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Los lazos de los ultracristianos norteamericanos con el extremismo religioso israelí

Dios los cría…

Fuentes: El Corresponsal de Medio Oriente y Africa

En este artículo, el autor revela los lazos no suficientemente difundidos que han establecido los sectores ultracristianos norteamericanos con el extremismo religioso israelí. Erigidos en intérpretes de Dios, son el motor de una idea delirante a la que han sucumbido millones de norteamericanos en torno de una narrativa surgida en el siglo XIX mediante el […]

En este artículo, el autor revela los lazos no suficientemente difundidos que han establecido los sectores ultracristianos norteamericanos con el extremismo religioso israelí. Erigidos en intérpretes de Dios, son el motor de una idea delirante a la que han sucumbido millones de norteamericanos en torno de una narrativa surgida en el siglo XIX mediante el acople de pasajes inconexos de la Biblia. Se trata de una moderna cruzada con mucho de fascismo.

Luego de la derrota que sufriera Sharon en la consulta con los afiliados del Likud referida a la retirada unilateral de Gaza y mientras reformulaba su plan para hacerlo aceptable a sus opositores en el partido, advirtió -a modo de presión- sobre la negativa de los norteamericanos a continuar ayudando con dinero el sostenimiento de la permanencia en ese territorio. Y esto en cierto modo reflejaba el disgusto de Bush, que se había comprometido con el plan de Sharon, modificando algunas de las posturas tradicionales de las distintas administraciones sobre el conflicto palestino-israelí.

Pero no todo el dinero para sostener los asentamientos en Gaza y Cisjordania proveniente de los EE.UU., tiene origen oficial o de la comunidad judía de ese país. Es un hecho poco difundido el importante aporte de dinero y bienes que una gran cantidad de organizaciones cristianas ultraconservadoras viene realizando desde hace muchos años, además del lobby que ejercen especialmente sobre los políticos republicanos, muchos de los cuales ocupan hoy prominentes posiciones en el gobierno, como el ministro de Justicia John Ashcroft y el líder de la mayoría de la Cámara, Tom DeLay.

Estas organizaciones se han constituido específicamente para ayudar a los asentamientos y tienen una raíz ideológica común, aunque suelen diferenciarse en algunos aspectos secundarios. Veamos algunas de ellas:

Christians for Israel, en su página web (1) define como su misión la de rescatar el propósito de Dios para Israel y la Iglesia, urgiendo el apoyo a Israel a través de la oración y la acción de acuerdo con el deseo y la Palabra de Dios. «Oramos por la paz de Jerusalén y tratamos de ayudar al Pueblo Judío de una manera práctica, financiera, moral y espiritualmente». Los motivos para sostener esta conducta lo expresen diciendo que ven en el retorno del pueblo judío a Israel la realización de la profecía bíblica y que consideran ese retorno como uno de los mayores signos de los tiempos, señalando el inminente retorno del Señor Jesucristo, el Mesías de Israel.

Christians Friends of. Israelí Communities es una organización establecida en 1995, según nos informan en su página web (2), con el propósito de oponerse al Acuerdo de Oslo. ¿Motivo? Dado que dicho acuerdo establecía la entrega de territorios del Israel bíblico a la Autoridad Nacional Palestina, destacados líderes políticos y religiosos advertían que la retirada estaba en contra del plan de Dios para la nación Judía y solamente debilitaría a Israel en futuras confrontaciones con sus enemigos. Su objetivo es ligar a individuos e iglesias cristianas con los asentamientos judíos en Gaza, Judea y Samaria, para lo cual promueven un programa único («Adopte un asentamiento») mediante el cual se organizan visitas periódicas de los adoptantes y la ayuda material, que ya incluye -entre otros- a los de Psagot, Hebrón, Ofra, Shiloh, Mevo Dotan y Shavei Shomron,

Este movimiento destaca un matiz con respecto a otros al declarar públicamente que no forma parte de sus propósitos la evangelización de los judíos. Kimberly Troup, director de la oficina de Estados Unidos de la CFOIF, se opone a la actitud de los que dicen que «si bendecimos Israel y somos amistosos con los judíos, vendrá un día en que tendrán que aceptar a Cristo como el Mesías y vendrán a mí como un cristiano para encontrar la salvación.» Considera que Dios, al crear hace 6000 años el cielo y la tierra, y al primer hombre (Adán), tuvo un plan para el mundo y uno especial para los judíos e Israel. Que no nos es posible conocerlo pero que creemos en su existencia y debemos actuar para que funcione. ¿Cómo? «Como cristianos, debemos apoyar el derecho del pueblo judío de vivir en su propia soberana nación en la misma tierra que Dios le prometió a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob miles de años atrás.» Mientras tanto, esperemos a ver cuál es el plan de Dios para el final de los tiempos, lo que incluye también el plan final para el pueblo judío.

