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El acercamiento entre Cuba y EE. UU.: reflexión en torno a sus causas y consecuencias

Fuentes: Rebelión

Dedicado a los héroes cubanos René González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González, cuya resistencia, lealtad y abnegación nos inspiran a luchar por un mundo más democrático, no polarizado y libre de jerarquías

El día 17 de diciembre de 2014 a las 12 del mediodía simultáneamente los presidentes de Cuba y EE. UU., Raúl Castro y Barack Obama anunciaron en La Habana y Washington respectivamente el fin del aislamiento entre los dos países (algo que se heredaba casi desde el inicio mismo de la Revolución Cubana en 1959), la reanudación de relaciones diplomáticas en corto periodo de tiempo y un canje de agentes de inteligencia entre las dos partes.

El hecho en sí es histórico, suceso del año sin lugar a dudas, y que la fanfarria publicitaria occidental pudiera bien tener en cuenta para otorgar el próximo premio Nobel de la Paz, si por analogía comparamos el suceso recién ocurrido, con el protagonizado entre egipcios e israelíes, que concluyeron en las negociaciones de paz de Camp David, o entre éstos últimos y los palestinos en Oslo (1993), o el entendimiento entre el CNA (Congreso Nacional Africano) y el gobierno racista de Sudáfrica, también en la década de 1990, que llevaron a la liberación de Nelson Mandela; hechos que le confirieron el Nobel de la Paz en el primer caso, a Anwar al-Sadat, Menachem Begin en 1978; en el segundo caso, Yasser Arafat, Shimon Peres, Yitzhak Rabin en 1994 y en tercero a Nelson Mandela, F.W. de Klerk en 1993.

A los cultos cubanos no es ocioso recordarle en que terminaron todos aquellos procesos de armonía entre anteriores adversarios y enemigos, al parecer irreconciliables, todos los cuales los poderes mundiales los reconocieron con el Nobel de la Paz. En el primer caso, los acuerdos de Camp David (1978), con la división del mundo árabe en relación a la causa palestina y la traición de Egipto, pieza clave en la resolución de la misma, y tres años después al-Sadat asesinado (¡¿por su traición?!); en el segundo caso, en el asesinato de Rabin a manos de un estudiante extremista judío en 1995, y Arafat envenenado traicioneramente en un hospital parisino a manos de las mismas fuerzas con las que había negociado (¡¿Roma paga a los traidores pero los desprecia!?), y la población palestina, lejos del Nobel y de la paz, ha sufrido incontables guerras, masacres y matanzas a manos del ejército israelí, convertida su tierra en la cárcel a cielo abierto mayor del mundo; y en el tercer caso, Mandela, los años de cuyo poder al frente del gobierno lo hizo en contubernio con la oligarquía negra multimillonaria, que son los que dirigen al partido del CNA, que junto al sindicato afiliado con el partido, todos son burgueses, todos son miembros de country clubs exclusivos de los blancos, con 3 o 4 casas en propiedad, 5 o 6 mujeres (idiosincrasia y cultura aparte); y las principales compañías mineras están en manos del capital inglés y con socios minoritarios de esta burguesía negra corrupta y represiva del Congreso Nacional Africano. (1).

De cumplirse el no muy descabellado pronóstico (Nobel de la Paz para Raúl Castro y Barack Obama) sería la primera vez que alguien (en éste caso Obama) acceda por segunda vez a tan alta distinción otorgada por la burguesía occidental y el segundo presidente (en éste caso Raúl Castro) de un país proveniente del mal llamado campo socialista en la otrora guerra fría después de Mijaíl Gorbachov. Tampoco en estos casos hace falta decirle mucho a los cubanos, Obama Premio Nobel con unas cuantas guerras imperiales a cuestas (¡no creo que la foto de Raúl Castro a su lado recogiendo el premio en la capital sueca sea muy elegante!), y en el caso de Gorbachov hay que decir que, al desintegrar el campo socialista y desmantelar la URSS es el único que con ello le ha hecho un gran favor a los pueblos, algo que no calcularon muy bien los dueños del sistema-mundo moderno, ya que la izquierda desde que se constituyó como tal ideología a mediados del siglo XIX, hasta la «anunciadora y denunciatoria» revolución de 1968 (por causas sistémicas, pero también sin descontar traiciones, estrategias erradas, etc.) ha formado parte, íntegramente, de la geocultura del mundo moderno: el liberalismo, adherida al principio rector del mismo, la acumulación incesante de capital, la que no ha impedido y a la que le ha puesto muy pocos obstáculos, predicando y repartiendo por doquier entre los oprimidos y excluidos del sistema (a los cuales decía representar) la «píldora» de la esperanza y la fe en un mundo mejor, algo que dentro de las fronteras del sistema es imposible lograr para todos (al menos para el 90% por ciento de su población), pero trasladando siempre dicha tarea al futuro, embotaban el espíritu transformador de revolucionarios, radicales y justicieros, apurados en cambiar definitivamente las estructuras polarizadas y jerarquizadas del mundo.

