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Deir Yassin, lacerante recuerdo del terror

Fuentes: Rebelión

En los primeros meses de 1948 un agreste sabor a muerte ensanchó el mar de violencia que azotó a Palestina y a su pueblo, presagiando la boda de sangre bajo la ocupación británica, el terrorismo sionista, la conspiración del silencio internacional y la caída de su territorio. Francia, Checoslovaquia y los mercados negros, abastecieron secretamente […]

En los primeros meses de 1948 un agreste sabor a muerte ensanchó el mar de violencia que azotó a Palestina y a su pueblo, presagiando la boda de sangre bajo la ocupación británica, el terrorismo sionista, la conspiración del silencio internacional y la caída de su territorio.

Francia, Checoslovaquia y los mercados negros, abastecieron secretamente con una gran cantidad de armas a los grupos europeos judíos-sionistas que se habían enquistado ilegalmente en Palestina. Nadie estaba al margen de las maniobras, todos estaban atentos, aunque, partícipes distraídos. Fueron tiempos apresurados. La organización terrorista Haganah comandada por David Ben Gurion, el 6 de abril de 1948, lanzó su Operación Naason para despejar la carretera de Jaffa a Jerusalem y lograr someter a Palestina. La valiosa colina de Deir Yassin a 2.600 pies de altura al oeste de Jerusalem fue su estratégico propósito de avanzada.

Los operativos fueron múltiples y devastadores. La Haganah llevó adelante su plan Yiftah (Jefte), con el objetivo de establecer el terror en la mayor cantidad de aldeas y ciudades como Jerusalem, Galilea, Haifa, Jaffa, Safad, Nazareth y Tiberiades. Seguido por su irónico demoledor operativo Matateh (escoba).

Sus demoledores avances entrelazados con los distintos planes terroristas y el plan Dalet ‘D’, barrieron con sus 13 campañas de terror a la población palestina, arrasando el sector occidental de Jerusalén y a 489 aldeas y ciudades palestinas con el afán de crear a Israel. Las soñadas líneas divisorias marcadas en los mapas de la ONU en su antijurídica partición de Palestina en 1947, fue una romántica decisión internacional desechada por los sionistas.

De las memorias del sionista Yizthak Rabin, sobresalió: «Caminábamos al aire libre acompañados por David Ben Gurion. Yigal Allon (jefe de la banda Palmaj), preguntó: ¿Qué debemos hacer con la población árabe (palestina)? Ben Gurion lo miró y meneó sus manos como diciendo echarlos ‘fuera, fuera'». (‘Memorias de Yitzhak Rabin’ versión censurada, publicada en el New York Times -23/10/1979- sobre la ‘Descripción de Rabin de la conquista de la ciudad palestina Lydda, después de la conclusión del Plan D’).

Luego de asesinar al comandante de la precaria valiente resistencia palestina Abd al-Kadir al-Hussein (del tronco familiar de Yasser Arafat), en la aldea Castel en los suburbios de Jerusalem, los terroristas sionistas acabaron con la resistencia y despejaron el camino de Jerusalem vía Deir Yassin, con un doble objetivo: romper la moral palestina y crear pánico en la población.

Ese mismo día 9 de abril de 1948 con operaciones simultaneas los grupos terroristas sionistas del Irgún Zvai Leumi, liderado por Menahem Beguin (premio Nobel de la Paz 1978!!) y la banda Stern, comandada por Abraham Stern, se ocultaron en el asentamiento judío de Guivat Sha’ul e invadieron a las 4 de la madrugada la aldea.

No hubo piedad. La peor de las barbaries fueron descargadas sobre la pacifica población campesina que dormía. Entraron casa por casa y casi tres centenares de palestinos fueron masacrados, mutilados, saqueados, vejados y arrojados en fosas comunes. Indefensos con miradas desesperadas con gritos de muerte y dolor, desgarraron el indiferente cielo.

Jaques Renier, delegado de la Cruz Roja Internacional para Palestina al forzar su entrada, prohibida por las fuerzas sionistas, detectó que la mayoría de los muertos eran mujeres, niños y ancianos. En el macabro escenario encontró mujeres de avanzado embarazo con sus vientres abiertos a filo de cuchilla.

Al día siguiente del barrido étnico en Deir Yassin, camiones de las bandas terroristas sionistas con altoparlantes recorrieron las calles de Jerusalem, extorsionando a los palestinos para abandonar sus hogares: «Si no os marcháis tendréis el mismo fin que la gente de Deir Yassin». Tan pronto «llegó a sus oídos que las mujeres habían sido violadas y muertas en Deir Yassin, los palestinos huyeron aterrorizados» (Israel and the Arabs: the 50 Year Conflict, BBC).

La espuria actitud en su lucha interior por controlar el poder de los grupos sionistas le jugó una mala pasada a Ben Gurión. Trató de diferenciarse con la masacre de Deir Yassin y conservar a nivel internacional la ‘imagen respetable’ de la Haganah, como una organización progresista devenida del socialismo europeo judío-sionista. Sin embargo, el polaco-judío Beguin, desenmascaró la farsa de su camarada terrorista publicando una carta reservada recibida de la Haganah en la cual le expresaban: «Sé que planean un ataque a Deir Yassin. Quisiera señalar que la captura de Deir Yassin y su ocupación forma parte de nuestro plan general. No tengo ninguna objeción en que lleven a cabo la operación si son capaces de apoderarse de la aldea… Si fuerzas extranjeras, es decir, árabes, penetran en el lugar, esto estaría en contra de nuestro plan de establecer ahí un campo de aviación». (Diario hebreo Ha-Haskif, abril 11 de 1948).

El razonamiento xenófobo, también fue parte curricular de la historia del terrorismo sionista. Con su partitura herodiana, Menahem Beguin, confirmó: «No sólo la matanza era justificada, sino que, no hubiera habido Estado de Israel sin la victoria de Deir Yassin». (‘La Revuelta: la Historia del Irgún’, Menahem Beguin).

En el ocupado predio de la colina de Deir Yassin, hoy se encuentra el hospital israelí de enfermos mentales Kfar Shaul y apenas a 1.400 metros en Har Hazicaron (el nuevo nombre hebreo de la zona a partir de 1948), se erigió en 1953 el Yad Vashem (Museo del Holocausto). Lugar de visita obligada de los líderes mundiales, presidentes y papas, donde Israel ejerce con poca ética el slogan de ‘no olvidar’ el sufrimiento judío en la Europa Nazi, soslayando con soberbia, que Yad Vashem se edificó sobre los cimientos del soterrado Holocausto palestino de Deir Yassin que no olvidará ni perdonará.

La mártir Deir Yassin se repitió en cada aldea y ciudad palestina. Se repitió con los mismos actores en la masacre de refugiados palestinos de Sabra y Shatila en Beirut en 1982 y en el genocidio de Gaza en 2006 y 2008. Deir Yassin, es un recuerdo latente y el diagnostico del terror. Deir Yassin es el mejor ejemplo que expone que la raíz de Israel se concretó sobre el sometimiento como fenómeno y la negación como cadalso de los legítimos derechos inalienables del natural milenario pueblo palestino.

Luego de 66 años de la tragedia de Deir Yassin que marcó el principio de la caída de mi patria y el comienzo de mi largo y tedioso exilio de mi ciudad de Jerusalén junto a mi pueblo, el holocausto palestino continúa en medio de un mundo civilizado ajeno a nuestro desgarro.

Suhail Hani Daher Akel fue el Primer Embajador del Estado de Palestina en la Argentina. Fue el Primer Representante de la OLP en la Argentina. Analista internacional sobre la situación de Palestina .

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.