Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Las personas que se desplazan a través de los municipios de la Franja de Gaza notan fácilmente cuando están acercándose al puente de Wadi Gaza debido al mal olor que les obliga a taparse la nariz para evitar inhalar el hedor proveniente de la basura y aguas residuales que viene del valle y que se ha convertido en un desastre medioambiental.
Wadi Gaza era uno de los principales referentes de la naturaleza en la Franja de Gaza. Se origina en las colinas del Negev y las sureñas altiplanicies de la ciudad de Hebrón. Tiene unos 105 kilómetros de largo y se extiende desde la línea del armisticio al este de Gaza hasta la costa mediterránea. El punto más alto del valle tiene 30 metros sobre el nivel del mar y la longitud de su trayectoria a través de la Franja de Gaza abarca siete kilómetros, según Palestine News y la Agencia de Información Wafa.
Ya no quedan allí muchas personas que puedan vivir en las lomas del valle a causa del abandono municipal y de otra serie de factores. Además, las familias palestinas que aún siguen en la zona viven con el constante temor de que Israel abra las presas que ha construido junto a sus fronteras con la Franja de Gaza porque eso provocaría un desastre humanitario muy grave.
En enero de 2010, las autoridades israelíes abrieron la presa de Wadi Gaza sin previo aviso. Esto produjo la inundación de docenas de casas y el desplazamiento de alrededor de 100 familias palestinas. En aquel momento, la defensa civil de Gaza anunció en un comunicado a la agencia de noticias Maan haber salvado a siete personas que estaban a punto de ahogarse.
Fred Bleiha, un pastor de cierta edad que cada mañana lleva a pastar a su ganado al valle, dijo: «Esta zona se ha transformado de una reserva natural que atrae a los turistas en un desastre medioambiental de alto riesgo».
Al hablar con Al-Monitor, Bleiha, de 62 años, añadió: «La gente ha abandonado el área, que antes se caracterizaba por su atmósfera limpia, aire puro y agua clara, porque se ha convertido ahora en un lugar nocivo para los ciudadanos que viven cerca».
Con un palo de madera que utiliza para pastorear a su ganado, señaló hacia un lugar cercano y dijo: «Tenía ahí una casa hecha de hojalata con un corral para el ganado al lado en el que guardaba 150 ovejas. Sin embargo, cuando Israel abrió la presa de Wadi Gaza hace unos años, la inundación me mató la mayor parte del rebaño».
«El valle desapareció y todos los aspectos de la vida se desvanecieron. Incluso los patos salvajes, las cigüeñas blancas y las gaviotas han dejado de acudir porque el valle se ha convertido en un basurero y en un estuario de aguas residuales» añadió.
Mientras tanto, Muhammed Shumer, de 42 años, confirmó que los habitantes de Wadi Gaza pasan penalidades tanto en verano como en invierno. «Sufrimos durante el invierno y durante el verano debido al abandono en que se encuentra esta región. Sin embargo, hace un par de décadas era una de las zonas agrícolas y residenciales más agradables de la Franja de Gaza», dijo.
Shumer contó a Al-Monitor que los habitantes del valle deben enfrentarse durante el verano a los desagradables olores y a la proliferación de insectos dañinos y roedores. Y durante el invierno sufren el aumento del nivel de agua en el valle, que inunda a la población de la zona cada vez que Israel abre la presa. Esto obliga a la gente a desplazarse porque mata a su ganado y destruye sus cosechas.
Shumer dijo que todos estos riesgos y obstáculos que amenazan el futuro de la región han llevado a que los precios de los inmuebles caigan al nivel más bajo registrado en todas las zonas de la Franja de Gaza. «Quienes viven en las ciudades cercanas no quieren comprar ni un solo metro cuadrado de tierra en esta región, debido a la gravedad de los riesgos medioambientales y sanitarios que la rodean», añadió Shumer.
Contó que había puesto a la venta su casa y su tierra a un precio muy barato durante más de tres años pero que nadie le hizo oferta alguna.
