Las calles de esta capital son un hervidero de comentarios, debates y vaticinios acerca de la actualidad en la isla, pero también el Centro Cultural Padre Félix Varela, que auspiciado por la iglesia católica cubana, propone con grata frecuencia la presencia de intelectuales y académicos ante un público bien heterogéneo de pensamientos no siempre coincidentes, […]
Las calles de esta capital son un hervidero de comentarios, debates y vaticinios acerca de la actualidad en la isla, pero también el Centro Cultural Padre Félix Varela, que auspiciado por la iglesia católica cubana, propone con grata frecuencia la presencia de intelectuales y académicos ante un público bien heterogéneo de pensamientos no siempre coincidentes, extranjeros y hasta algún que otro diplomático que se acerca para tomar el pulso de ponentes y contraponentes.
A la última convocatoria pública asistió el profesor universitario, ensayista y poeta Guillermo Rodríguez Rivera con un tema en extremo sugerente: Cambios en Cuba. Retos y nuevas perspectivas.
Así, en poco más de unos treinta minutos, el profesor Rodríguez Rivera pasó repaso a temas tan puntuales como las modificaciones migratorias, las elecciones, los problemas de la agricultura con el acopio de las cosechas a la cabeza y los elevados precio del mercado, la desprotección del consumidor y hasta alcanzó el tiempo para acercarse al canal Telesur, sin censuras, en directo, desde hace pocas semanas y que ha tenido un elevado índice de aceptación en la ciudadanía.
Sabido es que el ritmo de estas comparecencias no puede emular con las dos horas de clase en un recinto universitario. El ponente hizo gala de esa enseñanza filosófica de análisis-síntesis y arremetió con sus ideas en los puntos señalados. En unos, con mayor profundidad, mientras que en otros optó por pasarle la mano. En realidad, el título de la conferencia daba para más calado del que en realidad tuvo.
Las principales controversias de asistentes que tomaron el micrófono rondaron acerca del llamado cambio de mentalidad, a que el reto mayor no era económico, sino político, a la modernización del sistema político, la sacrosanta igualdad entre todos y hasta el por qué la prensa local no se inmiscuía en estos foros de discusión, además del papel de la iglesia en todo este proceso de cambios puestos en marcha por las principales autoridades de la isla.
Más allá de los aciertos o desaciertos de la conferencia del profesor, lo válido de estos ejercicios, que por fortuna han vuelto a renacer en un país donde se había perdido por completo la cultura de la polémica, está dado en la multiplicidad de criterios en los asistentes, el debate sincero, sin trabas de la importante realidad que vive la República hoy por hoy.
Es como un homenaje al mismísimo padre Félix Varela porque la gente se expresa libre y educadamente, sin lenguaje de barricada por parte de ninguno de los bandos. Se acude a esa majestuosa instalación colonial, otrora Seminario de San Carlos, para discutir, disentir y también para hacernos aprender a pensar.
Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/cuba/6572-dialogar-opinar-pensar