Sur de Ángola, rincón selvático donde la naturaleza parece ser una fotografía aérea que combina magia y realidad, en una vegetación de terrenos áridos con predominio de pequeños arbustos entre flores silvestres y aromáticas. Al lugar lo nombran Chamutete, y lo caracteriza una gran represa de aguas muertas y oscuras, habitadas por peces y aves […]
Sur de Ángola, rincón selvático donde la naturaleza parece ser una fotografía aérea que combina magia y realidad, en una vegetación de terrenos áridos con predominio de pequeños arbustos entre flores silvestres y aromáticas.
Al lugar lo nombran Chamutete, y lo caracteriza una gran represa de aguas muertas y oscuras, habitadas por peces y aves silvestres.
Transcurre el año 1976 y las unidades combativas cubanas tienen varios campamentos con el fin de obstaculizar los movimientos militares por la frontera con Namibia, resalta el ambiente con las caravanas por la ruta Lobito-Huambo-Huila.
Puesto médico. Fecha: cinco de agosto. Una noticia al filo del mediodía y antes del almuerzo pone en alarma a las tropas del 12 Regimiento en el Frente Sur.
Llegada de cuerpos con señales de hipotermia y ahogamiento, se indaga en el hecho.
Un vehículo anfibio quedó varado en la represa, el pánico se apoderó de los soldados en el interior de la pieza y el agua parece ser la única solución ante el hundimiento evidente.
Varios compañeros, testigos del hecho, nadan al rescate de los accidentados y antes de encontrarse con ellos, los ven morir por el cansancio de las brazadas y el contacto con la frialdad de las aguas mansas.
Error de un oficial que en su euforia por cumplir una orden de acortar el desplazamiento de la caravana lanza un vehículo anfibio, con sobrepeso, para alcanzar la otra orilla sin conocimiento de las irregularidades del terreno.
Nueve combatientes dejaron de sonreír y no regresarán a su patria amada.
Días después una carta de una madre desde la ciudad cubana de Cárdenas pide tomar flores blancas del improvisado jardín cultivado por su hijo, muerto en el blindado, para que fueran depositadas en la sepultura y renaciera la vida.
* La autora es periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba