Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La condena del exseñor de la Guerra Charles Taylor la semana pasada recordó al mundo la existencia del más siniestro de los artículos de lujo y los daños que causa: los diamantes de sangre.
El expresidente de Liberia fue condenado por un tribunal internacional en La Haya a 50 años de prisión después de ser encontrado culpable el mes pasado de crímenes contra la humanidad. Taylor fue declarado culpable de haber apoyado a renegados en Sierra Leona a cambio de diamantes a finales del siglo pasado.
La defensa de Taylor se basó en gran parte en la idea de que no fue quien perpetró, sino que solo facilitó, la larga lista de horrores presentada al tribunal por los fiscales. Esa diferenciación legal condujo finalmente a la sentencia de medio siglo de cárcel contra Taylor, muy rebajada en comparación con los 80 años que pedían los jueces instructores.
De la misma manera, los conceptos de asociación y culpabilidad siguen obstaculizando los esfuerzos internacionales para acabar con el comercio global de los diamantes de sangre. Es adecuado, por lo tanto, que Taylor comience el primero de sus 50 años tras las rejas en el Reino Unido la misma semana en la que un sistema internacional regulador de diamantes conocido como el Kimberley Process [2] (KP) celebra su asamblea general semestral en Washington, que comenzó el lunes.
Israel se ha convertido en el mayor exportador de diamantes del mundo y los ingresos de las piedras preciosas representan más de un tercio del total de sus exportaciones anuales.
El KP ha sido objeto de críticas de grupos de campaña desde su origen (en 2003, unos meses después del final de las violencias incentivadas por Taylor del Frente Revolucionario Unido de Sierra Leona). Sus detractores dicen que su definición de un diamante de sangre, es decir: «diamantes en bruto utilizados por movimientos rebeldes o sus aliados para financiar la violencia dirigida a debilitar a gobiernos legítimos» es miope, relativa a actividades ilegales de producción de diamantes hace una década pero que ahora están anticuadas y desconectadas de las realidades del comercio ilícito de piedras preciosas.
Ya que el KP, por lo menos en su forma actual, solo rastrea los movimientos y orígenes de diamantes en bruto, los países especializados en la variedad tallada de piedras preciosas pueden producir en abundancia miles de millones de dólares en diamantes cada año, gestados en los problemas a veces embarazosos de propiedad que se sabe que han sido planteados por el KP.
Debido en parte a esta manifiesta brecha jurídica del KP, Israel se ha convertido en el mayor exportador de diamantes del mundo, con ingresos por las piedras preciosas que representan más de un tercio de sus exportaciones totales. En 2008, Israel generó 9.400 millones de dólares mediante exportaciones de diamantes [3], un monto que aumenta todos los años.
Ya que el proceso de tallar los diamantes elimina todas las características rastreables, es casi imposible rastrear los diamantes tallados comprados a Israel, indistinguibles de diamantes enviados de Sudáfrica, Australia o Norteamérica, y terminan en los principales centros comerciales como Nueva York o Hong Kong, donde son comprados al por mayor por vendedores de diamantes de todo el mundo.
El mes pasado, miembros del Consejo Mundial del Diamante [4] (WDC, por sus siglas en inglés] se juntaron en Italia para su reunión anual y acordaron que la definición actual del KP de los diamantes de sangre debería ampliarse e incluir «violencia relacionada con diamantes en áreas de producción y comercio de diamantes en bruto». No llegó a recomendar que los diamantes tallados se incluyeran en la definición.
Global Witness, una ONG basada en Londres, abandonó el KP el año pasado después que los miembros del proceso aprobaran la exportación de diamantes extraidos de los campos Marange de Zimbabue, que desde hace tiempo son un presunto crisol de abusos de los derechos humanos.
Mike Davies, un activista de Global Witness, acusó a los miembros del KP de hacer la vista gorda ante abusos similares de los derechos en todos los Estados productores de diamantes.
«El KP es un club de gobiernos que no quieren responsabilizarse mutuamente», dijo a Al-Akhbar. No basta con mostrar un trozo de papel y decir: ‘Es nuestra definición y no es nuestro problema si los asesinos y violadores en cuestión portan un uniforme del ejército en lugar de formar parte de algún grupo rebelde'».
