«A pesar de haber obtenido el 62% de votos, existen varios factores innegables que permitieron a Abbas resultar ganador. En primer lugar, las elecciones se limitaron únicamente a los palestinos residentes en los territorios ocupados. De ese modo, los palestinos votaron por el nuevo presidente de la AP, que tiene poder únicamente sobre los territorios […]
«A pesar de haber obtenido el 62% de votos, existen varios factores innegables que permitieron a Abbas resultar ganador. En primer lugar, las elecciones se limitaron únicamente a los palestinos residentes en los territorios ocupados. De ese modo, los palestinos votaron por el nuevo presidente de la AP, que tiene poder únicamente sobre los territorios ocupados y los palestinos que allí viven, y no por un nuevo líder propiamente dicho. El hecho es que muchos palestinos no disfrutaron de derecho al voto, sobre todo palestinos ciudadanos israelíes y refugiados que no están bajo ley israelí directamente, lo que significa que en realidad tenemos en frente a un presidente que es responsable de una pequeña porción de territorio. Además esta responsabilidad está sujeta al control directo que Israel ejerce sobre el territorio del que ha sido elegido para gobernar».
Para el mundo y los 800 observadores internacionales presentes, las elecciones presidenciales palestinas del 9 de enero de 2005 aparentaron ser un ejercicio normal de democracia. No obstante, muchos prefirieron ignorar el hecho de que las elecciones transcurrieron bajo condiciones «anormales». «Los palestinos ejercieron su derecho democrático bajo una ocupación directa» dijo Diana Buttu, consejera especial de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Durante una sesión informativa en el Centro Palestino situado en Washington, el pasado 10 de enero, Buttu recordó que entre el 11 de noviembre de 2004 y el 6 de enero de 2005 Israel asesinó a 88 palestinos, de los que una cuarta parte eran niños, y hiriendo a otros 339. Durante el mismo período Israel llevó al cabo 1.155 incursiones en los territorios palestinos, arrestó a 901 palestinos y detuvo a 276. Las tropas israelíes demolieron 89 casas palestinas, impusieron toques de queda en 42 ocasiones y llevaron a cabo nueve intentos de asesinato en los que murieron ocho palestinos. Además, Israel prosiguió la construcción del Muro de Separación alrededor de los territorios de Cisjordania, así como los asentamientos continuaron, siendo ambos hechos ilegalizados por la ley internacional.
A pesar de proclamar lo contrario, Israel no facilitó en modo alguno el proceso electoral: mas bien lo complicó, sobre todo en Jerusalén Este, sostiene Buttu. Los puntos de control siguieron en activo en todo el territorio de Cisjordania y alrededor de Jerusalén. Israel limitó el número de centros electorales en Jerusalén Este a las oficinas de correos. Estos centros electorales sólamente pudieron recoger (por cuestiones de infraestructura) 5.767 votos, siendo obligados miles de votantes a pasar por los puntos de control cuando se dirigían a otros centros electorales, situados fuera de la ciudad . Israel también utilizó otras tácticas para reducir el voto en Jerusalén, como hacer creer a los palestinos que los documentos de identidad que les permiten residir en la ciudad serían revocados en caso de participar en las elecciones. Las autoridades israelíes hicieron retrasar el registro de votantes, obstaculizaron la campaña pre-electoral en Jerusalén y arrestaron a funcionarios que trabajaban en dicha campaña.
Según estimaciones de NNUU, hay alrededor de 700 puntos de control en Cisjordania. Al presionar a Israel para que elimine los check-points, la comunidad internacional consiguió que la ocupación prefiriera aumentar el número de centros electorales. En total, fueron establecidos más de 3.300 centros electorales, todo con tal de no eliminar los puntos de control. Buttu señaló, que en las últimas elecciones en EEUU en el Estado de Delaware (cuya superficie es similar a la de Cisjordania), hubo aproximadamente 410 centros electorales.