Al barrer los pueblos, aprovechando sus reformas, a Gorbachov y a toda la cohorte de gobiernos «comunistas» satélites de la URSS, francamente coludida con EE. UU., «los múltiples productores del sistema-mundo capitalista habían perdido el principal estabilizador oculto del sistema, el optimismo de los oprimidos» (2) y los jinetes que lo anunciaban, quedándose por primera vez (y parece que definitivamente) al descubierto y sin protección frente a frente las clases «peligrosas».(3)

El día del acontecimiento tampoco deja de ser llamativo, ocurre el día del año en que más velas se encienden y ofrendan en Cuba, celebración del día de San Lázaro (el santo más representativo del sincretismo cultural de la religiosidad popular cubana), para nada vinculado a las creencias católicas, un hecho cuya ironía salta a la vista, puesto que la sido ha Iglesia Católica y su máximo exponente en la curia romana, uno de los mediadores y facilitadores de las secretas negociaciones que durante 18 meses mantuvieron norteamericanos y cubanos.

Aunque todavía faltan muchos pasos por dar y algún tiempo ha de pasar, no es difícil augurar el fin del bloqueo norteamericano a la Isla caribeña, tras el cual y después de medio siglo de parcial interrupción, Cuba vuelve a integrarse plenamente como un componente más del sistema interestatal del moderno sistema mundial.

Pero, ¿qué es lo que ha provocado dicho suceso?, ¿qué implicaciones tiene para la economía-mundo capitalista la llegada (más bien reincorporación plena) de un nuevo miembro parcialmente proscrito de la misma durante 50 años, y sobre todo, para el balance de fuerzas económicas regionales?, ¿qué consecuencias traerá para el panorama político ideológico de la Isla una situación en la que el antiguo adversario «desaparece», el «imperialismo yanki»?, un elemento tan importante en la educación patriótica y doctrinal del pueblo cubano y de la que se ha visto influenciada desde la llegada a la escuela más del 70% de su población, dos palabras mágicas que pueden desaparecer del vocabulario de la Isla.

Las causas para el cambio de la política norteamericana sobre Cuba son varias: económicas, geopolíticas, intrínsecas a la propia política norteamericana, cambios en la estructura y puntos de vista de la emigración cubana en EE. UU. etc, pero ninguna ha sido tan importante, ni ha pesado tanto, como la lucha de resistencia del pueblo cubano durante más de medio siglo y cuya extraordinaria capacidad para sobreponerse a las dificultades, nos permite decir que hubiesen podido resistir 50 años más ya que, como dice Katz «muchas veces se dijo que no soportarían el bloqueo, las invasiones, las penurias o el aislamiento y siempre salieron airosos» , con lo cual seguramente volverían haber ganado la partida. (4)

Un análisis de las causas que han incidido en la modificación de la postura norteamericana hacia Cuba nos lleva a destacar las profundas motivaciones económicas de la misma. Nadie debe olvidar que desde hace 7 años la economía mundial sufre una honda crisis económica, nacida precisamente en el seno de la economía financiarizada norteamericana, tampoco debe obviarse que, desde hace décadas, la economía-mundo capitalista esta apremiada de nuevas áreas de expansión, recurso característico que emplea para escapar de sus periódicas crisis.

