Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
La izquierda ya no existe como entidad política y cultural independiente. (Activestills.org)
Introducción
El objetivo de este artículo es señalar el apoyo explícito e implícito de los intelectuales sionistas de izquierda generalmente identificados con los laboristas o Meretz a los brutales ataques a Gaza desde 2006. Este apoyo es una nueva etapa de la lealtad de los intelectuales de izquierdas al Estado y su política opresiva contra el pueblo palestino. La crueldad de los asesinatos en masa y la devastación horrible de Gaza, principalmente en la reciente operación Margen Protector, han alcanzado niveles sin precedentes. El apoyo de las «más ilustres» figuras públicas de la sociedad israelí implica a un total desprecio por los derechos humanos básicos y degrada las leyes internacionales borrando cualquier diferencia significativa entre ellos y el derecho.
El silencio de la mayoría de la izquierda sionista como respuesta a las masacres en Gaza, incluyendo el discurso evasivo y el desapego emocional de los pocos que reaccionaron, indica una ausencia total de valores humanitarios y conceptos básicos de la justicia. El concepto de la seguridad del Estado -que se estiró lo suficiente como para incluir la represión de la resistencia palestina por cualquier medio sangriento- une a la izquierda sionista con la derecha en una guerra conjunta contra el pueblo palestino. La izquierda, que ha sido reconocida como descendiente del movimiento obrero sionista mitológico, ha sido borrada del mapa político.
Uno podría esperar tal vez la oposición a este tipo de operación por ejemplo de Haim Oron, diputado de Meretz, en el pasado secretario general de Mapam y miembro del kibutz Lahav, afiliado a la corriente del movimiento kibutziano del Hashomer Hatzair. Sin embargo, el viernes 24 de julio de 2014, cuando 150 niños ya habían sido asesinados en Gaza, Oron declaró que su partido, Meretz, no iba a participar en la gran manifestación contra la operación prevista para el sábado por la noche. El diario Maariv señaló:
Se espera que miles de judíos y árabes participen en la manifestación. Renuncian a la bandera de la Autoridad Palestina (sic) y levantan pancartas condenando la operación militar [en Gaza], pidiendo la eliminación del asedio de la Franja y que acabe la ocupación de la Ribera Occidental.
La manifestación fue organizada por una coalición de lo que se llama «facciones izquierdistas» incluyendo árabes palestinos (Balad y Raam Taal), palestinos judíos (Hadash, el frente encabezado por el Partido Comunista) y Daam, el Partido de los Trabajadores. Movimientos judíos de protesta como Bat Shalom y Anarquistas Contra el Muro, así como organizaciones no gubernamentales como el Comité Israelí contra la Demolición de Casas (ICHAD) y el Centro de Información Alternativa (AIC), declararon su participación en la manifestación. En definitiva se trata de grupos muy pequeños que no pudieron movilizar a muchos participantes en las pocas manifestaciones contra la guerra en Gaza. Oron explicó la posición de Meretz, que se opuso al riesgo que corren las vidas israelíes por la entrada de las tropas en Gaza, pero no a la operación en sí misma:
Nuestra posición es esencialmente diferente del común denominador de los grupos que organizaron la manifestación: Meretz apoya la operación en Gaza. Estos grupos no aceptan el derecho básico del Estado de Israel a la autodefensa, mientras nosotros lo apoyamos. Una abrumadora mayoría de la junta directiva del partido votó a favor de la justificación de la operación, a la vez que votó a favor de una resolución para oponerse a la lucha sobre el terreno [i]
Es de suponer que ante el asesinato en masa y el desplazamiento que ya había tenido lugar en ese momento (24 de julio), los autoproclamados combatientes por los valores humanos universales saldrían a la calle para unirse a los que se manifestaban constra la masacre en Gaza.
Pero no lo hicieron. Por otra parte, Oron y miembros de su partido conocían perfectamente los ataques anteriores en Gaza, que resultaron en horribles masacres y la devastación que estaba a punto de ocurrir. Sin embargo no se unieron a esta manifestación ni a otras organizadas por grupos independientes (o el Partido Comunista), que fueron violentamente enfrentadas por bandas de derecha con la ayuda de la policía.
Los intelectuales y académicos sionistas liberales de izquierda no adoptaron una condena explícita del «combate» de Israel en Gaza ni hicieron pública ninguna alarma por el genocidio cometido allí. Me refiero aquí a los intelectuales y académicos que desde el establecimiento del Estado (y antes de esto) han suministrado la legitimidad moral y «científica» a las políticas colonialistas de Israel, que continúa la limpieza étnica iniciada en 1948. [ii]
Muchos de esos intelectuales y académicos liberales de izquierda participaron en la articulación de la ideología orientativa del Estado de Israel bajo el gobierno del movimiento sionista laborista en las primeras décadas del Estado. Algunos han aceptado la enseñanza de sus predecesores y elaboraron sus principios.
Apoyan la idea principal de la cultura política establecida por Israel: la «seguridad del Estado» se santifica como un valor sagrado bajo la cual los derechos humanos, los intereses de clase y la identidad étnica son serviles.
De esta manera esta ideología fascista, primero envuelta en valores universales socialistas, y más tarde dentro de un discurso de «derechos humanos», ha conducido de hecho a los intelectuales de izquierda sionistas a justificar los crímenes más horribles contra la humanidad, cometidos en nombre de la seguridad del Estado.
La guerra continua en Gaza
Los ataques continuos a la Franja de Gaza, desde la victoria de Hamás en las elecciones generales de 2006, constituyen una nueva etapa en los esfuerzos persistentes para aplastar el movimiento nacional palestino y sus intentos de resistencia, siempre con la ayuda de los EE.UU..