Davies propugna que el KP incluya los diamantes tallados en su definición de piedras preciosas provenientes de conflictos, pero admite que sería «una lucha mucho más dura de librar».
La designación de diamantes tallados como potenciales diamantes conflictivos es evidentemente un tema controvertido, como lo es la exportación masiva de las piedras preciosas por parte de Israel.
Varias ONG que han estudiado los diamantes de sangre se negaron a hablar, cuando fueron contactas por Al-Akhbar, del tópico de los diamantes de Israel, que pronto podría convertirse en un importante extractor de piedras preciosas en vez de un simple exportador.
La pista de los diamantes de Israel
El único explorador de diamantes de Israel, Sehfa Yamin, obtuvo recientemente licencias para realizar pruebas geológicas en 67.000 hectáreas cercanas a la ciudad porteña de Haifa.
Si el descubrimiento de depósitos de kimberlita con contenido de diamantes se puede explotar adecuadamente, en las próximas décadas Israel podría convertirse en un importante productor de diamantes en bruto y tallados, lo que colocaría algunos de sus productos bajo la jurisdicción del KP.
La economía israelí depende bastante de los ingresos generados por los diamantes; sea en su forma tallada absorbida por el mercado internacional o en la extracción en África; las piedras preciosas son el principal sostén de las finanzas de Israel.
Esto, aparte de los numerosos intereses en la minería en otros países, incluida Liberia, de los que se sabe que son fuentes fértiles de diamantes de sangre. Israel ofrece especialización técnica así como acuerdos comerciales a varios Estados de África Occidental involucrados en la minería de diamantes [5].
El economista israelí Shir Hever, en una prueba presentada en el Tribunal Russell sobre Palestina en 2010, dijo que el ejército israelí, entre otras organizaciones, fue uno de los más beneficiados del lucrativo negocio israelí de los diamantes.
«En general, la industria de diamantes israelí contribuye con casi 1.000 millones de dólares anualmente a las industrias militares y de seguridad de Israel», dijo Hever al Tribunal [6]. «Cada vez que alguien compra un diamante exportado de Israel, parte de ese dinero termina en las fuerzas armadas israelíes, por lo tanto la conexión financiera es bastante obvia».
Eso es sin contar el ingreso privado de diamantes que llega al ejército israelí. Steinmetz, uno de los principales productores de diamantes del mundo es dueño de una fundación con fines benéficos [7] que ha «adoptado» a una unidad en el ejército israelí. El gigante de los diamantes financia la tristemente célebre Brigada Givati, responsable de una de las peores atrocidades perpetradas contra el pueblo de Gaza durante la Operación Plomo Fundido.
El ejército israerlí ha sido acusado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de crímenes de guerra y posibles crímenes contra la humanidad [8]. Solo en la última década ha bombardeado a civiles en Gaza y Líbano, y apenas pasa un día sin informes de violencia u otros métodos ilegales empleados contra los palestinos.
Aunque existen pequeñas campañas para calificar los diamantes de Israel como piedras preciosas procedentes de conflictos, la aparente apatía -por cierto, complicidad- al respecto de organizaciones como el WDC causa fuerte oposición.
El presidente del WDC, Eli Izhakoff declaró en la reunión de mayo que «bajo ninguna circunstancia puede asociarse al diamante con violencia colectiva contra comunidades», precisamente el tipo de represión sistémica contra los palestinos por la que se ha acusado a las fuerzas de Israel.
Pero cuando los miembros del movimiento de boicot israelí Solidaridad Palestina Global enviaron una carta conjunta al Consejo Responsable de Joyería en abril del año pasado, el director ejecutivo del Consejo dijo a los activistas que «no acepta su propuesta de que la industria del diamante israelí, por virtud de ser contribuyentes israelíes, financie violaciones de los derechos humanos y que, al hacerlo, los diamantes vendidos por las compañías israelíes deben considerarse ‘diamantes de sangre'».
