Los islamistas, fortalecidos por una victoria aplastante en la primera vuelta de las legislativas, libraban entre ayer y hoy la batalla de la segunda vuelta contra los liberales, pero también en su propio seno, en un duelo entre los Hermanos Musulmanes y los salafistas. Si bien el conjunto de los movimientos islamistas registran oficialmente un […]
Los islamistas, fortalecidos por una victoria aplastante en la primera vuelta de las legislativas, libraban entre ayer y hoy la batalla de la segunda vuelta contra los liberales, pero también en su propio seno, en un duelo entre los Hermanos Musulmanes y los salafistas. Si bien el conjunto de los movimientos islamistas registran oficialmente un 65% de los votos, los influyentes Hermanos Musulmanes (36,6%), la fuerza política más estructurada del país, trataba de marcar distancias con los salafistas de Al Nur, que provocó la sorpresa en la primera vuelta con un 24,3% de los sufragios.
Los dos movimientos se disputan unos veinte escaños en un tercio de las gobernaciones de Egipto donde se votaba en la segunda vuelta, entre ellas las dos mayores ciudades del país, El Cairo y Alejandría.
En Alejandría, dominada durante 80 años por los Hermanos Musulmanes, se preveía un duelo particularmente ajustado entre éstos y los salafistas de Al Nur, partido conformado en esta ciudad poco después de la caída de Hosni Mubarak.
«Lleva sólo diez meses en el panorama político y es la segunda fuerza. Con fe en Dios, lograremos la victoria», subrayó Jihane, madre de familia de 45 años, vestida con el tradicional niqab y militante salafista.
Salwa Silmi, cubierta con un velo blanco, optó por los Hermanos Musulmanes porque «a diferencia de Al Nur, tienen una larga trayectoria y experiencia política». «Antes, para los salafistas la democracia era sinónimo de pecado, ahora, parece que ya no lo es tanto», bromeó.
Sumaya, un estudiante de teología que repartía folletos de Al Nur en las inmediaciones de un mercado, contestó que en tiempos de Mubarak «los salafistas estaban en la cárcel y no podían hacer política».
El avance de los salafistas ha tomado por sorpresa a los Hermanos Musulmanes, suscitando temores en los sectores laicos y entre los coptos.
El portavoz de los Hermanos Musulmanes, Mahmud Ghozlan, llamó «a no poner a todos los islamistas en el mismo saco», en referencia a Al Nur.
Los salafistas se diferencian en su aspecto de los Hermanos Musulmanes por su larga barba y su traje tradicional y porque la mayoría de las mujeres llevan el niqab, el hábito que las cubre totalmente de la cabeza a los pies y que sólo deja una apertura para los ojos. Fortalecidos por su éxito electoral, han multiplicado las declaraciones en favor de un islam riguroso, similar al vigente en Arabia Saudí.
De momento, los grandes perdedores son liberales. En las votaciones de ayer, trataron de recuperar algo de terreno, sobre todo en El Cairo. El Bloque Egipcio, principal coalición liberal, obtuvo el 13,3% en la primera vuelta. El conjunto de los liberales, divididos en seis listas, alcanzaron el 29,3%, pero siguen muy divididos para representar un grupo homogéneo frente al avance islamista.
En el elegante barrio de Zamalek de El Cairo, las esperanzas estaban puestas en el candidato liberal Mohamed Abu Hamad, que se enfrentó al candidato de los Hermanos Musulmanes. «He votado por Hamad. Si no gana aquí, no se dónde podrán hacerlo», comentó Amr al Gidaui, abogado de profesión.
París saludó «el escrutinio libre y transparente» de Egipto y la alta participación, pero guardó silencio sobre el avance de los islamistas, que, hasta el momento, han logrado el 65% de los votos; el 36,62% los Hermanos Musulmanes, el 24,36% al Nur y el 4,2% Wasat.
Unidades del Ejército israelí desplegadas en la frontera con el Sinaí egipcio decretaron el estado de «máxima alerta» por la amenaza de ataques, que el Ejército no precisó. El 18 de agosto, hombres armados cruzaron la frontera y mataron a ocho israelíes. En respuesta, Israel mató a seis policías egipcios, lo que provocó una grave crisis diplomática.
El director del Alto Comité Judicial para las Elecciones de Egipto, Abdel Moez Ibrahim, aclaró ayer que la participación en la primera fase de los comicios legislativos, celebrados hace una semana, no fue del 62%, como se dijo en un principio, sino del 52%.
Los coptos, la mayor comunidad cristiana en Oriente, mostraron su preocupación por el avance de los islamistas y su esperanza de que esta tendencia cambie en las próximas jornadas electorales, que se prolongarán hasta enero para elegir a los diputados y hasta marzo para los senadores. «Estamos muy preocupados. No esperábamos esto. Queríamos que ganaran los liberales», confesó Girgis Szak, un ingeniero de 42 años, a la salida de misa en El Cairo. «Los islamistas van a debilitar el turismo», consideró un farmacéutico, que no quiso revelar su identidad por miedo a represalias. Algunos coptos diferenciaron a los salafistas de Al Nur del Partido de la Libertad y la Justicia, de los Hermanos Musulmanes, partidario de la democracia, de la libertad de culto y de una aplicación consensuada de la Sharia.
«Los Hermanos Musulmanes han prometido que seremos una misma comunidad. Ya veremos si cumplen», dijo un sacerdote. «Ahora estamos en una democracia. Los partidos laicos aún están dando la batalla», añadió Eman Seif.