Con la complicidad de la Autoridad Palestina (AP) de Abu Mazen, la represión en Cisjordania deja a Hamás y los que están confinados en Gaza como el baluarte de la lucha palestina. Tuvo que impedirse la negativa de los residentes de Gaza a rendirse a la oposición de Israel al triunfo electoral democrático de Hamás, al dominio por parte de Israel de Gaza y al crecimiento y avivamiento de las llamas latentes de levantamiento en Cisjordania. Por lo tanto, el primer paso de Israel a raíz de la victoria de Hamás fue desconectar la Ribera Occidental de la Franja e imponer un bloqueo a Gaza que se ha reforzado de manera continua, por acciones como las de julio y agosto de 2014, que estuvieron muy cercanas a un desastre humanitario.
La fragmentación sistemática y permanente del pueblo palestino ha sido la piedra angular de la estrategia colonial de Israel desde 1948, en 1967 y también se revela con el aislamiento de Gaza. La trituración del pueblo palestino como un cuerpo político unificado se ha convertido en un objetivo vital. Israel y los EE.UU. comparten estos intereses, que también son parte integrante de los la estrategia imperialista de los Estados Unidos para la región, como se evidencia en el desmoronamiento de Irak, Libia, e incluso Siria.
Israel ha cambiado la forma y el alcance de la opresión de los residentes de Gaza. Dice Max Ajl:
A medida que aumentaba el desafío de Hamás, la política israelí se desplazó de la contención a la contrainsurgencia, operando tanto a través de la coerción directa como de la violencia indirecta contra la infraestructura. Sus técnicas variaron de los ataques poco frecuentes a escala real a los asesinatos selectivos mucho más frecuentes, a la destrucción casi diaria de la agricultura palestina y su actividad de pesca, y la paralización del sistema bancario […] En respuesta al bloqueo, los palestinos lanzaron ataques con cohetes. Esos ataques han provocado el continuo malestar de los israelíes deseosos de un retorno al silencio desolado de la derrota que ellos identifican como la «normalidad». [iii]
De hecho, los sangrientos ataques a Gaza se han lanzado precisamente contra la valiente resistencia de los residentes a la opresión de Israel, que frustra el statu quo al que aspira. [iv]
Además del terrible impacto del bloqueo y las frecuentes incursiones y ataques aéreos, ha habido dos principales operaciones militares en Gaza antes de la operación Margen Protector en julio de 2014: «Plomo Fundido», desde el 27 de diciembre de 2008 al 18 de enero de 2009 y «Pilar de Defensa», una masacre de ocho días que comenzó el 14 de noviembre de 2012 con el asesinato de Ahmed Jabari, líder del ala militar de Hamás en Gaza. Como se ha dicho, su objetivo era devolver la «tranquilidad», no lograr la victoria militar total por aplastamiento del régimen de Gaza.
Revisando la posición de los intelectuales de izquierda durante estas operaciones, podemos ver la irrelevancia de una «izquierda sionista» como fuerza política que se opone a la política de guerra de los sectores de derecha. Voy a empezar con la guerra de 2009 para luego pasar a la presente operación Margen Protector (que terminó el 26 de julio con un acuerdo muy frágil ya violado por Israel mientras escribo estas líneas).
Estos ataques periódicos reciben el mote burlón en la doctrina militar de «cortar el césped». Como explicó Ajl:
«Cortar» se refiere a la imposibilidad de sacar la hierba de raíz en la zona cercana, principalmente en Líbano y la Franja de Gaza. El inevitable crecimiento de la resistencia armada obliga al aparato de contrainsurgencia israelí a reducir cualquier movimiento que surja para luchar por la autodeterminación palestina. [v]
La izquierda sionista llama a «negociaciones de paz» después de cada sangría masiva en Gaza que apoyan; no sólo son «falsos profetas de la paz» [vi], sino también vigorosos partidarios de los crueles asaltos a los gazatíes -en ausencia de la perspectiva de eliminarlos por completo- sino que tienen por objeto disuadir de cualquier acuerdo con Hamás más allá de un alto el fuego temporal.
Dos conocidos representantes de la izquierda que claman sus deseos de paz, de acuerdo con sus asumidos valores humanistas universales, son el escritor David Grossman y el politólogo Zeev Sternhell. [vii] Sin embargo, sus respuestas a los terribles asaltos de consecuencias atroces que tuvieron lugar en el 2009 y el 2014 demuestran lo contrario.
2008-2009, la masacre de la operación Plomo Fundido en Gaza
Ehud Barak, ministro de Defensa laborista en el gobierno de Kadima de Ehud Olmert, lideró la matanza en Gaza entre diciembre de 2008 y enero de 2009. En ese momento había que reprimir la resistencia de Hamás, que contaba con el apoyo de la población.