Líbano también es bien conocido en el mercado global del diamante, habitualmente no por motivos positivos. Eliminado del Sistema de Proceso de Certificación de Kimberley (KPCS) en 2004 en circunstancias tenebrosas [9] que supuestamente tuvieron que ver con 500 millones de dólares de diamantes rusos y Bahaeddine Hariri, finalmente Líbano fue readmitido en 2007.
No existe un método infalible para impedir que los diamentes israelíes que se utilizan para financiar los crímenes perpetrados por el ejército israelí entren en cualquier país, incluido Líbano. Pero un problema existe un problema potencialmente mayor en el comercio de diamantes de Líbano no ha sido observado por los intermediarios y funcionarios. Entre el 40% y el 45% de los diamantes tallados israelíes llegan cada año a EE.UU., lo que representa cerca de la mitad de todos los diamantes tallados vendidos en el mercado estadounidense. Otros destacados mercados de los diamantes tallados israelíes incluyen a India, Suiza, Hong Kong y el Reino Unido.
Esas piedras preciosas, debido a que están talladas, son imposibles de rastrear y por lo tanto se mezclan en los centros comerciales con diamantes de otros importantes exportadores de diamantes tallados como Bélgica y los Emiratos Árabes Unidos, de los cuales los países importadores de diamantes seleccionan sus joyas.
«Una vez que el diamante se ha tallado termina su rastro documentado», dijo Davis.
La complicidad inconsciente de Líbano
Aunque el Sindicato Libanés de Comerciantes de Joyería ha insistido en que Líbano ha cumplido frente al KP después de su reincorporación, los diamantes tallados israelíes no están cubiertos por el protocolo del KP. El jefe del Sindicato, Atef Nsouli, rechazó varios pedidos de comentario de Al-Akhbar.
En vista de la naturaleza de la dominación de Israel en el mercado internacional de diamantes tallados, y ante la vasta importación anual de Líbano de diamantes tallados de diversas variedades, es muy probable -aunque imposible de probar- que los consumidores libaneses estén financiando inconscientemente al ejército israelí mediante compras de diamantes en boutiques de Beirut. Como dijo un experto en el comercio de diamantes a Al-Akhbar, los diamantes israelíes «fluyen indudablemente a Líbano», sin que lo sepan los joyeros.
Varios grupos contactados por Al-Akhbar dijeron que no estaban informados de la posibilidad de que los diamantes israelíes llegaran a Líbano. Un portavoz del Departamento de Boicot en el Ministerio de Economía y Comercio dijo que nunca han considerado una posibilidad semejante.
A pesar de que los diamantes israelíes no son rastreables, el gobierno libanés podría tratar de atraer atención al comercio de facto de diamantes de sangre de Israel. Lo han hecho antes varios movimientos de la sociedad civil y grupos de boicot a Israel, aunque no en Líbano.
Si los diamantes tallados israelíes pudieran clasificarse internacionalmente como diamantes de sangre, su tránsito por el mundo podría limitarse severamente. Naturalmente esto no será fácil, considerando que tanto el WDC como el KP cuentan entre sus miembros con varias organizaciones israelíes.
Esto no quiere decir que no se pueda actuar. Asad Ghsoub, miembro de un grupo de Boicot, Desinversión y Sanciones de Beirut, dijo que una acción contra los diamantes israelíes en general es una de las opciones del Líbano.
«Si ha de haber una campaña debería ocuparse de los diamantes de sangre y no rastreables en conjunto», dijo Ghsoub a al-Akhbar . «El hecho de que Israel pueda estar beneficiándose de esos diamantes debería ser uno de los argumentos para apoyar una campaña semejante».
El grupo dijo que investigará el asunto de que los diamantes israelíes puedan estar entrando en Líbano, con el fin de presionar al gobierno para que entre en acción.
«No veo otra manera para asegurar que Israel no se beneficie de este negocio de los diamantes no rastreables», agregó Ghsoub.
Notas:
[1] Patrick Galey: http://english.al-akhbar.com/
[2] http://www.kimberleyprocess.
[3] http://electronicintifada.net/
[4] http://www.
[5] http://www.israelidiamond.co.
[6] http://www.
[7] http://www.steinmetz-
[8] http://www.smh.com.au/world/
[9] http://www.pacweb.org/
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Fuente: http://english.al-akhbar.com/
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