Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza.
Mohamed Mokhtar Gomaa, el ministro egipcio de Donaciones Religiosas, ha prohibido al destacado recitador del Corán Sheikh Mohamed Gibril que continúe desempeñando su trabajo en las mezquitas de Egipto.
La noche de Lailat al-Qadr -cuando se cree que el Corán fue revelado al profeta Mahoma- Sheikh Gibril apeló a Dios para que castigara a los políticos y periodistas corruptos, durante la oración del tarawih en la mezquita Amr ibn al-Aas de El Cairo.
Gibril, clérigo y recitador del Corán, licenciado en Ley Islámica por la Universidad al-Azhar, recitó oraciones pidiendo el castigo divino para «los opresores», «los clérigos alineados con el régimen» y «los medios de comunicación engañosos».
Además, suplicó por los jóvenes detenidos, provocando una emotiva respuesta.
En una intervención telefónica durante una tertulia televisiva, Gomaa dijo que Sheikh Gibril había interferido en asuntos políticos, que no se le permitiría trabajar en ninguna mezquita de Egipto y que sería procesado.
El ministro también tiene pensado pedir a los países árabes que decreten una prohibición de entrada en su territorio, y le prohíban dar sermones en sus mezquitas.
El ministro dijo que el clérigo es una «figura veleidosa conocida por manipular las emociones de la gente».
El miércoles se informó que Mohamed Gibril habría intentado salir de Egipto con destino a Londres, pero en el aeropuerto de El Cairo le impidieron viajar.
Esta última controversia demuestra las tensiones crecientes entre el gobierno y las figuras religiosas, incluso las que no tienen relación con los proscritos Hermanos Musulmanes.
Tensiones con al-Azhar
Esa misma noche de Lailat al-Qadr, Abdelfatah Al Sisi acusó al gran imán de la Universidad al-Azhar, Ahmed el-Tayeb, de no desarrollar el «discurso religioso» en Egipto.
«Usted es el responsable del discurso religioso, y Dios me preguntará si estoy satisfecho [con su desempeño] o no», dijo Al Sisi.
«El papel de los clérigos no es pronunciar discursos en las mezquitas, sino difundir la paz entre la humanidad», explicó.
Sus comentarios llegaron después de que varias figuras de al-Azhar, incluido el-Tayeb, se reuniesen para debatir el desarrollo de este «discurso religioso».
«Debemos centrarnos en los valores y conceptos humanos que necesitan nuestras sociedades, como la tolerancia y la justicia social», manifestó el-Tayeb tras uno de los encuentros celebrados la semana pasada.
«Hay una conspiración contra el islam y el sueño egipcio, con el objetivo de desestabilizar el país y a su gente…», dijo.
Hisham Abdel Aziz, fundador del partido Reforma y Renacimiento, dijo que por la noche se distribuyeron panfletos y libros escritos por los académicos de al-Azhar, que explican a grandes rasgos este nuevo «discurso religioso».
Sin embargo, a la luz de los comentarios de Sisi, parecería que el presidente no está satisfecho con los esfuerzos de el-Tayeb para cambiar el «discurso religioso».
Las novedades podrían generar tensiones incluso entre figuras religiosas que apoyan el régimen y al propio Gobierno.
Entre el Gobierno egipcio y la Universidad al-Azhar -la principal institución de enseñanza islámica de Egipto- hace tiempo que existe una relación complicada.
En tiempos de Gamal Abdel Nasser la Universidad de al-Azhar quedó bajo el control del Estado, y la mayoría de sus líderes y académicos eran designados por el Gobierno; el propio Ahmed el-Tayeb fue nombrado por Mubarak y se mostró a favor del golpe militar de Sisi.
A lo largo de los años el Estado se fue apropiando de las tradiciones religiosas egipcias, como el sufismo, y de su discurso, tratando de elevar el apoyo popular hacia el Gobierno, y de dar credibilidad espiritual a sus autoridades.
Por otro lado, muchos estudiantes de al-Azhar apoyan al expresidente Mohamed Morsi, y realizaron sentadas masivas tras el golpe militar en 2013.
Muchas de las víctimas de la campaña del Estado contra los jóvenes opositores han pasado por al-Azhar, y los estudiantes han dado cuenta del acoso y el abuso sufrido en los puntos de control de la universidad.
Campaña contra el Ramadán
El Estado egipcio también ha emprendido una campaña contra las celebraciones religiosas populares durante el mes sagrado de ramadán.
El mes pasado Mokhtar Gomaa anunció que el Ministerio de Donaciones reforzaría su control sobre las mezquitas ante un discurso potencialmente subversivo, y limitaría considerablemente los rezos nocturnos.
Esta oración, conocida como tarawih, se reza durante todo el mes e incluye diez días de «retiro» al final del mismo, cuando algunas personas duermen en la mezquita.
Con las nuevas restricciones solo se permite el «retiro» en 247 mezquitas de El Cairo, y únicamente 196 pueden celebrar la oración del tarawih.
El mes pasado Mokhtar también dio instrucciones a las mezquitas para que eliminaran los libros de Hasan al-Banna, fundador de la Sociedad de los Hermanos Musulmanes a finales de los años veinte del siglo pasado, y otros «libros radicales»; un subsecretario del ministerio especificó que entre ellos debían incluirse los libros escritos por miembros de los Hermanos Musulmanes.
Inmediatamente después el gran muftí de al-Azhar fue pillado plagiando a Sayyid Qutb, guía intelectual y líder los Hermanos Musulmanes en los años sesenta del siglo pasado.
El Gobierno egipcio también ha criticado el ateísmo, y Sisi ha acusado a la Universidad de al-Azhar de no impedir la expansión del mismo en Egipto.
El intento del Gobierno de inhibir la práctica religiosa alcanza también al culto que profesan sus aliados políticos y los egipcios de a pie, así como los perseguidos Hermanos Musulmanes, y puede resultar una medida muy impopular entre la mayoría de los musulmanes practicantes de Egipto.