Traducido para Rebelión por LB
El mundialmente célebre saxofonista de jazz Gilad Atzmon, nacido en Israel, se desplazó a los Estados Unidos con su grupo en su tercera gira anual Jazz de América del Norte, celebrada entre el 4 y el 15 de mayo, y durante la cual recorrió el país desde Nueva York hasta Chicago, pasando por Dallas y San Francisco y terminando en Colorado. El lema de la gira fue «Música para la resistencia palestina», y el tour sirvió para crear conciencia y recaudar fondos para diferentes causas humanitarias relacionadas con Palestina.
Atzmon describió su gira por varias ciudades como una oportunidad para «hablar de Israel, Palestina y del poder de la belleza«. Su gira incluyó una parada en Oakland para asistir a un acto benéfico en apoyo de los pasajeros de la flotilla del ärea de la bahía a punto de embarcarse en la nave de bandera estadounidense Audacity of Hope con la intención de romper el ilegal bloqueo naval de Israel sobre Gaza. El novelista, activista político y escritor afincado en Inglaterra explicó que comenzó a visitar los EEUU hace cuatro años y que viene una vez al año durante dos semanas. Dijo que tiene muchos seguidores en EEUU y que cree que el intercambio de ideas es algo fundamental.
«Visito tantas ciudades como puedo, me encuentro con un montón de gente, doy entrevistas. Creo que la verdad espiritual y el intercambio intelectual pueden contribuir a un cambio de conciencia. Para mí es muy importante desenmascarar el espíritu y la ideología que animan al Estado judío y a los sionistas de todo el mundo«, dijo Atzmon a Al-Ahram Weekly. «Creo que nos enfrentamos a una ideología y práctica únicas, y también soy consciente de que a causa de la autocensura no mucha gente puede debatir abiertamente algunos de los temas que abordo, como el hecho de que el sionismo es una continuación de la ideología judía«.
Atzmon, que nació en Tel Aviv y trabajó como sanitario en el ejército israelí, es conocido por sus críticas acerbas a las políticas israelíes. Tiene un máster en filosofía, es escritor de obras de ficción y no ficción y un pensador sobre Israel y Palestina. Habla con especial vehemencia sobre los derechos humanos conculcados al pueblo palestino ocupado.
«Para mí el apoyo de la causa palestina fue una lección de humanidad. A través del sufrimiento de los palestinos pude darme cuenta del supremacismo consustancial a mi cultura [israelí]«, dijo Atzmon. «Planté cara a la tribu y al «elegido» que llevaba dentro de mi. Busqué un nuevo sentido de la universalidad, el humanismo y la empatía«.
Atzmon apoya el derecho palestino al retorno y la fórmula del Estado único como solución al conflicto palestino-israelí. Cree que un día habrá un Estado palestino. «Para mí está claro que Israel es un Estado pero que la tierra es Palestina. Los Estados nacen y desaparecen, pero la tierra permanece para siempre«, dijo Atzmon. «Israel pertenece al pasado. Veremos un Estado desde el mar [Mediterráneo] hasta el río [Jordán], y ese Estado será Palestina. Este principio es a la vez ético y racional, en contraposición a la filosofía sionista, que es a la vez antiética e irracional. Israel el lugar más peligroso para vivir que tienen los judíos«, dijo a The Weekly.
En esta visita a EEUU Atzmon dijo que tuvo la oportunidad de reunirse con muchos judíos estadounidenses, entre ellos el rabino Michael Lerner y miembros de su congregación liberal, así como con líderes de la Voz Judía por la Paz. Incluso salió al exterior de la iglesia que acogía su concierto-conferencia y entabló un diálogo con cuatro sionistas enviados por el consulado israelí para boicotear su conferencia.
No es raro que sus opositores traten de impedir sus intervenciones. Sionistas y judíos anti-sionistas del Reino Unido boicotearon una mesa de debate organizada el 3 de mayo en la Universidad de Westminster para hablar de «La judeidad y la criminalidad israelí». Al día siguiente, Gilad participó en una mesa redonda que se organizó en el exterior del campus para debatir sobre «Judeidad, Sionismo e Israel». A dicha mesa concurrieron también Alan Hart, antiguo periodista de ITN y corresponsal extranjero del programa de la BBC Panorama, Sameh Habeeb, fundador del Palestine Telegraph, y el escritor Karl Sabbagh.
