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¿Desempleados o bloomificados? en torno a algunos textos «menores» de Tiqqun

Fuentes: Rebelión

Tiqqun es, como sabemos, el título de una revista de crítica política de marcada orientación filosófica aparecida en Francia en 1999. Su duración sería, por lo demás, muy limitada, concretamente sólo consiguieron publicar dos números hasta su desaparición definitiva en el año 2001, según parece motivada por los atentados del 11 S y el cambio […]

Tiqqun es, como sabemos, el título de una revista de crítica política de marcada orientación filosófica aparecida en Francia en 1999. Su duración sería, por lo demás, muy limitada, concretamente sólo consiguieron publicar dos números hasta su desaparición definitiva en el año 2001, según parece motivada por los atentados del 11 S y el cambio radical del orden internacional en materia de política antiterrorista. Para una información bastante completa si bien generalista sobre lo que fue en su momento el fenómeno Tiqqun, basta con acercarse a toda la información recogida en wikipedia-France: http://fr.wikipedia.org/wiki/Tiqqun, donde tenemos acceso además a los dos únicos números publicados, junto a algunos enlances relevantes.

Además de esto, diversas editoriales francesas ( éditions La Fabrique de forma destacada) han ido editando de forma separada los principales opúsculos incluidos en ambos números , labor que, con cierta distancia, también se ha prolongado en español. Gracias a editoriales como Melusina, Traficante de Sueños o Antonio Machado, títulos como la Teoria del Bloom (editorial melusina, 143 pages, 2008) Introducción a la guerra civil (editorial melusina, 115 pgs, 2008) La insurrección que viene , (editorial melusina 115 pgs, 2009) o Llamamiento y otros fogonazos (Antonio Machado libros, 208 pgs, 2009) hace ya algunos años que forman parte de un acervo posible de lecturas para la-tan necesaria-interrupción crítica del presente.

Nuestra invitación ahora se dirige hacia el primer número de la publicación, nos interesa proponer la lectura de algunos textos, en apariencia menores o menos significativos, pero que, a nuestro juicio, ayudan notablemente a despejar la naturaleza de la propuesta última de este colectivo, además de brindarle la ocasión de vincularse a un fenómeno bien ostensible en nuestras sociedades- pero no por ello menos problemático- como es el ¿colectivo? de los parados o desempleados.1

Decimos que estos textos: Les métaphysiciens critiques sous le mouvement des chômeurs, Considerations marginales sur le mouvement present y les chomeurs vous parlent2 , menos considerados por el trabajo crítico-editorial, ayudan a penetrar en la comprensión general de la denuncia de Tiqqun, dado que se detiene sobre una figura ( la del desempleado) que vale por sí misma como motor de la transfiguración- netamente ética- en la que Tiqqun cifra su propuesta de contestación política.

Que el individuo-sujeto del tejido biopolítico sea potencialmente un excluido, en función de su justo acomodo al disciplinamiento maquínico de la tiranía mercantil (donde el Bloom es, según saben los lectores de Tiqqun, su último residuo pasivo y fantasmático y la Jeune Fille el paradigma de su éxito ) se revela a las claras en la propia situación de exclusión interior o inclusión excluyente del individuo desempleado.

Recordemos que la propuesta de Tiqqun interpela constantemente a ese pathos del exilio interior, a esa inercia en la que irremediablemente se extraña el habitante metropolitano hasta devenir extranjero de sí mismo, un puro fantasma en una interioridad colonizada. Tal es el cuadro anímico, pro así decir, desde el que cobra sentido empezar a movilizar toda la potencia necesaria para la deserción que propone el colectivo.

Pues bien, el desempleado es algo así como una foto fija de esta misma inercia infernal. Al quedar suspendido en su cadena de atributos-atribuciones-obligaciones, lo que queda a la luz es precisamente esa figura bloomesca absolutamente depurada. Lo que tenemos es el extrañamiento radical de una sujeto sin mundo en un mundo sin sujeto. La pérdida de toda capacidad y de toda potencia, la máxima esclavitud ahora completamente desnuda de cualquier retórica de integración mistificadora.

No obstante y justamente en este extremo, el desempleado exhibe un rostro jánico, una fecunda, por diferencial y subversiva, ambivalencia. Es decir, los desempleados son, para la óptica de inminencia insurreccional tiqquniana, población liberada de su obligación de ser población, es decir, singularidades cualesquiera completamente abiertas a la posibilidad de una vuelta, quizás, a una originariedad perdida o, cuando menos, a la recuperación de toda su potencia.

Pero no hay libertad posible bajo la tiranía de la mercancía si no está al servicio de la expropiación general. Tal es la denuncia que el desempleado lanza con su sola existencia. Una revelación que vale también como consigna para los miembros del «partido imaginario», ese ente colectivo, de imposible positivización, que Tiqqun nos propone como nuevo lazo social infraespectacular en estas páginas.

