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El ABC de la demolición de casas en Israel

Fuentes: Znet

Beit Arabiya es el nombre de la casa de Salim y Arabiya Shawamreh, una familia de nueve personas cuya vivienda ha sido demolida cuatro veces. Ahora, en cualquier momento, la administración civil o el gobierno militar de Israel en los territorios ocupados, pueden arrasar la casa por quinta vez. La casa de los Shawamreh en […]

Beit Arabiya es el nombre de la casa de Salim y Arabiya Shawamreh, una familia de nueve personas cuya vivienda ha sido demolida cuatro veces.

Ahora, en cualquier momento, la administración civil o el gobierno militar de Israel en los territorios ocupados, pueden arrasar la casa por quinta vez.

La casa de los Shawamreh en la aldea de Anata, situada en Cisjordania pero sólo a unos metros de los límites municipales de Jerusalén, se ha convertido en el símbolo de la lucha palestina contra la política israelí de demolición de viviendas palestinas, y contra la ocupación en general. Salim y Arabiya proceden ambos de familias convertidas en refugiados en 1948. A principios de los años 90, compraron una pequeña parcela en la aldea de Anata, próxima al campamento de refugiados de Shuafat donde creció Salim. Por tres veces presentaron solicitud ante la administración civil para conseguir un permiso de edificación y en cada una de las ocasiones les fue denegado por distintas razones: la principal es que Israel ha dividido prácticamente todo Cisjordania en zonas para uso agrario de acuerdo con un plan británico (RJ-5), redactado en 1942, que congela la construcción palestina de la misma manera que hace 65 años. En efecto, el RJ-5 se utiliza «legalmente» para denegar a los palestinos las licencias de construcción en los Territorios Ocupados. Y como otros miles de familias- ICAHD estima que el número de órdenes de demolición en Cisjordania y Jerusalén oriental llega a decenas de miles-, los Shawamreh se han visto obligados a construir su casa «ilegalmente», aunque el derecho a la vivienda es uno de los derechos humanos fundamentales.

Centenares de voluntarios- palestinos, israelíes y de otros países- organizados por el Comité Israelí contra la Demolición de Casas [ICAHD, en su acrónimo inglés] y por el Comité Palestino para la Defensa de la Tierra [LDC, en sus siglas inglesas], han vuelto una y otra vez para reconstruir una casa edificada para la paz. La casa para la paz Beit Arabiya, se ha convertido en un lugar de encuentro para activistas por la paz israelíes, palestinos y de todo el mundo, situado en el punto angular y de intersección de las zonas A, B y C.

En los Acuerdos de Oslo, Israel dividió la Cisjordania ocupada en tres zonas:

A. Comprende aproximadamente el 17,2% de Cisjordania, y está dividida en 13 áreas separadas y no contiguas de cuya seguridad es responsable la Autoridad Palestina.

B. La zona ocupa el 23,8% de Cisjordania, pero Israel mantiene el control total de la seguridad. Esta zona ha dejado de existir funcionalmente y ha estado bajo el control israelí absoluto.

C. Supone el 59% de la Cisjordania ocupada. Israel tiene la responsabilidad completa en asuntos civiles y de seguridad . Es la única zona contigua de Cisjordania, y rodea y divide las zonas A y B. Está situada principalmente alrededor de las colonias israelíes establecidas en Cisjordania, no sujetas a la clasificación de las zonas A, B o C .

La Cuarta Convención de Ginebra prohíbe a la potencia ocupante aplicar sus leyes y administración a un territorio ocupado, lo que hace del proceso de conceder o denegar los permisos a los palestinos- por no mencionar la política israelí de demolición de casas- algo absolutamente ilegal según las leyes humanitarias internacionales.

Resignados ante la realidad de que los tribunales israelíes no respetan el derecho internacional, los abogados de los Shawamreh han denunciado la ilegalidad de aplicar un plan, el RJ-5, nunca revisado durante los últimos 65 años a pesar de los significativos cambios demográficos y de uso de la tierra, entre ellos la construcción de unas 300 colonias [judías], en sí mismas ilegales según la Cuarta Convención de Ginebra, autorizadas por el gobierno israelí en el mismo terreno calificado como agrícola y en el que a los Shawamreh y a otros miles de familias palestinas se les ha negado su fundamental derecho a la vivienda.

