Al día siguiente del pedido de reconocimiento del Estado palestino ante la ONU, los palestinos de Cisjordania seguían festejando. Desde Jerusalén oriental, pasando por las pequeñas localidades de los territorios, casi no había auto o ventana que no enarbolara la bandera palestina. Muchas cuestiones centrales quedan sin embargo en suspenso: qué forma tendrá ese Estado, […]
Al día siguiente del pedido de reconocimiento del Estado palestino ante la ONU, los palestinos de Cisjordania seguían festejando. Desde Jerusalén oriental, pasando por las pequeñas localidades de los territorios, casi no había auto o ventana que no enarbolara la bandera palestina. Muchas cuestiones centrales quedan sin embargo en suspenso: qué forma tendrá ese Estado, qué ocurrirá con los más de cinco millones de refugiados palestinos, cómo hará la dirigencia palestina para hacer tangible la reconciliación entre el grupo fundamentalista Hamas, que controla Gaza, y la Autoridad Palestina, que gobierna en Cisjordania, en qué quedará la iniciativa una vez que Estados Unidos la vete en la ONU. Fayez Saqqa no pierde ni las esperanzas, ni la voluntad, ni el humor, ni la lucidez. Este diputado del Parlamento palestino ha visto muchas derrotas, muchos exilios y muchas victorias como para no reconocer ni la dificultad del futuro ni la forma en que «el mundo está cambiando». La ventana de su escritorio de Belén da a un magnífico paisaje de Judea, calle más arriba está la Basílica de la Natividad y hacia abajo el campo de refugiados palestinos de Aida, donde residen parte de los palestinos que perdieron sus casas en 1948. Fayez Saqqa cuenta que se emocionó hasta las lágrimas cuando escuchó el discurso de Cristina Kirchner en la ONU y celebra el apoyo que los palestinos reciben en la ONU, al que asimila como un nuevo despertar.
«La creación del Estado soberano e independiente debe comprender Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental. Hay que recordar que esta Palestina no es más que el 22 por ciento de nuestra Palestina histórica. Hemos hecho un gran sacrificio para conseguir la paz. En la época de la Unión Soviética había países de los que no se oía hablar: Lituania, Estonia, por ejemplo. Muchos años después, esas naciones se volvieron países soberanos en las Naciones Unidas y ejercen su derecho a la libre autodeterminación. Hace pocos meses, Sudán del Sur ingresó a Naciones Unidas como nuevo Estado y tiene su bandera flameando en la ONU. Nosotros no entendemos por qué la fuerza tiene que estar por encima del derecho y la legalidad. No se puede seguir haciendo pagar a las víctimas el resultado de una agresión brutal. Los hechos consumados por la fuerza militar nunca deben ser admitidos por el derecho internacional. El presidente Mahmud Abbas habló ante la ONU con las palabras exactas sobre el momento que vive el pueblo palestino y la causa palestina. Ha sido para nosotros un discurso político y moral muy importante. Seguimos teniendo en la mano el ramo del olivo de la paz. Hablamos de negociaciones, pero no como las que hubo durante estos 20 años a lo largo de los cuales el juez fue parte. Estados Unidos y el cuarteto para Medio Oriente han respaldado la política israelí de extensión de las colonias y confiscación de tierras y, de vez en cuando, nos anestesiaban con una bonita declaración pero sobre el terreno nada cambiaba. La causa palestina excedió ahora los límites del pueblo palestino. Es una causa de justicia y paz en todo el mundo. Ojalá que el presidente Obama se dé cuenta de que ese doble discurso que utiliza para la primavera árabe y el otro, a 180 grados, sobre el pueblo palestino impidiendo que hablemos de nuestros derechos legítimos, ojalá que entienda que eso no le va a servir en el mundo árabe. Nadie creerá en sus palabras. El discurso de Obama ha sido el peor que un presidente norteamericano pronunció a lo largo de muchas décadas.»
-¿Cuál puede ser el punto de articulación entre el pedido de reconocimiento de un Estado palestino y la realidad? ¿No quedará acaso todo en el aire con el ya anticipado veto norteamericano?
