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El sociólogo Vicent Flor publica el libro “Noves glòries a Espanya. Anticatalanisme i Identitat Valenciana”

«El anticatalanismo es un discurso populista y reaccionario»

Fuentes: Rebelión

El pasado 5 de julio, el sociólogo Vicent Flor presentó en una conocida librería de Valencia su libro «Noves glòries a Espanya. Anticatalanisme i Identitat valenciana» (Ed. Afers). Elementos de extrema derecha, que portaban banderas de España y otras con las cuatro barras y la franja azul, arrojaron sillas y amenazaron de muerte a los […]

El pasado 5 de julio, el sociólogo Vicent Flor presentó en una conocida librería de Valencia su libro «Noves glòries a Espanya. Anticatalanisme i Identitat valenciana» (Ed. Afers). Elementos de extrema derecha, que portaban banderas de España y otras con las cuatro barras y la franja azul, arrojaron sillas y amenazaron de muerte a los asistentes que llenaban la sala. Finalmente el acto tuvo lugar, pese a que la Policía Nacional hizo acto de presencia media hora después de que fuera avisada (y eso que los organizadores alertaron previamente a la policía de la posibilidad de altercados por la presencia de grupos ultras).

Estos hechos no constituyen ninguna novedad en el País Valenciano. La impunidad con la que actúan las bandas de extrema derecha es bien conocida, sin que las instancias judiciales o los diferentes gobiernos adopten medidas coercitivas. Las agresiones contra asociaciones culturales, organizaciones nacionalistas y partidos o colectivos de izquierda se suceden ante la pasividad, cuando no complicidad, general. Vicent Flor pudo, sin embargo, realizar la presentación de su libro sin incidentes este fin de semana en el municipio de Algemesí (Valencia).

¿En qué consiste el regionalismo anticatalanista o blaverismo? Flor responde a esta cuestión con datos, estadísticas y abundante bibliografía en «Noves glòries a Espanya. Anticatalanisme i Identitat Valenciana», libro que es el resultado de su tesis doctoral. «Hay un anticatalanismo hegemónico en la sociedad valenciana, difuso, que no se manifiesta únicamente en los grupos más radicales, como el GAV (Grup d’Acció Valencianista); de lo contrario, no se explicaría que en el País Valenciano se acepte no poder ver TV3 o se considere normal la absorción de Bancaja por Caja Madrid, mientras que se hubiera puesto el grito en el cielo si la caja de ahorros valenciana hubiera sido absorbida por La Caixa catalana».

La idea esencial que transmite el sociólogo es que el gran éxito del blaverismo y el gran apoyo recibido obedece a su «funcionalidad y utilidad» para los grupos sociales que defienden un modelo de estado «centralista y jacobino». Además, la ideología blavera les permite presentarse a la opinión pública como «valencianistas». No se trata, por tanto, de un mero conflicto entre símbolos (el término blavero procede del color blau -azul en catalán- que acompaña a las cuatro barras de la bandera oficial de la Comunidad Valenciana y que ha sido reivindicada desde los años 70 por los partidos de derecha).

Otro rasgo del blaverismo anticatalanista es su carácter «antiintelectual y populista», según recoge Flor en su trabajo. De ahí los ataques a profesores, periodistas, representantes públicos o escritores (por ejemplo, los atentados sufridos en su casa por el intelectual progresista Joan Fuster). Determinados líderes políticos han utilizado este rechazo al mundo de la cultura para venderse como «auténticos y populares». El ya fallecido Vicente González Lizondo, líder histórico de Unión Valenciana y uno de los máximos exponentes del blaverismo, conocía bien esta estrategia cuando decidió regalarle una naranja a Felipe González en un pleno del Congreso de los Diputados. «Se trata, en fin, de un discurso que busca la conexión sentimental y directa con los ciudadanos», asegura el sociólogo.

Que el populismo es útil y funcional a las élites parece indiscutible a la luz de la eclosión del fenómeno en países como Estados Unidos, Francia, Dinamarca, Holanda y Austria, entre otros muchos. Otra cuestión, tal vez más compleja, es analizar su componente de clase y las concomitancias con el fascismo. Uno de los libros pioneros sobre el regionalismo anticatalanista en el País Valenciano -«La Pesta blava», de Vicent Bello- consideraba al blaverismo como el movimiento fascista del País Valenciano, y lo caracterizaba como un fenómeno de clases medias afectadas por la crisis económica, que con la muerte de Franco habían perdido su referente.

Flor no comparte esta tesis, aunque admite que, como fenómeno «populista», «españolista» y «conservador», el blaverismo incorpora minorías muy activas de extrema derecha (a las que cabría asignarles la denominación de «fascistas»). Además, recuerda el sociólogo, una parte del establishment tardofranquista utilizó la ideología blavera como «estrategia legitimadora». Ahí está el ejemplo, entre otros tantos, de Miguel Ramón Izquierdo, presidente de Unión Valenciana y último alcalde franquista de la ciudad de Valencia.

Más allá de su grado de vinculación con el fascismo, Vicent Flor asegura que el blaverismo ha devenido «un discurso central en la política valenciana de las últimas décadas», que no debería limitarse a grupúsculos de la derecha radical. Y lo demuestra con un ejemplo contundente, la llamada «Cláusula Camps» del Estatuto de Autonomía reformado, en la que viene a decirse que la Comunidad Valenciana no aspira en principio a mayores cuotas de autogobierno, pero que sí Cataluña aumenta sus exigencias, la Comunidad Valenciana también. La reforma del Estatuto autonómico que contenía esta cláusula puso de acuerdo al PP y al PSOE.

Precisamente casos como este llevan a concluir que planea un blaverismo transversal sobre la política valenciana. No en vano, recuerda el sociólogo Vicent Flor, el modelo bilingüe de Canal 9 (con primacía del castellano) fue impulsado por el PSOE, aunque después el PP ahondó en el modelo. En su grado más extremo, la ideología blavera ha derivado en la «estigmatización» de sus oponentes políticos y los ataques a instituciones culturales y entidades políticas. Por ello, Flor subraya la necesidad de «recuperar la calle» aun siendo consciente de las dificultades: «Las ideologías hegemónicas se caracterizan por marcar las reglas del juego y hacer que la batalla se desarrolle siempre en su tablero», concluye el sociólogo valenciano.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.