Según Mohammed Yaber, agente inmobiliario en Gaza, Wadi Gaza se ha convertido en «tierra quemada» y no pueden aplicárseles las actuales tarifas que rigen en otras zonas. Esto se debe al deterioro de las condiciones medioambientales que no animan precisamente a los compradores.
En una entrevista con Al-Monitor, Yaber explicaba que el precio de un metro cuadrado de tierra en esa zona no subía de 100 dinares [alrededor de 100€], a pesar del hecho de que da al Mar Mediterráneo. En cambio, el precio del metro cuadrado en zonas cercanas es de unos 300 dinares [alrededor de 318€].
Pidió al gobierno, a las autoridades municipales y a los países donantes que rescaten el área de Wadi Gaza y trabajen para que se puedan superar todos sus problemas y recuperarla para la vida.
Muchos son los factores que han transformado este valle de un destino natural protegido -hogar de una gran variedad de bellas aves silvestres- en un basurero, una entrada de aguas fecales y un lugar de encuentro para roedores, insectos dañinos y cadáveres de animales en descomposición. Esos factores incluyen las presas israelíes construidas a lo largo de su extensión, así como la ausencia de controles medioambientales locales e interés municipal, según Raid Safi, un experto medioambiental especializado en los temas del agua en la Franja de Gaza.
En una entrevista con Al-Monitor, Safi dijo: «Wadi Gaza cuenta con una tierra arcillosa que era muy buena para las cosechas agrícolas», pero la ausencia de atención, legislación y leyes municipales, añadió, «han contribuido al deterioro de las condiciones medioambientales de la región».
Dijo que los ayuntamientos que supervisan las zonas orientales de Wadi Gaza utilizan el cauce del valle por el oeste para bombear alrededor de 70.000 tazas de aguas residuales al día al Mar Mediterráneo, y pidió a los ayuntamientos que dejen de utilizar el valle como estuario para las aguas residuales.
Por otra parte, Safi dijo: «Las autoridades israelíes nos han robado el agua al construir presas dentro del territorio israelí que agotan la vía fluvial del valle hacia la Franja de Gaza».
Safi señaló además que Israel está tratando de minimizar el valor de este valle para no implicarlo en las discusiones sobre una solución final al conflicto israelo-palestino, afirmando que necesitan apropiarse de esta agua para preservar los acuíferos.
Por su parte, el director de la Autoridad para la Calidad Medioambiental, Yusef Ibrahim, explicó que se ha creado un grave desastre medioambiental en el valle debido a que el agua ha dejado de fluir a través del valle como consecuencia de las presas israelíes, junto al hecho de que los ayuntamientos de las zonas centrales utilizan el curso del valle para librarse de las aguas residuales de la zona.
Hablando para Al-Monitor, Ibrahim dijo: «Los ayuntamientos están teniendo que enfrentar ahora una amarga realidad que está afectando gravemente a sus servicios debido a la falta de apoyos y a la falta de combustible para poder poner en marcha las plantas de tratamiento de aguas residuales. Sin embargo, esto no significa que tengamos que quedarnos de brazos cruzados sin buscar soluciones a estos graves problemas».
Explicó que su institución está siempre en contacto con los ayuntamientos y está trabajando para limpiar el curso del valle e impedir que la gente lo utilice para escapar de otros problemas. Hizo hincapié en la necesidad de de desarrollar leyes que hagan rendir cuentas a todos los que están violando la santidad del valle.
Ibrahim señaló que hay muchos proyectos extranjeros capaces de devolver el valle a su situación inicial, limpiando las aguas residuales y convirtiéndolo en una reserva natural. Sin embargo, indicó: «Esos proyectos están paralizados debido al asedio israelí que no se permite la entrada de la maquinaria necesaria para llevar a cabo esos proyectos».
Rasha Abu Jalal es una escritora y periodista independiente de Gaza especializada en información política y cuestiones sociales y humanitarias.
Fuente: http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2013/08/wadi-gaza-valley-environment-sewage.html