Traducido del francés para Rebelión por Sinfo Fernández.
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Foto Channel 4: «Atrapados entre los escombros, la desastrosa situación de la vivienda en Gaza»
-En Gaza, este último invierno, niños sin hogar se han muerto de frío. ¿Es una señal de que la situación sigue deteriorándose seis meses después de finalizar la guerra?
-Pierre Krähenbühl (PK): Hemos conocido especialmente bien un caso muy trágico. Una familia había regresado a lo que quedaba de su hogar, que había sido en gran medida destruido por Israel. Cuando empezó a llover y las temperaturas bajaron, los niños murieron de frío durante la noche. Es un mensaje que debería llenar de vergüenza al mundo entero. Se trata de una población muy educada, que ha pasado por las escuelas de la UNRWA y los colegios palestinos. He conocido empresarios que ahora dependen de la ayuda humanitaria. Hay una estadística especialmente dolorosa, de 1,8 millones de habitantes, 1,1 millones recibe ayuda humanitaria. Eso sucede en un lugar donde sus gentes son gentes educadas que eran autosuficientes económicamente. Una situación así es inaceptable y es posible cambiarla mediante una política decidida y una actividad de reconstrucción mucho más enérgica.
-¿Cómo explicar la hipocresía de los países que prometieron millones de dólares durante la conferencia de ayuda humanitaria para la reconstrucción de Gaza celebrada en El Cairo y que a continuación olvidaron todas sus promesas ?
-PK: La UNRWA había solicitado 720 millones de dólares para abordar la parte que nos correspondía. Se trataba de reconstruir los inmuebles destruidos y al mismo tiempo realizar las reparaciones más modestas. Aquel día nos prometieron 175 millones. Algunos de los países asistentes a la conferencia sí respondieron, como Arabia Saudí y Alemania.
Por contra, y eso ha supuesto un duro golpe para mí, cuatro meses después de la conferencia de El Cairo, descubrimos que ya se había gastado el dinero recibido y que las contribuciones se habían interrumpido, por lo que tuvimos que poner fin a nuestros proyectos de reconstrucción. Que eso se produjera cuatro meses después de El Cairo fue realmente un shock.
La buena noticia es que hoy se han reanudado las contribuciones. Vamos a poder relanzar algunas de esas actividades. El mecanismo para la importación de materiales de construcción empieza a marchar a ritmo de crucero, aunque aún sea insuficiente. Por tanto, las perspectivas han mejorado algo.
Antes de la conferencia de El Cairo, me hacía muchas preguntas sobre la conveniencia de volver a invertir en Gaza para que todo lo invertido sea destruido por Israel en el siguiente conflicto. Es comprensible, se trata del dinero de los contribuyentes. Pero si no se invierte en construcción, al menos hay que involucrarse políticamente. No podemos quedarnos de brazos cruzados a los dos niveles, a nivel humanitario y a nivel político. Eso no dejaría perspectiva alguna ni para Gaza ni para la región.
-¿Vd. percibe que la desesperación aumenta?
-PK : De lo que hay que ser conscientes es del cúmulo de situaciones terribles e insoportables que lleva padeciendo el pueblo de Gaza. Por un lado, ocho años de bloqueo impuesto por Israel. Esto quiere decir que no hay trabajo, porque no hay ni importaciones ni exportaciones. Hay una tasa de desempleo del 45%, 65% para los jóvenes y 85% para las mujeres. No existe libertad de movimiento y no hay expectativa alguna de mejora para la población. Las dos terceras partes de los habitantes de Gaza son jóvenes de menos de 25 años. No hace falta mucho esfuerzo para imaginar que eso va a provocar enormes tensiones sociales en el futuro.
Y después tenemos el conflicto del último verano. Con todas las personas asesinadas y heridas, con todos los niños sufriendo las secuelas de la guerra, con tantas personas sin hogar, 120.000 seres que no pueden regresar a sus casas porque están destruidas; todo eso conforma una mezcla explosiva. Es una bomba de relojería para la región. Reforzada por el hecho de que la población de Gaza no tiene relación alguna con los israelíes (*). No hay conocimiento personal ni interacción alguna entre unos y otros. El 42% de la población israelí dice que nunca se ha encontrado con un palestino.
