Recomiendo:
0

Desmembrar el mundo árabe

Fuentes: Deliberation info

Traducido del inglés para rebelión por J.M.

El comportamiento del bloque de los aliados de la OTAN y anti-sirio es ahora lo bastante claro como para que podamos entender mejor lo que está sucediendo en Siria. Por un lado, nos encontramos con los operadores políticos como el grupo ad-hoc `Amigos de Siria’, y por otro, dos personalidades árabes, ambos ministros de dos emiratos del Golfo.

El primer grupo incluye a los jefes de los Estados que componen la OTAN, con un apenas disimulado plan maestro de Israel, concebido por dirigentes de la talla de Bernard-Henri Lévy. Se podría decir que en vez de ser amigos de Siria estas personalidades están trabajando para asegurar sus propios intereses financieros, en torno y a través de Siria. Los dos políticos árabes son los ministros de Exteriores de Arabia Saudita y Qatar. Estos han declarado que se debe armar y apoyar financieramente a las fuerzas que actúan violentamente contra el Estado sirio. En resumen, estos encuentros de los llamados ‘Amigos de Siria’ probablemente no son más que una versión ‘moderna’ de las reuniones dirigidas por el virrey Lord Curzon, que en 1903 se dirigió a los ‘jefes de la Costa Árabe’ en el [barco] HMS Argonaut en Sharjah (Emiratos Árabes Unidos).

Los qataríes y sauditas apoyan financieramente a los ‘rebeldes’ tanto para la compra de armas, los pagos a los combatientes y mercenarios, como para la supervisión logística de los ataques contra Siria. Todo ello además de su apoyo con los servicios de telecomunicaciones, las tácticas de combate y el asesoramiento estratégico militar. Como era de esperar, los asesores militares occidentales, que operan entre bastidores a favor los grupos armados, no aparecen en los medios de comunicación. Los Estados vecinos también proporcionan asistencia geográfica a los grupos armados, pues Jordania permite el paso de mercenarios procedentes de Libia y Turquía actúa como base militar del norte para las operaciones.

Turquía está implicada debido a su deseo de alinearse con la línea sunita-sunita respaldada por la OTAN y también por su temor a que una Siria desmembrada lleve a promover la autonomía kurda. A sus ojos, esto podría ocurrir por una unión de los kurdos [turcos] con los kurdos iraquíes y sirios, y llevar después a la guerra civil con Turquía, a la separación final del Kurdistán de Turquía y a la creación de un Estado kurdo.

Israel, por su parte, lleva décadas planeando, como parte de su estrategia para dominar el Medio Oriente y el Mediterráneo, debilitar a Siria a fin de seguir ocupando los Altos del Golán sirios y dominar las fuentes de agua. En esencia, Israel quiere ser la primera potencia económica y militar en la región y, en efecto, Israel podría resultar el principal ganador del debilitamiento de Siria, aunque sólo fuera en el corto plazo.

A través de sus campañas mediáticas orquestadas y transmitidas durante décadas a su propia audiencia Israel ha elaborado un concepto de Siria como la principal amenaza a su existencia en el mundo árabe. Podría decirse que el vacío gubernamental que se podría crear en Siria lo podría ocupar grupos tipo al-Qaeda que ofrecerían una justificación suficiente para las acciones de Israel (en contra de Siria y / o de Irán) y también promoverían la idea de un conflicto entre la Israel «civilizada y democrática» y los «salvajes» islamistas.

A pesar de las enormes diferencias entre Siria y Libia, el destino de Siria podría ser similar al de Libia en cuanto a la intervención extranjera directa, si no fuera porque Rusia y China se oponen firmemente a este tipo de acciones en las Naciones Unidas, donde ha habido una cooperación constante entre ambas naciones. Aunque los orígenes de las relaciones chino-soviéticas se remontan a los primeros días de la revolución comunista de 1917, parece que incluso dos décadas después del desmantelamiento del bloque del este la Federación Rusa y la República de China son más que nunca lo que Mao Tse-tung aconsejaba en su discurso «Ser un verdadero revolucionario» del 23 de junio de 1950. En él Tse-tung afirmaba que ‘en el ámbito internacional debemos unirnos sólidamente con la Unión Soviética’ (véase Obras Escogidas de Mao Tsetung, vol V, pág.39). Una ideología compartida, una visión del mundo, intereses económicos y objetivos en el campo de la energía han llevado a Rusia y a China a estar cada vez más cerca respecto al conflicto sirio.

