Las emociones son fuertes y se entremezclan con la esperanza y el infortunio. Esencialmente cuando los recuerdos me remontan al 29N de 1947 que terminó convirtiéndome en refugiado al igual que una gran parte de mi pueblo. La Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó en la noche del jueves 29N de 2012 el reconocimiento […]
Las emociones son fuertes y se entremezclan con la esperanza y el infortunio. Esencialmente cuando los recuerdos me remontan al 29N de 1947 que terminó convirtiéndome en refugiado al igual que una gran parte de mi pueblo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó en la noche del jueves 29N de 2012 el reconocimiento de Palestina solo como un ‘Estado observador no miembro’. Los votos fueron decisivos con 138 países a favor, 9 en contra y 41 abstenciones, y el resultado, fue soslayar el legítimo derecho de soberanía sobre nuestra tierra usurpada en dos etapas en 1948 y 1967.
Luego de 65 años de un territorio sometido a una partición de la ONU, víctimas del robo de nuestras tierras sobre la base de una supuesta legitimidad y obligaciones a pagar por los vejámenes de Europa en un escenario teñido de sangre y dolor, es indudable, que para la comunidad internacional fue más simple reconocer un ‘Estado observador no miembro’, que forzar a la potencia ocupante israelí a retirarse como lo exigen las decenas de resoluciones y dar lugar a la justa restitución del Estado Palestino con la reparación de la disonancia sufrida y el inmediato reconocimiento con membrecía plena.
La ONU fue la responsable de aquel fatídico 29N de 1947. Encadenada a las presiones, cometió su primer gran error histórico con la partición de Palestina, sin peso jurídico que la respalde; sumando a su segundo error el reconocer a un Estado nacido de su probeta, con derechos plenos en 1949 y no reconocer de igual modo al Estado Palestino tal como lo señalaron en su resolución 181. El tercer error, fue constituir el 29N, como ‘Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino’ y desviar el verdadero sentido con la pérdida palestina de su milenario terruño natural. En el cúmulo de irresponsabilidades, el cuarto error de la ONU, fue convertir al pueblo palestino en mendigo de su propia tierra, ignorando su soberanía y arrastrándolo a solicitar ser un ‘Estado observador no miembro’, similar al obtenido por el Estado de la Ciudad del Vaticano, sin pueblo y cuyo territorio de 44 hectáreas es un enclave dentro de la ciudad de Roma.
Hasta donde debe llegar la injusticia con un pueblo extirpado de su suelo e inmerso en un silencioso holocausto por décadas. Cuando la ONU en su resolución 273 (11/5/1949) reconoció al Estado de Israel, un año después que los sionistas unilateralmente lo crearon sobre la base del terrorismo y con una mayor cantidad del territorio palestino asignado (78% del 55% otorgado), nadie interpuso al reconocimiento de Israel, el reconocimiento del Estado Palestino. Ignorada Palestina por la comunidad internacional, a Israel lo ataviaron con el reconocimiento universal de su soberanía, acompañado de una membrecía completa en la ONU.
En cuanto a los beneficios del escueto reconocimiento, Palestina, sin voto y sin derecho a presentar resoluciones en la Asamblea General, gozará de las instituciones de la ONU, especialmente de la Corte Internacional de Justicia-CIJ y de la Corte Penal Internacional-CPI, un organismo no dependiente de la ONU, para demandar a los líderes israelíes por crímenes de lesa humanidad, sin embargo, en la situación actual parece poco probable que avance. El Tratado de Roma que constituyó a la CPI (1/7/2002), ratificada por 121 países, Israel, Estados Unidos, China y Rusia no forman parte de la misma y con arrogancia la ignoran y no aceptan su jurisdicción.
Nada cambió y quizás empeore. Al día siguiente, el 30N, nos encuentra al igual que antes bajo la colonización, la judaización israelí y la ocupación que niega todos nuestros derechos soberanos. En el conjunto de las evocaciones del doloroso pentagrama de la vida palestina solo la dignidad y la justicia reparará tanto dolor y humillación. A 65 años de aquel fatídico 29N, estalla entre los muros de la ocupación la voz del comandante de la revolución y padre de la patria, mártir Yasser Arafat: «No olvidéis que sobrevivimos al imperio romano».
Suhail Hani Daher Akel fue el primer Embajador del Estado de Palestina en la Argentina y el premier Representante de la OLP en la Argentina.
Blog del autor: www.suhailakeljerusalem.com
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