Es en éste contexto, que debemos insertar el interés de las empresas norteamericanas en la economía cubana, poseedora de importantes sectores económicos que pueden generar negocio y nichos de inversión para el capital estadounidense: turismo, tabaco, café, productos del mar y, sobre todo una mano de obra altamente calificada, ciertamente, no abundante y urbana (recuerden que el capital busca asentamientos con cuantiosa población, y básicamente rural por su menor conciencia política y susceptible de aceptar bajas retribuciones), pero muy bien educada, disciplinada y, aunque mayoritariamente vive en las ciudades, posee unos ingresos salariales muy bajos, equivalente en su cuantía a la que en otros lares vive en zonas rurales. Basta un ejemplo, duplicándole o incluso triplicándole el salario a su fuerza de trabajo, la mayoría de sus trabajadores no sobrepasarían los 70 dólares mensuales y esos bestiales aumentos salariales (digo en términos porcentuales), no han ocurrido nunca en ningún lugar del planeta.

Para que se tenga la idea de uno solo de estos sectores, como es el caso del turismo, para los industriales, agricultores, armadores, transportistas y comerciantes norteamericanos diremos que, en comparación con el número de visitantes que recibe Cuba actualmente, el cese del bloqueo, pudiera multiplicar esa cifra por dos, por tres, por cuatro casi de inmediato y a medio plazo es casi imposible el pronóstico, dada la virginidad y hechizo del mercado turístico cubano para el principal emisor de turismo mundial a tan solo unas decenas de kilómetros de sus costas.

Pues ese mercado ejercería un poder multiplicador tal sobre la economía norteamericana que pese a tener varias señas en el transporte aéreo de pasajeros (Aerocaribean, Aerogaviota, Cubana de Aviación), la cantidad de pasajeros sería de tal tamaño, que la mayoría serían trasladados en aeronaves del país del norte.

Como la estructura productiva de la economía cubana (incluso hoy en día, no puede sostener la magnitud de los insumos alimentarios y hoteleros de otro tipo (apréciese solamente el nivel al alza de precios de los principales productos alimenticios consumidos por la población de la Isla) (5) que tal crecimiento turístico generaría, serían también las principales abastecedoras norteamericanas del sector, las más beneficiadas, sin contar la enorme red y estructura financiera y bancaria que ello necesitaría, otra de las grandes virginidades que ofrece la economía cubana que lleva expulsada más de cinco décadas de los principales circuitos y ciclos de negocios de la economía-mundo capitalista. Y eso, sin contar el tabaco, tan emblemático y codiciado, que es harto conocida aquella anécdota (real o ficticia pero que refleja la calidad sin igual de la aromática hoja cubana, considerada por su olor, grasa en la hoja y ceniza al quemar la mejor del mundo), que Kennedy, antes de firmar el decreto que oficializaría el bloqueo a la Isla, pidió el acopio de suficientes puros habanos; imagínese el despegue productivo de dicho sector aupado por la demanda del mayor mercado del mundo en éste renglón.

Las causas geopolíticas no se quedan atrás en el no tan inesperado cambio (si observamos las substanciosas condicionantes económicas) de la política norteamericana sobre Cuba. Aunque los grandes medios de comunicación y think tank occidentales traten de esconderlo, la seguridad mundial está en riesgo y endeblemente mantenida (6). Que estamos abocados a una gran guerra, es un hecho real siendo actualmente Rusia y la OTAN-EE. UU. los contendientes que se perfilan como principales protagonistas; analistas, teóricos y geoestrategas importantes de distinto signo, pero reconocidos todos como Alfredo Jalife-Rahme, Rafeal Poch-de-Feliú, Pepe Escobar, Carlos Pereyra Mele, James Petras, Atilio Borón e Immanuel Wallerstein, así lo vaticinan.

En tales condiciones no es disparatado pensar que los principales planificadores militares norteamericanos, llegado ese momento quisieran, al menos, mantener neutrales a los uniformados de verde olivo cubanos, cuya afinidad (y casi familiaridad) con los militares rusos (principales herederos del ejército soviético) está fuera de toda duda.. Varios ejemplos sobran para ilustrarlo: han estado hermanados durante 30 años, el propio ministro de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) de Cuba estudio en academias de la antigua Unión Soviética, los vínculos entre ambos cuerpos armados nunca se han perdido, ni siquiera cuando las relaciones políticas entre los respectivos gobiernos se hicieron tirantes en la era Yeltsin y cuando Putin decidió retirar el centro radioelectrónico de Lourdes al sur de la Habana; pero el que mejor ilustra el especial afecto camaraderil entre ambas instituciones armadas es el hecho de que en Cuba, (¿por mantener las formas diplomáticas?) después de la desintegración de la URSS, son las FAR los únicos que celebran y tributan el homenaje y reconocimiento (¿a nombre de todo el pueblo de Cuba?) al triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre cada 7 de noviembre.