La producción mundial de petróleo está encabezado por Arabia Saudita, con Rusia en segundo lugar, en tercero EE.UU., Irán en cuarto y en quinto China. En términos de reservas de petróleo, los diez Estados más productores son los siguientes: 1) Venezuela, 2) Arabia Saudita, 3) Canadá, 4) Irán, 5) Irak, 6) Kuwait, 7) Emiratos Árabes Unidos, 8) Rusia, 9) Kazajstán y 10) Libia. Rusia es el mayor productor de gas en el mundo y Europa depende de su abastecimiento. Si a causa de su distancia geográfica se excluye a los EE.UU. y Canadá en la producción mundial de gas, Irán ocupa el segundo lugar y Qatar el tercero. En términos de reservas de gas, Rusia es el número uno, con Irán y Qatar en el cuarto lugar y Arabia Saudita en el sexto. Con la vecina Arabia Saudí como uno de los diez principales productores de gas en el mundo está claro por qué los intereses de exportación de Qatar y Arabia Saudita son particularmente importantes y esta clasificación debe darnos una idea clara de las alianzas que se han formado a la luz del conflicto sirio.

Arabia Saudita y Qatar (que en circunstancias distintas podrían haber sido un solo Estado y todavía podrían experimentar una reorganización geográfica) son Estados árabes, musulmanes y sunitas, y ambos tienen intereses económicos. El codicioso interés de Qatar en los contratos de comercialización de gas libio y los suministros de petróleo explican su acuerdo con la OTAN para atacar Libia, su participación simbólica en los ataques aéreos y su apoyo a los rebeldes para establecer el potencial de los medios de comunicación.

El objetivo de Qatar es la exportación de su gas a Europa, competir con los rusos y obtener importantes márgenes de negociación política. Para que la exportación de gas de Qatar a Europa pueda ser viable y competitiva se debería construir un gaseoducto a través de Siria. Como aliada desde hace mucho tiempo con Rusia y con los precedentes de numerosos tratos comerciales conjuntos que se remontan a la época de la URSS es poco probable que Siria permita algo que amenace la desestabilización de los intereses de Rusia en su último bastión estratégico en el mundo árabe. Esta es la razón principal por la que Qatar y Arabia Saudita están apoyando la lucha de la oposición para derrocar al gobierno sirio.

Siria se está convirtiendo en una caja de Pandora de la que están resurgiendo todas las crisis históricas de los últimos 120 años. Empezaron con la guerra ruso-turca en 1877-8, la guerra ruso-japonesa en 1904, la Primera y la Segunda Guerras Mundiales y la Guerra Fría. Normalmente, una superpotencia tarda entre dos y tres decenios en surgir. A los EE.UU. les llevó casi 25 años emerger como una superpotencia desde 1890 hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Después de la muerte de Lenin en 1924, la URSS era el enfermo de Europa. En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial y bajo Stalin, se convirtió en una superpotencia. Después de Gorbachov Rusia dejó de ser una superpotencia y, simultáneamente, la Guerra Fría llegó a su fin. En poco más de dos décadas Putin puso fin al sistema unipolar y está surgiendo un nuevo mundo bipolar, como si la Guerra Fría no hubiera terminado.

Un examen minucioso del sistema político sirio revela que el presidente sirio Bashar al-Assad es, efectivamente, un reformista. Sin embargo, en Siria, como en cualquier otro Estado, las facciones se entrecruzan en luchas por el poder, y llevará un tiempo antes de que éstas y los necesarios procesos de socialización comiencen a ponerse en práctica. Aunque, según dijo Assad, solo se necesita un par de minutos para firmar una nueva ley, cuesta mucho más tiempo educar a la gente para que pueda asimilar y participar en la aplicación de los nuevos valores que esas leyes consagran. El retrato de estas leyes que hacen las esferas de poder occidentales como aparentemente crecidas en los árboles no deja de ser contraproducente y claramente inmoral.