«En mi opinión, la culpa solamente cobra significado cuando se transforma en responsabilidad. A diferencia de muchos judíos izquierdistas que se autorredimen al grito de ‘¡No en mi nombre!», yo sostengo que todos los crímenes que perpetra Israel los comete en nombre de los judíos«, explicó Atzmon. «Esta es una cuestión moral muy complicada que no puede soslayarse fácilmente. Israel se autodefine como «el Estado judío». Lanza bombas sobre Gaza desde aviones decorados con símbología judía. Es mi deber, como pensador, comprender lo que significa la ‘Judeidad'».
Atzmon explicó que, por extraño que parezca, algunos de sus opositores más acérrimos son judíos anti-sionistas. Atzmon cree que él «se encuentra en el centro de un cambio terminológico en el interior de ese movimiento«. Opina que es necesario redefinir el sionismo y agrega que «Israel no es colonialismo y tampoco es exactamente apartheid«. Dijo que cuando trató de suscitar inquietudes acerca del significado de la «judeidad» fue la izquierda judía la que intentó detenerlo. «Eso me hizo darme cuenta de que existe una especie de extraña continuidad entre el sionismo y su sedicente oposición dentro del discurso judío«.
Atzmon es un prolífico escritor cuyas novelas Una guía para perplejos y Mi solo y único amor han sido traducidas a 24 idiomas. Sus escritos sobre cuestiones políticas, sociales, de identidad judía y culturales han sido publicados y celebrados en todo el mundo.
«Lo que me mueve es la búsqueda de la belleza y la ética. Cuando escribo sobre Palestina investigo la metafísica del discurso. Busco la verdad y no un mensaje político«, dijo Atzmon.
En su artículo del 15 de mayo titulado «Desde el ‘Derecho al retorno’ hasta el ‘Retorno en la práctica'» (disponible en gilad.co.uk), Atzmon aborda el tema de la respuesta israelí a los manifestantes que rememoraron el día de la Nakba en Gaza, Cisjordania y en las fronteras siria y libanesa. Refiriéndose a las noticias difundidas por los medios de comunicación en el sentido de que el ejército israelí utilizó «todos los medios» para «impedir la entrada de infiltrados a Israel», Atzmon responde: «Alguien debería recordarles a los israelíes que los únicos infiltrados [en Palestina] son los israelíes«. Los palestinos son en realidad los habitantes indígenas de la tierra, dice, reventando tranquilamente otro mito israelí.
«Lo que vemos hoy es un claro mensaje al Estado judío, a los israelíes y a los sionistas de todo el mundo«, escribe. «Palestina no es un concepto académico, sino una lucha apasionada por la justicia El derecho al retorno no es sólo un concepto ético; es algo que se está poniendo en práctica ahora mismo. Los días del Estado judío están contados«.
Aparte de sus escritos políticos, la música ha sido una fuerza y una influencia que ha transformado la vida de Atzmon(1). Atzmon descubrió el «With Strings» de Charlie Parker a la edad de 17 años, justo antes de prestar su servicio obligatorio en el ejército israelí. El álbum de Parker lo llevó a comprar un saxofón y comenzó a absorber la música de leyendas del jazz como Sonny Rollins y Hank Mobley. Atzmon dijo a The Weekly que a medida que se sumergía en la música, «mi entusiasmo sionista se fue esfumando. En lugar de [soñar con] pilotar helicópteros tras las líneas enemigas, empecé a fantasear con vivir en Nueva York, Londres o París«.
Hasta el momento Atzmon ha grabado nueve álbumes, que abordan cuestiones políticas e incursionan en la música de Oriente Medio. Toca el saxo soprano, contralto, tenor y barítono, el clarinete y varias flautas, tanto modernas como tradicionales. En 2003 su álbum «Exile» fue elegido por la BBC como álbum de jazz del año y Gilad fue descrito por John Lewis en The Guardian como el «hombre que más conciertos ofrece de todo el jazz británico». Atzmon ha trabajado con Ian Dury, Robbie Williams, Sinead O’Connor y Paul McCartney, entre otros.
«Creo que la música cura; a mí ciertamente me cambió el alma«, dijo Atzmon. «Merced a mi empeño constante por aprender a tocar y comprender la música árabe he aprendido a escuchar. Me he dado cuenta de que no es en los ojos sino en los oídos donde reside la clave del pensamiento ético«.
(1) La fascinante travesía que llevó a Gilad Atzmon a convertirse de rábido sionista en crítico implacable del sionismo la ha descrito maravillosamente el propio Atzmon en un texto titulado «La primacía del oído: el camino que lleva desde la música a la ética» (http://www.cubadebate.cu/