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Zapatero y su política hacia el conflicto vasco

Detrás de los números

Fuentes: Berria

Traducido para Rebelión por Daniel Escribano

El presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha presentado el balance de toda la legislatura. Este año no ha hecho predicciones de futuro. Eso sí, ha admitido que la que realizó el año pasado ―según la cual, desde el punto de visto de la pacificación, la situación sería mejor un año después― fue un error. Ni predicciones ni verdaderos balances. El conflicto vasco, el reto de la paz o el problema de la violencia han sido despreciados en el balance de legislatura de Zapatero. Por ejemplo, en un informe de 347 páginas sólo hay una mención de 17 líneas al alto el fuego de ETA, en el apartado correspondiente del Ministerio del Interior, en que el Gobierno de España subraya que en ese período de alto el fuego (desde marzo de 2006 hasta junio de 2007) las fuerzas policiales siguieron practicando detenciones y no se modificó en nada la política carcelaria.

En este final de ciclo y con vista a las elecciones de marzo, Zapatero está intentando tapar el tema que debía haber sido el principal logro de la legislatura. Ninguna previsión de diálogo, cifras de detenciones e ilegalizaciones, en eso se resume el discurso de Zapatero respecto al País Vasco en el umbral del año 2008.

En cualquier caso, es curioso que se desdeñe el problema con esas grandes cifras de detenidos o se pretenda dar una imagen de solución. Esas grandes cifras, quiérase o no, evidencian el tamaño y la relevancia del problema. Este año las policías de España y Francia y la Ertzaintza han practicado 289 detenciones, según datos de Askatasuna. Actualmente hay 712 presos políticos vascos en las cárceles de Francia y España, dispersados. Por tanto, el año 2007 acabará con otra marca: al acabar el año la cifra de presos será mayor que nunca. Para cualquier observador internacional estas cifras sólo serían síntomas de un gran problema político sin resolver.

A esas cifras que aparecen en negrita en los informes oficiales deben añadirse otras que no quieren reconocerse o que se ocultan: este año ha habido 42 denuncias de tortura (el último caso, el de Gorka Lupiañez, ha dejado, además, un testimonio atroz), o cada familiar que visita a alguno de los presos dispersados en 91 cárceles recorre semanalmente, por término medio, 1400 kilómetros. ¿Cuántas posibilidades de morir, como Nati Junco1?

Con vista a las elecciones de marzo, el Gobierno de España ―de consuno con los tribunales― tiene intención de dar inmediatamente otro paso en el proceso de ilegalización. Contra EAE-ANV, que tiene 77 años de historia, y contra EHAK, que en las elecciones de 2005 al Parlamento vasco presentó listas sin problemas. Han pasado cinco años desde que Garzón resolviera la suspensión de actividades de Batasuna y hace una semana encarceló a Marije Fullaondo por proseguir dichas actividades. Señal de la esterilidad de la vía de la ilegalización. «En este caso, María Jesús Fullaondo ha mostrado voluntad rebelde una y otra vez», ha escrito Garzón en el auto de encarcelamiento. En efecto, he ahí el nudo de la cuestión, en esa voluntad rebelde, pero no de algunas personas determinadas sino de un pueblo que no se conforma con el estatus actual.

Hoy mismo tenemos un buen ejemplo, en el partido de fútbol entre el País Vasco y Cataluña y en la manifestación con el lema Una nación, una selección. Reivindicar de la oportunidad de competir oficialmente en el ámbito internacional está irremediablemente ligado a la identidad de un pueblo y a su derecho a decidir.

El verdadero problema político está sobre la mesa desde hace largo tiempo. Solamente afrontándolo puede avanzarse en su solución. Una parte del camino está hecha, el norte está claro. Ahora la cuestión reside en lograr apartar los obstáculos del camino y en buscar una alternativa a la época de trincheras. ¿Cómo remover los obstáculos?, ¿cómo detener la estrategia de prohibiciones y condenas ilimitadas?, ¿cómo llevar las aguas de la violencia al canal de la negociación?

La cita de marzo. Las elecciones de marzo serán un reto importante. Dejando a un lado la competición entre el PSOE y el PP, deben considerarse los resultados de los partidos vascos. Para el PNV no es lo mismo ser necesario o no serlo para quien forme el Gobierno de España. Ibarretxe ya ha hecho notar ese valor, de cara al acuerdo y la consulta. Conscientes de tal relevancia, PNV, EA y Aralar pueden considerar la opción de formar coalición. Joseba Egibar hizo pública en octubre esa intención. Posteriormente, dentro del PNV se silenció el tema hasta que se eligiera un nuevo Euskadi Buru Batzar. Recientemente, los dirigentes de EA y Aralar han mostrado predisposición. En los próximos días deberán hablar entre sí, para llevar esta opción adelante o descartarla. La decisión será cuestión de días, a partir del 14 de enero, al disolverse las Cortes españolas, ya que empezarán los plazos para presentar candidaturas. La próxima cita electoral será también un reto importante para la izquierda abertzale. Puede ser una herramienta para demostrar capacidad de superar el ataque directo en ambas hipótesis, ya con posibilidades legales, ya sin ellas.

Después de las elecciones, empezará de verdad la cuenta atrás para la consulta popular propuesta por los partidos del Gobierno vasco y el lehendakari. A día de hoy faltan 300 días para el día de la consulta, el 25 de octubre de 2008, según el reloj colgado en la página del Gipuzko Buru Batzar del PNV. El 10 de marzo faltarán en torno a 230. ¿Será tiempo suficiente para organizar y realizar un paso así? ¿Será capaz de modificar la situación actual?

Berria, 29 de diciembre de 2007

1 Suegra del preso Unai Gonzalez, muerta en accidente de tráfico el martes 25 de diciembre de 2007 mientras se dirigía a visitarlo a la cárcel de Teruel. (n. del t.)