Siria fue el último Estado árabe laico, socialmente cohesionado sobre la base de una ideología laica dirigida de arriba hacia abajo. A pesar de sus inestables vecinos geopolíticos (Líbano, Turquía, Israel, Jordania e Irak), los ciudadanos sirios vivían de forma segura bajo este laicismo árabe. Siria engloba un tipo particular de pluralismo y multiculturalismo, que integra la tolerancia religiosa y una existencia pluralista. Esto lo demuestran la tolerancia de una iglesia, una mezquita, un bar y la coexistencia igualitaria de las mujeres laicas y las que llevan velo. De hecho, el proceso de reforma iniciado en Siria es más avanzado que cualquier otro proceso similar en cualquier otro Estado árabe. Incluye la eliminación de las leyes de emergencia, la aplicación de las leyes de partidos, leyes electorales, una significativa ley de medios y la aprobación de una nueva Constitución en la que se incluye la eliminación del artículo sobre el liderazgo único del partido Ba’ath. Estas reformas forman parte de un verdadero proceso político que llevará su tiempo. Sin embargo, este proceso de reforma ha sido total y deliberadamente minado por fuerzas violentas, incluidos los gobiernos occidentales que actúan contra el Estado sirio. En las últimas décadas, y especialmente desde el 11 de septiembre, Occidente no ha dejado de propagar la idea de que los terroristas islamistas amenazan la forma de vida laica. Sin embargo, los sunitas, técnicamente la mayoría religiosa en Siria, contienen grandes sectores y no son menos laicos que cualquier sociedad occidental.

Así pues, a pesar de que Siria tiene el derecho de defender su estilo de vida laico, el objetivo de Occidente es desmantelar el Estado sirio, alterar la estructura de poder y crear nuevas entidades demo-geográficas, como una confederación de los sirios y los kurdos iraquíes, que en la actualidad es la pesadilla de Turquía. También puede que se despoblen áreas específicas, que entonces se podrían utilizar, como se ha hecho con los drusos, para repoblarlas con cristianos sirios y tal vez con cristianos del Líbano. Otros cristianos dejarían el Levante por completo. Entonces los alauitas tendrían otro Estado, quizá vinculado a Irán.

El plan es destruir el moderno Estado Árabe de Siria, que surgió después de la Primera Guerra Mundial y en la década de 1940, y, si es posible, establecer nuevos Estados religiosos (similar al Estado judío de Israel). De esta manera desaparecerían el poder árabe y, junto con él, la ideología panárabe de Michel Aflaq y Antun Sa’ade (ambos cristianos árabes), y de Nasser de Egipto. Este proceso se inició cuando en 1978-9 el Egipto de Sadat firmó el tratado de paz con Israel, a lo que siguió la destrucción de Líbano en 1982, la segunda Intifada en 1987 y la toma del poder económica de Irak en 2003. Luego le siguió Libia con la incautación de su petróleo y gas en 2011. Por lo tanto, con el fin de mantener la hegemonía «USRAEL» (Estados Unidos-Israel) Occidente necesita alinear los Estados con las vertientes sectarias (sunitas y chiítas) en lugar de con el panarabismo. De hecho, este proceso se ha visto impulsado tras la ocupación de Irak y el derrocamiento del partido Ba’ath.

En la práctica, lo que está ocurriendo en el mundo árabe es una ‘corrección’ del acuerdo Sykes-Picot de 1916 según el cual las principales potencias coloniales, Gran Bretaña y Francia, esculpieron los límites de los actuales Estados árabes e instalaron sus propios representantes árabes. Estos planes neo-coloniales en curso incluyen la previsión de que otros dos o tres partidos árabes cualesquiera que luchen contra el régimen sirio y mantenerlos luchando hasta que cada Estado quede desmembrado y fracturado en dos o tres Estados según las actuales líneas sectarias. A continuación, las elites coloniales pueden continuar diezmando la riqueza, ya que, después de todo, la mentalidad imperial apenas ha cambiado.

