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Análisis de actualidad sobre la crisis nacional y ambiental que vive Galicia y sobre el papel de los movimentos sociales ante la misma

Diversos Colectivos critican el continuísmo en la Junta de Galicia y reclaman cambios en la política forestal

Fuentes: Primeira Linha

Mientras los fuegos siguen quemando nuestros montes como en los peores tiempos del PP, en los últimos días, los análisis y posicionamientos de los colectivos sociales y agentes políticos galegos están girando, en parte, en torno a la posición en relación con las políticas ambientales aplicadas por las instituciones. La vitalidad y autonomía del tejido […]

Mientras los fuegos siguen quemando nuestros montes como en los peores tiempos del PP, en los últimos días, los análisis y posicionamientos de los colectivos sociales y agentes políticos galegos están girando, en parte, en torno a la posición en relación con las políticas ambientales aplicadas por las instituciones. La vitalidad y autonomía del tejido social galego autoorganizado puede evaluarse en función de esos análisis, en unos casos claramente dependientes de las órdenes de las respectivas direcciones partidistas (ADEGA es tal vez el caso paradigmático en este sentido), y en otros, con mayor o menor acierto, dignos por su independencia de cualquier directriz institucional (Greenpeace o Verdegaia, por ejemplo).

En el ámbito institucional, PP, PSOE y BNG siguen jugando al desgaste mutuo con críticas intercambiables según quien está en el poder en cada momento, lo que les resta credibilidad. Así, el PP está desacreditado a ojos de la mayoría social, dado que gobernó durante 16 años, durante los cuales mantuvo y profundizó las políticas forestales franquistas y consiguió «acostumbrarnos» a estos «veranos calientes», con decenas de miles de hectáreas quemadas.

Demasiado tarde para que agora vengan, Rajoi, Feijó y compañía, com críticas a sacarse fotos mientras riegan las llamas delante de los flashes. La eucaliptalización generalizada, el fomento del urbanismo incontrolado yla compra-venta de cargos políticos municipales por parte de constructoras, el abandono del medio rural y del sector primario galego… son frutos concretos e innegables del fraguismo, como continuador natural del franquismo.

Esa evidencia está siendo aprovechada por el actual Gobierno bipartito, formado por el PSOE y el BNG, para intentar huir de sus propias responsabilidades, no dudando en utilizar para esse fin las entidades sociales que controlan, en el ámbito ecologista, sindical o cultural. Según esse discurso dependiente del Gobierno, quien critique a la Conselharia do Meio Rural o do Ambiente, hace el juego al PP. Así de simple… y así de falso

Así de simple… y así de falso

De hecho, el reconocimiento y la denuncia de las responsabilidades políticas y hasta penales del Partido Popular han sido reiterados durante el último año por parte de la izquierda independentista, que a través, por ejemplo, de NÓS-Unidade Popular, reclamó al nuevo Ejecutivo, literalmente «abrir una auditoria sobre los 16 años de fraguismo para delimitar responsabilidades individuales y colectivas, en el ámbito penal y administrativo, en el saqueo de los recursos públicos que han caracterizado cuatro legislaturas consecutivas de corrupción, nepotismo y apropiación de patrimonio público».

NÓS-UP propuso también desde el primer día de la actual legislatura un cambio radical en relación a las prácticas políticas del Partido Popular, garantizando que nuestra izquierda independentista apoyaría las actuaciones que fuesen orientadas en ese sentido.

Sin embargo, los meses fueron pasando, y el fondo de las políticas neoliberales y antigalegas del PP continuaron guiando la labor del Gobierno bipartito. En el caso que nos ocupa, el propio conselheiro do Meio Rural, Alfredo Soares Canal (BNG), confirmó, en cuanto fue nombrado, que se mantendría la estrategia anti-fuegos del PP, llegando a ofrecer a Tomás Fernández Couto, director general de Montes con el PP, la continuidade en su cargo.

Tal como sucedió en la generalidad de departamentos del nuevo Gobierno, no hubo cambios significativos en la orientación de las conselharias do Meio Rural y do Ambiente, según denunciaron en estos días entidades ecologias como Greenpeace o Verdegaia. Frente a ellas, ADEGA, controlada directametne por la UPG, intenta durante esta crisis legitimar el continuísmo de la Junta, en una clara dependencia partidista.

¿Cheque en blanco o reivindicaciones concretas para un cambio real y perceptible?

Pretender ahora que los movimientos sociales y la oposición política nacional y de izquierda den un cheque en blanco al PSOE y al BNG, dando por buena su pasividad en los últimos 12 meses, bajo la amenaza de «que viene el PP!» parece un cuento de miedo por parte de quien cree que la sociedad galega tiene mentalidad infantil.

Queda por confirmar cuál será el papel de la Plataforma Nunca Mais y de la manifestación del próximo día 20 en este sentido. Por nuestra parte, aquellos y aquellas que siempre luchamos abiertamente contra la derecha española y todo lo que ella significa, continuaremos reclamando a cualquier gobierno que pretenda representar una alternativa, que aplique políticas diferentes a las que la reacción y el españolismo aplicaron toda la vida. Eso es lo que debemos hacer el próximo día 20: exigir una transformación radical de la política ambiental, forestal y urbanística, que nos haga superar por fin la pesadilla, primero franquista, y después fraguista.