Estos días es noticia el acuerdo entre los EEUU y el Gobierno de Alvaro Uribe para incrementar la presencia militar yanqui en el Cono Sur. Que el Ejército Colombiano y los paramilitares habían recibido ayuda y asesoría por parte de los norteamericanos era ya sabido desde hace décadas. Que Colombia se ha convertido en una […]
Estos días es noticia el acuerdo entre los EEUU y el Gobierno de Alvaro Uribe para incrementar la presencia militar yanqui en el Cono Sur. Que el Ejército Colombiano y los paramilitares habían recibido ayuda y asesoría por parte de los norteamericanos era ya sabido desde hace décadas. Que Colombia se ha convertido en una base de operaciones del pentágono para neutralizar y frenar los procesos nacionalistas y revolucionarios de la región no es cosa nueva. Pero lo que ha pasado más desapercibido para la opinión pública es la injerencia que el Estado de Israel y varias organizaciones sionistas han tenido en la estrategia de «contrainsurgencia» y de «lucha contra el terrorismo».
El Estado de Israel armó y adiestró a mandos de muchas de las dictaduras militares en el periodo de la «guerra fría», como a la Junta Militar argentina de Videla, y también en Centroamérica, apoyando al régimen de Somoza en Nicaragua.
Hace unos días el ministro de Exteriores de Israel se entrevistó con Uribe para, en teoría, firmar acuerdos comerciales, pero el verdadero objetivo del encuentro sería, en mi opinión, de alcance estratégico y militar. El canciller Lieberman mostró preocupación por la supuesta presencia de una célula del movimiento de liberación libanés Hezbollah en el departamento de La Guajira, en la frontera con Venezuela. Todo esto no es más que una operación mediática para intentar asociar a Venezuela con el «terrorismo islamista». Los objetivos de Israel en la región son: acosar y aislar a la República Bolivariana, que es un aliado fundamental de la República islámica; derrocar la revolución nacionalista de Hugo Chávez, y penetrar cada vez más en la Argentina. Hace dos años la excusa fue la misma. El Gobierno israelí y los EEUU denunciaron la «presencia» en la triple frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil de células de Hezbollah. Todo un pretexto para intervenir y montar bases militares. Israel va a hacer todo lo posible para derrocar a los gobiernos de Chávez y Ahmadineyad. Para ello no dudará en utilizar su estrategia preferida: intentar involucrar a terceros países en una supuesta «guerra contra el terrorismo», que no es otra cosa que el intento de afianzar su poder y dominio en Oriente Medio y de controlar la geopolítica mundial.
Los gobiernos argentinos de Kirchner se han dejado pisotear diplomáticamente por el Estado sionista. En el futuro próximo los dirigentes nacionalistas del bloque bolivariano deberán estar atentos para no caer en las trampas que los israelíes están preparando, seguro, para estas horas.