¿Ordenaría Raúl Castro entrar en combate a sus militares al lado ruso (por mucho que se quieran y por tanta amistad y solidaridad que se profesen) contra fuerzas del gobierno norteamericano, después de haber labrado durante tanto tiempo el finalmente logrado acercamiento con éstos?. Sinceramente, la lógica induce a pensar que no, aunque sea un conflicto que involucre a la mayoría del globo terrestre y no deje desapercibido a nadie.

En cuanto a algunas de las consecuencias del giro de Washington hacia a la Habana son fáciles de adivinar.

En vista de que la economía mundial se mueve desde hace 40 años, pero más acentuadamente en los últimos, en un «círculo vicioso de suma cero» (¡cuando no en el oxímoron de crecimiento negativo!) cuando una región o un país se beneficiaba, otra(s) región(es) o país(es) se perjudicaba(n); es decir, el crecimiento el «desarrollo» de algún miembro se hace a expensas o en detrimento de alguno de los otros. En este sentido no es difícil vaticinar lo que significaría para Centroamérica, México, y la cuenca del Caribe el fin de las restricciones financieras, de inversión y viajes norteamericanos a Cuba: será apocalíptico para la industria del ocio de las regiones mencionadas, donde se dejará ver sin muchas dificultades el exceso de capacidades productivas y hoteleras, la que se percibirá con especial virulencia en sus efectos. Las caídas del 60% en la afluencia de visitantes en la zona de Acapulco, en el estado mexicano de Guerrero, a raíz de las protestas por el secuestro y desaparición de los 43 estudiantes para maestros en Ayotzinapa, no es ni la sombra de lo que se verá en vastas zonas del país azteca, República Dominicana, Bahamas, Jamaica, etc., por citar solo algunas, ante el cambio estructural que vivirá la industria turística del área. Lo mismo ocurrirá con los pocos vestigios que quedan de la producción agropecuaria que ha podido sobrevivir a la competencia norteamericana en su lucha por abastecer el sector terciario del territorio.

Similar ocurrirá con el tabaco, el mismo que ha beneficiado la zona durante medio siglo con el cierre total del mercado norteamericano de la solanácea cubana. El panorama será dantesco, en una región con comarcas ya altamente caotizadas o en post de ello.

Sin embargo, lo que más duda y difícil pronóstico resulta del impacto de unas relaciones normalizadas entre Cuba y EE. UU. es en la educación patriótica y político-ideológica de la Isla.

Sin aún iniciarse la nueva etapa de distención entre los dos casi últimos adversarios herederos de la guerra fría, el ensayista cubano Fernando Martínez Heredia señalaba que «e n la actualidad existe una gran franja cultural en el país que es ajena a la Revolución . Y dentro de la cultura cubana está instalado el rasgo constituido por una despolitización que al inicio -en los primeros Noventa- contenía elementos de crítica política o de desilusión;… [y que] en el período reciente, la despolitización es asumida por sectores de población con naturalidad y sin explicaciones.» (7 ). Y Luis Toledo Sande comentaba recientemente que tan solo «Tres días después de los discursos simultáneos, en La Habana y en Washington, de los respectivos presidentes de Cuba y los Estados Unidos, [ya se] dio indicios de necesaria preocupación en un acto de graduación celebrado en un centro escolar habanero… Lo primero que se oyó en el acto no fue la grabación del Himno Nacional, que, cuando se puso, estuvo lejos de ser unánimemente acogida con la adecuada actitud solemne. Antes llegó desde la presidencia una voz que, en representación del centro, con estas o muy parecidas palabras, y de seguro con buenas intenciones [no creo que sea tan ingenuo el avezado creador de la mejor biografía de José Martí, actualmente al uso, Cesto de Llamas], apuntó entre otras cosas: este año ‘el día de san Lázaro tuvo un mediodía especialmente esperado’, se escogió para anunciar la normalización de relaciones entre nuestro país ‘y el vecino, así, sin apellidos’. Daba igual que hubiera dicho ‘sin adjetivos’, o usado otros términos para expresarse.» Y los más preocupante «No ha sido el único caso, pero cabe tomarlo como referencia, tratándose de un plantel importante en la formación de jóvenes para que realicen tareas técnicas, especialmente en el área de la bibliotecología.» (8) , es decir nada más ni nada menos que los que se encargan de entregar los materiales con los que se realiza la labor docente e ideológica de la Isla.

