defiende los más sólidos principios e intereses de la Revolución y es, en su esencia, reflejo y encarnación de la espiritualidad de nuestro pueblo.
4. La verdadera sociedad civil cubana no es mercenaria ni actúa a sueldo de potencias extranjeras contra los intereses de la patria; no ha sido fabricada ni importada para ser cómplice de los que agreden a su pueblo. El gobierno de Estados Unidos -un gobierno extranjero que se arroga el derecho de intervenir en nuestros asuntos internos- está totalmente incapacitado para establecer criterios acerca de la validez de nuestra sociedad civil.
5. Los firmantes de la Declaración reconocemos la autoctonía y el valor genuinamente democrático, participativo y popular del sistema político que nos hemos otorgado, consecuentemente con nuestro interés nacional y las peculiaridades inherentes a nuestro devenir histórico.
6. Condenamos con total firmeza los intentos de imponer la «transición al capitalismo» en Cuba, enunciados en el plan para la anexión de Cuba adoptado por el presidente George W. Bush el 6 de mayo de 2004, a propuesta de la cínicamente denominada «Comisión para asistir a una Cuba libre». Este desvergonzado proyecto intenta arrebatarnos la independencia y restituir la dominación yanqui sobre la nación cubana. Las organizaciones cubanas, junto a todo el pueblo, jamás permitirán que nuestros enemigos históricos reinstauren el oprobioso sistema de explotación que sepultó las aspiraciones de independencia y justicia que inspiraron las luchas de tantos cubanos.
7. El inmoral ejercicio de condena contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos es una agresión más que busca justificar el plan Bush de anexión y bloqueo. No tiene sentido que el imperio que nos agrede, que trata de exterminar por hambre y enfermedades a los cubanos, que fomenta contra nuestro pueblo actos genocidas y acoge en su seno terroristas de la peor calaña -responsables de la muerte y del sufrimiento de muchos cubanos- pretenda sancionarnos. Ninguna razón moral asiste a quienes intentan condenarnos, usando desvergonzadamente el tema de los derechos humanos.
8. En la defensa, preservación y desarrollo de nuestras innegables conquistas sociales, el valor de la unidad nacional ha sido sagrado y vital; nos oponemos con fervor y firmeza a todo lo que la rebaje, niegue o debilite. Una agresión armada contra nuestro suelo encontrará la resistencia continua y organizada del pueblo hasta la victoria final.
9. La cultura es fuente de libertad. «Ser cultos para ser libres», dijo nuestro apóstol José Martí. Sin el ejercicio soberano de la voluntad popular, tampoco es posible la cultura. La Revolución es el hecho cultural más importante e inspirador en la épica libertaria de los cubanos. Una cultura genuina, de emancipación y redención humana, solo es posible si se inspira en el hombre y se sustenta en lo más valioso y creativo de su acervo.
10. Ni las agresiones armadas, los actos terroristas, las campañas de difamación y desinformación, ni el criminal e injusto bloqueo económico, comercial y financiero que se nos ha impuesto por más de cuarenta años, ni las medidas contenidas en el plan para la anexión de Cuba, ni otras decisiones aún más crueles, nos harán cejar en el apoyo inconmovible al proyecto social revolucionario que libremente escogimos y defenderemos.
11. La Revolución Cubana adquiere hoy un significado de validez universal. La presencia de decenas de miles de cooperantes y colaboradores cubanos en los más apartados y empobrecidos sitios del planeta es un ejemplo desinteresado y noble de compromiso con la vida de los más pobres y olvidados. «Patria es Humanidad» sentenció José Martí.
12. Las organizaciones participantes deseamos extender nuestro aprecio a los defensores de las ideas de justicia y dignidad, a los intelectuales, parlamentarios, representantes de ONGs, luchadores sociales y a todos los que defienden con honestidad el derecho de existencia de la Nación Cubana.
13. Denunciamos las intenciones declaradas por los principales funcionarios del gobierno de los EE.UU. de utilizar gobiernos y ONGs de otros países, grupos religiosos y los intercambios entre académicos, estudiantes, intelectuales y artistas para fomentar la subversión y financiar mercenarios para derrocar al gobierno que nos hemos dado los cubanos. Exhortamos a la sociedad civil de todo el mundo y a la opinión pública internacional, a repudiar tan inadmisibles actos de agresión contra la independencia del país.
14. El pueblo cubano impedirá los intentos de despojarlo de todo lo que le pertenece; defenderá con todas sus fuerzas el derecho a vivir y legar una nación libre, a disfrutar y participar en el desarrollo de la cultura, a obtener niveles de instrucción cada vez más elevados, a gozar de servicios de salud universales y de calidad, a participar como sujetos activos y protagónicos en la vida política y económica del país, a expresar responsablemente y con total libertad sus opiniones, a continuar brindando al mundo su ayuda solidaria como prueba de nuestra vocación internacionalista, a defender hasta las últimas consecuencias la suerte de su Revolución manifestando su lealtad incondicional a la Patria, al Socialismo y a Fidel.
Ciudad de La Habana, 12 de abril de 2005