Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
¿En qué premisa racional se basa el gobierno del Reino Unido para creer que los ataques aéreos de castigo «degradarán y derrotarán» al Estado Islámico?
Inmediatamente después de que 397 parlamentarios votaran el miércoles pasado en apoyo de los ataques aéreos en Siria, los aviones británicos Tornado lanzaron una primera oleada de bombardeos nocturnos contra objetivos del EI en el citado país.
En los comentarios habidos sobre la votación parlamentaria, los observadores han señalado que las secuelas emocionales de los ataques de París parecen haber hecho descarrilar las posibilidades de un debate razonado en los Comunes.
A continuación expongo diez razones por las que creo que los ataques británicos en Siria suponen la adopción de una estrategia incorrecta:
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Los ataques aéreos británicos en Siria no añaden nada importante a la actual campaña de bombardeos de la coalición dirigida por EEUU y Rusia. En los Comunes, muchos de los parlamentarios hicieron hincapié en la necesidad de «apoyar a nuestros aliados«, es decir, Francia y EEUU. Sin embargo, que Gran Bretaña se suba al carro anti-EI para demostrar que todavía es un policía mundial, con la pretensión de que tiene que «marchar hombro con hombro» con sus aliados, es un hecho bastante falso.
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Los parlamentarios que votaron en contra de los ataques aéreos cuestionaron el «ejército fantasma» de 70.000 combatientes de la oposición postulados por el primer ministro David Cameron. Es importante subrayar que en estos momentos hay 81 facciones rebeldes combatiendo al régimen de Asad, muchas de las cuales son consideradas «extremistas islámicas» por los mismos parlamentarios que votaron a favor de los bombardeos. Con esto en mente, ¿a qué facción rebelde se está refiriendo Cameron? ¿Al Ejército Libre Sirio, que está siendo bombardeado por Rusia mientras se alía con Yabhat al-Nusrah para enfrentarse al EI? ¿O está aludiendo a los peshmerga kurdos y a las Unidades de Protección Popular (YPG) que están combatiendo al EI y a Turquía, este último aliado del Reino Unido y miembro de la OTAN?
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Otra pregunta legítima a plantear es -en base a hechos empíricos-: ¿quién tiene más sangre en las manos, el EI o el régimen de Asad? Sin sombra de duda, es el régimen de Asad quien ha masacrado a la abrumadora mayoría de los 250.000 muertos sirios. ¿Quién va realmente a beneficiarse sobre el terreno si esos ataques tienen éxito?
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El 4 de octubre, Cameron sostenía que la campaña de bombardeos de Rusia en Siria desencadenaría «una mayor radicalización e incrementaría el terrorismo». Si este es el caso, entonces uno debe preguntarse si es que las bombas británicas están inmunizadas de causar radicalización y terrorismo. Las mismas bombas que arrasaron Iraq en 2003, que crearon posteriormente el vacío que dio lugar a la aparición del EI, pueden muy plausiblemente hacer lo mismo en Siria.
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El primer ministro del «gobierno iraquí electo» Haider al-Abadi invitó a Gran Bretaña y EEUU a bombardear al EI en Iraq. En cambio, ¿quién ha «invitado» a Gran Bretaña a bombardear Siria? Ni Asad ni los rebeldes lo han hecho, y las potencias regionales que han impulsado el conflicto apenas pueden considerarse como invitadores legitimados.
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Imaginemos que el EI es «degradado y derrotado» y que el ejército fantasma de Cameron de los 70.000 toman al-Raqqa, ¿sería demasiado descabellado suponer que las fuerzas de Asad podrían bombardear a los «rebeldes moderados»? Y si eso sucediera, ¿está el Reino Unido preparado para defender a las fuerzas de la oposición contra Asad y los rusos?
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¿Son ahora Rusia, Irán, Hizbollah y Asad «aliados involuntarios» del Reino Unido sobre la base de constituir el «menor de dos males» frente al EI? Si así es, debería dejarse claro que los años de retórica agresiva de los sucesivos gobiernos británicos contra el denominado «Eje del Mal» era simple palabrería.