El bárbaro ataque a Gaza se planeó con mucha antelación. Un análisis de Chomsky apunta (entre otras cosas) al hecho de que «Israel violó el alto el fuego en julio de 2008, hecho que fue advertido por Hamás». (Israel admite que Hamás no disparó un solo misil). También que:
Israel continuó con sus actividades delictivas en Gaza y Cisjordania, incluyendo el duro asedio impuesto a Gaza desde enero de 2006, lo que la llevó al borde de la asfixia. Después Israel se negó a aceptar un alto el fuego propuesto por Hamás, poco antes de la invasión. [viii]
Como confirmaba uno de los principales comentaristas políticos del periódico Haaretz:
La enorme fuerza desatada sobre Gaza no fue sólo ni principalmente con el fin de golpear la infraestructura militar de Hamás. La misión principal que el poder político le asignó al ejército era desmantelar la infraestructura civil del régimen. [ix]
Meretz acepto los misiles disparados hacia las ciudades del sur de Israel como pretexto que justificaba el ataque. Dice el poeta Yitzhak Laor: «. Meretz justificó la ‘primera fase’ de la guerra, pero no las de después». A la vista de esta apología, Laor pregunta: «¿Cuántos niños deben morir para el no de ‘más tarde’ y para la comprensión de que está prohibido a un movimiento de izquierda participar en los juegos militares de Israel?» Laor concluye:» Admitámoslo: «todos los partidos sionistas estaban intoxicados en el momento de la ‘guerra’. Ahora parece como si hubieran estado golpeados por la ceguera. Sólo una resaca».[x]
Y, en efecto, el autor David Grossman estaba aparentemente satisfecho con la cantidad de niños asesinados durante los primeros tres días de la masacre en Gaza. En ese momento creyó que era el momento adecuado de una «generosa» llamada de 48 horas de alto el fuego unilateral con el fin de restablecer la tregua que el propio Israel había violado.
David Grossman elogia la moderación de las tropas
El 30 de diciembre de 2008, la frase de David Grossman de «luchar contra el fuego con un alto el fuego», se publicó en la sección de ppinión del New York Times.
A pesar de los hechos ampliamente conocidos descritos anteriormente, David Grossman repitió el discurso oficial israelí: Hamás fue el agresor violando el alto el fuego que duró desde principios de 2008. Grossman justificó de este modo los tres primeros días del brutal ataque a Gaza como un acto de acto de represalia y no como una agresión iniciada por Israel.
En su artículo no hay culpa alguna en la brutalidad que el ejército israelí infligió a los ciudadanos. Al contrario, Grossman describe la «moderación» y alaba a Israel por actuar «con impresionante sangre fría».
Esta «moderación», afirma Grossman, ha caracterizado siempre la política de Israel hacia Hamás. Israel no utilizó todo su potencial a pesar de las acciones de Hamás que «hizo insoportable la vida de los israelíes en el perímetro de Gaza. «Además, los líderes de Hamás «han rechazado todos los esfuerzos de Israel y Egipto para lograr un acuerdo y evitar una conflagración».
Según Grossman, la justificación del «duro golpe» infligido a Gaza es simplemente represalia por los cohetes que Hamás disparó contra el sur de Israel, mientras Israel se contuvo. Grossman pidió sólo una cosa a Israel: declarar un alto el fuego unilateral durante 48 horas como un intento de restablecer el statu quo. No el final del asedio que asfixia Gaza ni la apertura del paso de Erez, que une Gaza con Cisjordania. Ambas demandas, huelga decirlo, habrían sido categóricamente rechazadas por Israel. Un retorno al statu quo era todo lo que Grossman, el «campeón de la paz» de Israel , propuso al mundo.
La «generosa» propuesta de un alto el fuego de 48 horas es posible, dijo Grossman, precisamente porque el poder de Israel es casi ilimitado en comparación con el de Hamás.
A partir de esta posición de poder, el condescendiente Grossman sugiere la reanudación del inestable acuerdo con una advertencia alarmante:
Ahora, después del duro golpe que Israel ha infligido a la Franja de Gaza, lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es decir a los líderes de Hamás: Ahora ustedes saben qué tan grave puede ser la represalia.
La única expresión de preocupación de David Grossman es que «tenemos el deber de proteger la vida de los inocentes habitantes de Gaza y éste debe seguir siendo nuestro compromiso hoy». Estas falsas palabras fueron escritas después que él, como muchos otros, adoptó el razonamiento defensivo de Israel de que las actividades de Hamás y las de los ciudadanos son inseparables debido a la utilización de Hamás de los ciudadanos como escudos humanos. Esta afirmación engañosa proporcionó la excusa del asesinato en masa de los ciudadanos «no combatientes».
Esta notoria argumentación la repitió explícitamente el politólogo Zeev Sternhell.
El Profesor Zeev Sternhell defiende al ejército por seguir órdenes
Igual que David Grossman y muchos intelectuales de izquierda sionista, Sternhell se abstuvo de aceptar explícitamente el Informe Goldstone de la ONU, que demuestra los crímenes de guerra de Israel cometidos durante la operación Plomo Fundido en Gaza que produjo una masacre. [xi]
La gran mayoría de los israelíes criticó el informe por considerar que estaba sesgado políticamente contra Israel. Zeev Sternhell se unió a esas críticas y blanqueó los crímenes del ejército. Sostuvo que no había razón para investigar la responsabilidad del ejército de los asesinatos en masa, ya que había recibido órdenes de los líderes políticos. Sin embargo, tampoco Sternhell condenó a los que dieron las órdenes. Del mismo modo, se abstuvo de criticar que se tomaran como objetivos la destrucción de la infraestructura civil y la devastación de Gaza, incluido el asesinato en masa de la población civil. En cambio, él indirectamente da crédito al liderazgo político por potenciar al ejército y darle un motivo para hacer la guerra, mientras invoca por la prevención de heridos y muertos en las filas de los soldados israelíes:
El caso es claro como el sol del mediodía. [Es decir] que desde que Hamás opera desde en una población de una de las regiones más densamente pobladas del mundo, cualquier intento de llegar a ellos [Hamás] sin herir a los civiles es imposible. Por lo tanto, con el fin de lanzar una guerra con cero pérdidas de nuestras fuerzas, el liderazgo político y militar decidió emplear fuego masivo, sin capacidad de diferenciar entre un luchador que estaba preparando un cohete y un niño jugando en el patio.