Dado que las potencias occidentales no pueden lograr esto por sí mismas, necesitan agentes como Qatar en Libia y Arabia Saudita, Qatar y otros en Siria. Estos agentes, preferentemente serviles, monarquías árabes sunitas no democráticas, utilizará el Islam sunita para promover el fanatismo contra otros árabes, tanto musulmanes como no musulmanes (por ejemplo, cristianos, árabes, chiítas y drusos). Aquellos árabes con acceso a la élite (económica) global (por ejemplo, la familia real saudita y los qataríes con los norteamericanos y otras elites europeas) son, en general, las élites gobernantes en el Golfo Pérsico o sus protegidos. Son ellos los que están abriendo una brecha entre las diversas sectas, y aumentando y explotando la carta sunita con la Turquía no árabe musulmana sunita contra Siria. No sería sorprendente que estuvieran en connivencia con las potencias occidentales que están al servicio de Israel. De lo contrario, seguiría siendo bastante difícil de explicar por qué el régimen más autoritario en la tierra, Arabia Saudita, está actuando en contra de Siria y tratando de dar lecciones de democracia, algo que la misma Arabia Saudita no está muy interesada en conocer.

Las negativas y orientalistas campañas de propaganda llevadas a cabo contra Siria en el año pasado con el apoyo financiero de algunos países del Golfo ocultaron deliberadamente aspectos de Siria, como el laicismo, con el que las sociedades occidentales se identificarían naturalmente. Por lo tanto, se ha mantenido oculta la importancia de la ideología mayoritariamente laica del partido Ba’ath de Siria, que garantiza por lo menos las libertades privadas. Esto, por ejemplo, además del hecho de que Daoud Rajhah, el asesinado Ministro de Defensa sirio, era cristiano, como fue el Dr. Nabil Zughaib, el recientemente asesinado (junto con su familia) cabeza del programa de misiles de Siria.

Los anteriores ejemplos de la eliminación deliberada de hechos se deben, posiblemente, a la alianza de Siria con Rusia, que es el lado ‘equivocado’. Esta estrecha relación entre Siria y Rusia se ha prolongado durante más de cinco décadas. Además, Siria es el punto débil (alauita / chiíta laico) entre el Irán refusnik de la OTAN (chiíta) y el chiíta Hizbolá en el Líbano. Mientras que a los ojos a corto plazo de Israel, Irán es el principal opositor a su dominio (lo mismo que Hizbolá, Siria y anteriormente Hamas), Siria ahora es, por consiguiente, un objetivo. Como tal, Siria está recibiendo su castigo, de manera que todo el cuerpo metafórico será finalmente desmembrado.

Pero ¿qué importancia tiene aquí Hamas? Hasta que ganó las elecciones democráticamente en 2006 (casi dos años después del asesinato de Yasser Arafat) y luego un año más tarde llevó a cabo un golpe de estado en la Franja de Gaza contra Fatah, Hamas es un movimiento de resistencia apoyado por Irán, Damasco e HizboAllah. Si Irán es metafóricamente hablando la «cabeza» e Hizbola y Hamas las dos piernas, Siria ha sido el ‘vientre’ o el ‘corazón’ y ‘pulmones’ de este ‘cuerpo’ de la resistencia. Pero desde que Hamás gobierna la Franja de Gaza ha dejado de ser un movimiento de resistencia y se ha institucionalizado. En este caso, Israel (y Sharon en particular) obtuvieron una victoria táctica. Sin casi ningún costo, Israel se retiró de la Franja de Gaza, aunque la mantiene en estado de sitio, la ataca a voluntad y entrega las llaves a los prisioneros (Hamas) para que dirijan por él la mayor prisión a cielo abierto en la tierra. Y todo esto se hizo sin que siquiera Hamás se diera cuenta de lo que estaba pasando. Tal vez alguien pensó que el nombre se podía embellecer y, en vez de cárcel, se podría convertir en un Emirison [Emirato y cárcel en inglés, N. de la t.].

