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«El arte de volar» y «El ala rota»: memoria íntima de un siglo

Fuentes: Nueva Tribuna

«El arte de volar» y «El ala rota» no solo son testimonios familiares, ni únicamente relatos históricos, sino obras universales sobre la dignidad, la memoria y la fragilidad humana.

Poco puede decirse ya, que no se haya dicho antes, sobre una novela gráfica tan poderosa como El arte de volar, publicada en 2009 con guion de Antonio Altarriba y dibujo de Kim, galardonada además con el Premio Nacional de Cómic en 2010. Una obra mayúscula, considerada por muchos la gran obra maestra del cómic español, cuya lectura debería ser obligatoria en cualquier colegio o instituto, no solo por su valor literario y artístico, sino también por su capacidad de transmitir memoria histórica de forma accesible y profundamente humana.

Por eso, siempre es acertado apostar por su lectura, no solo por ser nuestra “Capilla Sixtina” del cómic, sino también por las numerosas capas de sentido y relecturas que encierra su historia. En este sentido, resulta especialmente valioso el cofre coleccionista que acaba de publicar Norma Editorial, donde se recopilan El arte de volar y su continuación, El ala rota (2016), dos obras imprescindibles que deben leerse juntas. Esta edición se presenta en un cuidado formato de tapa dura e incluye interesantes dosieres y material gráfico que enriquecen la experiencia.

El arte de volar narra la historia de Antonio Altarriba Lope, padre del guionista, quien el 4 de mayo de 2001, a los 90 años, se arrojó al vacío desde la cuarta planta de una residencia de ancianos en Lardero. Ese suicidio es el punto de partida de una narración que reconstruye la vida de un hombre que atravesó los años más duros de la Guerra Civil y el franquismo. No se trata, sin embargo, de “otra novela sobre Franco”, sino del retrato íntimo de alguien que intentó sobrevivir en una época en la que nada era sencillo.

La obra se divide en episodios, desde el cuarto piso del que saltó hasta el suelo donde se estrelló, relatando la historia de España a través de sus ojos. Nacido a comienzos del siglo XX en Peñaflor de Gállego, un pequeño pueblo zaragozano, Antonio fue testigo de cómo el país se precipitaba en la locura. Combatió en el Bando Nacional, pero su ideología anarquista lo llevó a desertar y unirse a los republicanos, iniciando así una batalla perdida no solo en lo militar, sino también en lo intelectual. El exilio en Francia, los campos de concentración para refugiados y una vida marcada por la desilusión conforman el eje de una biografía tan personal como universal.

El relato, escrito en primera persona, supone un ejercicio en el que el autor busca fundirse con su padre a partir de notas encontradas tras su muerte. Estos escritos permiten reconstruir una existencia atravesada por la guerra, el exilio y, en definitiva, por la renuncia a sus sueños más íntimos: volar libre. Algo que, paradójicamente, solo consiguió en su suicidio.

El ala rota amplía el horizonte narrativo. Si bien continúa abordando los años de guerra y posguerra, centra su mirada en Petra, la madre del autor y esposa del protagonista, relegada a un papel secundario en la primera obra. Publicada en 2016, también comienza con su muerte en una residencia, momento en el que Altarriba descubre que su madre nunca pudo mover con normalidad el brazo izquierdo. Desde niña había guardado en secreto esa limitación, consecuencia de un parto traumático en el que murió su madre, y de la violencia de su propio padre, que en un arrebato estuvo a punto de matarla.

Este arranque desgarrador da pie a una segunda novela gráfica magistral, que da voz a quienes, sin ser protagonistas directos del conflicto, también llevaron vidas atravesadas por el dolor y la intensidad. El ala rota convierte a Petra en el verdadero centro del relato, reivindicando su importancia y ofreciendo un conmovedor homenaje lleno de ternura, pero también un retrato feroz de la España de las envidias, las injusticias y las falsedades.

Si Antonio nunca pudo volar, Petra arrastró siempre “un ala rota” que simboliza esa imposibilidad de alcanzar la felicidad prometida. Ambas obras, aunque concebidas para ser leídas de forma independiente, se complementan como las dos caras de una misma moneda. El cofre editado por Norma Editorial constituye, en este sentido, una oportunidad magnífica para descubrir —o revisitar— este díptico familiar que combina la memoria íntima con la historia política de España en el siglo XX, rindiendo a la vez un homenaje emocionante a toda una generación.

El trabajo conjunto de Altarriba y Kim, uno de los grandes nombres del humor gráfico y del cómic underground en España, se consolida aquí como un tándem creativo imprescindible. Su capacidad para conjugar la crudeza de la historia con un trazo expresivo y cargado de humanidad ha hecho que estas obras trasciendan fronteras y sean reconocidas internacionalmente como referentes de la novela gráfica contemporánea.

En definitiva, El arte de volar y El ala rota no solo son testimonios familiares, ni únicamente relatos históricos, sino obras universales sobre la dignidad, la memoria y la fragilidad humana. Dos cómics que, como pocos, logran emocionar y sacudir al lector, recordándonos que las pequeñas tragedias individuales pueden iluminar la memoria colectiva de todo un país.

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/comic-arte-volar-ala-rota-memoria-intima-siglo/20250820113411241575.html