De hecho, todos los que toman las decisiones sabían de antemano que un gran desastre era inminente en Gaza, dice Sternhell:
El ejército cumplió precisamente las directivas que recibió de sus líderes morales, comandantes y Gobierno. Ellos [el ejército] no buscaron intencionalmente matar a civiles. Sólo bombardearon, eliminaron y despejaron todo lo que parecía necesario para la observación, la maniobra y el avance, ya que cada edificio podía ser una posición de combate de Hamás. [xii]
El énfasis de Sternhell se centra en las implicaciones prácticas de los medios empleados en la operación Plomo Fundidom, que carece de todo fundamento moral. Se centra en gran medida en el daño a la imagen de Israel y no en la inmoralidad de la masacre de Gaza.
Una nueva doctrina de combate que viola el derecho internacional
Sternhell tenía razón al mencionar que después de la segunda guerra del Líbano de 2006 las autoridades políticas y militares decidieron lanzar guerras futuras con cero pérdidas en las fuerzas de combate israelíes. Por lo tanto, se determinó que el ejército debe emplear fuego masivo sin diferenciar entre combatientes y ciudadanos, o sea, los asesinatos en masa.
Sin embargo, Sternhell olvida que esta decisión viola el derecho internacional. Tampoco expresó su oposición a ella ni advirtió al público israelí de las terribles consecuencias de continuar futuras operaciones en Gaza. La decisión de «salvar las vidas de los soldados israelíes» se justifica por la mala interpretación intencional de las leyes internacionales sobre los conflictos armados que hace el Departamento de Derecho Internacional (DDI) del ejército israelí. El mencionado Departamento desarrolló una nueva doctrina de combate que entre otras cosas dio vía libre a los asesinatos en masa de civiles y la destrucción de la infraestructura civil no sólo en los sitios militares «clásicos». Esto ahora incluye instalaciones y estructuras como las escuelas, los centros de las oficinas gubernamentales, de los discapacitados, centros de rehabilitación, etc [xiii]
Julio de 2014: operación Margen Protector
El asesinato en masa de los residentes de Gaza y la devastación de su infraestructura escala nuevas alturas en la operación Margen Protector. La operación fue inspirada y justificada por la creciente demonización de Hamás en la medida en que la mayoría de los israelíes, incluyendo la izquierda, compartía la incitación del Gobierno contra el partido que ganó las elecciones en la Franja.
La incitación se centró en la Carta de 1988 de Hamás, que llama a la destrucción de Israel. Sin embargo, esta carta es «esencialmente sin sentido», dice Noam Chomsky, «porque Hamás aceptó desde el principio el consenso internacional de una solución de dos Estados que ha sido bloqueada por los EE.UU. e Israel.» En una entrevista [xiv], Chomsky parafrasea la posición de Hamás, diciendo: «Sí, vamos a tener un acuerdo de dos estados en la frontera internacional y una larga tregua, quizás 50 años… Y luego ya veremos qué pasa». «Bueno», añade Chomsky,» esta propuesta es mucho más sincera que cualquier propuesta de Israel». Por otra parte, esta declaración fue ampliamente difundida:» Por ahora, es bastante evidente. Es un esfuerzo ignorarla. Se puede leer en The Washington Post«.
De hecho, en los últimos seis años y en diversos foros, el líder de Hamás, Ismail Haniyeh, dijo que consentiría las negociaciones en las que Israel tendría el derecho a mantener las fronteras anteriores a 1967. Además, el diario Haaretz citó al Wall Street Journal en la entrevista a Khaled Meshal donde declaró: «Vamos a aceptar un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967 en el marco de cualquier iniciativa internacional» [xv]
Los principios sobre los que Hamás ganó las elecciones en 2006 no incluyen ninguna llamada a la destrucción de Israel. [xvi]
Con esta plataforma -que desmiente la Carta de Principios- Hamás se unió al acuerdo de unidad formado con Fatah en abril de 2014, apenas dos meses antes de la matanza de julio en Gaza.
Como se ha mencionado, Israel estaba furioso por el intento de reunificar Gaza y Cisjordania. Cuando finalmente no pudo impedir la unificación, se apresuró a utilizar el secuestro de los tres israelíes en Hebrón como pretexto para atacar Gaza. Un mes antes, dos niños palestinos fueron asesinados a tiros en la ciudad cisjordana de Ramallah. Sin embargo, esto suscitó poca atención de los medios de comunicación de Israel y de la opinión pública.
Hamás respetó los términos del alto el fuego previo durante 19 meses. Dichos términos acordaban que Hamás no dispararía cohetes e Israel pondría fina al bloqueo y dejaría de atacas a los militantes en Gaza. Fue Israel el que violó los términos del alto el fuego utilizando, como es habitual, un acontecimiento insignificante para comenzar una guerra sangrienta.
Cualquier persona que realmente aspirase a la paz no podía pasar por alto la evolución de la posición de Hamás. Y todavía la izquierda sionista repite la narrativa israelí sobre la intención de Hamás de destruir Israel, exactamente como hicieron en 2009. De este modo, se han convertido en socios activos en el aumento de los temores del público y lo preparan para apoyar los ataques sangrientos a Gaza. Ser consciente de la posición real de Hamás y aún así aceptar la narrativa oficial, demuestra claramente que la izquierda sionista comparte la motivación de los ataques periódicos a Gaza y para acabar con cualquier brote de resistencia palestina, conducida en la actualidad por Hamás, para «cortar el césped» y recuperar el statu quo.
El resultado aterrador de la barbarie «legalizada» de Israel fue la eliminación de barrios enteros, el asesinato en masa de 2.030 residentes, entre ellos niños y civiles, así como la destrucción de hospitales, clínicas de salud, escuelas y refugios de las Naciones Unidas. La única central eléctrica, así como los sistemas de agua y alcantarillado se demolieron, arrojando a Gaza al borde de una catástrofe humana.