Finalmente, la ilegalidad de echar abajo repetidamente la casa de los Shawamreh por medio de una original orden de demolición «perpetua» ha sido cuestionada, especialmente habida cuenta de que esa práctica es ilegal también en Israel y no se aplica a las colonias israelíes en los Territorios Ocupados.

En una colina frente a la Casa Arabiya- Centro por la Paz, se encuentra la recientemente construida cárcel y el centro de interrogatorios del Shin Bet (equivalente al FBI estadounidense). Un nuevo tramo de la carretera de circunvalación que enlaza las ilegales colonias pasa entre ambos, y el Muro del Apartheid constituye el brutal paisaje que tienen enfrente.

Cuando esta periodista lo visitó en octubre de 2006, los vecinos más cercanos vivían en un campamento de beduinos que iba a ser desmantelado pronto. La política del gobierno israelí de llevar a cabo «una transferencia tranquila» está desplazando (o ya lo ha hecho) a los beduinos nómadas autóctonos hacia un vertedero que les llevará a la extinción ya que se les ha negado la libertad de moverse y llevar a pastar sus rebaños.

Sobre las paredes de la Casa y Centro Arabiya para la Paz hay un mural donado por los North American Workers Againts the USA occupation of Iraq and the Israeli occupation of Palestine [Obreros Norteamericanos contra la ocupación estadounidense de Iraq y la ocupación israelí de Palestina]. El mural representa a Rachel Corrie, la estadounidense arrollada por una excavadora Caterpillar en Gaza cuando se puso delante para defender la casa de un farmacéutico con cinco hijos. La otra figura es la de la joven palestina de diez años embarazada y también asesinada en Gaza. La pintura angelical de las dos mujeres flota sobre una imagen de la excavadora Caterpillar, fabricada en EEUU, situada en un lateral y flanqueada por tanques y armas destructivas. A ambos lados de las armas de destrucción hay mucha gente. Una línea de ferrocarril recuerda al visitante que, con anterioridad a 1948, judíos y palestinos trabajaron juntos en paz y solidariamente en la construcción de la línea férrea.

La Casa y Centro de Paz Arabiya se encuentra también en la intersección de Anata y el campamento de refugiados de Shuafat, en la misma zona donde el profeta Jeremías en el siglo VI a.C. criticó los violentos conflictos de Oriente Medio, que ya eran ancestrales: «He oído noticias de violencia y destrucción en la ciudad, enfermedad y heridas es todo lo que veo.» (Jeremías, 6:7).

Mohamed Alatar, productor del la película The Iron Wall [El Muro de Hierro] habló con nuestro grupo de más de cien voluntarios internacionales que compartía el pan y la fiesta preparados por la familia Arabiya: «Soy un palestino estadounidense musulmán y cuando mi hijo me preguntó quién era mi héroe me llevó tres días pensar sobre ello. Le dije que mi héroe era Jesús, porque adoptó una postura y murió por ella. Lo que las iglesias precisan hacer es ser como Jesús: desafiar la ocupación israelí y enfrentarse a las prácticas de apartheid como una cuestión moral. Incluso si todas las iglesias dejan de invertir y boicotean a Israel ello no le hará daño. Tras EE.UU. y Rusia, Israel es el tercer mayor exportador de armas del mundo. Se trata de un asunto moral que las iglesias deben afrontar.»

Eileen Fleming ha estado en los Territorios Ocupados Palestinos en cuatro ocasiones desde junio de 2005. Es periodista y editora de We Are Wide Awake. Su segundo libro, Memoirs of a Nice Irish-American ‘Girl’s’ Life in Occupied Territory, ha aparecido en febrero de 2007.

http://www.zmag.org/Spanish/0507fleming.htm