Recomiendo:
0

¿Durante cuánto tiempo los palestinos deberán pagar por el Holocausto?

Fuentes: +972 Blog

Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Riba García.

Un hombre que es jefe de un estado ocupante y racista, en el que el matrimonio interracial es rechazado, no tiene nada que enseñar a los demás. Señor Netanyahu, deje ya de utilizar el Holocausto en cada oportunidad política que se le presenta; coja un libro y entérese ya de que nosotros, los palestinos, no estábamos allí en esos días, los más oscuros de la historia de los europeos y los judíos. 

* * *

En vísperas de un día histórico para el pueblo palestino, cuando la comunidad internacional por fin se ha dado cuente de que no tiene sentido esperar que Israel reconozca el derecho a la independencia de sus vecinos, el primer ministro Netanyahu ha preferido sermonear a los europeos para enseñarles una lección que él mismo todavía no ha aprendido.

Y no se equivoca. Realmente hay gente que no ha aprendido algo, pero no en Europa sino aquí mismo, en Israel.

Ha llegado el momento de poner todas las cartas sobre la mesa y de hablar de los palestinos y el Holocausto.

Hemos estado durante años con la cabeza baja y evitando enfrentar esta cuestión. Fuimos cuidadosos y nunca gritamos «¡Nazis!» en nuestras protestas contra la ocupación, contra la demolición de nuestras casas ni en el Día de la Tierra, cuando alzamos la voz y resistimos la opresión y el racismo contra los árabes que impera en Israel. Incluso nos hemos prohibido acercarnos a esa dolorosa herida judía, la última carta política de triunfo. Nosotros, los árabes, que fuimos, y todavía lo somos, vulnerables, débiles, derrotados y, sí… lastimados, seríamos culpabilizados si tomáramos partido o incluso si nos identificáramos con los horrores que tuvieron lugar en Europa.

Pero khalas, ya está bien. Se acabó. No quiero cargar más sobre mis espaldas el peso del Gran Pecado. Ya no es posible castigarnos de todas las formas posibles durante cerca de 70 años y esconderse después detrás de la negra cortina de la historia judía en Europa.

El primer ministro de un estado en el que el racismo más feroz levanta su cabeza en cada rincón del país -con el patrocinio gubernamental- no tiene derecho de dar sermones a los demás. Cuando en cada ciudad conquistada en 1948 -Lydd, Acre, Jaffa- hay un barrio que se llama «el gueto» para nombrar la ciudad vieja, donde los residentes palestinos son mantenidos en encierro, usted, señor primer ministro, no puede hablar de aprender lecciones.

En un estado en el que cada ley producida en el caldo de cultivo racista apesta a odio y siembra el miedo «al árabe», no cabe sermonear sobre aprender lecciones. Cuando miles de palestinos empiezan su jornada a las dos y media de la madrugada y se convierten en una masa de carne humana empujada dentro de una manga metálica al final de la cual hay un soldado, solo para ganar un jornal y cuando cae la tarde regresar a casa por la misma manga, no hable de aprender lecciones.

Cuando en apenas un mes usted asesinó a miles de palestinos inocentes, debe saber que Umm-Muhammad, de Gaza, cuyos cuatro hijos fueron asesinados en la playa, no cree que usted haya aprendido su lección. Un país en el que escuelas en las que niños árabes y judíos estudian juntos son prendidas fuego, un lugar en el que unos gamberros hacen una manifestación contra el casamiento de un árabe con una judía, no ha aprendido ninguna lección.

Pare ya de utilizar cada ocasión de su carrera política para agitar la bandera de los horrores del Holocausto. Abra los libros de historia y aprenda que en ese tiempo los palestinos no estábamos en Europa ni tuvimos nada que ver con ningún plan antisemita. Un millón y medio de gazatíes presos durante nueve años no crearán otro Holocausto contra usted y su pueblo, aunque el artículo 6 de la Carta de Hamas predique la aniquilación del estado judío. Tampoco lo hará Irán, aunque su estado democrático sea la única potencia nuclear de Oriente Medio.

No espero nada más de usted, señor primer ministro. Confío en que el pueblo aprenderá las lecciones y elija cambiar el rumbo del tren lanzado a toda velocidad hacia la inconsciencia. Semejante giro puede ser audaz y producir temor, pero es la única opción posible.

 

Samah Salaime Egbariya es trabajadora social, directora de Arab Women in the Center (AWC) de Lod y graduada en el Instituto Mandel de Liderazgo de Jerusalén. 

Fuente: http://972mag.com/how-long-must-palestinians-pay-for-the-holocaust-op-ed/100309/