Pero la mayoría de los intelectuales de izquierda sionista se mantuvo sorda a los clamores de las víctimas e hizo caso omiso de las demandas de los líderes de Hamás de levantar el asedio a la Franja. De hecho, «Nadie está más sordo que el que no quiere oír, tan ciego como el que no quiere ver». [xvii]
David Grossman no ve, no oye, no habla
En medio de la calamidad en Gaza, David Grossman utilizó la plataforma del New York Times para expresar abstracciones, evasivas y palabras vacías con el objetivo de despojar a Israel de culpabilidad de la devastación de Gaza. Siguiendo la tradición de la izquierda sionista, desalentó cualquier posibilidad de que los israelíes desafíen la política de su Gobierno. [xviii]
Dirigido a minimizar la responsabilidad de Israel por la opresión prolongada y las políticas de limpieza étnica contra los palestinos, Grossman presenta la imagen de una «burbuja herméticamente cerrada» en la que tiene lugar un «alucinante forcejeo» entre israelíes y palestinos. La imagen de la burbuja sellada permite a Grossman ignorar la naturaleza de la «lucha libre», es decir, la opresión colonial de Israel y la resistencia de los colonizados que luchan por su liberación. Así la culpa se puede asignar por igual a ambos lados:
Dentro de la burbuja, ¿quién puede culpar a los israelíes por suponer que su gGbierno hace todo lo posible para salvar a los niños en el kibutz Nahal Oz o a cualquiera de las otras comunidades adyacentes a la Franja de Gaza, de una unidad con Hamás cuyos miembros podrían emerger de un agujero en el suelo? ¿Y cuál es la respuesta a los habitantes de Gaza que dicen que los túneles y cohetes son las únicas armas que les quedan contra un poderoso Israel? En esta burbuja cruel y desesperada, ambas partes tienen razón. Ambas obedecen a la ley de la burbuja, la ley de la violencia y la guerra, la venganza y el odio.
Grossman no aprovecha la oportunidad para despertar a la comunidad internacional y la sociedad israelí de su indiferencia soñolienta a los horrores en Gaza; una fuerte empatía con las víctimas podría haber levantado la ira y las críticas de las autoridades israelíes. De ahí que el 26 de julio, cuando cientos de miles de personas ya habían sido desarraigadas de sus hogares y los bombardeos continuos arrojaron una masacre sin precedentes, se atrevió a abstenerse expresamente de reflexionar sobre la masacre:
Pero la gran pregunta, mientras la guerra continúa, no se trata de los horrores que ocurren todos los días dentro de la burbuja, sino que es la siguiente: ¿Cómo puede llegar a ser en la tierra que nos hemos estado asfixiando mutuamente dentro de esta burbuja durante más de un siglo? Esta pregunta, para mí, es el punto crucial del último ciclo sangriento.
Grossman evita las reflexiones que puedan contradecir su compromiso con la política oficial. En vez de eso se dirige a sus propios líderes, Netanyahu y sus predecesores, para aclarar la cuestión que le preocupa más que los horrores en Gaza. Finge deliberada ignorancia de la política de mantener el statu quo en toda la Palestina histórica y dirige a Benjamin Netanyahu más preguntas cínicas:
¿Cómo es que los gobiernos israelíes han sido incapaces, durante décadas, de pensar fuera de la burbuja? ¿Cómo pudieron desperdiciar ustedes los años transcurridos desde el último conflicto sin iniciar el diálogo, sin siquiera hacer el más mínimo gesto hacia el diálogo con Hamás, sin tratar de cambiar nuestra frágil realidad?
Las muy «inocentes» preguntas desvían al lector de la verdadera respuesta que Grossman conoce bien. Israel no ha «perdido» el tiempo; por el contrario, la construcción de asentamientos continuó sin pudor y fortaleció el reinado de Israel sobre toda la Palestina histórica.
Grossman escribió la introducción del «Entendimiento de Ginebra» que apoya el «Estado» palestino integrado por enclaves aislados, algo parecido a los bantustanes de Sudáfrica. A pesar de que el entendimiento no fue mencionado, Grossman mantiene en su discurso el espíritu de renuncia de los palestinos cuando los hace partícipes para hallar soluciones al «ciclo de la violencia».
En la tradición de la izquierda sionista, Grossman, en sus conjeturas, no incluye las aspiraciones del movimiento nacional palestino por la liberación relativa a las perspectivas de «paz». En la tradición de la izquierda sionista, continúa vendiendo las ilusiones de la visión «realista » para lograr un acuerdo de paz: determina que la gran mayoría de los palestinos apoya el Gobierno ilegítimo de Abu Mazen y los «acuerdos de paz» firmados por sus predecesores. Como hijo fiel a una nación dominante pasa por alto todas las fuerzas políticas que persistentemente se resisten a la ocupación y deberán en el futuro luchar aún más ferozmente por su liberación. Tampoco escucha las fuertes voces, algunas incluso publicadas en varias ocasiones en el diario Haaretz (principalmente Amira Hass) que acusan a Abu Maazen y la AP de cooperar con la inteligencia israelí y ayudando en los arrestos nocturnos de activistas políticos. No sólo considera la colaboración de la AP como socia fiel para la sumisión al plan de paz que apoya Grossman, sino también a los otros aliados de Estados Unidos en la región, los regímenes autocráticos árabes, también socios en el plan de simulacro de paz iniciado por los EE.UU. y sus aliados:
¿Por qué en estos últimos años, Israel evitó juiciosas negociaciones con los sectores moderados y más dispuestos del pueblo palestino? ¿Por qué ignoró, durante 12 años, la iniciativa de la Liga Árabe que investía a los estados árabes más moderados con la facultad de imponer, tal vez, un compromiso sobre Hamás?