¿Qué esperar de la nueva situación en la que el adversario «desaparece», y que algunos, como dice Toledo Sande, hasta se niegan en reconocerlo?, ¿Dónde buscar el nuevo aglutinante político-ideológico de una población extasiada de confrontación y conflictos, donde «la conservatización compite por ser la rectora de los valores y del buen gusto, de la imagen social y de los criterios, del juicio que cada quien se forme acerca de sí y de los demás, de la concepción del mundo y de la vida» ( 9 ) de los cubanos, que ha optado por la simulación?, ¿Cómo los dirigentes cubanos compatibilizarán la delicada situación de, por la mañana despachar con los gerentes, financieros y capitalistas norteamericanos, como acrecentar las inversiones, multiplicar los negocios y rentabilizar el capital, y por la tarde decirle a los escolares en las escuelas, a los universitarios en las aulas o a los obreros en los centros laborales, que el imperialismo saquea a los pueblos, que el objetivo de los capitalistas es extraerle a los trabajadores (ellos mismos) la máxima cuota de plusvalía, que los norteamericanos invierten en Cuba porque el gobierno le ha creado las condiciones que competitivamente éstos no van a encontrar en otros lugares, y que a pesar de todo su posición respecto de la propiedad privada sigue siendo la misma que Marx y Engels estamparon en el Manifiesto Comunista?, ¿qué se responderán a sí mismos aquellos que pedían «Fidel seguro a los yankis dale duro», cuando lo mismo o peor de lo que fue objeto el pueblo cubano a lo largo del último medio siglo, ese mismo imperio decadente, realiza en crímenes, atropellos y terrorismo de Estado en prácticamente todas las regiones del mundo?.

 

Las banderas estadounidense y cubana en un edificio de La habana. Foto de AP. Artículo de David Brooks. Obama y empresarios aceleran cambios en políticas hacia Cuba. La Jornada 20 diciembre de 2014. Disponible en http://www.jornada.unam.mx/2014/12/20/mundo/021n1mun . En otra época el dueño/a del apartamento hubiese pasado seguro por las dependencias policiales del gobierno cubano, hoy como se ve parece un acto «normal».

Y lo mismo en relación con la izquierda latinoamericana, esa que el intelectual argentino Claudio Katz decía que la perdurabilidad de la Revolución Cubana ha sido determinante en el cambio que ha registrado el escenario latinoamericano de los últimos tiempos(10), ¿Mantendrá Cuba su discurso antimperialista?, ¿dejará de ser EE. UU. el «norte revuelto y brutal que nos desprecia»?, ¿seguirá aupando Cuba a los árboles latinoamericanos para que no pase el «gigante de las siete leguas», apretándose todos en el empeño, como recomendaba desde el siglo XIX el anticolonialista José Martí, «como la plata en las raíces de los Andes»?, ¿cómo conjugar ese doble papel de al mismo tiempo ser el «amigo» del enemigo de nuestros pueblos?.

No debe olvidarse que desde hace mucho tiempo el compañero Fidel Castro se percató de lo extremadamente difícil que resulta en el moderno sistema mundial ser al mismo tiempo juez y parte, dada la incómoda situación que presuponía que el Estado-gobierno (encargado de administrar, y por ello parte inseparable de la estructura del sistema-mundo capitalista), y el Partido Comunista (encargado de educar y movilizar a las masas en post de la transformación del sistema-mundo burgués, y por ello de esencia antisistémica) eran la misma cosa, orientando separar el Partido del Gobierno, cuyo objetivo era que, cuando la propia operativa del sistema-mundo capitalista impidiera cumplir al Estado-gobierno ciertas promesas, constreñido en su actuación y limitado en su ejecutoria, por el mismo sistema, quedaba en pie «incólume» el Partido Comunista, puro, sin mancha, inmaculado. El presidente Raúl Castro ha abordado recientemente el mismo dilema al que se enfrentó Fidel, pero por muchos malabarismos que se hagan, la cuestión es de difícil, cuando no de imposible solución.