En el primer semestre de 2012 los líderes de Hamas abandonaron Damasco, donde estaban sus oficinas centrales, y ahora se están manteniendo públicamente en calma y se abstienen de apoyar al gobierno de Siria, un gobierno que lleva más de dos décadas apoyándolos. Con la victoria de los Hermanos Musulmanes en Túnez y Egipto, y su ascenso en Libia, Hamas parece ahora tener nuevos y poderosos patronos, y en países desde los que puede operar desde una postura mucho más poderosa. El recién elegido presidente de Egipto ha invitado a los dirigentes de Hamas (tanto en la diáspora como en la Franja de Gaza) a unirse a los Hermanos Musulmes (su organización madre) en un pie de igualdad. Lo que hasta ayer parecía ser un movimiento de resistencia (aunque se podría argumentar que nunca fueron revolucionarios, a diferencia de otras facciones palestinas de izquierda, como el FPLP, FDLP, etc), se está entretejiendo ahora con una alianza entre sunitas y musulmanes que ha empezado a actuar bajo el ala de la OTAN.

A los orientalistas occidentales les gusta imaginar lo que debe suceder para que sus intereses se vean servidos. Comienzan por etiquetar el mundo árabe como «Medio Oriente», como si esto fuera simplemente un lugar marcado geográficamente solo en relación al lugar donde está ellos mismos son. A fin de garantizar su robo planificado, inventan términos para confundir y justificar sus acciones militares encubiertas o manifiestas. Sin embargo, su servicios de seguridad y/o inteligencia fracasan siempre a la hora de predecir acontecimientos en el mundo árabe, como la Intifada de 1987 y el golpe de Hamas en 2007. Aún así, sus superficiales e ignorantes élites de poder nunca dejan de fabricar nuevos nombres y procesos, el último de los cuales es la denominación de lo que sea lo que se inició en Túnez como «Primavera árabe».

Lo que está ocurriendo en algunos Estados árabes y en el mundo árabe no es ‘Primavera’, es un proceso reaccionario que se levantará, como experimentaron los EE.UU. en Afganistán, donde crearon y apoyaron a los mismo jihadistas contra los que lucharon después. Así pues, los Estados Unidos e Israel han estado tratando de cortar los acuerdos con los islamistas en el poder para que puedan controlar a las masas. De hecho, esta no es la primera vez que los estrategas políticos han tratado de utilizar la religión para evitar el caos y defender sus intereses económicos. Es similar a lo que Maquiavelo describió (basándose en el relato del historiador romano Tito Livio (Livy) Patavino 59 aC-17 dC, quien escribió los Libros de la fundación de la ciudad) y a los que hace referencia en los Discursos sobre Tito Livio, cuando subtituló un capítulo: «Cómo hicieron los romanos para que la religión sirviera para reordenar la ciudad y llevar a cabo su empresa para detener los tumultos».

Por lo tanto, las campañas de propaganda occidentales contra Siria se orientan a tratar de convencer a la opinión pública (la «plebe») de que teman la religión en lugar de obedecer a sus actuales líderes árabes. Por esta razón, a pesar de las protestas censuradas en los tres reinos árabes (Arabia Saudita, Marruecos y Jordania), el mundo apenas ha visto (debido a la censura, al cierre de fronteras y a la falta de atención de la prensa occidental) alguna protesta sustancial en comparación con las de otras repúblicas árabes. Una de las razones es que no había casi nadie dispuesto a promover campañas mediáticas ni a pagar la enormes suma de dinero necesaria (quizás con la excepción de Bahrein y la posible influencia de Irán). Sin embargo, no hay garantías de que una campaña contra-hegemónica pueda tener éxito en estas monarquías árabes.