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Según el parlamentario tory David Davis, la glorificación hecha por Cameron de los misiles Brimstone como posible punto de inflexión se basa en desfasados informes de inteligencia de la intervención en Libia en 2011. Si esto es así, entonces es justo decir que puede que no sean tan «eficaces» y «exactos» como a muchos les gustaría creer.
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¿Mejorarán los bombardeos en Siria la seguridad nacional británica y nos harán más seguros en casa? Cuando habló en la BBC, el secretario del Foreign Office Phillip Hammond dijo: «Gran Bretaña es más segura esta noche después de esta decisión». En realidad, los ataques aéreos británicos sólo reforzarán la campaña del reclutamiento del EI, aumentando la probabilidad de que los musulmanes británicos se les unan cuando vean videos e imágenes de sirios inocentes asesinados por los aviones Tornado. Mohammed Siddique mencionó explícitamente la guerra de Iraq antes de los ataques del 7 de julio, y Michael Adebolajo tras el asesinato de Lee Rigby, como lo fueron los ataques aéreos británicos en Iraq por el llamado «yihadista John» y la intervención en Siria por uno de los atacantes de París. ¿Tendrá el gobierno preparada una respuesta si los terroristas «crecidos en casa» citan los bombardeos sirios como motivo de sus crímenes en el futuro?
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Sobre la base de los antecedentes de Gran Bretaña en Oriente Medio, ¿qué intervención militar ha conseguido llevar paz, estabilidad y democracia a la región? Si «combatir la tiranía y la opresión» fue la advertencia moral de bombardear al EI, ¿dónde estaban estos principios a la hora de oponernos al despotismo de Hosni Mubarak y al ahora presidente Sisi de Egipto, a las monarquías del Golfo, a Benyamin Netanyahu, a Narendra Modi y a Xi Jinping? La aplicación selectiva de «valores caballerescos» en forma de intervenciones militares es hipócrita y la hipocresía fomenta los agravios y, como todos muy bien sabemos, los agravios originan problemas.
Por último, decir que las bombas no ponen fin a las guerras. Los alemanes lo intentaron en la II Guerra Mundial con el «Blitz» y Gran Bretaña respondió de forma similar en el caso de Dresde; ninguno de esos bombardeos acabó con la guerra. La coalición liderada por EEUU estuvo bombardeando Afganistán e Iraq durante una década y, hoy en día, los talibán mantienen una firme presencia en aquel país e Iraq sigue hundido en el caos.
Del mismo modo, Asad lleva cuatro años bombardeando a su pueblo y eso no ha puesto fin a la guerra. Por tanto, ¿en función de qué premisa racional el gobierno británico cree que los bombardeos de castigo «degradarán y derrotarán» al EI? Estas preguntas se han formulado continuamente y se han ignorado repetidamente.
Sólo puedo confiar en que los parlamentarios que votaron a favor de los ataques aéreos se vuelvan atrás en su decisión con pesar en los próximos años, sabiendo que han contribuido a la muerte y destrucción en Siria.
La denominada «guerra contra el terror» no ha protegido a los ciudadanos británicos ni en casa ni en el extranjero, en realidad no ha hecho más que convertir a todo el planeta en un lugar mucho más peligroso. Si al-Qaida y las milicias estilo EI surgen de estos ataques aéreos, ¿se compadecerá alguien de los que crearon ese vacío apoyando la intervención en Siria? Por supuesto que no.
Dilly Hussain es editor adjunto de la página de noticias británica musulmana 5Pillars. Escribe también para The Huffington Post, Al Jazeera English y colabora con Foreign Policy Journal y Ceasefire Magazine. Aparece regularmente en Islam Channel, Russia Today y BBC TV y radio para debatir sobre temas políticos del Oriente Medio y Norte de África, política exterior británica, islamofobia y guerra contra el terror. Puede seguírsele en Twitter: @dillyhussain88