Por último, qué consecuencias traerá para la población cubana y el ingreso de sus trabajadores.

En relación a los ingresos no salariales de sus ciudadanos (educación, salud y otras prestaciones sociales importantes) cuando no aumenten (que seguro, aunque muy moderadamente, lo harán) se mantendrán y consolidarán. Una mayor actividad económica como se prevé, redundará en mayores ingresos fiscales y un Estado más fuerte, lo que no quiere decir más legitimado, por los factores a los que ya se han aludido.

Con respecto a los ingresos salariales de sus trabajadores, no debemos esperar grandes incrementos (11), no debe perderse de vista que Cuba está integrada, y ahora con estos cambios lo haría plenamente, en el área periférica y de menor generación de valor agregado (savia del sistema) dentro de la división internacional capitalista del trabajo; por tanto, nunca podrá redistribuir una cantidad mayor de excedente del que previamente se ha apropiado.

¿Qué es lo que cambiará entonces en ese sentido?, ¿cuál ha sido el objetivo de la lucha del pueblo cubano durante más de cinco décadas contra el bloqueo de la potencia hegemónica del sistema-mundo capitalista, lo que es mucho decir?. Pues lo mismo que se propuso Lenin, Stalin y Gorbachov con Rusia (12) y Mao después de su célebre entrevista con Nixon en 1972 con China, para citar cuatro ejemplos, mejorar sustancialmente la posición estructural de sus respectivos países (no se puede aspirar a otra cosa) dentro del sistema-mundo moderno. No hay dudas que, dependiendo de la época en que se lo plantearon, tanto Rusia como China, algo lo lograron; no albergamos la menor duda que Cuba, con la talla nacionalista de sus dirigentes, también algo de ello logrará; mientras se viva dentro de los marcos de este sistema (que constriñe y limita la actuación de sus miembros) no se puede aspirar a más.

Ojalá los cubanos en este sentido se propongan algo contrario, a lo que la mayoría de los luchadores sociales han transformado sus luchas en su larga contienda contra el sistema: «acceder a la riqueza capitalista, sin cuestionarse el carácter de esa supuesta riqueza», (13) si lo logran habrán alcanzado algo que nadie ha conseguido jamás, sin lugar a dudas concitará la admiración de todos, siendo el primer paso firme hacia la transformación de este sistema, que para nada ha significado en la escala social un peldaño de progreso, en otro más democrático, no polarizado y libre de jerarquías del tipo que éstas sean, y para lo cual más que una nueva izquierda lo que necesita son personas con voluntad de hacerlo, y lo fundamental, dotadas de la autoridad moral capaz de ejecutar tan magna tarea (como la que tuvo Fidel y Che, insustituible y determinante por cierto, en los años 1960 y 1970 al bajar de Sierra Maestra), algo que en la Cuba de hoy, por su lealtad, valentía mostrada, coraje a toda prueba y ejemplo que emana de ellos, solo tienen los CINCO HÉROES recién liberados de cárceles estadounidenses y que, tanto cubanos como latinoamericanos e izquierda en general errarían, si tan valiosa cantera se reservara solo para exponer en actos, tribunas, gradas, etc., como trofeos victoriosos de guerra, por muy importantes que éstas y éstos sean.

Los CINCO cubanos son compañeros que la transformación de la que esta urgida el mundo necesita y reclama en la conducción y dirección de la lucha, pero en primera fila; los antisistemas del mundo esperamos que la renovación de la que es objeto la generación guerrillera cubana encuentre, en René González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González, esos insustituibles, idóneos e incuestionables cuadros, la izquierda de otras partes del mundo también hace votos por ellos, esperamos que la proverbial modestia de los CINCO (como se conocen en Cuba y mundialmente) no los lleve a renunciar a la segunda gran misión que esta vez los pueblos (y no solo el cubano) les encomiendan. A todos ellos nuestro saludo y abrazo.