Después de derrotar al clan rival de al-Rashid en 1921 la familia al-Saud gobierna en la actualidad en la mayor parte de la Península Arábiga histórica. Su importancia en la región también se debe tanto al control de los lugares santos de La Meca y Medina, a su alianza con el wahabismo y al uso de esta, como a sus recursos petroleros y de minerales. Estos recursos subsidian la industria cultural (los medios) afín. Sin embargo, los factores religiosos y económicos son evidentemente complejos, interconectan e involucran a una amplia red social. Esta combinación se puede expresar en lo que yo llamo ‘La ética de Arabia Saudita, el dólar espiritual «- algo similar a la tesis de Weber sobre «La ética protestante» que estaba detrás de la acumulación de riqueza en Europa del norte.

A través de la acumulación de capital en los Estados del Golfo en la década de 1970 (controlada y protegida por tratados de protección angloamericanos que llevaron a gran cantidad de árabes a ser económicamente dependientes del empleo en el Golfo, o espiritualmente dependientes a través del control de los medios árabes), el auge del petróleo creó una nueva estratificación social en el mundo árabe. A consecuencia de ello, algunas sociedades árabes sido dependientes de la autoridad de la familia real saudí y sus clanes, y lo han aceptado. Estas elites forman parte de las elites económicas dominantes que poseen algunos de los proyectos energéticos más valiosos, activos monetarios y propiedades valiosas en Occidente, incluyendo Harrods, equipos de fútbol, propiedades en los Campos Elíseos y asociaciones con Rupert Murdoch, por mencionar sólo algunos.

El reciente descubrimiento de que los árabes quieren su libertad lo promueven algunas instituciones mediáticas árabes y occidentales que son ellas mismas son una extensión de los responsables políticos que tienen sus propios objetivos económicos, estrategias y tácticas. El único objetivo de las campañas mediáticas que están llevando a cabo el capitalismo neoconservador, sionistas como Bernard-Henri Lévy (el cual sirve agresivamente a Israel y tiene una fuerte afinidad con el judaísmo fundamentalista) es quitar a los árabes sus riquezas y recursos, al tiempo que los engañan.

Esto se hace a través de la doble estrategia de elaborar narrativas diferentes para dos segmentos diferentes de la población. Para los religiosos, la corrupción se asocia con la falta de fe, mientras que para toda la nación árabe venden el muy atractivo sueño de la autonomía, la justicia y la libertad. Naturalmente, cada uno va a interpretar esto de acuerdo con su propia educación, socialización, politización, normas y valores. Así, mientras que todos puedan reunirse en la «plaza», los islamistas creerán que las escrituras islámicas son la solución, los liberales recordarán a Jean-Jacques Rousseau, la «separación de poderes» de Montesquieu y la Revolución Francesa; los marxistas pensarán en la Revolución Bolchevique de 1917 y la lucha de clases, y los maoístas pensarán en la Revolución Cultural de Mao Tse-Tung o en el nasserismo (después de todo, cuando un grupo de oficiales del ejército egipcio llevó a cabo un golpe de Estado y una revolución en 1952, Mao Tse-Tung declaró que «la lucha contra la corrupción y el despilfarro es un problema fundamental que afecta a todo el partido», 30 de noviembre de 1951, y por lo tanto, encaja a la perfección en la lucha contra los regímenes árabes corruptos). Mientras tanto, aquellos que sueñan con Castro y el Che Guevara correrán a las «barricadas» en las plazas luchando contra las fuerzas de seguridad del Estado.

De hecho, todos estos valores sólo sirven para obstaculizar una salida en el mundo árabe y los sionistas-liberales lo saben. La realidad es que, debido al control social y a la manera en que las sociedades árabes se han socializado en el último siglo (incluyendo el impacto de la herencia colonial) y debido a que el rico Islam wahabí (y los salafistas modernos) han disfrutado de los ingresos del petróleo, a excepción de la facción islámica, las otras ideologías progresarán muy poco, y, simplemente, asegurarán la victoria de los movimientos religiosos.