El optimismo de Grossman en este engañoso «plan de paz» se repite con respecto a la sociedad judía. A pesar del creciente militarismo, el racismo y la pretensión de los problemas de seguridad, Grossman sigue vendiendo la ilusión de un «cambio de conciencia» que se llevó a cabo a raíz de la operación Margen Protector:
[…] Algo sobre esta guerra se está pergeñando, creo, para dirigir la atención de muchos israelíes hacia el mecanismo que está en la base de esta repetitiva, petulante y mortal «situación». Muchos israelíes que se han negado a reconocer el estado de cosas están ahora mirando el ciclo fútil de la violencia, la venganza y contravenganza, y están entendiendo nuestro punto de vista: una imagen clara y desnuda de Israel como un estado brillantemente creativo y audaz que durante más de un siglo ha estado dando vueltas a la piedra de moler de un conflicto que podría haberse resuelto hace años.
Sin embargo, a fin de mantener este supuesto cambio de conciencia dentro de los límites de la narrativa oficial israelí, Grossman recuerda a los potenciales «convertidos» la amenaza constante a la seguridad de Israel:
Ahora la Izquierda reconoce que el odio profundamente arraigado a Israel no se debe sólo a la ocupación. [La Izquierda] es cada vez más consciente del odio potente contra Israel y del volcán fundamentalista islámico que amenaza al país. También reconoce la fragilidad de cualquier acuerdo que aquí pudiera alcanzarse. Más gente de la izquierda entiende ahora que los temores de la derecha no son mera paranoia, que contienen una amenaza real y crucial.
Es real, una belicista ala derecha se esconde detrás de la fachada de un profeta de la paz, todo por la seguridad del Estado colonialista sionista.
Zeev Sternhell carece de empatía y juicio moral
El artículo de Sternhell se publicó diez días después de que Israel lanzase la operación Margen Protector en la Franja de Gaza (8 de julio) y un día después de la invasión por tierra, el 17 de julio. [xix] Los duros ataques aéreos ya habían producido una enorme devastación de la Franja. La masacre ya contaba 240 muertos y 1.770 heridos, casi un tercio de ellos niños, muchos de las mismas familias. Incluso las noticias oficiales israelíes admitieron que la gran mayoría de los residentes asesinados fueron civiles. La imagen desgarradora de los cuatro niños alcanzados por la Fuerza Aérea de Israel mientras jugaban en la playa se expandieron por el mundo entero. El hospital de Waffa fue bombardeado, así como otras instituciones públicas. Dos días antes, el ejército había hecho un llamado a 100.000 residentes para abandonar sus hogares (portada de Haaretz , 16 de julio). Cientos de miles de personas en la Franja de Gaza habían perdido el acceso al agua debido a los ataques aéreos israelíes a las instalaciones de infraestructura y los médicos lamentaban la falta de medicamentos y anestésicos.
Como se ha dicho, estas atrocidades terribles ya estaban en marcha cuando se publicó el artículo de Sternhell. Esas mismas y los asesinatos anteriores en masa, así como la «decisión» de hacer de los residentes civiles objetivos de los ataques militares, apuntaban a todavía mayores calamidades por venir.
Sternhell comienza su artículo con una especie de visión cognitiva-psicológica por parte de Israel del «conflicto» que prevalecía en el período preestatal y continuaba en lo sucesivo: «Desde el comienzo del sionismo, la sociedad israelí ha encontrado dificultad en ver a la otra nación que vive en esta tierra».
Sin embargo, resulta que el propio Sternhell es ciego. Se abstiene de mencionar la colonización real de la tierra o de llamar a «la otra nación» por su nombre, Palestina. Esta asumida «dificultad para ver» le permite evitar identificar al sionismo como un proyecto colonial y a la resistencia palestina como su lucha por la liberación nacional.
Sin embargo, afirma que antes de la independencia esta ceguera era «una especie de fortaleza». Sternhell está en lo cierto cuando evalúa la importancia de ser ciego ante la nación palestina para el proyecto de colonización sionista y la define como «una fuente de fortaleza.»; ayudó en la movilización para la participación de los colonos en la construcción de la infraestructura del Estado colonial, limpiándolo de unos 800.000 habitantes de la población originaria en el 48, la Nakba de los palestinos. La «joven generación del 48» que participó en la expulsión masiva había sido bien preparada para cometer cruelmente la Nakba: expulsar a la mayoría del pueblo palestino y acabar con casi 500 pueblos y ciudades, incluyendo la evacuación de las entonces más avanzados y progresistas ciudades de Jaffa, Acre y Haifa, entre otras. Los años de adoctrinamiento para arraigar el exclusivo-Estado-judió-futuro como una noción absoluta, instituyó la deshumanización de los palestinos y la de ellos mismos también.
Sin embargo Sternhell sostiene que «la bendición de ser ciegos ante la ‘otra’ duró sólo hasta 1949». Pero después de 1949, y especialmente después de 1967, la incapacidad -o falta de voluntad- para entender al otro ha sido la causa de la desastrosa parálisis moral y política.
¿Por qué 1949? Para recordar al lector: ese año se firmaron los Acuerdos de Armisticio entre Israel y sus países vecinos. Se establecieron líneas de demarcación que reconocían «temporalmente» la expansión territorial de Israel más allá del área que le se le había asignado en la partición de las Naciones Unidas.