El desempleado es ese ser anónimo, sin identidad, sin clase y sin atributos funcionales que encierra, por ello mismo, toda la potencia necesaria para la corrosión del tejido de la dominación. Su existencia imposible es, por ello mismo, la única capaz de abrir una diferencia posible bajo el imperio de la realidad tout court, bajo la tiranía de la máxima homogeneidad.

Esto explica la necesidad y la urgencia de las etiquetas. Nada preocupa más al biopoder que la gestión de todas sus exclusiones, su categorización precisa. El objeto del primero de los artículos citados3 se cifra precisamente en conseguir ganar al mal denominado en Francia «mouvement des chômeurs» para la Insurrección de Tiqqun. Con ello incide en otra importante clave de su propuesta como es la crítica de la denominada contestación espectacular.

A juicio de Tiqqun, la denominación de un colectivo como movimiento de los desempleados provoca su más inmediata neutralización. Una etiqueta además harto paradójica para lo que no es sino la más efectiva parálisis social, la foto fija, según decíamos, de la inercia bloomesca. En Tiqqun es expreso y virulento en ocasiones el rechazo a toda la gramática más reciente de la izquierda extraparlamentaria, concentrada especialmente en la dinámica de los movimientos sociales.

Bajo su aparente acefalia, espontaneísmo y descentralización perpetúan, a su juicio, los peores vicios de la burocratización, reduciendo todo su pretendido potencial al mero pataleo (gigotage) y toda su impacto a la debilidad de meras actuaciones simbólicas (Tiqqun 1:139)

Frente a esto, en el fenómeno de los chômeurs no hemos de ver otra cosa, insiste Tiqqun, que la verdad de nuestro orden social. Lejos de ser un reverso ominoso de necesaria superación, los desempleados son los únicos que encarnan, aquí y ahora, esa posibilidad inédita de un abandono definitivo de la dictadura de la identidad. Son ellos, de modo eminente y antes que cualquier otro, quienes pueden dar el primer paso hacia la transfiguración práctica del Bloom.

No cabe, por tanto, la más mínima concesión a las categorías básicas entre las que se juega la confrontación visible, empezando por la propia categoría de «trabajo». Nada de esto interesa a la operación de Tiqqun, entre otras cosas porque ninguna de ellas responde a otra realidad que no sea la impuesta por la dominación, de modo que nos movemos constantemente entre puras reificaciones: le travail n´existe pas! El trabajo no existe, como no existen tampoco el empleo o la empleabilidad, ni cualquier otra máscara que venga a ocultar el único régimen existente, el de una guerra velada entre dominadores y dominados.

Los desempleados se sitúan, por tanto, a tenor de lo recogido en estos textos, ante una difícil encrucijada- indelegable e irrepresentable por lo demás-en orden a su posible agencia política. Pueden permanecer reducidos a ese elemento de extremo disciplinamiento y vigilancia, que es lo exigido por la tiranía mercantil y perpetuado por las instituciones del poder público. Pueden aspirar a promover, en todo caso, alguna reivindicación como colectivo positivizado en el escenario de la contestación visible y tolerada (lo que denomina Tiqqun «contestación espectacular») alineándose, indistintamente, con alguna fuerza de izquierda o derecha (ambas ofician por igual de sacerdotes del empleo) O bien, reconocerse como Blooms contra toda la estrategia del espectáculo. Dar un giro activo desde su propia exclusión y tomarse como puente y memoria de esa originaria comunidad humana contra la que el propio espectáculo dispone todo su arsenal.

Los escritos aquí recogidos aspiran en cierta medida, según nuestra interpretación, a ser testimonio directo de esta precisa estrategia de emancipación. El segundo de los citados fue leído justamente en una asamblea de parados y el tercero, «los parados te hablan» es un panfleto que se hizo circular en diversas oficinas de empleo del Estado francés (INSEE). Concretamente este último, pone de manifiesto una vez más la aspiración básica de Tiqqun, su intención de redescubrir otra subjetividad y otras formas de actuación política a contrapelo del cinismo institucionalizado, máximamente representado por una institución ( homóloga de nuestro INEM y de todas sus infames variedades regionales) responsable de la gestión- asaz ineficiente por lo demás- de la miseria, la esclavitud y la exclusión.

Se trata, en definitiva, de unos textos preñados de lucidez crítica y contestataria, altamente recomendables para efectivamente pensar y actuar con radicalidad y diferencia en el seno del drama social que hoy desgraciadamente nos toca habitar. Por más que ciertamente incomoden, como sin duda aspiran a hacerlo el tono y la propuesta general de Tiqqun, ciertos hábitos irreflexivamente adquiridos por algunos de los que nos situamos a la izquierda del espectro político. Frente una derecha que nos estigmatiza como desempleados y una izquierda que a estas alturas todavía nos interpela como pueblo, confieso que continúo desapareciendo como Bloom.

Notas:

1 Cualesquiera de ambas denominaciones son igual de indeseables en términos de esa pérdida de autonomía que traducen inequívocamente.

2 (Tiqqun 1: 137,144)

3 Los metafísicos críticos tras el «movimiento de los parados».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.