Aunque sólo sea ligeramente, el mundo árabe ha sido heterogéneo. La religión ha prevalecido, incluso en Estados como Jordania donde durante décadas los islamistas controlaron la mayoría de los programas escolares. Por lo tanto, en todos los Estados árabes en los que han habido disturbios, y en particular en Egipto, hay una feroz lucha por el poder sobre la Constitución. Los Hermanos Musulmanes y los salafistas ganaron la mayoría de los escaños en las elecciones parlamentarias y el primer presidente elegido democráticamente, Muhammad Mursi (elegido sólo por la cuarta parte de los ciudadanos) es miembro de los Hermanos Musulmanes. Los poderes mayoritarios están trabajando para promulgar una constitución basada en una interpretación pertinente de las leyes de la sharia. En su Morfología del Estado Aristóteles sugería que hay que «considerar no sólo cuál es la mejor Constitución, sino también cuál es practicable y está más al alcance» (p. 103). A ojos de los fundamentalistas religiosos pueden ser las leyes de la sharia, aunque esté vigente una solución para las elites gobernantes occidentales.

Como han asegurado sus intereses económicos a través de las instituciones mediáticas controladas por la elite religiosas, se beneficiarán a su vez de sus propios centros de poder sociales, económicos y políticos, y un nuevo nicho de negocios surgirá de los círculos y clases de las élites religiosas. Los grupos religiosos también aumentarán su participación económica junto con la participación política. Dado que beneficiará a su jihad política, algunos lo considerarán halal, ya sea dentro o fuera del marco de la banca islámica. Sin embargo, la división social permanecerá o ampliará, y la única diferencia es que los nombres han cambiado. Será cualquier otro en lugar de un «Mubarak» (pero esta vez, alguien con barba) y estos aparentes «cambios» simplemente mantendrán el control político.

Las poblaciones afectadas son las que se definen como «minorías», principalmente los árabes cristianos (unos 30 millones en el mundo árabe), musulmanes laicos (sunitas y chiíes) y otros. En Egipto, Mohammad Zawahiri (el hermano del líder de al-Qaeda, Ayman Zawahiri) ya ha declarado que los cristianos egipcios pagarán un impuesto por ser dhimmi (infieles), o abandonarán Egipto. Y si se niegan, ha sugerido que hay que enfrentarse a ellos y obligarles.

Un ejemplo de movilización de la población a través de la religión en los medios de comunicación lo hizo el propio monarca saudita. Durante el Ramadán de 2012 Abdalá de Arabia Saudí y su heredero pusieron en marcha una campaña de recaudación de fondos, supuestamente para ayudar al pueblo sirio, o al menos eso era lo que decía el lema de la campaña. Esta campaña se basaba en las normas de moral y el sentido de comunidad islámicos, especialmente en los que se destacan durante el mes sagrado del Ramadán. Mientras venden a su pueblo mensajes de comunidad y compasión, estas campañas se utilizan con fines políticos, tanto locales como regionales. Es inimaginable una campaña similar lanzada por Siria en favor de la liberación de mujeres sauditas y la necesidad de que se les permita conducir.

Liberales similares a Goebbels que están junto a los jefes de los emiratos han tratando de engañar hasta el momento a parte de la opinión pública árabe y de fabricar un consenso en contra del gobierno sirio, y con ello han desviado de sí mismos el calentamiento en sus propias «calles». Mientras que ellos mismos se adhieren a las normas y creencias más arcaicas relativas a la libertad y la democracia, instigan el engaño de las masas en contra de Siria, lo que en términos de sus normas sociales es, como las libertades de las mujeres, los derechos de las minorías religiosas, igualdad de oportunidades y las libertades personales, etc, mucho más cercano a los países occidentales liberales. De la misma manera que a los regímenes árabes les gustaría movilizar a la opinión pública nacional en apoyo de los palestinos, los regímenes del Golfo están utilizando el falso argumento de que están en contra de la opresión a la que somete a los sirios su propio gobierno para movilizar a sus «calles» en contra de Siria. Y esto a pesar del hecho de que en términos de libertad y democracia ellos mismos están a años luz por detrás de Siria.