Esos parámetros son muy inquietantes para el futuro. Y el hecho de que no haya habido una acción política resuelta para abordar a fondo los problemas -el levantamiento del bloqueo, el fin de la ocupación- arroja una amenaza muy importante sobre Gaza y sobre toda la región.
-¿Es inevitable que se reproduzca el escenario lanzamiento de cohetes palestinos-bombardeos israelíes?
-PK : Las cosas son inevitables cuando no se las espera. Cuando se pueden evitar mediante una acción política, no puede decirse luego «Es que no me lo esperaba…». Por lo tanto, es imperativo actuar ya a nivel político y a nivel humanitario para que ese escenario no se repita.
Claro que la situación es ahora mucho más grave que hace un año, antes del último conflicto, pero es posible cambiarla siempre y cuando la comunidad internacional se comprometa a abordar seriamente los problemas subyacentes. Frente a la inestabilidad actual en Oriente Medio, el mundo debe preguntarse si puede permitirse el lujo de olvidar la cuestión israelo-palestina. Pienso que no. No es aceptable desde un punto de vista humano, desde la dignidad de las poblaciones y de la seguridad de la región y también de Europa. Nos encontramos hoy con palestinos abandonando la región. Buscan una vida mejor en otra parte, sobre todo en Europa. Cuando se producen debates sobre las migraciones, debemos pensar en mejorar allí las condiciones de vida. No se puede construir seguridad negando el derecho a la justicia a poblaciones enteras.
-¿Cómo es la situación actual en Siria de los refugiados palestinos que llevan desde hace cuatro años sufriendo la guerra entre el régimen y la oposición?
-PK : Ese conflicto ha tomado proporciones catastróficas para los sirios, pero también para los refugiados palestinos. Antes de la guerra residían en Sriia 560.000 refugiados palestinos. Más del 60% están desplazados en el interior del país, otros han huido al extranjero. A menudo tienen que cambiar de lugar numerosas veces en función de la evolución de las líneas del frente. Los campamentos se ven atrapados entre las partes combatientes. Antes, esta población era relativamente autónoma. En Siria, los refugiados palestinos podían acceder al trabajo y participaban en la vida social. Hoy dependen totalmente de la UNRWA. Gracias a los 4.000 colaboradores que tenemos, disponemos de los accesos necesarios. Pero lo verdaderamente dramático es que no se ve perspectiva alguna de solución por el horizonte. Ante esta realidad, la gente asume el riesgo de atravesar regiones inestables con tal de huir de Siria.
-Nuevos refugiados están llegando a los países vecinos donde se encuentran con los refugiados palestinos que llevan allí mucho tiempo, como en los casos de Líbano y Jordania. ¿Cuál es el impacto en estos países?
-PK : En el Líbano había 280.000 refugiados palestinos desde hace muchos años, a los que se han venido a añadir 44.000 nuevos refugiados. Nos estamos ocupando de ellos. Pero el Líbano está sufriendo una presión increible por la llegada de tantos refugiados. Tenemos entre nosotros grandes debates cuando es necesario acoger a 300 refugiados, pero el Líbano ¡acoge a 1,5 millones ! La UNRWA se encarga por su parte, en el Líbano y en Jordania, de que los refugiados palestinos llegados de Siria se beneficien de nuestros servicios. Hay también millares de refugiados palestinos en Turquía, en Egipto, en Argel, en Europa e incluso en Asia. Esta guerra de Siria ha desintegrado a la comunidad palestina, lo que suscita muchas preocupaciones en términos de supervivencia y de identidad.
(Véanse las últimas obras de Bansky en Gaza.)
Nota de la redacción ISM-Francia:
(*) Cuando se ve en qué consisten las relaciones que instituye Israel con los palestinos en Gaza y el número de muertos y heridos que estas relaciones generan entre los palestinos, sería mejor que no hubiera ninguna…