La «parálisis moral y política desastrosa» que caracterizó las políticas israelíes después de 1949, incluyendo el último ataque a Gaza, no son más que «medidas punitivas» contra la «violencia» de los palestinos. Sternhell, sin embargo, no condena estas medidas sobre una base moral. Su principal oposición se basa en el argumento pragmático:
Es poco probable que las medidas punitivas adoptadas por Israel, desde las represalias de los años 1950 hasta las tácticas en la primera guerra del Líbano y hasta el presente, nunca han traído ningún beneficio real más que la negativa oficial a Israel a entender eso.
Criticando deliberadamente las políticas sangrientas de Israel únicamente por su inutilidad, demuestra la bancarrota moral absoluta que inevitablemente conduce a un mensaje sin sentido a la clase política de Israel y el amplio estrato de la sociedad israelí: «Hemos estado haciendo lo mismo durante años. […] ¿No exige el sentido común que intentemos un método diferente? «
Once días después, cuando el baño de sangre en Gaza alcanzó niveles espeluznantes y una parte importante de la opinión pública en el extranjero comenzó a mostrar su solidaridad con los palestinos, Zeev Sternhell salió con un mensaje más específico en cuanto a la solución del conflicto. [xx] Igual que David Grossman, aprecia el sistema de seguridad del ejército israelí por no emplear toda su capacidad de combate. El igual que Grossman, que dirige su mensaje de paz precisamente desde esta posición de superioridad militar aplastante, Sternhell llama a «‘todos los palestinos’ a crear un marco para una solución completa de establecimiento de un Estado palestino independiente». La naturaleza capitular de esta «independencia» se revela enseguida: prevenir una unificación completa con Cisjordania y eliminación de su resistencia. Se fundaría en la Franja una provincia desmilitarizada del Estado [palestino] que estaría limitada en términos de armamento, pero abierta al mundo y del colonialismo israelí». Como dijimos de David Grossman -la misma asociación con Abu Mazen- que tiene por objeto conferir legalidad al control ya existente de Israel sobre la totalidad de Palestina.
La reacción de los intelectuales de izquierda sionistas a las sangrientas guerras periódicas en Gaza y en especial a la reciente operación Magen Protector significa el final de su papel en el pasado, así como incluso el de los falsos profetas de la paz -la distinción que les otorgo en el título de mi libro del mismo nombre (Haymarket Books, 2011) . Ahora, ellos apoyan explícitamente la política de supresión de la resistencia Palestina liderada por Hamás y muy apoyada por los residentes de Gaza. Ya que han aceptado la definición de Hamás de organización terrorista que amenaza la existencia de Israel, pueden fácilmente justificar el pretexto de los ataques a Hamás en Gaza, ignorando el hecho de que montan una guerra contra el pueblo palestino.
En Cisjordania, la guerra continúa a diario con la colaboración de la Autoridad Palestina de Abu Mazen. Los inntelectuales de izquierdas sionistas no han salido al paso de los últimos secuestros nocturnos de cientos de activistas políticos palestinos y pensadores y académicos de izquierda, como el profesor y escritor palestino Ahmad Qatamesh que fue detenido recientemente en su casa de Ramallah. El hecho de que pasó un total de casi nueve años en una prisión israelí fue publicado por Haaretz, sin embargo no mereció ni una palabra de solidaridad, ni siquiera en términos académicos colegiados, de los intelectuales de izquierda. La lectura de su réplica a las oleadas de masacres en Gaza desde 2006 expone una etapa final en la larga traición de los intelectuales de izquierda sionista.
La facilidad intolerable con la que aceptan y repiten los términos en que la clase política enmarca el «conflicto» con Hamás, es sorprendente. Noam Chomsky ha descrito su postura con precisión como «una mezcla de medias verdades, mentiras categóricas, engaño deliberado y alucinante barro mental». El discurso de la izquierda intelectual adopta las narrativas oficiales de la guerra en Gaza y las medidas represivas implementadas en Cisjordania, así como la ideología de la «seguridad del Estado» que subyace en estas narrativas.
Las recientes declaraciones de Netanyahu que identifican a Hamás con la organización Daash alienta a Israel a unirse a la «guerra santa» de los EE.UU. imperialistas contra el «terrorismo islámico» también en Palestina. La conocida como «izquierda sionista» sigue abasteciendo justificación moral falsa a la disminución de la cantidad de judíos que aún la buscan.
La izquierda, que ha sido reconocida como custodia de la engañosa leyenda del mitológico movimiento obrero sionista, ya no existe como entidad política y cultural distinta. Los intelectuales de izquierdas finalmente han adoptado abiertamente las dimensiones cuasi fascista de este movimiento que ha desempeñado un papel de liderazgo en la creación de la ideología hegemónica de la marca sionista del colonialismo.
Según el análisis de Sternhell de los años 90, desde el principio, el movimiento obrero sionista se escindió bruscamente de la democracia liberal europea y su consagración de las libertades individuales. Su ideología del socialismo constructivo era una versión local del nacionalsocialismo que conserva los principales postulados del nacionalismo orgánico dentro de un marco socialista. [xxii]
Sin embargo, esta versión del nacionalsocialismo y de la visión del mundo y los principios inherentes a ella, han sido los principales postulados de la ideología oficial y la identidad del Estado de Israel durante décadas. Más tarde se desarrolló la cultura política israelí, haciendo hincapié en la supremacía del Estado y su «seguridad» por encima de los principios de los derechos humanos y civiles individuales, así como los intereses de clase. Hasta el presente, sirve como la base ideológica que unifica los sectores de la izquierda y la derecha brazos políticos dentro de Israel y como la característica que está detrás de las principales medidas políticas adoptadas por los gobiernos-tanto con respecto a los palestinos y el mundo árabe, como en la economía social dentro de del país.
Lo que distingue esta nueva etapa de compromiso con el Estado colonial de Israel por parte de los intelectuales de izquierda es su salida de lo que queda de su escaso compromiso con los valores universalistas. Ahora están totalmente integrados en el chovinista y racista Estado de Israel, que es la herramienta para la realización y expansión de proyecto colonial sionista.