Los gobiernos occidentales no son amigos de la democracia liberal del Tercer Mundo. Inevitablemente tratan con estos gobiernos que tienen los peores historiales de los derechos humanos y sólo cuando supone un beneficio económico para ellos. Al igual que en julio de 2008, cuando Nicolas Sarkozy y el actual archienemigo de Siria, el Emir de Qatar, formaron, junto con los dirigentes sirios, la ‘Unión por el Mediterráneo’, algunos gobiernos europeos creen que ellos también podrían beneficiarse económicamente de la crisis en el mundo árabe. Esto es particularmente cierto cuando tienen el apoyo de los ricos Estados del Golfo y creen que de alguna forma podrán reducir las crisis económicas a las que se enfrentan.

En algunas partes de Siria ha desaparecido la seguridad personal desde marzo de 2011 y el gobierno central no siempre se ha destacado por su conducta moral. Sin embargo, como parte de una campaña política estratégica, los medios de comunicación están mintiendo intencionalmente sobre la situación en Siria. Infunden temor en la población de Siria y simulan una exagerada preocupación por las víctimas y las pérdidas humanas. De este modo, construyen un relato que facilita y justifica una mayor ayuda a los grupos armados, separatistas, terroristas y mercenarios. Los mismos medios de comunicación retratan al gobierno sirio como el único responsable de la violencia cuando, en realidad, los verdaderos responsables son quienes contratan, pagan y suministran armas a individuos fácilmente maleables, desempleados y hambrientos de dinero en efectivo.

Hay dos principales culpables del aumento de víctimas: la mentira y el silenciamiento de toda voz opositora. Junto con sus aliados árabes la OTAN apagó la señal de conexión por satélite del canal sirio al-Dunia. Se podría decir que otros actos de «terrorismo» vía satélite incluyen el secuestro por parte de la CIA de la cuenta de Twitter de al-Dunia a fin de difundir desinformación sobre la falsa retirada del ejército sirio. Los antiguos emiratos del Golfo árabe están utilizando en contra de Siria el mismo satélite árabe que Siria ayudó a fundar después de la pérdida de la segunda parte de Palestina en 1967.

Este mismo satélite se está utilizado en el conflicto en Siria, pero en su contra, e incluye desinformación principalmente por parte de canales que son propiedad del Golfo, los cuales promueven el miedo y el pánico debido a la inestabilidad económica en Siria. La oposición siria están utilizando y manipulando los medios de comunicación como una cobertura de la incitación a la acción terrorista, y también para reunir ayuda económica. Estos mismos medios presentan entonces los aseptizados y «heroicos» logros de los «rebeldes» y, cuando es necesario, presentan las víctimas que encuentran como «masacres».

En general, a los principales medios de comunicación árabes y occidentales solo les queda una opción: tragarse la desinformación de organismos poco fiables y que luego bombean a la opinión pública. Con fines de propaganda, se difunden relatos de masacres perpetradas por el gobierno sirio para justificar la intervención extranjera y la imagen que prevalece es la de los nobles occidentales que vienen a salvar a una nación incapaz y oprimida del Tercer Mundo de la tiranía de un chovinista opresor machista. Esto es exactamente lo que ocurrió en Libia. Sin embargo, una minoría de los medios de comunicación árabes se opone al plan maestro y otra minoría observa desde la barrera. Los medios de comunicación árabes están en su mayoría, ya sea directa o indirectamente, en manos de los Estados del Golfo, mientras que cualquier otro periodista o bien trabaja discretamente en la nómina de esas fuerzas o está completamente engañado y le resulta imposible comprender las consecuencias trágicas de lo que está ocurriendo en el mundo árabe. Los valores contra la guerra de la Madre Coraje de Bertolt Brecht muy probablemente tienen un lugar muy poco destacado en la agenda de algunos Estados ricos en petróleo, ya que podría dejar aún más al descubierto la dicotomía entre religión y economía de guerra.

Dr. Makram Khoury-Machool es un erudito palestino, residente en Cambridge, Reino Unido

Fuente original: http://www.deliberation.info/dismembering-the-arab-world/

rBMB