-Nosotros no tenemos la Sexta Flota en el mar para ayudarnos, ni tenemos ejército rojo, ni amarillo, ni verde. Tenemos la voluntad de nuestro pueblo de recuperar sus derechos. Tenemos la legalidad internacional. Hemos sufrido durante 63 años. Sabemos todos que mañana no habrá un Estado palestino soberano, y sabemos que Estados Unidos sigue apoyando a fondo la ocupación israelí, es un socio de esa ocupación. Sabemos también que en Europa tienen que arreglar muchos asuntos para seguir hablando de hermandad, fraternidad y justicia. Son palabras huecas, esa gente mantiene la mentalidad neocolonial en Medio Oriente. Fueron corriendo a Libia para repartirse el petróleo y no por los derechos del pueblo libio. En Palestina están haciendo lo mismo pero en dirección contraria, siguen justificando la ocupación. Nosotros seguiremos luchando. Hasta ahora nadie nos ha ofrecido nada sustancial para recuperar nuestros derechos. Nosotros hablamos de fronteras, Israel no habla de fronteras, nosotros hablamos del fin de la colonización, Israel no quiere hablar de ello. Los colonos que ocuparon nuestras tierras cometieron un crimen de guerra. El primer ministro Benjamin Netanyahu dijo «vamos a negociar esta noche». Llevamos negociando 20 años y nunca nos han dicho que están dispuestos a aceptar la legalidad internacional como base de las negociaciones. Israel es la cuarta o quinta potencia militar del mundo apoyada por la primera potencia mundial, que es Estados Unidos. Y encima les dicen a los palestinos: negocien. Hay que sacar al verdugo que está encima de la víctima. Entonces sí, vamos a negociar, pero allí donde se puede, en el Tribunal Internacional y en la ONU. Esta es la realidad. No nos pueden seguir diciendo «negocien con Netanyahu». En ese caso disuelvan las Naciones Unidas, rompan las convenciones de Ginebra y que cada uno haga lo que quiera.
-Queda no obstante un problema interno mayor: la reconciliación palestina, es decir, un acuerdo con Hamas.
-Creo que a pesar de lo que dice, Hamas entendió la importancia del paso que dio Mahmud Abbas. Retomaremos las negociaciones con Hamas, formaremos un gobierno de unidad y convocaremos las elecciones para el año que viene tal como lo pactamos con Hamas en el último acuerdo que firmamos en El Cairo. Nos reconciliaremos con Hamas porque con eso no hay vuelta de hoja. Nuestra unidad es capital. Sin embargo, Hamas no puede tomar como rehén a la población de Gaza. Deben abrir Gaza a las elecciones y a la voluntad popular. Pero lo que ocurrió en la ONU, el apoyo que recibió nuestro presidente por parte del pueblo palestino fue un sufragio a favor de la línea política de la OLP. No dudo de que Hamas recibió el mensaje.
-Como usted lo decía, el retorno de los palestinos expulsados en 1948 y 1967 es uno de los grandes escollos de la negociación.
-Hasta el momento, las resoluciones sobre el retorno de los refugiados no se han cumplido por la irresponsabilidad de Israel a admitir su responsabilidad en el drama de los refugiados palestinos y la incapacidad de la comunidad internacional a hacer cumplir esas resoluciones. Vemos que en Bosnia se ha cumplido con esas resoluciones, en cualquier parte del mundo la comunidad internacional se ha movilizado y ha ayudado al retorno de los refugiados. Cuando se trata de Israel las resoluciones de la ONU no se cumplen. Pareciera que estuviésemos hablando de un Estado por encima de la ley. Es un Estado mimado por la gran potencia norteamericana y, lamentablemente, por sistemas en Europa que han hecho imposible el cumplimiento tanto de la resolución relativa a los refugiados palestinos como otras semejantes a la de 1967, que obligaba a Israel a retirarse de Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental. Más de 40 años después estas resoluciones no se han cumplido por la irresponsabilidad de las grandes potencias encabezadas por Estados Unidos. No nos pueden pedir a nosotros que resolvamos esta situación como si fuéramos los culpables. La gente que está en los campamentos de refugiados vive en una situación de tremenda humillación. En 1948 tenían casas, sus tierras, pero por la fuerza del terror tuvieron que desplazarse a vivir en un campamento. Además de vivir en condiciones promiscuas están moralmente heridos. La comunidad internacional tiene una deuda con ellos. Y, pese a todo, son ellos quienes han llevado sobre sus hombros la revolución palestina.
-No le sorprendió la forma en que la Argentina, Brasil, Chile, en suma, buena parte de los países de América latina respaldaron a Palestina en un claro de-safío al imperio.
-A mí se me cayeron las lágrimas cuando escuché hablar a la presidenta argentina Cristina Kirchner. Y por eso somos optimistas, porque el mundo está cambiando. Me emocionan los cambios que hubo en América latina en los últimos años. Cuando países como Argentina, Brasil, Chile o Ecuador avanzan también es un avance para nosotros. ¡Basta ya de hegemonía sobre los pueblos del mundo! Nos tenían divididos como una tarta para comernos mejor. Este despertar es clave para todas las causas justas, entre ellas la palestina. Tenemos grandes palabras de agradecimiento con los pueblos de Argentina, de Chile, de Brasil, con los más de 130 Estados del mundo que en los últimos meses han reconocido al pueblo palestino. Los que son libres quieren que los demás también lo sean, los que quieren la paz para ellos la desean para los demás.
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