El lobby político de este grupo se hace sentir permanentemente. El 7 de junio último la directora de la Oficina de Israel, Sandra Oster Baras (3) -una judía norteamericana de formación ultraortodoxa emigrada a Israel- hace un análisis crítico de la situación creada con la aprobación del nuevo plan de Sharon de despegue unilateral de los palestinos, e insta a judíos y cristianos a presionar a los gobiernos de sus respectivos países por el derecho de Israel a todo el territorio, y en especial a los ciudadanos de los Estados Unidos a hacerle saber a los candidatos a presidente para las elecciones de noviembre que su voto dependerá de su postura política respecto de Israel, postura -por supuesto- que debe ser coincidente con la de CFOIC.

A esta altura podemos explicarnos muchas de las posiciones del gobierno norteamericano referidas al conflicto del Medio Oriente. Pero para ello debemos completar el análisis con la información que nos proporciona un excelente artículo de George Monbiot (4). En él transcribe parte de las propuestas del Distrito Senatorial 7 llevadas a la Convención del Partido Republicano -aprobadas por la misma- del condado de Harris, que abarca gran parte de Houston, Texas, celebrada el 27 de marzo de 2004. La parte pertinente expresa que Israel tiene un derecho indiviso a Jerusalén y Cisjordania, que habría que presionar a los estados árabes para que absorban refugiados palestinos y que Israel debería hacer todo lo que desee en el intento de eliminar el terrorismo. (¿Cómo en Guantánamo o Irak?)

La pregunta que surge es por qué en un distrito, de un condado, de un estado como Texas, de un partido como el Republicano tradicionalmente aislacionista, de repente muestran tanta preocupación por los sucesos en Medio Oriente. Monbiot lo explica aludiendo a la idea delirante a la que han sucumbido millones de norteamericanos acerca de la narrativa surgida en el siglo XIX mediante el acople de pasajes inconexos de la Biblia efectuado por dos predicadores inmigrantes: Jesús volverá a la tierra cuando se cumplan algunas condiciones previas. 1°) El establecimiento del Estado de Israel. 2°) La ocupación del resto de sus «tierras bíblicas» en Medio Oriente. 3°) La reconstrucción del Tercer Templo en el sitio ocupado ahora por el Domo de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa. Completadas estas condiciones las legiones del Anticristo se desplegarán contra Israel, y su guerra conducirá a un enfrentamiento final en el valle de Argamenón. Los judíos arderán o se convertirán al cristianismo, y el Mesías volverá a la tierra.

¿Cuál es el papel -según los que adhieren a esta narrativa- de los «verdaderos creyentes»? Hacer todos los esfuerzos para que estos acontecimientos se produzcan, tratando de provocar la batalla final contra todos los que -piensan ellos- integran las legiones del anticristo: musulmanes, ejes del mal, Unión Europea, terrorismo, homosexuales, abortistas, incluso los que se resisten a bajar los impuestos o los que pretenden controlar la posesión de armas. Lo que se dice, todo un programa fascista.

Tanto disparate induciría a pensar que los que adhieren a tales propuestas constituirían una ínfima minoría. Sin embargo las encuestas indican que entre el 15% y el 18% de los votantes de EE.UU. son miembros de iglesias o movimientos que comparten esas enseñanzas (5). La mayoría de ellos votan por los republicanos (el 33%, según los encuestadores). Más arriba incluso mencionamos a prominentes funcionarios que pertenecen a esas iglesias, y en general tienen una gran capacidad de presión -superior a la importancia numérica-, como lo muestra lo ocurrido en el 2002, cuando Bush pidió a Sharon retirar los tanques de Jenín. Recibió 100.000 furibundos correos electrónicos de protestas y el presidente no volvió a hablar más del tema. (6).

Hemos tratado de mostrar aunque sea una parte de los vínculos entre los ultraconservadores norteamericanos y las colonias de Gaza y Cisjordania, y la influencia de los primeros en las decisiones políticas de la la única superpotencia militar actual. No pensamos que las decisiones se toman fundamentalmente por la presencia de estos movimientos, pero sí que tiene un peso importante en ellas, especialmente en tiempos de elecciones como los que están transcurriendo. Pero también estos vínculos representan un obstáculo para una paz justa entre israelíes y palestinos que responda al principio fundamental de «dos Estados para dos pueblos», mostrando una vez más las relaciones peligrosas que se establecen entre los sectores más proclives a transformar su causa en una cruzada capaz de llevar a los pueblos a un callejón sin salida, sin importar el tremendo costo en vidas y sufrimientos que ello ocasione. No favorecen al Estado de Israel ni responden a la tradición judía de solidaridad con los sectores democráticos de otros pueblos.

Notas:
(1)
http://www.c4israel.org.
(2) http://www.cfoic.com.
(3)
Ibid.
(4)
George Monbiot, «Apocalisis por favor» (The Guardian, 20/4/2004).
(5) Megan K. Stack, «Los vínculos entre el representante DeLay con los halcones israelíes» (Los Angeles Time, 31/7/2003).
(6) Jane Lampman, «El fin del mundo» (The Christian Science Monitor, 18/2/2004).

La fuente: el autor es director de la revista Convergencia (por un judaísmo humanista y pluralista), que se edita en Buenos Aires, que ha autorizado expresamente a elcorresponsal.com sus reproducción en internet.