Aunque Abbas sólo alcanzaba el 2% de votos en septiembre de 2004, llegó a obtener el apoyo de casi el 62% de votantes en las elecciones de enero de 2005. Buttu explicó ese incremento de votos a favor de Abbas por el creciente apoyo a Fateh y la forma equilibrada en que ésta ha resuelto el traspaso de poder entre la OLP y la Autoridad Palestina (AP) a la muerte de Arafat, así como la rapidez en convocar y celebrar elecciones. Otro factor a favor de Abbas fue la ausencia de oponentes islamistas en las elecciones.
A pesar de haber obtenido el 62% de votos, Buttu afirma que existen varios factores innegables que permitieron a Abbas resultar ganador. En primer lugar, las elecciones se limitaron únicamente a los palestinos residentes en los territorios ocupados. De ese modo, los palestinos votaron por el nuevo presidente de la AP, que tiene poder únicamente sobre los territorios ocupados y los palestinos que allí viven, y no por un nuevo líder propiamente dicho. «El hecho es que muchos palestinos no disfrutaron de derecho al voto, sobre todo palestinos ciudadanos israelíes y refugiados que no están bajo ley israelí directamente, lo que significa que en realidad tenemos en frente a un presidente que es responsable de un pequeña porción de territorio» aseguró Buttu. Además recordó que incluso esta responsabilidad está sujeta al control directo que Israel ejerce sobre el territorio del que ha sido elegido para gobernar.
Otro factor que podría condicionar las políticas a desarrollar por Abbas lo configura el 20% de apoyo que recibió el candidato independiente Mustafa Barghouti. Esto resulta muy significativo si tenemos en cuenta que Barghouti, a diferencia de Abbas, no tenía detrás a un partido político. Buttu cree que Abbas tendrá que tomar en consideración las posturas de otros candidatos en cuestiones locales.
En tercer lugar, sólo el 50% de los palestinos acudieron a las urnas. Según Buttu, «esto podría interpretarse como una falta seria de confianza en la AP por parte de muchos palestinos, o como que el 50% ha renovado sus esperanzas en ella» De cualquier forma, los palestinos esperan que el electo presidente Abbas presione a Israel para que mejore la calidad de su vida cotidiana.
De acuerdo con Buttu, el 81% de los palestinos es partidario de la reconciliación. Para mantener el optimismo, podemos recordar que Israel puede hacer mucho para facilitar la vida palestina, como retirar los puntos de control, acabar con los asentamientos y la construcción del muro, y permitir el crecimiento económico. Los palestinos deben ver que la ocupación va a terminar. «Esta es una oportunidad estupenda para Israel, y espero que no la deje pasar», dijo Buttu. A pesar de eso, recordó que los Palestinos son realistas. «Los palestinos son conscientes de que un presidente bajo ocupación puede hacer muy poco», aseguró.
«Si esta oportunidad no es aprovechada por Israel, la próxima vez veremos resultados electorales muy distintos», afirmo Buttu. «El nivel de optimismo es elevado, pero eso no significa que pueda caer en picado en breve»-
Buttu afirmó que si los EEUU desean tener un papel relevante en las negociaciones de paz, debería aprender de errores anteriores . Aseguró que en el pasado, los EEUU no sólo no fortalecieron las negociaciones, si no que permitieron a Israel continuar su colonización. Añadió que mientras algunos miembros de la administración de EEUU estrechan la mano de Abbas y lo presentan como un «moderado», al mismo tiempo socavan su trabajo al no presionar a Israel obligándole a que cumpla sus obligaciones en la Hoja de Ruta.
«Ya no se trata de presionar a los palestinos», dijo Buttu; los EEUU deberían realizar «un examen con detenimiento y en profundidad», y darse cuenta de que es únicamente la ocupación la que impide la paz en Oriente Medio.
The Palestine Center
24 de enero de 2005
Traducción para CSCAweb de Natalia Litvina