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Notas:

1. Petras, James. Mandela transó la libertad en Sudáfrica. Disponible en http://www.aporrea.org/actualidad/n212800.html

2. Wallerstein, Immanuel. El sistema-mundo moderno en crisis: bifurcación, caos y opciones. Capítulo V del libro «Análisis de sistemas-mundo. Una introducción». Disponible en http://www.manuelugarte.org/modulos/teoria_sistemica/analisis_de_sistemas_wallerstein.pdf

3. Para una profundización de la actitud mantenida por la izquierda hacia el sistema-mundo capitalista desde el siglo XIX hasta la actualidad basado en la obra de Immanuel Wallerstein y donde se inserta el tema cubano dentro de la misma ver La crisis estructural del capitalismo y la actitud de la izquierda de Nardo Vázquez Izquierdo, disponible en: http://alainet.org/active/64134&lang=es

4. Katz, Claudio. La epopeya cubana. Sitio web Rebelión. 3 diciembre 2014. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=192716

5. «…aún la producción no cubre las necesidades familiares, el consumo social y la pujante demanda del Turismo y en especial, el sector gastronómico, donde se están asentando nuevos actores como los cuentapropistas y las cooperativas». Palabras de Julio García, viceministro primero de la Agricultura, a la Agencia de Información Nacional de Cuba. Cuando la suma no da… . Disponible en: http://www.granma.cu/cuba/2014-11-20/cuando-la-suma-no-da 20 noviembre 2014 Artículo de Granma sobre la Producción y comercialización agrícola en Cuba.

6. Vladimir Putin cuya fuerza en la geopolítica mundial, por el país que representa (Rusia) es grande decía recientemente que «el sistema internacional atraviesa una profunda crisis y que contrariamente a relatos autocomplacientes la seguridad colectiva está en muy serio peligro y que el mundo se encamina hacia un caos global«, y sobre su inquebrantable voluntad de ejercerla si fuera preciso manifestó en el mismo foro «en Rusia se le tiene gran respeto al oso amo y señor de la inmensidad de la taiga siberiana, y que para actuar en su territorio ni se molesta en pedirle permiso a nadie. Puedo asegurar que no tiene intenciones de trasladarse hacia otras zonas climáticas porque no se sentiría cómodo en ellas. Pero jamás permitiría que alguien se apropie de su taiga. Creo que esto está claro.» Borón, Atilio. Putin: un discurso histórico. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=192514 ). Y recientemente el geoestratega mexicano Jalife-Rahme comentaba estremecedoramente que «Aunque me duela y no me guste expresarlo, como formulé en una entrevista con Telesur, el límite del desplome del precio del petróleo es una guerra entre Irán y Arabia Saudita y, en sus asíntotas, entre Rusia y EU. ¡Cuidado!». Jalife-Rahme, Alfredo. ¿Fomenta EU la destrucción del BRICS mediante su ‘guerra financiera’ contra Rusia?. Disponible en http://www.jornada.unam.mx/2014/12/21/opinion/014o1pol

7. Martínez Heredia, Fernando. Revolución, cultura y marxismo. Rebelión 12 febrero 2014. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180728

8. Toledo Sande, Luis. Cuba y los Estados Unidos, otra etapa. Rebelión 24 diciembre 2014. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193560 , las anotaciones entre paréntesis son nuestras

9. Martínez Heredia, Fernando. Revolución, cultura y marxismo. Rebelión 12 febrero 2014. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180728

10. Katz, Claudio. La epopeya cubana. Rebelión 3 diciembre 2014. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=192716

11. Véase al respecto nuestro anterior trabajo Las reformas económicas en Cuba, los intelectuales contestatarios y la cuadratura del círculo. Rebelión 24 abril 2014. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=183762

12. Wallerstein, Immanuel y Derluguian, Georgi. De Iván el Terrible a Vladímir Putin: Rusia en la perspectiva del sistema-mundo . Revista Nueva Sociedad No 253, septiembre-octubre de 2014. Disponible en www.nuso.org

13. Rojas Ferro, Diosdado. A los decrecentistas y ecologistas: ni decrecimiento ni ecologismo, el capitalismo es el que es, el capitalismo realmente existente. Disponible en: http://laguarura-impresa.blogspot.com.es/2013/10/a-los-decrecentistas-y-ecologistas-ni.html