En un artículo reciente del diario israelí Haaretz se lee que el ejército israelí está preocupado porque no puede explicar por qué fueron dañadas miles de casas civiles en su reciente operación nefasta, «Plomo Fundido», en Gaza. Con respecto a los cientos de civiles asesinados, ellos están «más tranquilos». Es que, como podemos observar en […]
En un artículo reciente del diario israelí Haaretz se lee que el ejército israelí está preocupado porque no puede explicar por qué fueron dañadas miles de casas civiles en su reciente operación nefasta, «Plomo Fundido», en Gaza. Con respecto a los cientos de civiles asesinados, ellos están «más tranquilos». Es que, como podemos observar en el artículo del diario, los miembros del aparato legal del ejército israelí han llevado a cabo algunas cuentas morbosas que denotan las espantosas tendencias que se desprenden de sus pretensiones de justificar, ante las cortes internacionales, los crímenes. Indicamos algunas de ellas:
1) El uso de antecedentes de otros crímenes lesa-humanidad que permanecen impunes, como las masacres de civiles durante las invasiones de EEUU a Irak y de la OTAN a Afganistán.
2) La relegación de una parte de los civiles asesinados a una nueva categoría, la de «civiles involucrados». Antes eran «civiles» y «no civiles». Ahora se ha inventado esta nueva definición. Imagino que, para el ejército israelí, un palestino civil que se encuentra atendiendo una olla popular bajo el mando de Hamás es un «civil involucrado» que merece ser asesinado impunemente.
3) La relegación de otra importante parte la matanza de civiles al nivel del «error». Después de todo, ¡»errare humanum est»!
Y así, luego de hacer estos cálculos, nos quedamos, dicen ellos, con que apenas un «mísero» tercio de los más de 1300 seres humanos que fueron brutalmente asesinados por masivos ataques aéreos, marítimos y terrestres en Gaza (o sea, unos 440) eran «civiles no involucrados». Este número, alegan los militares israelíes, está «todo bien», porque en proporciones es más o menos lo mismo que el número de civiles asesinados en las operaciones de EEUU y la OTAN en Irak y Afganistán.
Manifestamos nuestro repudio al cinismo del ejército israelí y llamamos a los representantes de las cortes internacionales a rechazarlo y a no permitir la introducción de «nuevos estándares» cuyos propósitos son la justificación del crimen.
Traducimos a continuación el artículo de referencia:
Investigación del ejército israelí: No pueden defender la destrucción de casas en Gaza, por Amos Harel en http://www.haaretz.com/hasen/spages/1064161.html )
«Las investigaciones del ejército israelí del ataque del mes pasado a la Franja de Gaza indican que el ejército podría enfrentar dificultades significativas para justificar la destrucción a gran escala de casas de civiles durante las hostilidades. Una fuente militar involucrada en las investigaciones dijo a Haaretz «Está claro para nosotros que en una porción pequeña de los sectores de combate un daño inmenso fue causado, y que es muy difícil de justificar legalmente, particularmente si tales justificaciones son para ser usadas en procesamientos legales con organizaciones internacionales.»
Durante las hostilidades, el ejército israelí destruyó cientos de casas en diversos sectores, y las fuentes palestinas estiman que varios miles de casas sufrieron daño. Algunas de las casas fueron bombardeadas por ataques aéreos, otras durante luchas por tierra en áreas urbanas densamente pobladas.
Otras fueron dañadas por bulldozers o por explosiones controladas de acuerdo a las órdenes de los comandantes del batallón o de la brigada que operaba en el terreno. Sin embargo, en varias ocasiones, los que tomaban esas decisiones no eran los comandantes mismos, sino miembros del equipo de soporte, como comandantes operacionales. Los comandantes de alto rango de las unidades que operaron en Gaza el mes pasado dijeron que los bulldozers del ejército israelí estuvieron bajo alta demanda durante las hostilidades, y los comandantes de brigada con frecuencia presionaban para que les fueran otorgados a sus unidades estos vehículos.
La semana pasada el Canal 2 informó que, de acuerdo a estimaciones del sistema de defensa (israelí), aproximadamente un tercio de los muertos durante las hostilidades fueron «civiles no involucrados», un número que de acuerdo a fuentes palestinas es mucho más alto.
El ejército israelí sostiene que este número es razonable dado el alcance del combate, y que está aproximadamente en línea con el número de víctimas que resultaron de las operaciones de EEUU en Irak y las de la OTAN en Afganistán.
En la mayoría de los procesos legales que tengan que ver con víctimas civiles, el ejército israelí pretende argumentar que estos representan «un daño colateral», o sea, consecuencias inevitables de un enemigo que se esconde entre poblaciones civiles, o de errores en el direccionamiento del fuego, como en el caso del famoso ataque que terminó con la vida de varios miembros de la familia Abu al-Aish en el campo de refugiados Jabalya.
De todas formas, la destrucción masiva de casas es más difícil de justificar en términos legales. Las investigaciones revelan que en muchas instancias los comandantes ordenaron la destrucción de casas que obstruían el «la línea visual» desde una determinada posición del ejército israelí, o porque los comandantes creían que algunos edificios podrían ser usados para poner en peligro su propia seguridad.
En otros casos, fueron destruidas casas después de que explosivos o rifles Kalashnikov habían sido descubiertos allí, incluso cuando hubiese sido posible realizar una explosión controlada causando un daño limitado..
En decenas de casos, casas fueron destruidas por sospechas (que acabaron siendo infundadas) de que tenían túneles para contrabando de armas debajo de ellas. Un miembro oficial del aparato legal del ejército israelí dijo que justificar tal tipo de operaciones será extremadamente difícil.
En otras ocasiones, parecen haber habido diferentes magnitudes de destrucción entre diferentes sectores de combate, aparentemente debido a diferencias de métodos de diferentes comandantes de alto rango».