Notas:
[I] Maariv , 24 de julio de 2014.
[Ii] Véase Tikva Honig-Parnass, False Prophets of Peace, Liberal Zionism and the Struggle for Palestine, Haymarket Books, 2011.
[Iii] Max Ajl, «From Containment to Counterinsurgency in the Gaza Strip,» www.jadaliyya.com , 30 de agosto de 2014.
[Iv] Ver Amira Hass «Just is not an Interesting Issue,» Haaretz , 10 de agosto de 2014.
[V] Max Ajl, Ibid.
[Vi] Mi libro, False Prophets of Peace, Liberal Zionism and the Struggle for Palestine, (Haymarket, 2011), se centra en las posiciones e ideologías de los partidos de izquierda y los intelectuales en diferentes premissas del estado «judío-democrático» , Oslo y otros planes de paz que desprecian los derechos nacionales palestinos.
[Vii] David Grossman es considerado el más a la izquierda entre los otros dos autores, Amos Oz y Yehoshea que juntos se cree que son la «conciencia de la nación.» Zeev Sternhell es profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea, y uno de los principales expertos del mundo sobre el fascismo. Por su análisis revelador de la ideología del movimiento obrero sionista del que es partidario desde hace mucho tiempo, ver Zeev Sternhell, he founding Myths of Israel: Nationalism, Socialism, and the Making of the Jewish State , Princeton, N.J., Princeton University Press, 1998.
[Viii] Noam Chomsky, «Undermining Gaza,» Foreign Policy in Focus,» (January 2009 Véase también el artículo esclarecedor de Toufic Haddad, «The Road to Gaza’s Killing Fields,» International Socialist Review 64, March-April, 2009.
[Ix] Akiva Eldar, How Much More Killing Till the Tahadiye [cease fire],» Haaretz,5 January, 2009.
[X] Yitzhak Laor, «Ma lemeretz ve lesanhedrin,» Haaretz, 28 October, 2009.
[Xi] El informe, publicado en septiembre de 2009 por la Comisión de Investigación de los hechos de las Naciones y encabezada por el juez Goldstone, fue establecida en abril de 2009 para investigar la Operación Plomo Fundido («La Misión Goldstone»). El informe fue aprobado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y fue ratificada posteriormente en la Asamblea General.
[Xii] Zeev Sternhell, «There Is Nothing [That Needs] Investigation,» Haaretz , 25 September, 2009.
[Xiii] Michael Sfard , » «A ‘targeted assassination’ of international law,» Haaretz,2 August 2014 . Además, el Comité Público contra la Tortura en Israel publicó una investigación sobre esta nueva doctrina de combate en noviembre de 2009. Véase el Informe Especial de noviembre de 2009, «No Second Thoughts: The Changes in the Israeli Defense Forces’ Combat Doctrine in Light of ‘Operation Cast Lead’,» Menuchin, Dr. Assaf Oron, noviembre de 2009. Investigación y autoría de Graeme Goodman, Dr. Ishai Menuchin, Dr. Assaf Oron, November 2009.
[Xiv] Ver entrevista a Noam Chomsky por Amy Goodman en Democracy Now 8 de agosto de 2014.
[Xv] Por el Servivio Haaretz y Natasha Mozgovaya , 31 de julio de 2009 Ver también Noam Chomsky, «Pesadilla en Gaza», Truthout 3 de agosto de 2014.
[Xvi] Ran Greenstein ha escrito estos principios en su tiempo en su Facebook Time Table, y para amyor discusión recomendó Khaled Hroub, «A ‘New Hamas’ through its New Document,» Journal of Palestine Studies, Vol. 35, No. 4, Summer, 2006.http://www.jstor.org/discover/10.1525/jps.2006.35.4.6?uid=2&uid=4&sid=21104494451117
[Xvii] La respuesta que Henry Lowy al artículo de David Grossman publicó en Facebook.
[Xviii] David Grossman, «Stop the Grindstone of Israeli-Palestinian Violence,» New York Times, 27 July, 2014.
[Xix] Zeev Strenhell»In midst of Gaza strife, now’s the time for Israel to seek a treaty with the Palestinians,» Haaretz, 8 July, 2014.
[Xx] Zeev Sterhell, «Legalot Nedivut Klapai Haoyev,» («Demostrar generosidad hacia el enemigo»), mi traducción, Haaretz , 27 de julio 2004 «Legalot Nedivut shel Amitzim», Haaretz , 29 de junio de 2014. (Demostrar generosidad es de valientes N. del T.)
[Xxi] .Ibid Legalot ..
[Xxii] Zeev Sternhell, Nation Building or a New Society?: The Zionist Labor Movement (1914-1940) and the Origins of Israel, Tel Aviv, Am Oved Publishers, 1995.
(La autora desea ofrecer su agradecimiento a Mich Levy por sus sabios comentarios que ayudaron a poner el artículo en su forma actual y por su excelente edición de lenguaje).
Tikva Honig-Parnass se crió en la comunidad judía previa al Estado de Israel, luchó en la guerra de 1948 y se desempeñó como secretaria del entonces Partido Radical de la Izquierda Sionista de Mapam (El Partido Unificado de los Trabajadores) en la Knéset (1951-54) . En los ’60 rompió definitivamente con el sionismo y se unió a las filas de la Organización Socialista de Israel, conocida como «Matzpen». Desde entonces, ha desempeñado un papel activo en el movimiento contra la ocupación del 67, así como en la lucha por los derechos nacionales palestinos. Editó, con Toufic Haddad, Between the Lines.